miércoles, 31 de mayo de 2017

San Pedro de Beratza: 80 de(sde) (la) resistencia

Carteles de la Jornada de Puertas abiertas del pasado 27M.
A principios de mayo de 1937 se produjo un relevo importante en la guarnición del monte San Pedro, aquí, en la muga entre Orduña, Aloria y Lezama. La V Brigada, formada por los batallones Araba (PNV), Leandro Carro (PCE) y Bakunin (CNT), fue destinada al frente caliente de Arrieta-Morga, tras haber guarnecido y fortificado la línea San Pedro-Sobrehayas-Txibiarte durante varios meses. Desde enero, estas fuerzas se habían dedicado a trazar sus líneas en los montes, construir fortines y a convivir con el enemigo, a apenas 700-900 metros de distancia, en las lomas que rodean el pueblo de Uzkiano. No debió ser un relevo fácil: cuando tus manos han ayudado a esculpir un lugar y el paisaje que te rodea es fruto de tu trabajo, es difícil decir adiós.
27 de abril de 1937 (Diario La Tarde).
Sin embargo, el relevo se produjo según lo indicado por el Estado Mayor vasco. La XIII Brigada, compuesta por efectivos del Karl Liebknecht (PCE), el Meabe-1 (UGT), UGT-8 y el ANV-1, llegó a esta línea, después de haber medido sus fuerzas considerablemente en la zona de Bermeo. Apartarse de la principal área de combates y guarnecer unas posiciones que habían estado en calma durante meses sí que debió ser algo más sencillo. A mediados de mayo, cuando la lucha por el frente vasco se dirimía en Sollube, la línea San Pedro-Txibiarte mostraba un carácter secundario y poco peligroso.
Combates en Sollube, 7 de mayo de 1937 
(foto de Robert Capa, Museo Reina Sofía).
A pesar de todo, la calma duró poco. El 26 de mayo de 1937, intensos bombardeos de la Legión Cóndor y una fuerte preparación artillera prologaron una gran ofensiva franquista en la zona. Hasta algunos carros de combate italianos participaron en la contienda. La XIII Brigada republicana, veterana aunque con los nervios destrozados, abandonó las principales posiciones y se replegaron más allá de la “posición 11”, la loma artillera de Las Minas. Se produjeron cientos de bajas por ambos lados. Los batallones Meabe-1 y Karl Liebknecht perdieron a sus comisarios políticos en estos combates a finales de mayo de 1937. Poco después, consiguieron retomar Las Minas, pero la línea San Pedro-Txibiarte ya estaba perdida por completo. Durante varios días, la Brigada midió sus fuerzas con una nueva forma de guerra, destructiva y tecnológicamente atroz, así como con la derrota y la espada de Damocles de la culpa.
Ramón Zurimendi relata la batalla de San Pedro en la Jornada de Puertas Abiertas.
Tal y como nos cuenta Ramón Zurimendi, presidente de la asociación etnográfica Aztarna, la XIII Brigada tuvo que dar explicaciones por su retirada. No se podía permitir algo así por parte de un conjunto militar veterano y valeroso. Las tropas de Franco estaban ya muy cerca del Cinturón de Hierro en Bizkaia y pérdidas como ésta en un frente “tranquilo” y secundario eran inadmisibles. Montaud, jefe de fortificaciones del Ejército Vasco, alegó que en toda la línea San Pedro-Txibiarte apenas había tres ametralladoras: la XIII Brigada no había contado con medios para la defensa. 
Ortofoto del suelo de uno de los fortines que hemos excavado en San Pedro, 
con casquillos y proyectiles completos de fusil ametrallador.
80 años después, el sábado 27 de mayo de 2017, conocemos mejor (o, al menos, más de cerca) la resistencia republicana en San Pedro. En la campaña pasada, en octubre de 2016, excavamos un fortín con claros signos de enfrentamiento hasta el final. Este año, hemos excavado varios tramos de trinchera y hasta tres fortines en la misma cumbre del monte. Nos acercamos poco a poco a una visión más íntima de aquellos hechos: desde la defensa con uñas y dientes de un fortín con ametralladora y fusil, hasta el carácter obrero de quienes estaban aquí, pasando por la lectura de aquel último día republicano en el monte San Pedro.

Moneda de cooperativa que encontramos en uno de los fortines de San Pedro.
Más de cincuenta personas acudieron a una Jornada de Puertas Abiertas, en la que convergieron diferentes puntos de vista. Ramón Zurimendi desgranó los detalles de la batalla con los documentos estudiados por él mismo en el Archivo de Ávila. La asociación Lubakikoak recreó una posición vasca y describió al público la vida en las trincheras. Y, por nuestra parte, fuimos mostrando el trabajo hecho en esta campaña.
Consulta (en campo) de fuentes escritas:
papel de periódico exhumado en el suelo de uno de los fortines de San Pedro.
Terminamos ya esta fase de trabajos arqueológicos en el monte San Pedro y, al igual que en aquel mayo de hace 80 años, ha llegado el momento de hacer el relevo: la comunidad local, tal y como lo demostró en el Auzolan del 20 de mayo, es quien posee y construye con su visión y su caminar este paisaje complejo y multivocal. Nuestro trabajo queda ahí, abierto a la crítica ciudadana. Cualquiera puede acercarse y evaluar el esfuerzo realizado en base a su criterio. Por nuestra parte, dejamos algunas marcas y destapamos otras. Desenterramos el relato olvidado de quienes defendieron y abandonaron San Pedro. Mostramos una capa de significado hasta ahora oculta en este lugar que fue escenario de conmemoración franquista a los Caídos durante décadas como parte del Paisaje de la Victoria. Ahora, también, empezamos a contar el relato de la derrota (y de la resistencia).
Por el momento paramos los trabajos en San Pedro… Pero amenazamos con volver.

Vecinos y vecinas en la Jornada de Puertas Abiertas el pasado sábado.

Compañeros de Lubakikoak explican la vida cotidiana en las trincheras del frente vasco.
Muchísimas gracias a quienes se acercaron a la Jornada de Puertas Abiertas, así como a todas esas personas que van completando el paisaje histórico del monte San Pedro con sus objetos, sus fotografías, sus relatos, sus impresiones y su apoyo.
 Eskerrik asko guztioi! 

Txibiarte y el Parque Natural del Gorbeia desde el monte San Pedro.


Post by Josu Santamarina Otaola.

domingo, 21 de mayo de 2017

La ermita de San Pedro: una historia de azadas, picoteo y trabajo vecinal




La lucha con/contra los elementos. Camino de Uzkiano al monte San Pedro.



Son las 9:00 de la mañana y el Terrano de la universidad a duras penas consigue navegar entre los surcos de barro y agua del camino que sube a San Pedro. Hoy es sábado. 20 de mayo de 2017. Hace buen tiempo después de varios días con lluvias primaverales, buenas para crear charcos y malas como para regar decentemente el campo. Una pareja que parece buscar perretxikos mira con curiosidad cómo el todoterreno blanco, lleno de herramientas, comida y bebida, se atasca una y otra vez en el lodo. Finalmente, el cacharro consigue salir de la trampa y, esquivando vacas y terneros, llega por el viejo camino hasta el pie del monte San Pedro de Beratza. Es el octavo día de campaña arqueológica.  

Apenas unos minutos después, por el este, por el mismo camino que nos ha hecho sudar la mañanera gota gorda de los nervios y el atasco, aparece un tractor verde. Varios vecinos de Lezama lo flanquean a ambos lados. Pruden, vocal de la Junta, conduce la bestia mecánica y la aparca muy cerca del cercado de alambre, en plena frontera entre Lezama y Aloria. Del tractor bajan azadas, horquillas, hachas y tajamajas de las que no se venden en el Leroy Merlin. De la otra cara del monte, del oeste, comienza a llegar gente procedente “del otro lado” de la verja, de Aloria, del extinto municipio de Arrastaria. Mónica, alcaldesa del concejo, azada al hombro, nos cuenta que hace unos 8 años, cuando se cayó la cruz de la cima de San Pedro, vecinos y vecinas de Aloria, la recolocaron con ayuda de un “cura que tuvo narices de subir hasta arriba”, para terminar la jornada con una comida popular en la campa, junto al camino.



 Hoy ganan las chicas. Inicio del auzolan de limpieza del sábado 20 de mayo.

Nadie espera ningún discurso de bienvenida por parte del equipo arqueológico, ni ninguna arenga en favor del trabajo comunal. No hay que decir nada. Sólo el hacer vale para algo.

Entre dos caminos erosionadísimos de piedra, una pequeña jungla de zarzas y espinos nos aguarda. Unas estacas pintadas de amarillo son el único marco de referencia espacial que tenemos entre la vegetación. Ahí abajo están las ruinas de la vieja ermita de San Pedro de Beratza. 



Vecinos de Lezama y Amurrio frente a la espesura que cubre la ermita. 9:15 de la mañana.

El trabajo comienza y se suma cada vez más gente. Hacia las 10:30 somos ya una veintena de personas quitando la maleza que cubre este reducto casi olvidado de Historia Medieval y Moderna, en un proyecto de Arqueología del Pasado Contemporáneo. El equipo arqueológico se encarga de ir preparando la mesa con la bebida y la comida que debe acompañar a todo trabajo comunal o auzolan. Además, la labor que se estimó debía durar cuatro horas, está casi concluida al de una hora y media. La convocatoria ha sido un éxito y el esfuerzo colectivo de decenas de manos arrancando vegetación hacen que veamos algo que hace mucho que está oculto: el conjunto edificado, aunque en ruinas, de esta ermita jurisdiccional

 El auzolan con una veintena de personas a pleno rendimiento. 10:43 de la mañana.

Como Pruden nos contó hace unas semanas en el txoko de Lezama, en las Ordenanzas del siglo XVI, los vecinos de esta entidad debían pagar fielatos a la ermita. En el siglo XVII, un matrimonio de ermitaños pasó un tiempo a la sombra, en la cárcel de Arrastaria, debido a sus deudas. El cercano paso de La Barrerilla, hoy la principal carretera que une Vitoria y Orduña, ganó la batalla a este camino medieval, con la crisis que ello supuso para este hito territorial. En 1757, la ermita de San Pedro ya estaba en ruinas.

Sin embargo, en 1937, la memoria acerca de este lugar permanecía viva, en tanto que fue un espacio para la muerte y la destrucción en la ofensiva franquista sobre San Pedro del 26  de mayo. Algunos partes de heridos republicanos hablan de las bajas sufridas en la “ermita de San Pedro”. La principal línea de trinchera del sistema defensivo parece que aprovechaba de algún modo esta preexistencia, ya de carácter arqueológico en aquel momento. 



 Ubicación de la ermita en el sistema defensivo republicano de 1937 de San Pedro.

Con la cobertura vegetal mucho más despejada, se aprecia un gran recinto, con amplios derrumbes bajo la hierba y la tierra superficial y con un posible ábside en el lado noreste. Algunas otras oquedades nos hacen pensar en posibles anexos de la capilla o tal vez en estructuras reutilizadas en la Guerra del 36. Aún no lo sabemos. En un taller improvisado de Arqueología en campo, dos chavales, Asier y Mikel, hacen las fotos con jalón “para el informe”. Alguno se anima a venir un día de la semana siguiente a echarnos una mano en al excavación.

  Imagen superficial del espacio de la ermita, con el fortín republicano 
que excavamos el octubre pasado al fondo (foto: Asier).

Para acabar, con el vino, el queso, la cerveza y los embutidos tampoco nadie espera un gran discurso ni tampoco un brindis al uso. Simplemente, se pregunta si es necesario continuar con la labor en un área ampliada y, en caso de no serlo así, se pone fin al trabajo del día. Azadas, tajamajas y hachas al hombro y cada vecino o vecina pone rumbo a su pueblo, por los diferentes caminos que convergen y divergen de San Pedro. Durante meses, hemos hecho el mismo camino, aunque con el proyector al hombro y el Power Point en la cabeza, con el objetivo de dar a conocer el trabajo arqueológico en varias barferencias por la zona. Ese trabajo ha tenido una respuesta igual o más cálida. Por eso, sólo nos queda agradecer sinceramente a quienes se acercaron este sábado al auzolan de limpieza de la ermita de San Pedro. 



Foto de grupo final, con las y los últimos supervivientes del auzolan.



 Cartel de la Jornada de Puertas Abiertas del próximo sábado, 
27 de mayo, en el monte San Pedro.

Ahora, nos toca a nosotras y nosotros, al equipo que trabajamos en las trincheras y fortines, de lunes a viernes, de 9:00 a 18:00, responder a este acto de empoderamiento patrimonial. En ese sentido, os convocamos a tomar parte en la Jornada de Puertas Abiertas que estamos organizando para el próximo sábado, 27 de mayo, 80º aniversario de la resistencia en el monte San Pedro, en la que rendiremos cuentas. Además, el grupo de recreación Lubakikoak nos hará imaginar la vida en las trincheras, enfundándose en los hábitos de un pasado de conflicto.

Eskerrik asko gurekin gogoz eta atseginez lan egin duzuen guztioi! Mila mila esker!

Post by Josu Santamarian Otaola.