miércoles, 27 de octubre de 2010

Las palabras y las cosas

La diferencia entre la arqueología del pasado reciente y la de períodos más remotos es la posibilidad que tenemos en el caso de la primera de encontrar descripciones de hechos que después documentamos materialmente. No es que esto ocurra siempre, y de hecho uno de los elementos atractivos de la arqueología del pasado contemporáneo también es descubrir cosas de las que no hay textos ni testimonios orales. Pero cuando éstos existen y se pueden contrastar con el registro arqueológico, el resultado es fascinante.

En uno de los Episodios Nacionales Contemporáneos escrito por Ricardo Fernández de la Reguera en 1957 se narra la historia de Augusto, un soldado falangista que, entre otros lugares, lucha en el pueblo de Abánades en 1937. En la novela se cuentan los intercambios que tuvieron lugar entre italianos y españoles:

"Convivieron varios días con los italianos a los que iban a relevar. Simpatizaron inmediatamente. Los italianos eran cordiales, generososo y un tanto ingenuos. Se entusiasmaban con los objetos más insólitos. Como les sobraba mucho equipo, se hicieron trueques fantásticos. Por un encendedor de mecha, una petaca roñosa o cualquier chuchería cambiaban unos pantalones, una guerrera, un capote, unas botas, los gorros... O les desaparecían al menor descuido en las manos rapaces de los españoles. El batallón de Augusto se metamorfoseó. Llevaba unos atuendos heterogéneos de prendas españolas e italianas".

En este párrafo encontramos la explicación para los elementos italianos que encontramos en la trinchera de Abánades: el casco M-1915/16, las gafas de motorista y la bengala de 25 mm. Sin duda, se trata del resultado de los trueques entre los soldados del CTV y las tropas españolas. Desde este punto de vista, los objetos dejan de ser meros artefactos militares y se convierten en recuerdos personales, testimonios silenciosos de una historia de confraternización en las trincheras

(Agradecemos a Ismael Gallego por proporcionarnos la referencia literaria)

viernes, 22 de octubre de 2010

Y el mortero era...

...un Valero de 81 mm. Nos lo confirma la aparición de una lata para los suplementos de carga de esta arma en la Estructura 02, concretamente en el perfil estratigráfico sur. Aquí están las fotos:

Gracias de nuevo a Rodrigo Gómez por la identificación de la pieza.

Entre las trincheras republicanas del cerro del Rondal y las de Majada Alta, que se encuentran a sólo 400 metros lineales de la fortificación franquista del Castillo, apareció recientemente un proyectil de Valero de 81 mm sin explotar ¿Lo dispararían desde la posición que excavamos?

Fotografía de Jorge Fernández Bricio

En la imagen de abajo podéis ver el dibujo de un proyectil de mortero de 81 mm con la indicación de una de las piezas que nos ha aparecido con más frecuencia durante los sondeos. Si alguien sabe el nombre técnico de la pieza en cuestión, os estaríamos muy agradecidos de que nos lo hicierais saber.

jueves, 21 de octubre de 2010

¿Dónde estaba el mortero?

Distribución de elementos de mortero en el Sector 01. La flecha indica la dirección de donde provienen los hallazgos.

El análisis de los materiales arqueológicos nos permite comprobar patrones que intuíamos durante la excavación. Por ejemplo, la posible ubicación de un mortero. La dispersión de los restos relacionados con el mortero claramente apunta a que la pieza debía de ubicarse justo al sur de la Estructura 01, pues la densidad de los hallazgos es mayor hacia la pared meridional de dicho abrigo.

Entre los materiales se cuentan cinco espoletas, cuatro tapones de rosca y un suplemento de carga (una pieza de plástico con forma de herradura y rellena de pólvora). Los suplementos permitían que los proyectiles de mortero llegaran más lejos. Hemos localizado además otros fragmentos de plástico pertenenecientes a estos suplementos en la Estructura 01 y la trinchera. En la Estructura 01 también tenemos un ejemplar de la tapa que cierra el cartucho de proyección:


El sitio donde hipotéticamente podría situarse el mortero es el Abrigo 05, que está conectado con la Estructura 01 a través de unas escaleras y se encuentra más elevado que el resto de las estructuras:

sábado, 16 de octubre de 2010

Café de trinchera

Uno se imagina a los soldados en una trinchera embarrada tratando de calentar algún brebaje de achicoria en una lata oxidada. Sin duda ese fue el caso en más de una ocasión. Pero no, precisamente, en el cerro del Castillo de Abánades.

En el parapeto hemos recogido varias tacitas de porcelana y vidrio, junto a otros fragmentos pertenecientes a platos y un posible azucarero. Y eso no es todo: también ha aparecido el mecanismo de un molinillo de café. Sabíamos que la alimentación en las trincheras durante la Guerra Civil era bastante mejor que la de los civiles ¡lo que no conocíamos era la calidad de la presentación!

domingo, 10 de octubre de 2010

En tierra hostil

Seguramente los vecinos de Abánades no se sientan muy impresionados al ver las absurdas aventuras del cowboy desactivador de bombas que protagoniza "En Tierra Hostil" (The Hurt Locker, 2008). Su vida cotidiana desde 1936 ha estado marcada por los explosivos. Los vecinos de Abánades han cosechado bombas en sus campos, las han desactivado, las han hecho explotar, las han vendido, las han coleccionado, las han regalado, las han reciclado, las han utilizado de decoración. Han vivido de ellas y con ellas. Y eso, inevitablemente, se deja notar en el paisaje.

Por ejemplo, en el remate del frontón, coronado por una bomba de aviación y varios proyectiles de artillería.

O en el muro de una casa, decorado con granadas Ferrobellum y otros materiales explosivos. Como comentaba alguien, es el sustituto local de los enanos de escayola suburbanos.

Y por supuesto, en el campo, donde siguen apareciendo bombas con cierta frecuencia. Los servicios de recuperación franquistas no estuvieron muy finos en este municipio.

En resumen: ¡este pueblo es la bomba!

jueves, 7 de octubre de 2010

Un laberinto de trincheras

En las imágenes de arriba se pueden ver el plano general de las fortificaciones donde estuvimos trabajando en Abánades y la localización de éstas dentro del complejo del Castillo.

Como sucedió en Europa en la Primera Guerra Mundial, el estancamiento del frente en Guadalajara durante la Guerra Civil llevó a la construcción de auténticas ciudades semisubterráneas, compuestas por kilómetros de trincheras, parapetos, abrigos y fortines.

lunes, 4 de octubre de 2010

Basurología

El arqueólogo estadounidense William Rathje inventó a finales de los años 70 el término "basurología" (en inglés garbology), para referirse a sus investigaciones sobre desechos contemporáneos. Su trabajo consistía en excavar tanto basureros actuales como los cubos de basura de la gente. Sus conclusiones llevaron a importantes cambios en la percepción del consumo, la gestión del desecho y la práctica del reciclaje.

Nosotros no aspiramos a tanto. Pero sí tratamos, como Rathje, de comprender arqueológicamente cómo se forman los depósitos de basura.

Los desechos que hemos encontrado en el campo de concentración de Castuera y la forma en que están depositados difieren bastante de unas zanjas a otras. Las diferencias se perciben especialmente bien en los perfiles estratigráficos, es decir, en las paredes de los sondeos. En las fotografías de abajo podéis ver cómo el proceso de relleno de las zanjas ha sido diferente en la letrina y en la zanja perimetral:


Colmatación de la letrina (sondeo ZL04)

Colmatación de la zanja perimetral principal (ZPBA)

La diferencia fundamental es que la letrina se colmató intencionalmente con rellenos potentes de piedra, tierra y basura. La letrina se iba abriendo y colmatando progresivamente, según se iba usando.

En cambio, la zanja perimetral nunca se rellenó mientras el campo estuvo en uso. Se fue cubriendo después, con las arroyadas que cada año han ido depositando finas capas de sedimento.

Sin embargo, como ya señalamos en otra entrada, la zanja perimetral también recibió basuras. Éstas se extienden sobre todo por el fondo de la trinchera, al contrario que las de la letrina, que aparecen casi desde la superficie hasta la parte inferior de la zanja.

Como las zanjas perimetrales no se cubrían bien de tierra, como la letrina, el recinto del campo debía de parecer un auténtico vertedero. Un castigo y una humillación más para los reclusos.

En una entrada anterior comentábamos además la escasez de vidrio de la zanja perimetral cercana a los barracones, frente a su abundancia en las zonas más apartadas. Una interpretación posible es que el vidrio se arrojaba donde no pudiera ser recogido por los prisioneros, bien para suicidarse, bien para utilizarlo como arma contra sus carceleros.

domingo, 3 de octubre de 2010

Estremeños


Acabamos nuestro trabajo en el campo de concentración de Castuera con un canto de resistencia frente a la deshumanización del totalitarismo. Es un poema del poeta peruano César Vallejo procedente de su libro España, aparta de mí este caliz (1937):

¡Estremeño, y no haber tierra que hubiere
el peso de tu arado, ni más mundo
que el color de tu yugo entre dos épocas; no haber
el orden de tus póstumos ganados!
¡Estremeño, dejásteme
verte desde este lobo, padecer,
pelear por todos y pelear
para que el individuo sea un hombre,
para que los señores sean hombres,
para que todo el mundo sea un hombre, y para
que hasta los animales sean hombres,
el caballo, un hombre,
el reptil, un hombre,
el buitre, un hombre honesto,
la mosca, un hombre, y el olivo, un hombre,
y hasta el ribazo, un hombre
y el mismo cielo, todo un hombrecito!

Castuera: agradecimientos

Con la excavación de Castuera remata nuestra campaña arqueológica de 2010. No queremos despedirnos sin agradecer a las personas que hicieron posible la intervención:

A Antonio López Rodríguez, historiador del campo de concentración de Castuera, por su interés en este proyecto y por su asesoramiento constante, que ha facilitado nuestro trabajo, orientado la excavación y resuelto muchas dudas.

A la Asociación Memorial Campo de Concentración de Castuera (AMECADEC) por sus esfuerzos por preservar la memoria de quienes padecieron la represión franquista en el campo y la propia materialidad del espacio represivo. Sin su lucha por convertir el campo en Bien de Interés Cultural, nuestro trabajo no habría sido posible.

A todas las personas que nos visitaron durante el proceso de excavación. Con su presencia han demostrado la importancia que tiene el estudio arqueológico del pasado reciente más allá de los ámbitos académicos.

Queremos mencionar especialmente a los estudiantes de 2º de Bachillerato del IES Castuera y a los alumnos de 2º de Bachillerato y 4º de la ESO del IES Quintana de la Serena por la atención que demostraron durante su visita al campo. Nuestro agradecimiento a los profesores Antonio Núñez López (IES Castuera) y Mª Carmen Rodríguez Pulgar (IES Quintana de la Serena) por organizar las visitas y por su interés en nuestras investigaciones.

A todos los que asistieron a nuestras charlas informativas y a quienes las organizaron: el Ayuntamiento de Castuera y la AMECADEC.

Al alcalde de Castuera, Francisco Martos, y a la concejala de cultura, Piedad Roso, por entender la importancia de realizar una investigación arqueológica del campo de concentración.

A Antonio Guerra por autorizar la intervención en terrenos de sus propiedad.

A Vicente Contreras (Junta de Extremadura) por la diligencia en la concesión del permiso para realizar sondeos arqueológicos.

viernes, 1 de octubre de 2010

Alambrada de espino

El sondeo que en una entrada anterior describimos como último resultó ser más bien penúltimo. Hoy decidimos abrir uno más. Y con muy buenos resultados.

En la base del sondeo apareció una piqueta de hierro de las que se utilizaban para sujetar el alambre de espino que rodeaba el campo de concentración. Una vez hincada en el suelo mide cerca de 1,80 metros de altura. Tiene enganches para tres hileras de alambre. Esto nos permite hacernos una idea del aspecto que tendría el recinto en su día.


El sondeo deparó más materiales. Entre ellos se encuentran dos nuevas escudillas para el rancho. En la fotografía de abajo podéis ver una en el momento del hallazgo, junto a varias latas.