Brigadistas Internacionales prisioneros en Belchite (en Fernández 2003).
En el Campo de Belchite, durante la guerra civil, combatieron y sufrieron soldados de diferentes nacionalidades. En el Batallón Lincoln de las Brigadas Internacionales lucharon, entre otros, cubanos y estadounidenses negros y mulatos. Algunos de ellos fueron internados tras la derrota en el campo de concentración de Miranda de Ebro y enviados después a otro campo de concentración, el de Belchite, concretamente. Esta fotografía que véis arriba nos muestra un grupo de estos esclavos, alojados inicialmente en las ruinas del Seminario Conciliar.
Este toque interracial es una muestra más del carácter global de la guerra civil española. Pero aquellos caribeños y yankees no fueron los únicos que pusieron la nota de color en el Frente de Aragón. En el pequeño pueblo de Codo, la llegada de los requetés catalanes del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat trajo a estas tierras no sólo fusiles ametralladores Mauser, Lebel o granadas Laffite, sino también el culto a una virgen negra poco conocida aquí hasta la fecha: la famosa Moreneta.
El Tercio de Montserrat
solo tiene una bandera
y en ella está una Virgen
de todas la más Morena...
Hornacina con la Moreneta en Codo.
Calle en homenaje a Monseñor Carrera, abatido en la huida desesperada de los requetés de Codo.
En primer lugar, los carlistas se anticiparon al modelo de inmersión lingüística de la Generalitat actual. El requeté de Sabadell Ignacio Estivill dejó escrito: Codo parece una sucursal de Catalunya; por todas partes se oye hablar en catalán. Información complementada de manera genial por su colega José Ros: El día que llegamos a Codo, al oírnos hablar en catalán, se espantaban y muchos decían que éramos rojos. (En 2015 esto puede ser sostenido perfectamente por La Razón, libertad Digital o Eduardo Inda).
En segundo lugar, si los Brigadistas Internacionales colaboraban con los campesinos de Aragón y ayudaban en las tareas de alfabetización, estos requetés tan simpáticos no iban a ser menos. Entre las actividades extra-trincheras realizadas en Codo destacaron las conferencias sobre temas agrarios del perito agrónomo alférez Mauricio de Alós y un taller llevado a cabo por Antonio Conill sobre... hipnotismo:
Inicié mis sesiones de hipnotismo por distraer a la gente y ¡con qué éxito! sino que lo digan Domingo, Blasco, Trías, Baqué, López, Puig, los sargentos Sala y Mir... López y Puig son los más predispuestos pues son sujetos fácilmente hipnotizables.
Hipnotizados iban, sin duda, al frente, estas fuerzas de choque fanatizadas hasta el extremo. Como decía Ignacio Estivill, aburrido en las trincheras de Codo: Sólo esperamos que den la orden que diga ¡adelante! Y no parar hasta la mismísima plaza de Catalunya al grito de ¡Viva España! ¡Que día tan grande si podemos llegar con vida! Más si no es así, si algunos caemos en el camino por eso no habría que arrepentirse! ¿Hay algo más sublime que morir por la más Santa de las Causas?
(El espíritu de Estivill se reencarnó ayer en el cuerpo del laico Albert Rivera, aunque este Ciudadano no lo sabía mientras vociferaba Cataluña es España, soy Español, español, español y demás consignas en la noche electoral en Barcelona).
En tercer lugar, aparte de misas pontificales con coro y todo, los requetés se empeñaron en arreglar el campanario de la iglesia y llegaron a instalar un reloj. El día de la inauguración se procedió a descubrir la esfera del reloj al compás del Oriamendi. Entre los aplausos del pueblo surgió de los labios del alcalde (puesto por los golpistas) una duda. Al ver los números en cifras romanas, exclamó perplejo y contrariado: ¡caray con los requetés, ahora nos han pintado el reloj en catalán!
Milagros de Codo nos habla de las vicisitudes del campanario de Codo
a través de las fotografías de Centelles.
Tras la debacle de agosto de 1937 y a partir de marzo de 1938 estos requetés pasaron a ser un icono del franquismo, los artífices de una gesta sin igual. Se exhumaron los cadáveres de los combatientes, se renombraron las calles con el nombre de los héroes, se ocupó el espacio público con monumentos carlistas y se impuso por doquier la advocación de Nuestra Señora de Montserrat, aunque prescindiendo de esa T, por lo que parece, innecesaria.
Martín de Riquer, medievalista catalán especializado en literatura trovadoresca escribió con Vargas Llosa en 1972 El combate imaginario sobre las cartas de batalla de Martorell. Le costó poco imaginarse un combate pues él fue requeté del Tercio de Montserrat y luchó en la batalla del Ebro. En la transición fue senador de la Entesa del Catalans. Martín de Riquer compuso la letra del himno del Tercio de Nuestra Señora de Monstserrat, que comenzaba así:
Requetés catalanes por España
luchad con valentía hasta morir.
Conquistad la simbólica montaña
y los enemigos tendrán que huir.
Todos los requetés de este tercio llevaban consigo una insignia de la Moreneta con la bandera de España. Un objeto que todavía sirve hoy para identificarlos en las fosas comunes y enterramientos individuales ubicados en Belchite, La Serena, el Ebro, etc... Con razón corría aquella copla entre los requetés catalanes:
Si promte vols ser enterrat
vés al Terç de Montserrat.
Referencias.
J. Á. Fernández López (2003): Historia del campo de concentración de Miranda de Ebro (1937-1947). Edición del autor.
S. Nonell Brú. 1992. El laureado Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat. Barcelona: Hermandad del Tercio de Requetés de Ntra. Sra. de Montserrat.