lunes, 29 de febrero de 2016

Arco-logía


En este mundo globalizado todo se mide, se negocia, se intercambia y se conquista a partir de una nueva medida que ya no se parece al sistema métrico decimal, a aquel metro que se guardaba en París y estudiábamos en el colegio. Nos referimos al contenedor, medio de transporte que en ocasiones se convierte en vivienda en obras supermodernas como puertos y aeropuertos en el Tercer Mundo. La industria cultural y el llamado mercado del arte no se iban a quedar atrás. Por eso a los tecnócratas, galeristas y gestores del patrimonio (no necesariamente histórico-artístico) les gusta hablar de contenedores culturales.


La feria de Madrid se ha convertido este fin de semana en un inmenso contenedor cultural, en un escenario mastodóntico tipo U2, en un contenedor-espectáculo para acoger obra, con sus salas VIPS, sus actividades patrocinadas por bancos, cajas y empresas de seguros. En IFEMA, la feria ARCO comparte espacio con otra megaferia centrada en el mundo de la Seguridad. Imposiciones de los tiempos que corren.
Este fin de semana nos ha dado por llevar a cabo una prospección arqueológica intensiva-selectiva por los stands de ARCO, haciendo gala, eso sí, de nuestra ignorancia artística. En todo caso, los años que llevamos en la mochila nos permiten reconocer que el vídeo-art, tan novedoso en los 80, ya es algo un poco viejuno en estos tiempos, o que hacer un collàge con cachos de periódico quizás es pertinente en un taller de un centro cívico pero no en una feria de arte internacional a la que vas para que te compren tu arte, tu originalidad o algo. En todo caso, para gustos, contenedores.


Milan Kundera se empeñó en remarcar la diferencia entre el peso y la levedad. Vivimos en una eterna interfaz, embebidos en un mundo gráfico, icónico-visual, somos un emoticono permanente. Nos pasamos horas echando mano de lo intangible (¡qué paradoja!), lo inmaterial. La levedad se impone al peso de las cosas, al contacto físico, a la materialidad. Quizás por ello, algo lleva a alguna gente a acercarse a este tipo de de recintos para experimentar lo excepcional, es decir, lo tangible, la cultura material. Los y las que trabajamos en Arqueología pública sabemos que no hay nada que pueda sustitutir al placer y el morbo del contacto físico con el pasado, ya sea manipular un casquillo de la batalla del Ebro o una urna de la Edad del Hierro.


¿Qué tiene que ver esto con la Arqueología del pasado contemporáneo? Algo, si nos fijamos en el interés que el conflicto, las dictaduras y el totalitarismo siguen generando en artistas de distintas nacionalidades, tradiciones y gustos. Nada más entrar en ARCO vemos en un stand un pico clavado en la pared, ilustrado con una banda luminosa en la que discurren mensajes sobre las armas revolucionarias. Como aquel lema del comunista Ortega en el frente de Euzkadi: un fusil no vale de nada sino hay un pico junto a él. El artista portugués Nuno Nunes Ferreira nos brinda una composición en la que nos muestra la caída, muerte o asesinato de dictadores de todo pelaje del siglo XX. El título de la obra: A nosotros nos queda la última frase. El artista se ríe de la insoportable levedad del ser del dictador que piensa que será eterno (y aquí da igual que sea fascista o estalinista). No todo queda atado y bien atado.


En los tiempos que corren ser artista o activista en el Reino de España no es fácil. Han pasado por delante de un juez, titiriteros, dibujantes de cómic, artistas que denuncian la pederastia con una instalación de hostias consagradas. Meterse con un dictador te costará seguro un juicio. Mientras tanto, la impunidad del franquismo se encuentra en plena forma.
Pero el arte ya se sabe que no atiende (o al menos no debería atender) a razones geopolíticas. En ARCO podemos visualizar reflexiones sobre la gestualidad del Poder, de aquellos que exterminan, conquistan y bombardean.



O proyectos como autopsia en el que un grupo de artistas desentierra un coche a modo de excavación arqueológica. Con detector de metales, por supuesto... No es una pipa, es una pala, estúpido.



Mientras los artistas asumen una mirada arqueológica y se adentran por los procelosos caminos de la memoria histórica, el gobierno en funciones del Reino de España hace gala de una extrema coherencia ideológica en cuanto a la ausencia de una política publica de memoria. En ARCO esto no nos sorprende, porque ya hace tiempo que sabemos que el presidente (en funciones) del Reino de España, Mariano Rajoy, es dadaísta.
Por algo el dadaísmo surgió en Suiza.




viernes, 19 de febrero de 2016

La ciudad donde pasó algo: Arqueología del 3 de marzo (I)


Cuenta Carlos Carnicero en su libro sobre los hechos del 3 de marzo que al ser informado de lo que estaba pasando, el enviado del Gobierno dijo que era imposible que aquello que le contaban estuviera teniendo lugar en una ciudad “donde nunca pasa nada”. Por desgracia, algo pasó en Vitoria ese 3 de marzo y en este 40 aniversario de aquellos hechos es más que necesario revivirlos y analizarlos, como pudimos hacer colectivamente en el cierre del curso de Arqueología del Franquismo coordinado por Sonia García y Xurxo Ayán.
El franquismo no murió con Franco. Es un grave error creer que un régimen totalitario como el que se instauró en 1939 y que como tal régimen perduró cerca de cuatro décadas pueda desaparecer instantáneamente en una cama del Hospital de la Paz. Esa trampa fue utilizada hábilmente durante finales de los años 70 y los años 80 para hacer creer que el franquismo sin Franco era realmente una democracia. Sin embargo, ante esta visión oficial y oficialista, una arqueología de hechos como el 3 de marzo, un análisis de la materialidad asociada al conflicto, nos recuerda que el franquismo perduró y perdura más allá de la muerte del personaje que le dio nombre. El 3 de marzo de 1976, la ejecución de Puig Antich en 1974 o los asesinatos de los abogados de Atocha en 1977 fueron parte de la violencia de un régimen acorralado, como un lobo amenazado que ataca irreflexivamente. Una arqueología del 3 de marzo nos ayuda a entender esas profundas raíces violentas que forjaron no solo el franquismo, sino también los primeros años de una larga transición de la cual vivimos todavía sus coletazos.

Iglesia de San Francisco de Asís y monumento al 3 de marzo.

Más aún, las políticas de memoria del 3 de marzo, más cercanas temporal y anímicamente, son un interesante elemento en los que se cruzan muchos procesos de nuestra historia contemporánea. Permite resaltar el tremendo valor y esfuerzo de los familiares de las víctimas en su petición de memoria, verdad y justicia. Pero también permite visibilizar los procesos de creación de la identidad vasca de las últimas décadas, reelaborando una memoria en función de los acontecimientos políticos de la actualidad, que resignifican y revalorizan espacios, edificios y monumentos. También, una arqueología del 3 de marzo nos ayuda a comprender cómo nos construimos como sociedad en el presente. En este primer relato, se hará un repaso por los principales paisajes del conflicto, dejando para un segundo las políticas de memoria y su repercusión en la actualidad.
El empuje del desarrollismo franquista en Vitoria-Gasteiz durante las décadas de los 60 y 70 produjo una entrada masiva de población en la capital vasca. Miles de personas llegadas tanto del campo alavés como de muchas otras provincias y regiones fueron el germen de los primeros barrios obreros como Errekaleor, Coronación, El Pilar o Zaramaga, escenario este último de los hechos del 3 de marzo. La ciudad sufrió una transformación completa: donde antes solo había huertas y campo se convirtió en un típico paisaje industrial del norte peninsular donde Forjas Alavesas, Mevosa o Michelin absorbieron el excedente de mano de obra procedente del campo. En muy pocos años, Vitoria-Gasteiz se convirtió en una olla a presión en la que las luchas obreras, la represión del tardofranquismo y la violencia sistémica eran un vapor a punto de hacerla estallar.

Iglesia de Santa María de los Ángeles.

La explosión llegaría el 3 de marzo de 1976. A inicios de ese año se inició una lucha obrera en Forjas Alavesas en la que los obreros pedían mejoras salariales básicas, derechos de reunión o media hora para disfrutar de el bocata. La organización de estas luchas se desarrolló fundamentalmente en las iglesias de los distintos barrios, dado que el franquismo prohibía expresamente las reuniones políticas y gracias al Concilio Vaticano II se podían utilizar estos espacios como lugares asamblearios. Hay que recordar que estas iglesias fueron construidas en su mayoría en los años 50 y 60, precisamente en este momento de creación masiva de nuevos barrios como un intento del sistema de normalizar los conflictos sociales, así como de la Iglesia Católica para imponer una ideología nacionalcatólica adepta al régimen a poblaciones recién llegadas a la ciudad. Por ejemplo, la Iglesia de Santa María de los Ángeles, construida entre 1958 y 1960 por Javier Carvajal (arquitecto fundamental del tardofranquismo) y José María García de Paredes fue uno de estos espacios donde los huelguistas se reunieron durante las luchas de 1975-1976. Como forma de resistencia, los trabajadores y trabajadoras se reapropiaron simbólicamente de las iglesias de sus barrios, uno de los emblemas de la represión ideológica franquista.
La iglesia de San Francisco de Asís fue uno de los espacios centrales en los acontecimientos que se narran, dado que el comité de coordinación de la huelga se reunía allí. Es interesante que utilizaran precisamente este espacio como lugar central de reivindicación y de lucha, dado que es una de las pocas iglesias construidas por un arquitecto anti-franquista, el oñatiarra Luis Peña Gantxegi, colaborador de Chillida en la construcción del peine del viento y detenido en varias ocasiones por pertenencia a la Asociación Socialista Universitaria. El propio espacio de San Francisco evoca una especie de ágora asamblearia que fue aprovechada por los obreros reunidos en una asamblea general el día 3 de marzo, cuando se convocó una de las tres huelgas generales de aquella lucha.


Sería en esta iglesia donde se escenificaron los terribles sucesos del 3 de marzo que acabó con la vida de 5 personas. De aquel día quedan algunos posibles impactos de bala en la propia iglesia así como impactantes imágenes de los cerca de 2000 tiros que se cuenta que dispararon las fuerzas de seguridad. Impactos e imágenes que vendrían a contradecir una versión de los hechos, que asegura que la policía se vio obligada a defenderse de una masa violenta de huelguistas que quería acabar con su vida. Como se puede oír en las grabaciones de la policía, en verdad se contribuyó “a la paliza más grande de la historia. ­Aquí ha habido una masacre”.
El horror y la violencia de aquel día se extendieron por toda Vitoria-Gasteiz, alcanzando espacios tan alejados geográfica y simbólicamente de la violencia como un hospital, en este caso el hospital de Santiago, un edificio construido a inicios del siglo XIX utilizado como cuartel de tropas durante la Guerra de la Independencia. De cuartel de tropas a zona de prácticas de tiro donde la policía disparó contra los que allí se refugiaban, según varios testimonios de la época. Por desgracia, este tipo de materialidades del horror, que nos ponen en contacto directo con la violencia del sistema, son borradas rápidamente por ese mismo sistema y ya no quedan huellas materiales. La calle es mía que diría Manuel Fraga ante estos hechos y parodiando toda una forma de ver el mundo desde los ojos del sistema.

Posibles impactos de bala en la iglesia de San Francisco de Asís.

El funeral de los obreros asesinados se celebró en la catedral de María Inmaculada (llamada la catedral nueva) el 5 de marzo. Junto al funeral celebrado en enero de 1977 por los abogados de Atocha, este evento demostró a un franquismo sin Franco que la sociedad estaba más que madura para afrontar el fin de un sistema represivo sin utilizar sus medios violentos. En una catedral cuya primera piedra fue puesta por Alfonso XIII y la reina madre María Cristina e inaugurada por el propio Francisco Franco en 1969 junto a su Gobierno casi al pleno, la sociedad civil logró reapropiarse simbólica y trágicamente de los espacios de la represión. La voz de los familiares de las víctimas resonó en las altas paredes de la iglesia, como un grito de resistencia ante la violencia y la represión. El sistema escucharía, pero solo a medias. Esa voz y ese grito seguirían resonando los años venideros en un intento de reclamar una necesaria memoria que no abre heridas, sino que las cerrará definitivamente.

Post by Carlos Tejerizo García.

jueves, 18 de febrero de 2016

Seminario patrimonios del conflicto en La Serena


Nuestro equipo de trabajo está colaborando, junto a otras entidades y colectivos, en la organización de la IV edición del SOPA: Congreso Internacional sobre Educación y Socialización del Patrimonio en el Medio Rural, cuya convocatoria estará abierta hasta el día 1 de junio.
Para los que no lo conozcáis, se trata de un encuentro entre agentes culturales, educativos y la comunidad para dar a conocer las posibilidades del trabajo común a favor de una gestión participativa del patrimonio rural. Tras dos ediciones en España, en Malpartida de Cáceres y Celanova, Ourense, el pasado mes de noviembre se celebró en el Municipio de Benito Juárez, Argentina, en la Provincia de Buenos Aires. La edición de este año se celebrará en Zalamea de la Serena, Badajoz, entre los días 3 y 8 de octubre.
Desde guerraenlauniversidad coordinaremos el seminario patrimonios del conflicto, considerando conflicto por una parte, aquellos hechos belicosos que han influido no solo en la conservación o destrucción del patrimonio sino también en la relación de la comunidad con el mismo, y por otra parte, aquel patrimonio, tanto material como inmaterial, que ha supuesto cualquier tipo de desencuentro entre la comunidad y el propio elemento patrimonial, o entre la comunidad y aquella institución encargada de su conservación o gestión. Guerras, expolios, gestión de territorios y recursos, reivindicaciones del legado de comunidades originarias, gentrificación, acciones en defensa de lenguas minoritarias, de la memoria colectiva, son algunos de los temas sobre los que queremos reflexionar, revisando esas relaciones y las posibles vías de negociación, así como plantear propuestas de solución vinculadas a la planificación, la comunicación o la didáctica de ese patrimonio.
Nos gustaría que nos ayudarais a difundir la convocatoria del congreso entre los miembros, tanto de vuestros equipos como los de otras entidades con las que colaboréis, y que pudieran estar interesados tanto en asistir como en presentar alguna propuesta tanto al seminario, para el que solo hay 10 plazas, como para cualquiera de las distintas sesiones. Os informamos que se ha establecido un descuento en las tasas de inscripción para aquellas propuestas presentadas desde el CSIC, desde las distintas universidades que forman parte de la RIUL (Red Internacional de Universidades Lectoras) tanto para estudiantes como para docentes, así como para aquellas que se presenten desde fuera de España, todo ello tanto para propuestas presenciales como para no presenciales.

Tenéis toda la información en el blog del congreso:

Podéis estar al tanto de todas las novedades en su página de Facebook:

Y si tenéis alguna duda, podéis contactar con Juanjo Pulido, secretario del SOPA, a través de la siguiente dirección de correo:


lunes, 8 de febrero de 2016

Los sumideros del franquismo

Alcantarilla en Potes (Cantabria), pueblo reconstruido por Regiones Devastadas.

En la Galicia del primer tercio del siglo XX uno de los ámbitos de actuación privilegiados del evergetismo indiano fue el fomento de la arquitectura hidráulica: lavaderos, fuentes, proyectos pioneros de traída de aguas y minicentrales, pequeñas presas y canalizaciones para el riego. El golpe de Estado de 1936 no sólo desmanteló el Estado liberal sino que encauzó aquellas iniciativas de los emigrantes retornados por los caminos del nacionalcatolicismo en las décadas de 1940 y 1950. 
En los años de la autarquía, los ideólogos de Falange predicaban los valores esenciales del rural español. Así se pronunciaba J. C. Vilacorra, del Sindicato vertical pontevedrés, en 1946 (citado en Santidrián 2013: 108-9): 

España es un país de agricultura, cuya riqueza está en el campo y en el campo viven sus mejores hombres, los que atesoran las cualidades humanas más altas. Las virtudes de la raza son virtudes campesinas. La caballerosidad, la conducta sobria, la resignación, los ímpetus heroicos se alumbran en cualquier páramo... Por otra parte, grandes zonas campesinas se mantienen libres de cualquier lacra. 

Fuente en Covelo (A Lama, Pontevedra).

El régimen tuvo que luchar duro en los años 40 para implantarse en este rural tan bucólico: exterminio de la guerrilla antifranquista y sus enlaces en los pueblos, desmantelamiento de los movimientos asociativos agraristas y anarquistas de preguerra (Hermandades de Labradores), fortalecimiento de las redes caciquiles, recatolización del campesinado (Acción Católica, Misiones a diestro y siniestro)... La Nueva España ocupaba el espacio público de las aldeas, parroquias y pueblos a través de la sanción simbólica de obras de saneamiento y mejoras de todo tipo, a través de la ayuda directa a municipios (JAM), de las Organizaciones sindicales, etc... El yugo y las flechas en los lavaderos erigidos por canteros del pueblo fueron y siguen siendo el icono del yugo franquista en el mundo rural.

Lavadero en la isla de Ons (Pontevedra) colonizada por el INC.

La adea de Ouviaño se encuentra en el ayuntamiento montañés de Negueira de Muñiz (Lugo), un entrante galaico en Asturias, afectado por la construcción de un embalse durante el franquismo. El aislamiento de la zona dio lugar a la llegada de nuevos habitantes hippies, los cuales han garantizado la pirámide demográfica del enclave. En Ouviaño se preserva una de estas fuentes-lavadero. Hasta julio de 2011 se podía ver en ella una genial placa con la siguiente inscripción:

Reinando Francisco Franco. Siendo alcalde D. José López, se inauguró esta el 29-5-53.


El paisano que grabó esas letras solucionó, con claridad meridiana, la lucha entre monárquicos y franquistas dentro del régimen, tan en boga en aquellos años en los que Don Juan negociaba con Franco y Juan Carlitos llegaba a formarse a España. Además de este alcance geopolítico, la placa rezumaba un sabor popular inexcusable. En el imaginario del campesinado gallego siempre ha importado más el espacio que el tiempo. En su percepción cíclica del tiempo, para el gallego la historia fue una sucesión de razas y reinados. Primero reinó la Mourindá (los habitantes míticos de castros y dólmenes), después reinó el apóstol Santiago. En la cabeza del escultor de Ouviaño (y probablemente en la del alcalde analfabeto, casi todos en la montaña de Lugo por aquel entonces) persistía, pues, una lógica aplastante: ahora reinaba Franco, restaurador de la Cristiandad.


En la última década se está dando un curioso fenómeno sociológico en zonas de la provincia de Lugo, como la Ribeira Sacra, o las montañas orientales. Jubilados británicos que pasan olímpicamente del turismo de sol y playa, compran viejas casas, las rehabilitan y acondicionan como segunda o incluso primera residencia. Uno de estos representantes de la pérfida Albión es el escocés Clifford Torrens, afincado en Negueira de Muñiz.
Para un paisano gallego de toda la vida, los símbolos franquistas forman parte natural del paisaje implantado por la dictadura. Sin embargo, para ciudadanos británicos educados en una cultura democrática no deja de ser chocante la presencia de símbolos fascistas en su hogar de adopción. Clifford Torrens avisó al alcalde socialista de Negueira de Muñiz de la presencia de la placa de Ouviaño y le animó  a cumplir con la ley vigente. Ante el pasotismo del alcalde, el espíritu de Wallace se apoderó de Clifford quien, armado con una maza, acabó con la placa del Rey Franco. El alcalde socialista lo denunció y el bravo escocés, tras haber recurrido hasta llegar a Estrasburgo, tuvo que pagar una multa por su acción propia de la damnatio memoriae de los romanos. Como recogía La Voz de Galicia en su día: Son numerosos los puntos de la sentencia con que Cliff está en desacuerdo. Uno de ellos es que se estima el valor de la placa que rompió en 384,28 euros. Para el escocés, al ser un objeto ilegal según la Ley de Memoria Histórica, no puede tener valor. Es más, considera que le ahorró dinero a la Administración pública por quitar él mismo un objeto que había que retirar. Además, insiste en que el alcalde se comprometió a sacar la placa y poner luego otra diferente. Según Cliff, el alcalde le prometió quitar la placa a cambio de su voto en las municipales. Al más puro estilo del realismo mágico galaico.


Este escocés de Negueira de Muñiz es hijo de un catalán, combatiente republicano que luchó con las Brigadas Internacionales y cruzó la frontera a Francia en la retirada de enero de 1939. A la familia le quedó el exilio. Gracias al impacto mediático de su acción reivindicativa, Cliff pudo entrar en contacto con su hermanastra, una cría que había huido también de Catalunya y que vive en Caracas. No se conocían. El franquismo machacó a su familia. Cliff, residente en un país aparentemente democrático, no quería convivir a diario con un símbolo humillante e ilegal. Cliff se tomó la justicia por su mano, y se quedó tan ancho. Eso sí, el alcalde socialista (sic) se quedó sin un voto.
Se equivocaba el falangista pontevedrés Vilacorra cuando afirmaba que grandes zonas campesinas se mantienen libres de cualquier lacra. En el Reino de España todavía se mantiene la lacra de los alcaldes fachas, analfabetos, corruptos, caciques y delincuentes.



miércoles, 3 de febrero de 2016

Este Rey es una ruina

Busto de Carlos V en el monasterio de Yuste.

Camino del monasterio de Yuste, invierno de 1557. El hombre más poderoso de la Tierra, avejentado, gotoso y desdentado, ocupa un apolillado arcón de madera habilitado como improvisada calesa. Cuatro harapientos mozos campesinos de la comarca cacereña de La Vera lo conducen a hombros hacia su último retiro. Un ingeniero, maestro relojero y astrónomo italiano, Giannello Turriani, será el elegido por el emperador para habilitar las nuevas dependencias reales. Como ingeniero especializado en mecánica e hidráulica, diseña los estanques de los jardines. En sus aguas se cría el asesino del emperador. La malaria acaba con la vida de Carlos V, como si de un vulgar labriego de la Vera se tratase.

Cementerio militar alemán en Yuste.


Cuatro siglos después volvieron al Norte de Cáceres los ingenieros hidráulicos y los arquitectos para diseñar y construir embalses, canales y poblados al servicio del Instituto Nacional de Colonización. Su objetivo: llevar a cabo una reforma agraria inteligente en contraposición a la reforma agraria promovida durante la Segunda República y al proceso de colectivizaciones durante la guerra. A parte de la transformación en regadío de miles de hectáreas y redistribución de lotes entre los nuevos colonos, se pretendía, como fin último, redimir al campesinado ya que la ruralidad fue presentada como la reserva moral de la España Genuina. Los nuevos pueblos de colonización, cuyo cometido inicial era dar soporte material a las gentes que irían a labrar el campo transformado en regadío por el franquismo, fueron revestidos con el manto ideológico con el que el régimen recuperó la labor intervencionista del Estado en el mundo rural.

Plaza de Fernando el Católico en Madrigalejo

El Imperio hacia Dios en el que creían firmemente los ideólogos falangistas domesticados por el franquismo encontró campo abonado en la colonización agraria. El valle del Alagón en Cáceres es un ejemplo extraordinario de la materialidad generada por esta vuelta al pasado glorioso de la Nación. Del mismo modo que el yugo y las flechas, tanto monta, monta tanto, fueron heredados como icono por el fascismo español, los Reyes Católicos, los Austrias mayores y los conquistadores extremeños de América sirvieron para bautizar poblados de colonos creados ex novo en la década de 1950. Ahí tenemos para ver los ejemplos de Alonso de Ojeda, Pizarro o Fernando V.
Recientemente la serie de televisión Isabel ha puesto de moda a los Reyes Católicos (siempre pasan cosas así cuando gobierna la derecha en el Reino de España). Reafirmados en su éxito, los ideólogos televisivos lo intentaron de nuevo con la figura del nieto de aquéllos, Carlos V, pero la serie acabó en fiasco. Da igual. Ahora se estrena película sobre los RR.CC. y se conmemora el fallecimiento del Rey Católico. Hasta el hispanista Henry Kamen se ha unido a la moda y ha publicado una monografía de circunstancias sobre la pareja de Isabel (no nos referimos a Vargas Llosa).

Madrigalejo se vuelca con Fernando el Católico.

Fernando el Católico se adelantó cinco siglos a la Viagra y, según parece, le daba a los afrodisíacos revitalizantes de lo lindo. El caso es que falleció precisamente en estas tierras cacereñas, en el pueblo de Madrigalejo, en donde ahora intentan sacar partido de la efeméride. Cosas del desarrollo sostenible del rural. La modesta dependencia en la que murió el monarca ya fue debidamente musealizada en su día por el franquismo.

 La pequeña colonia de Fernando V.

Como decíamos, a las autoridades de la Nueva España lo de la Corona de Aragón no les hacía mucha gracia, por lo que Fernando o era el Católico o Fernando V (de Castilla, se supone). Y con este último nombre se bautizó un poblado de colonización, un auténtico no lugar, que hemos estudiado en el marco del proyecto Una Arqueología postcolonial en España: materialidades y memorias de la colonización agraria e industrial del franquismo. El poblado emerge sobre un mar clorofílico, cruzado por los caminos de la concentración parcelaria, los canales de irrigación y los pequeños acueductos levantados por el INC. Las casas destellean sobre el verde, por la cal blanca de sus paredes, tan típica de estos asentamientos de colonos en Extremadura. Fernando V es todo un parque temático de los Reyes Católicos, con calles dedicadas a ellos mismos, a los acuerdos de Santa Fe que dieron fin a la guerra de Granada... 



La articulación de la población recuerda a un enclave medieval, cerrado sobre sí mismo, si bien la forma de almendra aquí es sustituida por un rectángulo en el que las paredes exteriores de las viviendas actúan como una muralla protectora. En el interior, una explanada preserva las ruinas de un parque infantil al lado del epicentro simbólico de lugar: la iglesia con la escuela adosada, como ordena el nacionalcatolicismo. Actualmente abandonada, el pavimento de la nave central está cubierto de boñigas, el antiguo coro es un cementerio de palomas momificadas, las vidrieras de vanguardia (que tanto gustan a los historiadores del arte contemporaneístas) están reventadas... Desde el rosetón de la fachada se  obtiene una maravillosa vista del canal elevado que convirtió este yermo en un vergel... en el que apenas vive ya nadie. Las viviendas fueron diseñadas con un regusto popular, emulando la arquitectura tradicional. La inmensa mayoría o están abandonadas o en venta.



Un coro de intelectuales palmeros contribuyeron a definir toda esa ritualística falangista en la que fueron educados robóticamente generaciones de españoles, desde la Academia de Mandos José Antonio, pasando por las escuelas o por los campamentos del Frente de Juventudes. Los Pemán, Laín, Tovar, Alonso del Real, Ridruejo y otros dibujaron un paraíso en la tierra, intentaron revivir un pasado imperial en la España de la miseria, el terror y el hambre. Más de medio siglo después, de aquellos sueños fascistas delirantes, de aquel Imperio hacia Dios materializado en estos pueblos del agua, del nacionalcatolicismo en el el pueblo de Rey Católico sólo quedan columpios oxidados, escuelas cerradas, mierda de oveja al pie de un altar y ruinas, muchas ruinas.


P.S. El ingeniero Turriani acompañó en sus ultimos días en Yuste a Carlos V, quien disfrutaba con autómatas de madera, relojes e ingenios de lo más variopinto. El tiempo le pudo al emperador. Franco no iba a ser menos.

Posted by Xurxo Ayán y José Mª. Señorán.