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jueves, 26 de marzo de 2020

Franco, Caudillo y Pastor


El denominado arte popular ha sido objeto de estudio en España por parte de una Etnografía formalista, tipologizante y poco preocupada por el trasfondo social y/o político de la cultura material. Durante décadas, muchos eruditos locales preferían perfumarse con los frascos de las esencias y se empeñaban en señalar el origen castreño de los motivos tallados en yugos y cabeceros de las camas campesinas, por poner un ejemplo. Los paisanos vistos como fósiles vivos, entes folklorizados, como muy bien ha analizado Sergio del Molino en su archifamosa La España Vacía. Un país que nunca fue. Por el contrario, todos los antropólogos que han prestado atención al campesinado como colectivo humano, desde Chayanov hasta Wolf, señalan su celo de independencia y su oposición a las formaciones estatales. Es éste un tema, las relaciones con el Poder, que abre un nuevo campo en los estudios etnográficos. El arte popular refleja esta dialéctica de, a veces obediencia, y otras, de resistencia. Las escenas eróticas que los canteros tallaban en los canecillos románicos son la reversión total del orden social, un Carnaval o una fiesta de los locos esculpida en piedra.


Mi abuelo, O'Corenta, como buen  campesino polifacético dentro de una economía de subsistencia, también era carpintero. En la iglesia parroquial de Cereixa todavía se conserva el reclinatorio que le hizo a una vecina, Carmen Ayán, esposa de su compadre O'Turín. Mi abuelo se inspiró en los retablos del siglo XVIII y XIX que decoran las paredes del templo e incorporó motivos decorativos del arte de la Alta Cultura. En esos mismos años de la inmediata postguerra, otros carpinteros como él hicieron otros reclinatorios, otra sillas, pero con el símbolo de la FE y de las JONS, como así también hicieron canteros populares en un sinfín de lavaderos y fuentes del interior de Galicia. En muchos casos, el yugo y las flechas poco o nada se parecían a los símbolos aquellos de los Reyes Católicos. Como me confesó un cantero de Cuntis un día: "Cuando un escultor intenta hacer un león, le sale un león; cuando lo intenta un cantero, le sale un perro".


Hay un sitio en España en donde podemos admirar esta relación entre poder y arte popular, y no es otro que el Museo Etnográfico de Castilla y León, en Zamora, una de las joyas visitables de la ciudad. Allí se expone una selección de la inmensa colección de arte pastoril donada por el etnógrafo local Luis Cortés Vázquez (1924-1990). Insigne romanista, catedrático de francés en la Universidad de Salamanca (tradujo y editó La Chanson de Roland), era un enamorado del mundo rural. Estudió el idioma gallego hablado en las portelas entre Zamora y Galicia, recopiló cuentos populares salmantinos y romances zamoranos y se convirtió en el mayor experto en cerámica popular del antiguo Reino de León. Este intelectual, una mezcla entre Félix Rodríguez de la Fuente (era ornitólogo también), Delibes y Labordeta, conocía cada rincón de ese viejo país y se fue haciendo con una colección de arte popular, en aquellos años en que las cerámicas de Sargadelos del XIX se cambiaban por lotes de Arcopal.


En la colección destaca una silla decimonónica en la que el artista de turno talló un preso por un lado y un Guardia Civil por el otro, anverso y reverso de la implantación del Estado liberal en el pagus ibérico. Sin embargo, las piezas más singulares son aquéllas realizadas por pastores, muchos de ellos trashumantes, que reproducen retratos del Caudillo, loas a Franco y Primo de Rivera o incluso escenas militares. Tenemos que tener en cuenta que muchos campesinos de Galicia, León y Castilla únicamente salieron de sus aldeas al ser movilizados por los sublevados en la guerra civil. Al acabar el conflicto volvieron a sus pueblos, y esa fue su experiencia de vida fuera de allí. El discurso de la Victoria y la propaganda caló hondo en muchos de ellos. Hay ejemplos soberbios por todo el país, como aquel lavadero gallego en el que el cantero emocionado escribió: Se hizo reinando Franco. En otros casos, quizás cabe hablar más de pura supervivencia. Estos pastores se movían por el territorio en unos años en los que te podías llevar sustos tanto de la guerrilla como de la Benemérita. Estos objetos podían servir de auténtico salvoconducto para certificar la afección al Movimiento.


Como en el caso de mi abuelo, la escenificación del nuevo poder, en este caso nacionalcatólico, en villas y ciudades era replicado por estos hombres del campo en su vida cotidiana. Incluso la propaganda tuvo su impacto real. En 1944 se inició en Barcelona la construcción del templo del Buen Pastor, destinado a cristianizar de nuevo un espacio anarquista por excelencia. El ínclito Pal i Deniel, ideólogo de la Cruzada, regaló la escultura del Buen Pastor, a quien se equiparaba con el Caudillo. Esta imagen de Franco, Caudillo y Pastor, fue proyectada socialmente hasta la saciedad durante el Congreso Eucarístico de Barcelona, en 1952.
Queda por hacer toda una Etnoarqueología de este arte pastoril.



miércoles, 2 de octubre de 2019

La gente del bosque


Hace un frío que pela. Entramos en la casa de la familia Radulovic, en la aldea de Tomicic. Calor de hogar. Esta pareja de jubilados vive sola todo el año. Una hija emigró a Estados Unidos y la otra a Alemania. El petrucio, Mihajlo Radulovic, está entusiasmado con la idea de que yo venga de España. No pasarán. Estamos en su casa porque el historiador, Milan, y la antropóloga, Ivona, quieren hacerles una entrevista. Pero antes, hay que mojar la palabra. Sobre la mesa, rakija y otros licores caseros, torreznos, embutidos, quesos. La hospitalidad de esta gente es proverbial. Aunque yo no sé hablar nada de croata, echamos mano de un lenguaje internacional: el fútbol. Las raíces serbias de esta familia se hacen notar: aquí son del Estrella Roja de toda la vida. Tras los prolegómenos, Mihajlo, como aviso previo a la entrevista, declara: Yo soy marxista. Y a partir de ahí la crónica del horror. Su madre fue asesinada por los fascistas, junto con dos de sus hijas, una de ellas un bebé de dos días. Esta es la historia de cada familia de aquí. Septuagenarios y septuagenarias nacieron en la primera mitad de los años 40 en el bosque. Son hijos e hijas del bosque. De un  bosque impenetrable, lleno de agujeros kársticos, de pendientes imposibles, de afloramientos rocosos. Un bosque protector, invisible a la aviación enemiga, imposible para la artillería italiana dispuesta en acorazados en el mar Adriático.

Ubicación del primer campamento partisano en los montes de Krakar. De izquierda a derecha: Xurxo, Carlos, Sanja y Nedeljko. (Fotografía de Matja Kralj).

Esta es también la historia de nuestro guía por las montañas de Krakar, el bueno de Nedeljko Maravic. Él nació en el bosque. Su relación cromosómica con el mundo vegetal le llevó a estudiar ingeniería forestal en Zagreb. De hecho fue el máximo responsable del distrito, hasta que en 1991 fue relevado injustamente de su puesto. Era serbio... en el nuevo estado croata independiente. En los inicios de la última guerra, tuvo que pasar por un control de carretera. Allí estaban apostados paramilitares croatas. Según nos cuenta, le amenazaron con una típica frase balcánica: te mataremos a ti, serás pasto de los zorros, y nos los comeremos. Nedeljko nos guía con pericia por los vericuetos del monte, un laberinto de pistas de tierra maltratadas por las cadenas de los tractores y camiones de la madera. Nos lleva al que se considera el primer campamento base partisano en la zona, habilitado en otoño de 1941. En esta fase paleolítica de la guerrilla, se habilitó un refugio en un monumental abrigo rocoso. Nedeljko va recogiendo flores y hojas, recita sus nombres en latín y nos ofrece una lección magistral sobre propiedades curativas y alucinógenas. Los servicios sanitarios partisanos echaban mano del saber local ante la falta de suministros, como así aparece reflejado en las crónicas de la época. El bosque protege, cura, calma, adormece, hace soñar.

Carlos tomando las coordenadas de la nueva cueva.

En el interior de la cueva.

Tras este viaje maravilloso por el bosque animado, Nedeljko nos lleva a su casa en la aldea de Krakar en donde nos aguarda una sorpresa. La antigua casa familiar estaba apoyada directamente en la pared rocosa. La parte trasera conectaba directamente con una cueva empleada por los partisanos, probablemente como almacén de municiones, suministros y alimentos. La entrada en pendiente a la cueva está llena de escombros y materiales etnográficos, probablemente de la segunda mitad del siglo XX cuando se empleó como basurero doméstico. Sin embargo, al fondo, parece conservarse el nivel de ocupación original. Allí documentamos algunas piezas de uniforme del Ejército italiano.


Arriba: objetos en el suelo de la cueva. Abajo: los mismos objetos en laboratorio (Fotos de Carlos Otero)

Nedeljko nos ofrece un tentempié, con salchichas y vino de casa. Él fue refugiado en su día y, ahora, su pueblo se encuentra en la ruta de paso de los refugiados que vienen de Próximo Oriente. La nueva gente del bosque, que deja sus propias huellas, que maneja su propia estrategia de ocultación. Los invisibles de Europa. De todo ello hablaremos mañana.

Proyecto Heritage from below. Traces and memories. Dreznica 1941-1945.







miércoles, 25 de septiembre de 2019

Colección de referencia

Milan, nuestro historiador, atiende a las explicaciones de Perica.

Dreznica es una caja de sorpresas. Las prospecciones arqueológicas suelen hacerse en territorios rurales. Más raro es llevarlas a cabo en contextos urbanos, en donde prima la denominada Arqueología de Urgencia, centrada en controles y excavaciones de solares y edificios que van a ser demolidos, rehabilitados o construidos. Gracias a Perica, un vecino del pueblo, nuestra compañera Sanja ha descubierto un sitio alucinante, una cápsula del tiempo, un museo fosilizado desde la desaparición de Yugoslavia en 1991. En un cuarto de la actual clínica (edificio utilizado por los partisanos en su día) se conserva tal cual una suerte de centro de interpretación de la guerra de liberación de los pueblos

Emil excava entre papeles.

Un retrato del mariscal Tito preside la habitación. En unos paneles se registran los nombres y apellidos de los vecinos y vecinas asesinados por los fascistas. Varias fotografías en gran tamaño ilustran distintos episodios de la resistencia en la comarca. En armarios  y estantes se apilan carpetas con documentación del proceso de conversión de Dreznica en un parque temático de la memoria. Incluso una maqueta nos recuerda el sueño utópico de una nueva Dreznica que nunca se llevó a cabo. También se ubica en sitio preferente una caja-maleta de madera que funcionó de biblioteca popular móvil en la segunda mitad de la década de 1940.

Caja para transportar libros por las escuelas, segunda mitad de los años 40.

Este yacimiento arqueológico tiene un valor incalculable para abordar los ejes temáticos de nuestro proyecto: la materialidad de la guerra partisana y la construcción de la memoria de los vencedores en la postguerra. En cuanto al primer aspecto, nos encontramos, al pie de una estantería, una pila de objetos que fueron recogidos en el solar del hospital nº 7 en los años 1960 con vistas a la monumentalización del sitio. Este acopio de materiales, olvidado de todos, es para nosotros una auténtica colección de referencia. Objetos que encontramos en la cueva-hospital, tienen su gemelo en esta colección, lo que nos permite identificar procedencias y tipologías. Por ejemplo, contamos con un manómetro idéntico al de la cueva. El de la clínica fue fabricado en Milán. Así mismo, frascos de gran tamaño de color marrón presentan aquí la marca del Esercito Italiano.







En cuanto al segundo aspecto, hemos descubierto los planos originales y todo el anteproyecto de puesta en valor del complejo del hospital nº 7. Milan, el historiador, tiene mucho trabajo por delante para revisar toda la documentación histórica. Emil, el arquitecto, escaneará y estudiará planos, levantamientos topográficos y proyectos. Sanja ha visto cumplido un sueño: aquí tenemos el making off de todo un proyecto memorialístico de carácter monumental en la Yugoslavia socialista. Y para celebrarlo, el bueno de Perica regala a nuestra jefa la medalla conmemorativa oficial de la Dreznica Partisana. Un día redondo.



miércoles, 19 de septiembre de 2018

Educación y Descanso

Posición de El Campillo. La estructura cuadrada de la izquierda era estancia de descanso de la tropa.

En los años finales del franquismo, mi abuelo materno, tamborilero, formó parte de un grupo folklórico llamado Os Agarimos. El cuarteto se integraba dentro del marco de las actividades que el Hogar de Educación y Descanso organizaba en el barrio ferroviario de la estación de Monforte de Lemos. El régimen franquista puso a andar el Nuevo Estado inspirándose claramente en las instituciones fascistas italianas. Mussolini había creado algo parecido (Opera Nazionale Dopolavoro) para monitorizar y dirigir el tiempo de ocio de las clases populares, para domesticar a las masas obreras y convencerlas de la necesidad de tener hombres sanos, productivos, deportistas y soldados. Ellos eran la base del Imperio. Mi abuelo, que era un cachondo, siempre decía: Educación, poca, y descanso... ninguno. Eso de por el Imperio hacia Dios no iba con él. Era bajito y casi libra de la guerra, pero subieron unos centímetros la medida de corte, y lo movilizaron. Combatió en el frente del Segre. No soportaba ni a fascistas ni a carlistas. Al escarabajo rojo que fastidiaba las cosechas de patata le llamó siempre requeté. Mi abuelo era un campesino, artesano polifacético, que solo salió de su parroquia para ir a la guerra. Después, algún viaje a ver a la hija a Lugo, Barcelona, Pontevedra. Siempre le quedó la espina de ir a actuar a Caracas, en donde vivía la hija mayor.

Restos metálicos de posibles somieres en la estancia de descanso.

Como mi abuelo, miles de campesinos españoles, la mayoría analfabetos, los menos con las primeras letras, conocieron mundo en la guerra. Los que sobrevivieron pudieron reengancharse al Ejército, o reorientar el rumbo de sus vidas en las ciudades que conocieron. Yo he entrevistado a muchos de estos campesinos veteranos de guerra y todos renunciaron a otra vida, porque tenían que volver, a cuidar de la casa, de los padres viejos y enfermos, porque los hermanos habían emigrado y quedaban ellos como cabos da casa. Pienso en estos campesinos cuando leo la documentación del frente en Rivas-Vaciamadrid. Los desertores del Batallón Gallego, ubicado en el Espolón, cuentan sus vidas a los servicios de información republicanos; todos son campesinos, herreros, canteros... muchos de ellos de zonas montañosas de Ourense. A su vez, los desertores republicanos que se pasan al lado franquista también son labriegos de la Meseta Sur, de Levante, de Andalucía.

Detalle del suelo de ocupación, con un frasco de laxante y una caja de munición soviética.

Estos hombres de  la España rural, tradicional, entran de lleno en la guerra industrial. Reciben instrucción, incluso algunos aprenden a leer, manejan tecnología y armamento de última generación. En una posición de segunda línea, en un frente estabilizado como el del subsector del Piul, la documentación militar de la 18 División republicana refiere al detalle todas las actividades de formación e instrucción que formaban parte de un día marcado por paqueos aislados, algún duelo de artillería y poco más. A lo largo de 1938 nos encontramos actividades como:

Instrucción teórica sobre el tema "Maneras de orientarse y lanzamiento de granadas de mano".
Instrucción de escuadra y pelotón en orden abierto. Despliegues, avances y repliegues.
Práctica de Topografía.
Modo de hacer fuego para que este sea eficaz.
Instrucciones sobre balística.
Cómo se efectúa el asalto a una trinchera y cómo se organiza.
Cómo se pasa una barrera de artillería.


Restos de una máscara anti-gas en uno de los nuevos refugios que estamos excavando.

Incluso se organizaban marchas de 30 minutos con la máscara anti-gas puesta. Me puedo imaginar a uno de estos campesinos procedentes de zonas en las que el Carnaval rural era importante, con la careta puesta, como un peliqueiro de Laza. Poco o nada se ha estudiado sobre esta experiencia compartida, esta hibridación que se dio en la guerra entre cultura popular campesina y tecnología bélica.
Por supuesto, en los documentos aparecen más de actividades que iremos desgranando. Para nosotros es muy importante que los soldados del campamento que estamos excavando no se tomasen muy en serio aquello de Limpieza de campamento. Otra de las actividades, quizás la más necesaria, es la de descanso. En la posición del Campillo hemos excavado otra estancia, conectada con el nido de ametralladora que ya conocéis. Tenemos que imaginar a esos soldados-trogloditas, mal alimentados, comidos de la sarna y los piojos, intentando dormir en humildes camastros, tras un nuevo día de tensión, ejercicio físico e instrucción. O escribiendo una breve carta a sus seres queridos, o redactando borradores de informes diarios para los mandos. En este mundo subterráneo de yeso y margas, parafraseando a mi abuelo, Educación, alguna, y descanso, poco. El historiador Lourenzo Fernández Prieto definió a los campesinos gallegos como Labregos con ciencia. Muchos de ellos volvieron de la guerra con un bagaje que les acompañaría toda la vida.

Vista panorámica de los dos refugios que estamos excavando ahora, en el vallejo.

Referencia documental.

Archivo General Militar de Ávila, C. 1086, Cap. 12. Partes de operaciones de la 18 División, febrero a septiembre de 1938.


  


martes, 11 de septiembre de 2018

El olor de la derrota

Anuncio de Gal en la estación de metro de Chamberí.
Los años 20 supusieron una auténtica revolución en el ámbito del diseño. Cartelistas, dibujantes y artistas prestaron sus servicios a casas comerciales que se abrían al mundo del márketing y la publicidad. En la incipiente sociedad de consumo, un perfume o un agua mineral debían entrar por los ojos, no solo por la nariz o la boca. Botellas y frascos fueron un campo de experimentación, desde al art noveau a las vanguardias. La instauración de la IIª República abrió el camino a la liberación de la mujer e intentó aminorar el peso de la moral católica en la vida cotidiana. Las casas de perfumes jugaban entonces la baza de la sensualidad, de la atracción, de lo prohibido. En el Madrid de preguerra una de las firmas más importantes del sector era la Compañía Perfumería Gal, cuya fábrica en estilo neomudéjar se emplazaba junto a la plaza de Moncloa, en el Paseo de San Bernardino. Todavía se conserva un anuncio en azulejo en la estación de Chamberí. Sus productos estrella eran la vaselina y el mítico jabón Heno de Pravia. En los años 30, actrices de éxito como María Guerrero y Margarita Xirgu prestaron su voz en la radio para la promoción de Gal. Al estallar la guerra, en el verano de 1936 la fábrica es colectivizada. Sus trabajadoras corrieron a alistarse para acudir al frente. Como podemos leer en Agente Provocador, la revista Crónica se hizo eco de este hecho:
Obreras de la Casa Gal, de la fábrica de pañuelos y de otros sitios, han acudido en tropel a alistarse en el Batallón que lleva el nombre de Lina Odena, en memoria de aquella que en un frente de Andalucía supo derramar generosamente su sangre joven y ofrendar su vida en defensa del ideal.
Lina Odena era una militante comunista a la que sorprendió el golpe de Estado durante un congreso provincial en Almería. El 14 de septiembre se dio de bruces con una partida de falangistas y se suicidió de un disparo en la sien. La unidad de combate de las milicianas perfumistas no tuvo mucho recorrido. Sobre estos batallones femeninos y su coqueteo con el frente se decía en Mundo Gráfico, el 29 de julio de 1936:
Quieren luchar, quieren ir a la Sierra. Pero sin olvidarse por ello de llevar la boca pintada a lo Joan Crawford y de mirarse a hurtadillas algún rizo rebelde en el espejo que llevan en el bolsillo izquierdo del mono, sobre el corazón.
Otra gran compañía de la competencia, en aquellos años prebélicos, era la casa Parera, de Badalona. Su fundador, Joan Parera i Casanovas en la década de 1910, manejaba el discurso paternalista de la patronal catalanista católica. Cada año, por la fiesta de Santa Isabel, regalaba a cada una de sus trabajadoras un estuche personal de cosméticos variados. Can Parera alcanzó una notable proyección internacional. En mayo de 1933 el dueño invitó a las participantes del certamen de belleza Miss Europa que se iba a celebrar en Madrid. En el top de sus producciones se contaba por entonces con Cocaína en Flor (es en serio), para mujeres, perfume misterioso cuyo nombre responde a efectos desconocidos, y con un clásico para hombre-macho ibérico, Varón Dandy, perfume que por razones psicológicas atrae poderosamente a la mujer. Como hacía la competencia, Parera fichó a artistas de la época. En 1933 y 1935 sonaban dos tangos, recitados por Carmelita Aubert, en los que se cantaban las excelencias del superperfume seductor Cocaína en Flor:
Un perfume que persiste/un aroma que no cansa/una sensación que no se olvida/Superperfume Cocaína en flor.
Las necesidades da guerra llevaron a la Generalitat de Catalunya a reconvertir parte del tejido industrial. De diseñar y producir pintalabios y perfumes se pasó a fabricar en cadena granadas de mano y proyectiles. Toda una metáfora de lo que supuso el conflicto bélico.
En varias ocasiones nos encontramos en nuestras excavaciones de la guerra civil con frascos de perfume. Esta vez, el contexto es realmente sorprendente. En el nido de ametralladora del Campillo, excavado en la roca, documentamos un hogar, con salida de humos incluida. Sobre el piso de ladrillo quedó fosilizado un evento, la última comida que hicieron los soldados de la posición antes de la derrota. Unos ladrillos dispuestos de forma vertical flanqueaban una lata que en su día contuvo carne. Entre la ceniza recogemos pequeños clavos de la madera empleada en la combustión, y huesecillos de animal, restos óseos de un humilde guiso. Este verdadero bodegón bélico se completa con dos frascos de vidrio, emplazados in situ, que todavía mantienen su tapón de corcho, impregnados de un líquido que se asemeja al vino tinto. Uno es un tintero y el otro un frasco de perfume. Este último todavía conserva la pegatina promocional de la casa Parera y el sello fiscal de 15 céntimos.
Un comentarista anónimo de nuestro blog nos echaba en cara que somos muy dados a la imaginación, que lo que tenemos que aportar es información. Desconoce este amable lector que la imaginación es la herramienta historiográfica más poderosa. Nos gusta imaginar cómo y por qué llegó este frasco de colonia al frente. ¿Sería el regalo de una amante, esposa, novia? ¿Lo trajo un combatiente procedente de Levante en los primeros compases de la batalla del Jamara? Sí, la imaginación genera relatos sugerentes sobre el pasado. Parafraseando aquella película El perfume: historia de un asesino, basada en la famosa novela de Patrick Süskind, podemos escribir El perfume: historia de un soldado. Lo pudimos comprobar en la visita guiada del sábado a El Campillo, con los niños y niñas probando su olfato para la investigación. Poder acceder a los olores de la guerra. Las trincheras no olían a perfume, sino a mierda, sudor, polvo y barro. Aquí se constata una vez más la ruptura que supuso el conflicto. El hombre ideal (de una sociedad en paz) que cantaba Carmelita en 1933 en una cuña publicitaria de radio de Varón Dandy, estaba en las antípodas del hombre ideal, del hombre-guerrero que debía combatir en las trincheras.
Con la Victoria, Parera y el franquismo hicieron buenas migas y consagraron la imagen del hombre impuesta por el nuevo régimen, un hombre que no tenía ya que seducir, sino imponerse, por la violencia sin hacía falta. Una colonia para los vencedores. En cambio, el olor de la derrota quedó fosilizado en el fondo de las trincheras republicanas. Hasta hoy.
 

domingo, 29 de julio de 2018

El cementerio viejo

Entrada tapiada al cementerio viejo de Saa. Gran parte de su interior está ocupada por un vertedero.
El secretario del ayuntamiento de A Pobra do Brollón, Rafa Castillo (sempiterna bufanda republicana al cuello) organiza una reunión informativa en el local social de la parroquia de Saa, dos días antes de empezar los trabajos. La ARMH se ha hecho cargo de todos los trámites burocráticos, que no son pocos: permisos de Sanidad, de Patrimonio y del Obispado de Lugo. En la conversación aparece un lugar inédito, no contemplado en los informes previos: o cemiterio vello. O'Xaqueto nos sirve de guía y nos acerca al antiguo camposanto. Él no recuerda haber visto enterrar a nadie allí, siendo niño. 

A la derecha, marcado con un punto rojo, el cementerio viejo de Saa.
El sitio es impresionante. Alguien ha pintado una cruz blanca en un árbol, recordando el carácter sagrado del recinto. El espacio, delimitado por un muro de mampostería de esquisto, está ocupado por un vertedero ilegal. Somieres, potas, colchones, zapatos y escombro colmatan el interior, sobre todo la parte más cercana al camino, desde la que se bascula basura con facilidad. Los que braman por el pueblo, diciendo que los arqueólogos no dejamos a los muertos descansar en paz, son los mismos que llenan de mierda el cementerio en donde reposan sus antepasados.

Sonia lleva a cabo todo un trabajo de fotointerpretación, recopilando las imágenes de que disponemos desde el primer vuelo americano de 1945 hasta hoy. Los nichos verticales fechados más antiguos del atrio de la iglesia de Saa son, precisamente, de ese mismo año de 1945. En aquel entonces, el cementerio viejo se conservaba intacto, como se puede apreciar en las fotografías. La cuestión clave era saber si pudo haber acogido enterramientos de represaliados en el verano de 1936. Gracias a Alejandro, nuestro historiador, contamos con toda la documentación del paripé judicial llevado a cabo por los sublevados. Tenemos los datos referidos al levantamiento del cadáver, a la autopsia y a su lugar de enterramiento.

Isabel, nieta de O Inverno, nos acompañó durante toda la jornada.
El 6 de agosto de 1936, el secretario del juzgado de A Pobra do Brollón escribe esto al juez de Quiroga:

Tengo el sentimiento de participar a VD que en el camino vecinal que vía de la carretera que conduce de esta villa a Incio con dirección al pueblo de Pouza (sic) de la Parroquia de Saá, términos de la misma apareció el cadáver del vecino de Eirejalba, Jesús Casas (a) Inverno, muerto a consecuencia de disparos de arma de fuego y que según referencias fue detenido por unos falangistas esta mañana en el barrio de Cobadelas de tal parroquia de Saá, habiendo ordenado este Juzgado el levantamiento del cadáver y un traslado al Cementerio de dicha parroquia, esperando que esa superioridad ordene lo que sea conducente.

Nuria, Márcia y Candela documentan el enterramiento.

Por lo tanto, se reconoce oficialmente que los autores del asesinato son fascistas de Falange. La autopsia, a su vez, es reveladora: la muerte fue instantánea y ocasionada por hemorragia torácica como consecuencia de disparo de arma de fuego. Además se reconocen lesiones provocadas por maltrato, y roce contra el suelo del cuerpo del difunto. La diligencia posterior establece el lugar de enterramiento:

Acto continuo y en el Cementerio de la parroquia de Saá se dio sepultura al cadáver autopsiado en una fosa abierta en el mismo pegada a la pared del lado Sur y a seis metros de distancia de la del lado Oeste. Doy fé.

Estas referencias tan exactas no suelen fallar, y son algo así como la clave para encontrar el tesoro que utilizamos los arqueólogos en estos casos. Sin embargo, como en el caso de Castroncelos, aquí todo es más complejo. ¿Qué cementerio  es el citado en el texto? ¿El cementerio viejo o el atrio de la iglesia parroquial? Desde luego las medidas, tan exactas, se adaptan mejor a la forma rectangular del  camposanto antiguo. Por el contrario, el atrio de la iglesia se dispone en forma circular, sobre un pequeño espolón rocoso. Hemos movilizado a todo nuestro equipo y trabajamos contrarreloj. El dinero disponible es el que es y nuestra obligación es sondear las tres posibles ubicaciones del cadáver de O' Inverno.

Aitor, enviado por el Concello de A Pobra do Brollón, desbroza con eficacia el interior del cementerio. No podemos olvidar que estamos en un área arqueológica y esta investigación no solo nos retrotrae a 1936 sino que puede también desvelar historias pasadas más lejanas. Al calcular el punto exacto, siguiendo las indicaciones del documento anterior, nos llama la atención el hecho de que se ubica al pie de una gran piedra, la única que se ve en superficie en todo el cementerio. Comenzamos a excavar y documentamos un paramento murario realmente monumental correspondiente a una estructura precedente, quizás una capilla o iglesia anterior. En el espacio entre este muro y el perimetral del cementerio, en ese pasillo, es en donde deberíamos localizar una fosa. Comienzan a aparecer huesos que, según nuestros compañeros de la ARMH, Marco y Nuria, parecen corresponderse con varios individuos diferentes, incluidos niños. Tras la retirada de este nivel, pudimos definir en planta el corte de una fosa simple en la que se disponía el esqueleto de un individuo. Isabel, la nieta de O'Inverno, presencia los trabajos, con una mezcla de esperanza y escepticismo. Al menos tenemos algo, antes no teníamos nada.

Al día siguiente contamos con la arqueóloga brasileña Marcia Hattori (INCIPIT, CSIC) y con la antropóloga forense Candela Martínez Barrio, que actualmente trabaja también en Brasil. El trabajo conjunto de diferentes especialistas permite descartar que estemos delante de O'Inverno. La tipología de la fosa, la presencia de un gran canto de cuarcita a modo de orejeta a la altura de la cabeza, la disposición de los brazos en cruz, la aparición de clavos antiguos de herrero tradicional y la presencia de pequeñas losas con orificios nos remite a los enterramientos medievales que conocemos para esta zona. Además, las ausencias también nos aportan datos. No hay un solo botón o elemento metálico, que siempre aparecen en fosas de represaliados. La estratigrafía no deja lugar a dudas, sobre esta tumba simple antigua se siguió enterrando en época posterior, de ahí el batiburrillo de huesos dispuestos por encima. Por otro lado, la bioturbación provocada por las raíces de los robles también ha modificado la disposición original de los restos.

Candela y Marcia realizan el inventario de restos óseos e identifican el número mínimo de individuos localizados en el sondeo practicado en el cementerio viejo de Saa.

Mientras excavamos, nuestras colaboradoras Olga Novo y Noelia Besteiro, entrevistan en su casa a O' Cachete (gracias a su hija, Rosa), nonagenario. Su testimonio es preciso y precioso. Al preguntarle por el cementerio viejo, afirmó que ya no estaba en uso en los años 30; en aquella época se usaba como pasto y encerradero para las ovejas.
Tras esta segunda intentona, fallida, nos quedaba un último cartucho: el atrio de la iglesia parroquial de Saa.



jueves, 28 de junio de 2018

CSI Repil (VII): El asedio

Áreas intervenidas y metodologías empleadas.
 
Al mediodía del 20 de abril de 1949 efectivos de la Guardia Civil procedentes de Ponferrada y de Monforte de Lemos, con más de una docena de oficiales acompañados del correspondiente número de subalternos, llegaron en jeeps y autobuses, rodearon las dos casas e incluso movilizaron morteros emplazados en vagones sobre la vía del tren. En la vecina casa de O Pericallo se encontraban Rocesvinto, su novia María Luisa Centeno y los dueños de la vivienda, dos hermanos, enlaces de la guerrilla (Ramón y María López Casanova), mientras que en la casa de Repil se hallaban reunidos Guillermo Morán, O Porreto, O Guardiña, Saúl Mayo y Segura.
 
Áreas intervenidas y metodologías empleadas, sobre el vuelo americano de 1956.
 
La estrategia de la Guardia Civil consistió en atacar primero la vivienda en que se hallaba Rocesvinto para obligar a los compañeros de la otra casa a acudir en su ayuda. Al iniciarse el tiroteo y la quema de la casa de O Pericallo (se emplearon morteros, gasolina y bombas de mano), los guerrilleros acogidos por la señora Teresa en Repil se encontraban en el salón comedor, la mejor estancia de la vivienda, con las paredes encaladas y dos ventanas que hacían de este espacio el más luminoso de la casa. Al escuchar el estruendo, uno de los maquis se asomó a la ventana que da al patio. En nuestras excavaciones hemos registrado fragmentos de cristal de este vano. La tradición oral preservada en la familia Amaro, así como testimonios de otros guerrilleros, señalan que los hombres de la II Agrupación salieron por la Porta da Horta con la intención de cruzar la carretera, parapetarse y atacar a los guardias por la retaguardia. Lo que desconocían era el alcance del asedio de la Guardia Civil, que había dispuesto tres líneas, la más retrasada con ametralladoras en el muro que delimita la era de la casa vecina da Adela, la intermedia  en el vallado que separa las propiedades de las dos viviendas y una avanzadilla en las inmediaciones de la zona en la que se ubica el actual pozo.
 
Líneas de ataque del asedio de la Guardia Civil.
 
1. Ventana del comedor. 2. Porta da Horta. 3.Puerta por donde huyó Segura. 4. Avanzadilla de la Guardia Civil.
 

Nuestra estrategia de trabajo combinó distintas metodologías. Procedimos a la excavación en área de la entrada a la Porta da Horta, a la prospección intensiva con detector de metales de toda la huerta y a la prospección con gradiómetro de una amplia zona entre casa, tomando como referencia el muro intermedio y un altozano desde el que se batía fácilmente la vivienda de los Amaro y que creíamos jugó un papel fundamental en el sitio y los combates. La combinación de las diferentes metodologías citadas nos ha permitido reconstruir lo que ocurrió el 20 de abril de 1949 así como contrastar la fiabilidad de las diferentes fuentes disponibles: la versión oficial de la Guardia Civil, la tradición oral y el propio testimonio de guerrilleros que no estuvieron en el lugar de los hechos.
 
Materiales bélicos documentados, georreferenciados sobre el vuelo americano.
 
Materiales bélicos documentados sobre fotografía aérea actual. El rastro de los casquillos se corresponde con el camino hacia Cereixa, ruta elegida por el herido Segura para escapar del asedio. 
 
Una avanzadilla de las fuerzas represoras consiguió acceder a los aledaños de la huerta de la casa de los Amaro. Aquí documentamos un casquillo de fusil Mauser, una guía de peine y un casquillo de una trazadora de fusil ametrallador. Estas son evidencias materiales de los disparos  efectuados desde aquí en dirección a la Porta da Horta. De acuerdo con la tradición oral, como dijimos, por aquí salieron los guerrilleros para intentar socorrer a su jefe, sitiado en la vecina casa de O Pericallo. En este punto (Porta da Horta) fueron abatidos tres de los guerrilleros (Morán, O Porreto y O Guardiña) que no tuvieron ninguna opción para defenderse. En esta zona recogimos, prácticamente juntos, dos casquillos de pistola del nueve largo, correspondientes al arma reglamentaria de la Guardia Civil. Creemos que se corresponden con el tiro de gracia, lo que evidenciaría una práctica común en la lucha contra la guerrilla dese la Ley de Bandidaje y Terrorismo de 1947: la aplicación de la Ley de Fugas, las ejecuciones extrajudiciales y el asesinato de heridos.
 
Materiales localizados en la zona desde la que la Guardia Civil disparó en dirección a la Porta da Horta.
 
Los dos casquillos de pistola del 9 largo documentados en el exterior mismo de la Porta da Horta.