miércoles, 29 de agosto de 2012

Tercera conferencia en Castuera

 
En este enlace tenéis una nueva crónica en el diario Hoy sobre nuestras excavaciones en Castuera:

El individuo 9




En la fosa 6.1 hemos localizado los esqueletos de once individuos. La disposición de los cadáveres muestra un brutal ensañamiento con las víctimas que fueron arrojadas de cualquier manera a la fosa común. Los objetos que aparecen asociados a los huesos comienzan a dar algunas pistas sobre quiénes pudieron ser estas personas. Llama la atención la presencia de, por el momento, cuatro lápices, de elementos de aseo personal (dos espejos), de objetos ornamentales (sortijas), de zipos y mecheros, así como la documentación de numerosas hebillas y de botas con puntera metálica. En la distribución diferencial de la cultura material destaca el ajuar relacionado con el individuo nº 9 que aparece en posición fetal: un lápiz, un espejo, varias hebillas, una hebilla de cinturón con enganche, un saquito con sortijas y posibles insignias militares, un mechero dentro de una funda de cuero, así como una bala de Mauser incrustada a la altura de la rodilla de la pierna derecha. El panorama se completa con una prótesis dental perfectamente conservada.

lunes, 27 de agosto de 2012

El tiempo de los rojos



En el supermercado familiar de la Juani, en Castuera, una señora de 82 años nos aborda con un monedero en la mano derecha y una docena de huevos en la otra. Mueve mucho las manos al hablar. Ante mi ademán de sujetarle la carterita comenta con retranca: sí hombre, tal como están los tiempos...!!! Y comienza a hablar de los tiempos de antes. La mujer, con una memoria prodigiosa, nos introduce en la cartografía simbólica del cementerio de Castuera. Ella tiene a sus muertos gloriosamente enterrados en la calle de la Virgen del Buen Socorro. Cada vial dentro del cementerio tiene su propia advocación religiosa (Cada vial tiene por debajo, a un metro y medio bajo tierra, sus fosas de represaliados, ya destruidas o por destruir). La mujer, católica devota, reproduce en su monólogo todo el discurso propagandista del Régimen, la visión sobre el terror rojo, la única verdad.  La señora presume de la iglesia construida por Regiones Devastadas en 1946, una maravilla que alegra al Señor; allí están las tumbas de los caídos por Dios y por España, presente! Y se le ilumina la cara cada vez que pronuncia el lema franquista.Nos habla de los mártires de Castuera, de las tres matanzas realizadas por los rojos, que liquidaron a buenas personas, cultas y preparadas, ricas y pobres que no habían hecho nada. Ella recuerda con nitidez las exhumaciones de las víctimas derechistas al acabar la guerra, cuando era niña. Le sorpredía ver las alineaciones de féretros en la iglesia parroquial durante la misa de cuerpo presente, con ancianos llorando desconsoladamente apoyados en la pared. Cuando le comentamos que estamos excavando fosas de los otros caídos, de los que cayeron después, no acaba de comprenderlo bien; en su relato cerrado, perfecto no caben esos muertos, que no comprende. La gente tiene que morir como mi padre o mi hermano, en la cama, gloriosamente, para rendir cuentas al todopoderoso. Eso que me comentáis tendrá que ser... del tiempo de los rojos.
En la cosmovisión campesina tradicional gallega, por poner un ejemplo de comunidad premoderna, la historia es una sucesión de razas que van ocupando el territorio, mezclándose desde los mouros a los romanos, pasando por los franceses, los carlistas o los huidos de la guerra. Todos estos seres acaban ocupando sitios marginales del paisaje, ocultos y antiguos. Todos ellos son seres de naturaleza mítica. Remitir lo que estamos excavando al tiempo de los rojos es una manera sutil de deshumanizar esas caras y encuadrarlas en la vaga y nebulosa ciénaga de la leyenda, el mito y las consejas de vieja. Cuarenta años de dictadura han modelado la manera de estar en el mundo de los hombres y mujeres de buena voluntad.

La bolsa o la vida


Los escondrijos del Bronce Final Atlántico en cuevas, abrigos y afloramientos rocosos nos permiten avanzar en el conocimiento de la tecnología y la orfebrería prehistóricas. A su vez, los tesorillos son un clásico de la arqueología tardorromana en la Península Ibérica. En los castros gallegos con ocupación tardía han aparecido este tipo de ocultaciones monetarias, debajo del pavimento o dentro de los muros de las viviendas. Este tipo de evidencias siempre han sido muy codiciadas por los arqueológos, ya que aportan información sobre intercambios, rutas comerciales, etc...

Otro individuo arrojado a la fosa 6.1 llevaba consigo una bolsita de cuero, cerrada con mimbre. En su interior se conservan tres sortijas etrelazadas, pequeños fragmentos de aros de bronce y otras piezas que podrían ser (es una mera hipótesis) insignias militares. A su lado, una enorme hebilla de bronce con un enganche típico para sostener una cantimplora. Aparentemente parece corresponderse con material militar. Este detalle minúsculo puede ser definitico para avanzar hipótesis sobre este grupo humano asesinado a sangre fría: ¿civiles o militares? ¿presos del campo de concentración? ¿soldados republicanos? ¿vecinos de Castuera? La exhumación avanza pausada e inexorablemente mientras los objetos y su contexto esconden historias de vida únicas e irrepetibles.

La noche de los cristales rotos


La excavación minuciosa de la fosa 6.1 comienza a aportar novedades. La tierra tiena memoria y los objetos hablan. Una chica catalana, socia de AMECADEC, se acerca hoy al cementerio y nos comienza a preguntar por la tipología de calzados que vamos recuperando. Ante su interés nos confiesa que sólo tiene dos pistas para encontrar a su abuelo. Antes de ser asesinado, su abuelo le dio a su esposa una sortija pero se quedó con su alianza matrimonial, de oro. Por otro lado, llevaba puestas unas botas que vuelven a estar de moda en 2012, combinando cuero y tela hasta la canilla. Los objetos son recursos nemotécnicos que no pueden ser sustituídos por sucedáneos, ya que garantizan el contacto físico con el pasado y se vinculan estrechamente a la historia familiar. La maestra Aurora se emociona ante la aparición del lápiz, soñando con que se trate del alabardero-artista que acompañó a su madre a la muerte, compartiendo fosa y cordel.
El cadáver de un individuo arrojado a la fosa vestía probablemente una camisa con bolsillo. Dentro portaba una liendrera, un lápiz y un espejo. En el cristal todavía se refleja la negra sombra de la muerte que campó a sus anchas en el Campo de los Desamparados del cementerio de Castuera una noche de hace más de setenta años.

sábado, 25 de agosto de 2012

Miseria diferenciada

Tras la prospección intensiva de los barracones del campo de concentración de Castuera, a comienzos de la semana pasada planteamos varios sondeos de 3 x 4 m en la zona conocida como “Villaverde”: supuesta ampliación del campo de concentración hacia el sur, sin apenas estructuras -tan sólo las cocinas y los cuatro barracones de confinados- y en donde -según testimonios orales- los presos estarían al raso o en precarias tiendas de campaña.
En base a los resultados de la intervención de 2010 centrados sólo en la parte Norte del predio (sondeos en la zanja perimetral y en la zanja de las letrinas) y animados por el principio de que pese a su cercanía cada uno de los sondeos arrojó un tipo diferencial de basura (e información), los objetivos de este año pasan por conocer la funcionalidad de otros sectores del campo de concentración.
Con la esperanza de encontrar basura específica de cada una de estas estructuras escasamente conocidas, por el momento hemos planteado tres sondeos en la zanja perimetral Este de la ampliación meridional del campo o “Villaverde”. En concreto, dos a la altura de las cocinas (ZPCO 01 y ZPCO 02) y un tercero en línea con los barracones de confinados (ZPBC 01).
 
Ya desde el comienzo hay un dato de comparación con los sondeos del 2010: el número de objetos por sondeo (de basura) es muy inferior con respecto a los de la zanja perimetral norte y la zanja de las letrinas paralela a aquella. Pese a ello, entre los escasos restos documentados destacan algunos por su novedad: en ZPCO 01 ha aparecido una concentración de conchas de moluscos -un auténtico conchero- y muy pocas latas. Ello contrasta radicalmente con la basura de los sondeos del sector Norte, con cientos de latas de sardinas y atún, muestra de la pobre y monótona dieta de los presos. Es pensable, por tanto, que en esta cocina se estuviera cocinando también para los “perpetradores”: los vigilantes y jefe del campo, auténticos privilegiados en este contexto de castigo y miseria.
 
Auténtico concheiro en el ZPCO 01. 
 
Por otro lado ZPCO 02 revela que, mientras que la zona originaria del campo (zona de barracones) estaba delimitada por una zanja perimetral con doble línea de alambrada sobre piquetas metálicas, en “Villaverde” la precariedad se hiciera patente puesto que las alambradas habrían sido amarradas a postes de madera, clavados a cada metro. Finalmente, cantidad de restos de uralita encontrados en el fondo de este sondeo seguramente procedan de la cubierta de la inmediata cocina.  
 
Orificios de poste junto a la pared Oeste de la ZPCO 01.

viernes, 24 de agosto de 2012

Represión y exhumación en Puebla de Alcocer


Entre las campañas de este verano, el pasado 2 de julio dio inicio en Puebla de Alcocer (Badajoz) el proyecto de excavación y exhumación de dos fosas comunes del Franquismo, donde debían localizarse aproximadamente 39 hombres fusilados por las tropas Franquistas en el mes de mayo de 1939. Esta excavación ha sido promovida por la Agrupación de Familiares de las Victimas de la represión en Puebla de Alcocer con un proyecto financiado por el Ministerio de Presidencia, coordinado por el Proyecto para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (PREMHEX) y dirigido por Laura Muñoz Encinar.

Tras un mes y 18 días de trabajo y dedicación, hemos finalizado este proyecto con unos resultados abrumadores en cuanto al conocimiento de la represión en Puebla de Alcocer y las localidades cercanas. 

Los cuerpos de las personas ejecutadas en el mes de mayo en Puebla de Alcocer se hallaban en dos trincheras republicanas que sirvieron, tras la finalización de la Guerra, como fosas comunes. En estas trincheras fueron arrojados, en diferentes zonas correspondientes con distintas sacas provenientes de la cárcel, los cuerpos de las personas más significadas de la localidad que habían apoyado la república y luchado por sus ideas hasta la finalización del conflicto armado.

 Trinchera 1 tras haber concluido la exhumación. Al tratarse de una trinchera de comunicación en un frente con baja actividad, no localizamos ningún elemento asociado al periodo de guerra.

Ante nuestra sorpresa y la de todos los vecinos del entorno, ambas trincheras contenían muchos más cuerpos de los que se esperaba y, como era previsible, el proceso represivo que sufrieron nada tiene que ver con lo que en el Registro Civil se inscribió ya en los años 40.

En la Trinchera 1, excavada en su totalidad,  hallamos un número mínimo (NMI) de 32 cuerpos. En cambio en la Trinchera 2 exhumamos un NMI de 10 personas, localizando además otras zonas de acumulación de cadáveres. Por lo tanto, el número de víctimas de ambas trincheras asciende de momento a 42 personas, quedando aún por excavar y exhumar (en próximas campañas) parte de la segunda.
En las trincheras de Los Bodegones, la materialidad más evidente de la represión Franquista se ve acompañada de multitud de objetos personales y cotidianos –como pueden ser cucharas y lápices– asociados a las personas ejecutadas y a un centro represivo como fue el convento de la Visitación más conocido por los lugareños como el convento de las Monjas de Puebla de Alcocer.

Los represaliados iban atados por las muñecas con alambre o cable y normalmente emparejados del mismo modo por encima del codo.

LME / Falqui

miércoles, 22 de agosto de 2012

El lápiz del carpintero



En la fosa 6.1 no aparecen, por el momento, objetos personales, excepto restos de calzado y botones correspondientes a la indumentaria de los fallecidos. El registro arqueológico nos aporta datos fundamentales para comprender la metahistoria de este episodio de violencia. Al lado de la mano de uno de los cuerpos recuperamos restos de grafito que en su día formaban el entramado interno de un lápiz. Este pequeño detalle puede abrir nuevas vías interpretativas en nuestra investigación, como veremos más adelante. El contraste con las dos fosas documentadas el año pasado es claro. En aquéllas los esqueletos aparecían asociados a un gran cantidad de objetos, desde monedas a crucifijos... Mientras excavamos esta fosa, la búsqueda con medios mecánicos continua en otras áreas del cementerio de Castuera.

Dignidad


 

Los enterramientos ordinarios documentados obedecen a un mismo patrón. Un modesto ataúd de madera de 1.80 cm de largo por 0.50 cm de ancho contiene el esqueleto del fallecido. En muchos casos todavía se conservan in situ la madera carbonizada, las asas metálicas y numerosos clavos. En el sondeo mecánico nº 6, documentamos una fosa común, entre nichos, bajo un metro de empedrado, capa de cemento  y sedimento arcilloso con cantos de cuarcita . La tumba, modesta pero digna, se ubica en el extremo SE de la fosa. A su lado, comienzan a aparecer las primeras evidencias del horror. Esqueletos apilados sin ningún tipo de cuidado, unos sobre otros, rellenan el tramo de fosa. Por el momento, gracias al buen hacer de nuestra antropóloga Andrea Alonso, al mando de un comando de cazadores de memoria, hemos documentado claramente seis individuos. Pero hay más.

Caídos



Las tapias del cementerio de Castuera se integran dentro de toda una cartografía del terror. Allí se fusilaba, allí se exponían públicamente los cadáveres, allí perecieron muchos republicanos pero también algunas de las víctimas de las sacas de derechistas realizadas en el verano de 1936. Gran parte de estos caídos por Dios y por España fueron exhumados tras la victoria franquista, fueron enterrados con dignidad en la postguerra hasta el punto de levantarse en la trasera del cementerio una capilla para albergar sus restos. Un baldío rodeaba el monumento antes de la expansión del cementerio nuevo. En esta llanada, ceñida por una tapia, fueron enterrados en fosas comunes las víctimas de la violencia falangista. La intervención arqueológica de 2011 permitió documentar una serie de zanjas con una orientación NW-SE en las que aparecían enterramientos ordinarios en ataúd a los que seguían enterramientos de personas asesinadas. El excelente trabajo realizado por el equipo de Laura Muñoz el año pasado nos ha guiado en esta primera semana de sondeos mecánicos. En este sentido hemos documentado diez enterramientos ordinarios, modestos, propios de lo que se conoce como el Campo de los Desamparados, algunos aislados, otros ocupando una fosa común en disposición lineal. La metodología arqueólogica nos permite registrar e identificar toda una serie de características morfotipológicas y estratigráficas, la clave para discernir la verdadera naturaleza de estas fosas funerarias.

sábado, 18 de agosto de 2012

Esperanza



Los falangistas asesinaron vilmente una tarde de agosto a la madre de Aurora cuando ésta tenía dos años. Su cuerpo fue expuesto al pie de la tapia del cementerio de Castuera durante días para escarnio público y aviso a navegantes.Todos los días, temprano, Aurora visita el cementerio. Está empeñada en preservar la memoria de su madre. Lucha contra el olvido y deposita de cuando en vez unas flores en recuerdo de quien le dio la vida. Aurora vino a la charla de anteayer y nos contó sus recuerdos de infancia, cuando en casa acogían a una señora y sus hijos que venían de lejos para ayudar a su marido preso en el campo de concentración de Castuera. Aurora quiere encontrar a su madre antes de morir y si no es posible, al menos, recuperar a otros de los nuestros. Con serenidad mira fijamente a la pala excavadora con un atisbo de esperanza. Antes de marcharse el viento recoge de sus labios una frase lapidaria, definitiva, demoledora: ¿Cuánto tiempo tenemos que esperar más para encontralos?
La Arqueología en la que creemos consiste precisamente en esto, en recuperar el tiempo perdido.

Tenéis una crónica de la conferencia de anteayer en este enlace del Diario Hoy:
http://www.hoycastuera.es/actualidad/2012-08-17/amecadec-csic-inician-ciclo-conferencias-2241.html

Bonos del Tesoro





Todos los gremios cuentan con su elenco de leyendas rururbanas (la Arqueología tampoco es una excepción). En este sentido, los palistas tienen un buen abanico de anécdotas sobre supuestos tesoros empotrados en paredes de casas viejas que, en algunos acasos, anticiparon la jubilación del colega de turno. Nuestro palista, Felipe, el Clint Eastwood de Puebla de Alcocer, es el hombre con la muñeca más ágil al sur del Guadiana. Entre los técnicos se habla ya de la cota Felipe, esto es, el nivel perfecto al que hay que llegar para empezar a documentar fosas de la guerra civil en el cementerio de Castuera. Felipe es una enciclopedia andante y nos describe esos espacios rurales de los que se habla por estas tierras, como la cueva de la sierra de Lara que tiene oculta toda la riqueza de España. Felipe no lanza faroles. Cuando comenzamos los sondeos mecánicos en el cementerio de Castuera nos comentó que en una demolición había encontrado hace años una pitillera metálica con un tesorillo de papel moneda republicano. Ayer nos trajo una muestra de esos billetes. Entre ellos, billetes de curso legal expedidos en Castuera en 1937 por el Consejo Provincial de Badajoz. Los avatares de la guerra llevaron a una descentralización en la emisión de moneda del Gobierno legítimo. En nuestras excavaciones en el Frente Norte, entre Asturias y León, pudimos conocer los belarminos, la moneda emitida por el Consejo de Asturias y León, una entida prácticamente independiente hasta la caída del frente en septiembre de 1937. Llevaban ese nombre por el antropónimo del presidente del Consejo, Belarmino Tomás.
La feroz represión fascista en esta zona de Extremadura, tras la caída de la bolsa de la Serena y tras el fin de la guerra se debíó en parte al papel simbólico que jugó Castuera como capital de la Extremadura libre. En abril de 1939 la imagen idílica del pastor extremeño con el castillo al fondo pasó a la historia. A partir de entonces la única moneda de curso legal sería la humillación y la muerte.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Conferencia en Castuera


Mañana jueves 16 de agosto, en la sede de la Universidad Popular de Castuera, a las 21.00 horas tendrá lugar la primera charla de un ciclo organizado por AMECADEC en colaboración con nuestro equipo de trabajo. Esta conferencia nos permitirá presentar el proyecto de este año, centrado en la excavación arqueológica del campo de concentración y en la exhumación de fosas de represaliados en el cementerio de Castuera.

Fotografía: alambre de espino localizado en prospección en el campo de concentración de Castuera.

martes, 14 de agosto de 2012

Cruz de navajas



La campaña de excavaciones arqueológicas de 2010 aportó datos interesantes sobre las condiciones de vida en el campo que complementan las noticias aportadas por las fuentes orales y documentales. A su llegada, los presos eran desposeídos de todos sus enseres personales. Ni que decir tiene que resultaba difícil superar ese filtro y conseguir introducir en el campo armas u objetos punzantes. En la prospección del suelo de ocupación de los barracones hemos encontrado dos objetos sin duda excepcionales. El primero de ellos es una navaja que aún conserva parte del enmague de hueso trabajado a la vieja usanza. Alguien dijo alguna vez que desde el momento en que los españoles dejaron de usar la navaja, España se fue al carajo. Puede ser. Con todo, en las zonas rurales de este país los hombres de mayor edad conservan la tradición de llevar con ellos una navajita que sirve tanto para un roto como para un descosido, para comer en la feria, para un tentempié en la vendimia, etc… En un campo de concentración esta navaja debía de ser un lujo… clandestino.
En los barracones de Castuera no había plumas estilográficas, ni papel, ni tinta. Objetos como esta navaja o el casquillo lleno de pólvora habilitado como punzón pudieron ser los instrumentos empleados para grabar nombres y remites en las placas de cinc. La escritura como forma de lucha contra la deshumanización es una constante en los espacios represivos. La necesidad de comunicarse confiere a la cultura material una nueva dimensión. Pero también esos instrumentos sirvieron para luchar contra las horas muertas (valga el macabro juego de palabras), para pulir fichas de juego, para crear…

En el Museo Nacional de Bulgaria en Sofía, en la sala dedicada a los convulsos años 40, se expone un violín en una vitrina. Durante el régimen monárquico aliado de los nazis se construyeron campos de concentración por todo el país para alojar a los opositores políticos. En uno de ellos, un prisionero construyó en sus años de reclusión un violín con sus manos, reutilizando miles y miles de cerillas (en la Europa del Este siempre se ha fumado mucho). Ese violín tañido de orgullo, perseverancia y resistencia, recibió a las tropas de liberación en 1944. Una vez más, el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. Por eso campos de concentración como el de Castuera serán para siempre un recuerdo eterno de la miseria humana… pero también de su grandeza.

Destrucción de patrimonio


El pasado jueves decidimos hacer una visita al frente de Lillo, donde, como ya sabeis, el año pasado realizamos una campaña de excavación y prospescción. Nuestra sorpresa fue cuando subimos a la cima de Castiltejón y pudimos observar como en el lugar conocido como Las Fuentes habían colocado una torreta eléctrica, y según parecía cortaba varios tramos de trinchera. Cuando nos hacercamos al lugar pudimos confirmar nuestras sospechas: las trincheras habían sido colmatadas y cortadas.
Lo sorprendente es que estas posiciones están localizadas en la red en páginas como la de Frente Norte. Del mismo modo en nuestro informe estaba localizado el lugar con punto GPS, descripción y parcela. Este informe estaba depositado en la Junta de Castilla y León desde finales del año pasado y colgado en la red de acceso gratuíto. Además, las estructuras son perfectamente visibles, ya que se conserva una profundidad de 30-40 cm en las trincheras, por lo que en la prospección que se suele realizar en este tipo de obras.
Lo más indignante es que para poder realizar nuestra intervención fue necesario predir un montón de permisos, presentar informes... y todo para que después no te tengan en consideración. Esta obra tiene un presupuesto de 6 millones de Euros, por lo que creo que no es demasiado pedir que se realice una topografía del lugar y una excavación arqueológica de la zona afectada.
La desaparición de restos no catalogados puede ser comprensible (por supuesto no defendible y bo justificable), pero la destrucción de restos catalogados....
Esperemos que no vuelva a ocurrir y se pueda subsanar el error.

domingo, 12 de agosto de 2012

Cuadernos Rubio





Los presos se hacinan en los barracones en condiciones infrahumnas. Su supervivencia no sólo depende del metódico sistema represivo, de la llegada de avales, de la aparición de los falangistas de la zona que eligen a sus víctimas, guiados por listas de la muerte, con nombres y apellidos. Su supervivencia también depende del apoyo familiar, una suerte que no correrán aquellos procedentes de otras zonas de la España republicana, como los presos levantinos. El contacto con el exterior es fundamental para recibir ropa, enseres o noticias de los seres queridos. Nuestra prospección ha aportado evidencias materiales de esta desesperante situación. Hemos localizado dos placas de cinc, con nombres y apellidos, con remites a modo de acuse de recibo. Aparecen nombres de mujeres, encargadas de hacer llegar a los hombres de los barracones esta ayuda fundamental para su salud física y mental. El historiador Antonio López recogió hace tiempo un par de estas placas; en una de ellas se puede leer perfectamente ENTREGUE A. Las dos nuevas placas que hemos encontrado no dejan lugar a dudas:

Placa 1:
Anverso: Rte. Antonio Rubio, Barracón nº 53
Reverso: Nati Rubio de Abertura (Cáceres)

Placa 2.
Anverso: María Fdez López del Helechal.


Operación Tormenta de Arena




El solar que ocupó el campo de concentración de Castuera impresiona. Una tormena de arena cubre la mina de la Gamonita y los restos de los barracones del campo.  Nos recibe un asustado rebaño de ovejas, nuestro mejor aliado para llevar a cabo una prospección de cobertura total de la superfice. Contamos con un batallón de cazadores de memoria, los voluntarios de la Asociación Memorial del campo de concentración de Castuera, los verdaderos protagonistas de este proyecto. El trabajo diario de las ovejas ha dejado el campo en condiciones óptimas para registrar elementos de cultura material que nos aporten información sobre la vida cotidiana en el campo.

Cara al Sol


El alcalde de Castura, Paolo Atalaya, del PP, reconoce que nos es el mejor momento para llegar a la Alcaldía de una localidad, “el peor momento desde Escipión el Africano hasta nuestros días”.
El periódico mensual Hoy de Castuera abre su número de agosto con un optimista titular: “Castuera entra en la nueva Red Española de Itinerarios Culturales. A su vez el Centro de Desarrollo Rural de la comarca de la Serena participa con la ruta mozárabe del camino de Santiago”. Los gestores de la marca Castuera tienen muy claro cuál es el Patrimonio Cultural que vende una buena imagen de esta tierra de cara al exterior. Evidentemente, los mozárabes y la rutas jacobeas no tienen nada que ver, en principio, con patrimonios olvidados, polémicos, traumáticos… Mucha gente está interesada en romper ese tópico que identifica Castuera con la “cuerda india” que llevaba a la muerte a los presos republicanos en la bocamina de la Gamonita. Del mismo modo, estos tecnócratas apuestan decididamente por una idea muy concreta del desarrollo local en el medio rural. El futuro, para la Adminstración y gran parte de los vecinos, pasa por inversiones en energías renovables como los paneles solares. Como la aldea de Astérix y Obelix el campo de concentración de Castuera está rodeado por todas partes de la materialidad del Progreso. Este testimonio de terror se ha salvado por la lucha de la sociedad civil, en este caso la Asociación Memorial del Campo de Concentración de Castuera. Ellos han conseguido para el campo la máxima categoría de protección de un sitio arqueológico en el Estado Español, la de Bien de Interés Cultural.

Si observamos la explanada desde las ruinas de la casa del jefe de este centro de humillación y de muerte, podremos contemplar ese manto de paneles solares ciñendo los límites del campo de concentración. Definitivamente, es evidente que a inicios del siglo XXI el Cara al Sol ha triunfado.

Desfile de la Victoria


El soldado Trevisani acaba su peripecia bélica retratando el apoteósico desfile de la Victoria en Sevilla. Así lo describe el historiador Francisco Moreno Gómez (La Guerra Civil en la Provincia de Córdoba.Córdoba: Ediciones Alpuente, pág. 15), citado por Antonio D. López Rodríguez (Cruz, Bandera y Caudillo. El campo de concentración de Castuera: n.p. 230, pág. 206):

El 16 de abril vivió Sevilla una apoteosis militar. El magno desfile, por la Avenida de Mayo, lo abría el general Yagüe, al frente del Cuerpo del Ejército Marroquí. Después, el Cuerpo de Ejército de Extremadura, con el general Soláns a la cabeza, seguido de las Banderas de FE y Requetés, al mando del coronel Redondo. A continuacion, el Cuerpo del Ejército de Granada, al mando del general González de Espinosa. Le seguía el Cuerpo del Ejército de Córdoba, al mando del general Borbón. El Cuerpo de Ejército de Andalucía, al mando del general Muñoz Castellanos y los coroneles Castejón y Baturone. Después, otras unidades, la Artillería, la Aviación, etc. En la presidencia, la silueta del dictador, acompañado de Queipo de Llano, ya por poco tiempo “virrey” de Andalucía, el ministro de Gobernación Serrano Suñer, además de otros jefes y autoridades sevillanas, civiles y eclesiásticas.

Este viernes pasado hemos comenzado una nueva intervención arqueológica en el campo de concentración de Castuera (Badajoz), la mejor manera para comprender lo que va a suponer la Victoria para miles de republicanos derrotados.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Marzo de 1939

Con precisión de historiador o reportero de guerra, Trevisani nos muestra esta fase terminal del conflicto, con un Ejército sobrado. Las poses bélicas de los compañeros de armas al pie de la pieza de artillería se repiten en los testimonios fotográficos de aquellos soldados que se fueron con su cámara al frente.


El fin de la guerra lleva a este soldado vencedor a entrar en Madrid tan pronto como coge un permiso, y se retrata en las ruinas de la Ciudad Universitaria, con cierto sarcasmo. No pasarán! Y pasamos, parece decirnos.


El soldado Trevisani


Trevisani era de Pontevedra, de una familia culta de clase media. De adolescente formaba parte de los Exploradores de España. Cuando estalla el golpe de Estado, se alista en el grupo paramilitar de la Guardia Cívica dirigido por Víctor Lis Quibén. En julio y agosto del 36 lleva  acabo controles rutinarios en la Ponte do Burgo. Tradicionalista católico, gente de orden, se alista en el Ejército Nacional y se marcha con su cámara de fotos.

El álbum de Trevisani es una joya. Perfectamente organizado vemos en él reflejada una historia que reproduce puntos clave de la propaganda fascista. Los retratos en pose heroica del soldado salvador de la Patria, durante las maniobras en Ferrolterra en 1937, son un buen ejemplo de ello. Desde Ferrol, Trevisani acaba participando en la ofensiva final sobre Cataluña, sirviendo en Artillería. Consciente de que la guerra está ya ganada, es retratado con sus compañeros en el simbólico Arco del Triunfo barcelonés.

A lo largo de ese mes de enero de 1939, el Ejército de la República lanza a su vez una ofensiva en el frente de Extremadura. Tiene lugar la conocida como batalla de Peñarroya o Valsequillo. Cuando se replegan las tropas republicanas en febrero, los nacionales refuerzan el frente. En el mes de marzo, Trevisani pasa el último mes de guerra por estas tierras.