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martes, 12 de mayo de 2020

La queimada nació en una trinchera (y II)

Refugio en el asilo de Santa Cristina en la Ciudad Universitaria de Madrid. Campaña de 2017 (Foto Minguito).

En los últimos 150 años, el orujo fue en la Galicia interior la principal medicina y la herramienta higiénica más eficaz. Formaba parte de la parva, del desayuno previo a las labores del campo. Las cuadrillas de nuestros abuelos se llevaban a la siega a Castilla litros de este combustible casero: Cando van, van como rosas/cando vén, vén coma negros, cantaba Rosalía de Castro. En las zonas vinícolas, sobre todo aquellas en las que no predominaba la calidad, se producía mucho aguardiente, llegando a ser el producto principal. Eso pasaba, por ejemplo, en la zona miñota de la actual Ribeira Sacra, en esta terra de Lemos. Un ejemplo maravilloso es Bodegas Moure, en A Cova, que en los años 50 y siguientes se centró en esta actividad para pasarse después al mencía y al godello. Cómo olvidar esas pinturas murales en la bodega, de tema clásico, con un centauro tocando la gaita gallega... Incluso existía una profesión ambulante, el alambiqueiro, que iba por las aldeas y hacía aguardiente en las casas. Una profesión de riesgo. Los calores trajeron hijos y el fuego a veces generó incendios catastróficos. Hoy en día, cuentan que alambiques de estraperlo de Portugal hacen su función en las aldeas gallegas, de casa en casa, pasándose por el forro la normativa de la Xunta, pero eso son solo rumores.

Campaña antialcohólica del Ejército Popular.

En 1963 alcohol adulterado, sobre todo augardente y licor café, causó la muerte de 51 personas y dejó ciegas a otras 9. Se conoció como el Caso del Metílico y tuvo un gran impacto en la vecina zona vinatera de O Ribeiro en Ourense. Durante años el mal nombre acompañó a los licores de esta comarca. Este garrafonazo se explica en parte por la gran demanda de licores y aguardientes que existía en esa época y que obedecía a pautas culturales y hábitos de consumo consolidados que se extendían también entre los emigrantes retornados. Historiadores como Xavier Castro han estudiado este fenómeno con detalle. De hecho, todo apunta a que la queimada como objeto cultural surge en esta década, generando toda la escenografía ad hoc, incluido el canónico juego cerámico de pota, cucharón y pocillos. Hoy en día, es uno de los productos más vendidos por la empresa Sargadelos, que se harta de enviar pedidos a... Japón. La sombra de Mariano Marcos de Abalo es alargada. Ya Álvaro Cunqueiro comentó en su día que este invento de la queimada tenía que ser posterior a la guerra civil. Hacer aguardiente llevaba su tiempo y su dinero, como para andar quemándolo por ahí.

Moral anarquista.

Benigno (pronúnciese Binino) había fallecido dos años antes. Aquella casa d'O Izquierdo de la aldea de Cimadevila, en Cereixa (A Pobra do Brollón, Lugo), se quedó huérfana y deshabitada desde entonces. La vivienda, en el mundo rural, es todo un repositorio de la memoria, una máquina perfecta de generar identidad. Dos años después estábamos allí su nieto, Xoel y yo, arqueólogo. Y bajamos a la bodega. Allí permanecía, a oscuras, la cubeta en la que reposaba parte del legado del abuelo, el último aguardiente que hizo en vida. Recordamos las historias de Benigno, la represión en Vilachá, la masacre de Badajoz, la lucha invernal por la ciudad de Teruel, la vida comunitaria de la parroquia. Todo un mundo ido, reflejado en el cobre ahumado del viejo alambique. Al patrón le gustaba que el vino rascase un poco y a veces le añadía un refuerzo de orujo que, desde luego, no dejaba indiferente a nadie. Benigno fue uno de esos gallegos llamados a quintas y que nutrieron el frente de guerra de orujo casero. Como mi abuelo paterno, Antonio, cabo del ejército del Sur. A la vuelta de cada permiso, todos los compañeros de armas eran amigos suyos. Hasta los republicanos preguntaban voz en grito desde el otro lado: ¿Ha vuelto el gallego? Mi yayo era el puto amo en los intercambios nocturnos. También mi abuelo materno, Jesús, sabía que tenía un as en la manga. Medio desertor y herido en un pie, se ganó el aprecio de una monja cuidadora en el hospital militar de Zaragoza, a cambio de su debido suministro de agua bendita.

Benigno y Ramona en la Casa d'O Izquierdo. Años 90 (Foto Xoel).

Me agotan los debates acerca de la fiabilidad sobre las fuentes orales por parte de arqueólogos e historiadores. O las desprecian directamente o solo atienden a ellas cuando corroboran sus hipótesis. No hay nada más aburrido y predecible que escuchar a un tipo de éstos diciéndote a quien tienes que creer. Yo solo sé que una noche fría de diciembre, en la cocina de la casa do Izquierdo, Benigno, socialista de toda vida, nos contó su paso por la batalla de Teruel en el ejército franquista, y lloraba como un niño. Hay que ser muy ben actor para sollozar y mentir al mismo tiempo, y no era el caso. Él fue camillero en aquella carnicería y allí estuvo en la defensa y en la reconquista de la ciudad aragonesa, con otros vecinos aguardentóforos como él. Y fue entonces cuando nos contó que al borde de la congelación solían quemar el aguardiente de casa, mezclándolo con cosas que compraban a los moros. Esa es la razón por la que nunca le gustó esta moda de la queimada en las fiestas, porque le traía de nuevo el traumático recuerdo de la guerra. Esto nos lo contó en el año 1997.

Puesto de moro vendiendo vinos, aguardiente y tabaco. Frente de Aragón, sector Teruel, 14 de febrero de 1938 (Digital Hispánica, BNE).

Pedro García Trapiello es un escritor cazurro (palabra polisémica) con columna de opinión (Cornada de Lobo) en el Diario de León. El 2 de marzo de 2020 publicó una historia curiosa bajo el título de Cazurro queimón (advierto que el final es deleznable). La escuchó de boca de su padre. Teruel, 18 de febrero de 1938, víspera de ofensiva. Veinte grados bajo cero. Una compañía franquista formada por leoneses, asturianos y gallegos espera por el asaltaparapetos, esto es, su botella de brandy o sucedáneo para enardecer los ánimos y ahuyentar el miedo a morir. La importancia de este combustible en el frente era tal, que en el lado franquista se organizaron cuestaciones populares como El Día del Licor del Soldado o Tabaco del Herido. El 27 de enero de 1938, por ejemplo, se llevó a cabo una en el Teatro Liceo de Salamanca: Las botellas y cajas que se adquieran serán entregadas en el frente de Teruel por los organizadores del Acto.


Pero los licores no llegaron a la compañía de soldados leoneses, gallegos y bercianos. Despesperado, el cabo furriel decide echar mano del alcohol del hospital de campaña. Para hacerlo bebible lo queman y aderezan con azúcar a dolor, restos de mondas y granos de café. 

Como diría Manquiña en Airbag, el concepto es el concepto, y éste surgió en la guerra civil.

El falangista Carlos Alonso del Real solo tenía razón en una cosa en su interpretación sobre el origen de la queimada. Efectivamente se dio gracias a una mezcla, que él conocía muy bien, de elementos célticos (del noroeste de la Península Ibérica), germánicos (Legión Cóndor) y musulmanes (las tropas coloniales).

P.S. Como mis abuelos, tengo la fiel costumbre de llevar a los frentes que excavamos un surtido amplio de caña blanca, aguardiente de hierbas y licor café, de Trasmonte y A Ponte. Nada de orujo cantinero. Como decían los abuelos: É da casa, neno, non che fai dano.


Referencia.
María Luz de Prado Herrera (2012). La contribución popular a la financiación de la guerra civil: Salamanca, 1936-1939. Salamanca: Ediciones de la Universidad de Salamanca.






sábado, 9 de mayo de 2020

La queimada nació en una trinchera (I)

Carlos Alonso del Real y Ramos (1914-1993).

El camisa vieja Carlos Alonso del Real fue uno de esos intelectuales que lo dio todo en la Falange durante la guerra y la inmediata postguerra. Compuso algunas de las canciones e himnos fascistas más conocidos, fue formador en la escuela de mandos José Antonio del Escorial y formó parte de la División Azul. A la vuelta de Rusia se convirtió en un fiel servidor de Martínez-Santaolalla, el falangista que controlaba el entramado institucional arqueológico de la Nueva España. Carlos Alonso ocupó diversos cargos administrativos a la sombra del Comisario General hasta que los tentáculos de los tecnócratas del Opus Dei llegaron también al ámbito de las Humanidades. Martínez-Santaolalla, como tantos otros azules, fue defenestrado y nuestro personaje acabó alejado de Madrid, ganando la cátedra de Prehistoria en una universidad periférica, de provincias, como era Santiago de Compostela en 1955. Como otros intelectuales falangistas acabó por apoyar la resistencia estudiantil convirtiéndose en un auténtico disidente, respetado por el alumnado que acudía a sus aulas. Colaboró con el galleguismo cultural y político en el tardofranquismo, de ahí que publicase en revistas y medios afines, como la revista Grial. Aquí publicó en 1972 un artículo en gallego titulado: As orixes da queimada. Capítulo programático dun libro en preparación. El volumen al que se refiere no llegó a publicarse nunca, si bien por azares del destino, hemos encontrado la versión manuscrita de ese libro. Estamos preparando una edición crítica del mismo y es por ello que hemos indagado en la figura de Carlos Alonso, un tipo inteligente que supo modelar una determinada imagen de sí mismo. Por lo que estamos viendo, era un fabulador y, sobre todo, un cínico. De quemar libros de Gordon Childe en Madrid en 1939 pasó a ser su máximo admirador décadas después. Su recuerdo en Compostela no tiene nada que ver con la memoria que se guarda de él en Madrid, por ejemplo. Ciertamente, nunca renegó del fascismo, y aún en los años 70 reconocía por escrito la genialidad de Mussolini, por ejemplo. Su programa de investigación se centró en parte en el análisis de los orígenes de cuestiones muy queridas para esa ideología como la guerra, el deporte o el mando. En esta línea cabe encuadrar este curioso artículo sobre el origen de la queimada en el que nos habla de sustratos e influencias culturales. Resumiendo mucho la queimada sería un melting pot, un crisol en el que, igual que se mezclan café y cáscaras de naranja, se vislumbran influencias célticas, germánicas y musulmanas. Su origen sería medieval, ya que el alambique se introduce en Galicia hacia el siglo XII, según él. Esta investigación sobre la queimada respondía a su interés por la brujería como fenómeno histórico, en la línea de Julio Caro Baroja.


En todas las viviendas campesinas gallegas con familiares en la emigración, se colgaban en las paredes del comedor (utilizado solo el día del banquete de la fiesta parroquial) souvenirs folclóricos de todo pelaje, procedentes de las grandes ciudades españolas, europeas y americanas. En el comedor de la casa de mi abuelo en A Ponte (Cereixa, A Pobra do Brollón, Lugo) recuerdo siempre dos elementos bastante más autóctonos, y eso que teníamos gente viviendo en Caracas y Barcelona: una gaita y el conjuro de la queimada. Este último tenía forma de pergamino y un cierto marchamo heráldico, que poco tenía que ver con ese mundo imaginario medieval del que hablaba Carlos Alonso del Real. Estoy hablando de inicios/mediados de la década de 1980. Se lo había regalado mi padre Julio a mi tío Suso.

El conjuro de la casa de A Ponte (Foto Suso 40).

La política turística promocionada por Manuel Fraga Iribarne en la década de 1960 consolidó una imagen folklorizante de Galicia que legitimó toda una serie de prácticas performativas como las ferias del vino, las Reales Órdenes de la Alquitara y el Albariño, acuñó eslóganes que son historias de éxito (Y para comer Lugo) e incluso propició la invención de paisajes a través de la caza deportiva como la Serra dos Ancares.  Esta estrategia se extendió a la emigración gallega y contribuyó a desactivar políticamente los Centros Gallegos que, sobre todo en América, mantenían encendida la llama del exilio republicano. El desarrollismo acabó con todo eso. Los gallegos de fuera y de dentro nutrieron todo este entramado arquetípico, promocionado por el NO-DO y el Ministerio de Información y Turismo. Los gobiernos democráticos autonómicos de Albor y Fraga en los 1980 y 1990 bebieron directamente de ese modelo. Y como siempre, hubo intelectuales de nivel que sirvieron entusiásticamente a la causa (Cunqueiro, Castroviejo), pero también hubo gente avispada, buscavidas que aportaron su granito de arena a todo el proceso. En este contexto surge la figura titánica, fulcral, de Mariano Marcos de Abalo. Os aconsejo leer la entrevista que le hizo la periodista Sandra Penelas en 2007 para el periódico El Faro de Vigo. Una joya. El titular es el siguiente: El Conxuro nació en los guateques de los sesenta.

Mariano en el Museo Liste en 2018 (Atlántico Diario).

Mariano es poeta, dibujante, coleccionista de pipas y esquelas con mote, trabaja el marfil y le llueven las ofertas para dar pregones por las fiestas de Galicia, que no son pocas. Ideó el conjuro en 1967 en una pensión al lado del puerto de Vigo y en el año 1974, cuando ya actuaba en la discoteca Fausto, añadió las dos últimas estrofas, en las que se apela al recuerdo de los emigrantes que están fuera. Después, durante nueve años, hizo queimadas en el  barco nocturno de la Ría, sobre todo para japoneses. Se convirtió en un clásico de la Fiesta del Turista y del Parador de Baiona, en donde su número era la gran atracción de la noche. Por supuesto, en 1988 le nombraron caballero de la Orden Serenísima de la Alquitara de Portomarín y fue al programa Luar de la TVG, el decano de los programas de entretenimiento de toda Europa, pero allí, según él, las queimadas no las disfrutas igual porque no ves a la gente y Gayoso [el presentador] me trató con un poco de desprecio. Solo quiere destacar él.

El queimador Mariano en 2016 (Foto de Xoán C. Gil, La Voz de Galicia)

Su éxito setentero llevó a una imprenta viguesa a editar el conjuro. Un acuerdo entre autor y empresa  le permitió cobrar 1 peseta por conjuro vendido. Sin embargo, la demanda era tal que fue imposible controlar las copias, los sucedáneos y las versiones. Una de las más famosas, impresa en una tela marrón era la que colgaba de la pared del comedor de casa de mi abuelo. Tan típica como las figuritas de meigas que se venden en el monte de Santa Trega o los collares de conchas de La Lanzada y La Toja. Finalmente en 2001, Mariano registró el conjuro en la SGAE. Este artista siempre anda con un maletín preparado por si le llaman. Durante años ha perfeccionado su puesta en escena:

Me pongo un hábito negro, colgantes y un gorro de punta y sobre la mesa coloco una calavera, que me regaló en 1956 un amigo que estudiaba Medicina en Santiago, y un cuerno de cabra, ambos con velas encima. Primero cuento la historia de la queimada, o mellor remedio para producir felicidade, las diferentes acepciones de la palabra carallo y varios chistes. Enciendo el aguardiente sobre una concha de vieira y después el del pote. A continuación echo el azúcar mientras remuevo la mezcla y pronuncio el conjuro. Cuando el color de la llama es medio azulado lo apago con un paño que tiene un anxo de vento dibujado.

Mariano ha creado escuela. Existe todo un mercado veraniego en el que fulanos disfrazados de brujos o de Juego de Tronos, no se sabe muy bien, meten unas clavadas enormes por recitar el conjuro y perpetrar una queimada en aniversarios, banquetes, bodas y reencuentros estivales con emigrantes. Yo soy uno de ellos. Como veterano de campos de trabajo arqueológicos internacionales me he comido unas cuantas. Gusta mucho (sobre todo los asiáticos y los de Europa del Este) la parte esa de los pedos de los infernales culos y poner voz chunga al recitar. También vendo vino y camisetas para financiar el proyecto de turno. Como decía Lisa Simpson, todo científico que se precie tiene que tener alma de feriante, sobre todo en Galicia.


Referencias
Alonso del Real, C. 1972. "As orixes da queimada. Capítulo programático dun libro en preparación". Grial. Revista Galega de Cultura, 35: 74-82. 

sábado, 8 de abril de 2017

Wounds in the Dirt


En 1889 dos hermanos, Willard y Harlow Bundy, abrieron en Binghamton una time recording clock company. En los años 20 miles de obreros trabajaban ya en Bundy Time Recorders. Posteriormente la compañía se estableció en la zona de Endicott y dio lugar a la archiconocida IBM. La ciudad vive una gran crisis postindustrial. Aquellos tiempos se fueron para no volver. Para recordarlos se ha intentado recuperar el patrimonio vinculado a esa historia tan norteamericana de emprendedores capitalistas. Hace unos años se musealizó la casa vitoriana de Harlow Bundy, en donde se ha establecido un museo de arte e historia.



Este ha sido el edificio elegido como escenario de la exposición fotográfica de nuestro compañero Rui Gomes Coelho, quien nos ha acompañado en nuestras incursiones por Castuera, Belchite, Madrid y Repil. Tras su paso por Southampton y Lisboa, la exposición llega ahora a los USA. Para nosotros es un paso muy importante en la divulgación y socialización de nuestro proyecto en Arqueología de la guerra civil española. No es la primera vez que nos damos cuenta de una dura realidad: a veces interesa más esta temática fuera de nuestro país que dentro. Corren malos tiempos para la arqueología y la memoria histórica en el Reino de España.



La exposición cuenta con una introducción de Randall McGuire y con textos de Xurxo Ayán. En nuestro blog podréis ver y leer cada una de las 21 fotografías que resumen la originalísima visión de Rui Gomes. El lema de IBM fue THINK, y eso es lo que hace con su cámara este portugués errante: nos obliga a pensar y reflexionar sobre la relación de paisajes, personas y cosas vinculadas a la guerra civil española.


jueves, 26 de mayo de 2016

El Governator de Belchite

Mundo perro, película porno grabada en Belchite Viejo.

Belchite supera cualquier tipo de acercamiento postmoderno, surrealista o crítico. Belchite es inclasificable. ¿Un no lugar? ¿un espacio performativo? ambos conceptos obsoletos han sido superados de nuevo por una realidad que siempre supera a la ficción. A día de hoy si algo es el Belchite viejo (del Belchite Nuevo ya han hablado recientemente nuestros compañeros del GAS), es un escenario universal. From local to global. Desde Belchite para el mundo. Ya lo fue durante la guerra civil española. Un enorme decorado para la propaganda de guerra republicana tras la conquista en septiembre de 1937, como así lo demuestran los reportajes fotográficos de Agustí Centelles. Las ruinas del Seminario Menor aparecen ya por aquel entonces como el mejor decorado para ambientar la gesta de los vencedores. Aquel escenario que recordaba al Pueblo Español de Barcelona, fue visitado por personajes extranjeros, como un misterioso príncipe centroeuropeo retratado por Centelles en el pueblo de Codo y del que escuchamos hablar por primera vez gracias a Ricard Martínez, colaborador de nuestro proyecto belchitano.
A su vez, Franco convirtió Belchite en un parque temático de la Victoria, en un teatro al aire libre en donde se conmemoraba una y otra vez la Cruzada. En las ruinas de la iglesia del Seminario Menor vemos graffitis de los años 60, de españolitos de a pie que comenzaban a hacer turismo dentro de su propio país. Por aquel entonces se editaban postales turísticas de los pueblos de España, en muchas de las cuales el mayor reclamo era el Monumento o la Cruz a los Caídos. La llegada de la democracia supuso, paradójicamente, la consolidación del Belchite Viejo como recurso visitable. No como espacio para la reflexión crítica, para la concienciación contra los peligros del totalitarismo, no. Como ruinas que todo escolar de Aragón debía de visitar. En mi colegio de Pontevedra, en los 80, la excursión anual a Madrid de los de 8ª de EGB hacía parada obligatoria en el Valle de los Caídos. Esta era la cultura democrática en la que nos educaron a los que ya bordeamos los cuarenta años de edad. A la pervivencia de relatos y performances fascistoides y a esta narcotización del pasado belchitano, hubo que sumarle su conversión definitiva en decorado.


Si en 1937 vino un príncipe, en 1987 llegó un barón, el de Munchausen, de la mano del ex Monty Python, Terry Gilliam. Para filmar esta película se construyó toda una arquitectura efímera dentro del pueblo. Del mismo modo que no hay ningún tipo de control arqueológico hoy en día, tampoco íbamos a esperar que se hiciese nada en 1987. Cuando la magia del cine desapareció de allí, permanecieron durante un tiempo las ruinas del atrezzo. Un fotógrafo, Francesc Torres, retrató aquellas dobles ruinas (La visita de Munchausen). Sus fotografías se llegaron a exponer en ARCO2010. El autor quiso mostrar la debilidad de la memoria colectiva y la banalización de los vestigios del recuerdo, de la memoria material:

Estas imágenes muestran lo que vi. El pueblo parecía un cadáver maquillado y vestido de payaso [...] La guerra como simulacro, la historia como chiste. Memoria, sacrificio y sufrimiento profanados por inanes bufonadas sobre tumbas sin nombre.



 Fotografía de Francesc Torres. Atrezzo abandonado de la película 
Las aventuras del Barón Munchausen en Belchite viejo.

Casi 30 años después de Munchausen llega otro personaje con acento centroeuropeo, esta vez desde Hollywood, ni más ni menos que Arnold Schwarzenegger. Conan el Bárbaro regresa a esa España árida en la que se dio a conocer en su día. El bueno de Terminator llegó con su séquito para grabar un anuncio promocional de un videojuego. El excelentísimo ayuntamiento de Belchite ha firmado incluso una cláusula de confidencialidad con la estrella de cine. El alcalde tiene que estar encantado con la visita, al fin y al cabo, debe tener sana envidia del Governator, mitad Gobernador, mitad Terminator. Arnold, calzando sus pantalones de militar, accedió a fotografiarse con el equipo de fútbol local, al completo.

  Arnold con toda la peña en Belchite.

Las ruinas de la guerra civil (no sólo las trincheras) están abocadas a esto, a convertirse en escenarios de juegos de airsoft, de paintball, o en lugares promocionales de videojuegos. Ese es su papel hoy en día. Como me reconocía un historiador vasco, en Euskadi algunas intervenciones arqueológicas en las trincheras se plantean con el único objetivo de habilitar un escenario guapo para las recreaciones históricas en las fiestas y homenajes de turno. Eso en el mejor de los casos, porque a nivel educativo, el desconocimiento de este pasado traumático es total.
¿Esta guerra de qué siglo es? Así se despidió una alumna de 13 años tras visitar nuestro stand de Cultura Científica y Guerra Civil en Vitoria-Gasteiz en noviembre pasado. Un mero Daño Colateral del modelo Depredador de la gestión de la memoria en el Reino de España.

P.S. Al menos nos queda el consuelo de ver el sueño cumplido de Flo: Arnold hablando en baturro en Aragón.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Operación Pathfinder (y III)


¿Cómo se desarrolló finalmente la operación Pathfinder Express I? Aquello fue todo un acontecimiento para las jerarquías del Ejército vencedor de la guerra civil española. En la tribuna de invitados los aliados estadounidenses compartían asiento con veteranos luchadores del ejército hitleriano como el capitán general y vicepresidente del Gobierno, Muñoz Grandes, el afamado jefe de la División Azul que lucia orgulloso su Cruz de Hierro, con dos cojones. Tampoco faltaron fieles lacayos de Franco, con experiencia en Marruecos y en la guerrra civil como Camilo Menéndez Tolosa (ministro de Defensa en aquel entonces), Maroto González o el aviador-historiador Salas Larrazabal, también curtido sobre los cielos de Moscú.
El Ejército de Franco lo flipaba en 1967. Por fin se arrimaba a la Premier Class de la milicia mundial. Para hacer un balance de las  maniobras vamos a tomar como guía una delirante carta firmada por los oficiales españoles  del Estado Mayor de Cassidy en la operación Pathfinder y que se publicó en la revista ilustrada de las Armas y Servicios del Ministerio del Ejército (Ejército, junio 1967, nº 329: 3-6). La misiva se contagia de los aparentes aires modernizadores que pululaban por la España different de las suecas y de Manuel Fraga, incluso rezuma un buenrollismo que rompe de lleno con el deje solemne, retórico e imperial tan característico del Ejército de la Victoria:

Mi General, en nuestra opinión, el Ejercicio Pathfinder ha sido un éxito que será muy difícil superar en el futuro. Y tenía que ser así, entre otras cosas por el alto valor militar y humano que poseen todas las fuerzas americanas que formaron parte de la Joint Task, que obligaron a las fuerzas españolas a 'echar el resto', como aquí se dice, para no quedar mal. [...] La llegada exacta cada veinte minutos de los C-130 del General McLaughin a la base de Morón fue verdaderamente impresionante. [...] La fase de espera preparando la ejecución queda definida por la frase sacramental repetida en todos los 'briefings' por su J-4 que tan bien suena al Mando: En el aspecto logístico: 'no problems'.

Ya sabíamos que Franco no había estudiado en West Point. Aún así vemos como se echa por la borda el lastre nazifascista y se abraza la causa estadounidense, dando cera y asimilando inluso terminología del inglispitinglis. A pesar de estos esfuerzos casposos, la verdadera naturaleza del régimen asoma la cabeza a la mínima, como lo demuestra este arranque nacionalcatólico con una velada referencia a la Virgen del Pilar, símbolo de la verdadera España:

[...] Se pudo hacer el lanzamiento, en uno de los días más favorables que han existido en el extremado clima zaragozano. Bueno, en este punto dos sabemos que jugó usted con ventaja, pues hubo ciertas visitas por su parte a una Excelsa Abogada que no le podía abandonar. El espéctáculo en el aire de la totalidad de las fuerzas ya lanzadas, con dos Generales saltando en cabeza, no se olvidará nunca por parte de todos los que lo vieron en aquella maravillosa madrugada del 22. 

Pathfinder generó su propia cultura material: 
zippo sellando la amistad hispano-estadounidense.

El espectáculo hubiera sido ver al General Franco saltando en paracaídas... pero no. El dictador dejó a sus subalternos que se divirtiesen con los soldaditos de plomo y los aparatos de la superpotencia amiga. En la última parte de la carta, el tono de la misiva se acerca muy mucho al guión de La Vaquilla, con arranques carpetovetónicos y etnofolklóricos propios de Ocho apellidos vascos. Aquí van dos joyas castizas:

Los rostros de todos, un poco cansados pero alegres, hablaban bien claramente del éxito de la operación, en la que no hubo el menor incidente, antes bien, parece que el concepto de la paella  y de las judías con chorizo deben ser tenidos en cuenta por el Mando americano para la confección de las raciones C [...] La Prensa creemos que lo vio todo bien, y ya conoce usted la impotancia que han dado al asunto, usted sabe lo listos que son, y desde el primer momento captaron que el Ejercicio iba a ser muy interesante. Ya vió como preguntaban por todo y en cambio nosotros vimos cómo usted respondía; hemos pensado que si tendrá usted algún antepasado gallego.

Olé que olé. Lo que llamaban Prensa eran artículos que no desdecían una coma las recomendaciones enviadas desde arriba. El éxito del ejercicio fue total a pesar de pequeños contratiempos, daños colaterales, que se mencionaban de la siguiente manera: 

El 'más difícil todavía',  a cargo de los heroicos artistas, aunque también soldados, de la caída libre con el cruce de bastones, hombres americanos y españoles, empañó nuestra alegría y en aquellos segundos la oración de todos los que allí estábamos salió de nuestros corazones, preparando la llegada ante el Señor del único caído de la operación Pathfinder, tributo doloroso pero corriente en nuestro quehacer guerrero, pero que sirvió para explicar al mundo la categoría y el riesgo de estas operaciones.


Un paracaidista estadounidense se mató y otro quedó gravemente herido, con fracturas que ni se sabe. La baja española fue un cura que, procedente del reino de  los cielos, se estampó contra una escombrera. El capitán capellán de la Roger de Flor se partió las piernas. Es lo que se llama tributo doloroso.
A esta operación Pathfinder (los ejercicios de aerotransportes más importantes de Europa desde que terminó la segunda guerra mundial) le siguió en septiembre otra en los Pirineos, con el citado simulacro de guerra de guerrillas. El periódico ABC (23 de mayo de 1967, p. 71) mostró claramente las esperanzas franquistas: Se concede gran importancia a las maniobras porque aunque España no es miembro del [sic] O.T.A.N. -se dice-, las mismas acercan a España al sistema de defensa occidental.
La geopolítica define también los paisajes. Aunque España tardaría en entrar en la OTAN diecinueve años, estas tierras de Zaragoza, el frente de Aragón, se convirtieron verdaderamente en campo de maniobras del sistema de defensa occidental. Los tiempos cambian, pero la idea permanece.


En octubre de 2015 tropas de treinta países escenificaron aqui el mayor ejercicio de la OTAN desde la Guerra Fría (El Heraldo de Aragón). Unos 30.000 militares protagonizaron la operación Trident Juncture 2015. En los supuestos tácticos ya no había rojos ni azules, pero sí guerrillas y terroristas malencarados y globales. En la presentación del ejercicio en julio de 2015 el ministro de Defensa, Morenés, dijo lo siguiente: El terrorismo no funciona igual en cada zona, pero sí es importante mostrar al mundo y los que quieren atentar contra nuestro modo de vida que estamos dispuestos a defender nuestras sociedades y valores... le faltó añadir defender sus intereses como comerciante de armas (bombas de racimo y esas cosas).
El presidente del Reino de España, Mariano Rajoy (éste sí que tiene antecedentes gallegos) está encantado de verse de nuevo como el centinela de Occidente, garante de la cristiandad occidental, eso sí, mientras estas maniobras sigan siendo ficticias y no le supongan tener que ir a guerras con castigos electorales. Debajo de su losa en el Valle de los Caídos, Franco (otro con antecedentes gallegos) se debe estar descojonando, satisfecho con su obra. Los aeródromos aragoneses que albergaron a la Legión Cóndor en la Cruzada o guerra justa siguen cumpliendo su cometido. Ya lo advertían los autores de la misiva a Cassidy al final de la carta:

Sólo le pedimos una cosa: Que cuente lo que ha visto y oído en este viejo país que tiene muchos defectos, pero también algunas cualidades, y entre ellas la lealtad y el agradecimiento, y que cuando la causa es justa sabe responder a la voz de 'GO'.

Esto lo podría firmar en 2015 Fernández Díaz, Margallo o el presidente del Reino de España, herederos políticos de aquellos que defendieron una guerra justa.
Let's Go Mariano.
Ready Steady Go.




miércoles, 25 de noviembre de 2015

Operación Pathfinder (II)

 Cena de altos mandos de la VIII División de Infantería 
del Ejército de EEUU en Europa (junio de 1964). Cassidy es el segundo por la izqda.

En un post precedente os presentamos al general Patrick F. Cassidy, dispuesto a viajar desde la RFA para dirigir unas maniobras militares conjuntas con el Ejército de Franco en tierras aragonesas en mayo de 1967. Recordemos al personaje. Cassidy era un veterano de las fuerzas aerotransportadas. Tomó parte en la IIª Guerra Mundial al mando de un batallón de la mítica 101 División Aerotransportada que tanto hizo en la lucha antifascista en Europa. Este hombre se distinguió en las  operaciones de Normandía y Holanda, ganando la Cruz de Servicios Distinguidos, la segunda condecoración que por servicios de guerra se concede en los USA. Pero desde entonces, pasaron muchas cosas. La Guerra de Corea y la Guerra Fría convirtieron al amigo español de Hitler y Mussolini en un aliado silencioso, en baluarte anticomunista del Mundo Libre (sic). El establecimiento de las bases norteamericanas en España fue la moneda de cambio para el reconocimiento internacional del régimen y para olvidar el pasado (condena en la ONU, marginación con respecto al Plan Marshall, etc...). El abrazo con Eisenhower en 1959 aseguraba que Franco moriría en la cama, apoyado por un Ejército fiel que recibía ahora ayuda bélica estadounidense. Así pues, en el Desfile de la Victoria la protagonista indiscutible no fue la hija de Franco sino la batería del Grupo de Lanzacohetes Hawk. Sí amigos, se trataba del mismo ejército nacional que  treinta años antes ganaba la guerra gracias a la ayuda fascista italiana y nazi. El mismo Ejército que se enfrentó a los norteamericanos de la Brigada Lincoln en el frente de Aragón.



Por eso la España tardofranquista era different. Como señala Ángel Viñas, algunas cosas cambiaron en la milicia española, si bien otras permanecieron, como la obsesión por el enemigo interno. Así pues, la operación Pathfinder Express I tenía como objetivo real valorar las posibilidades de acciones de contrainsurgencia en España. El tema fue escandoloso y para maquillarlo ahí estuvo el mago Manuel Fraga Iribarne, el mismo que aportaba una imagen de pseudomodernidad con la promoción turística y una Ley de Prensa que intentaba acercar al régimen a los países occidentales. El mismo que mentía como un bellaco. Gracias a la prensa libre alemana (Frankfurter Allgemeine Zeitung)  y estadounidense (Washington Post) se supo cuál era el supuesto táctico que guiaba esas maniobras: la simulación del aplastamiento de una revolución contra el régimen de Franco, ni más ni menos. Un país aliado con el nombre de Samland (hábil e ingenioso trasunto de EE.UU.) acudía en ayuda de España a fin de deshacer una revuelta interna. Don Manuel Fraga Iribarne calificó de falsos y maliciosos esos informes periodísticos, a pesar de basarse en documentos firmados por los investigadores del Subcomité de Relaciones Exteriores del propio Senado estadoounidense. Claro, la democracia y sus comisiones de investigación despistaban un poco a los jerifaltes franquistas. Y ahí salió Fraga, a lo campeón, dándole la vuelta a la tortilla: Para planear y llevar a cabo el ejercicio «Pathfinder Express» se creó una situación táctica y estratégica en la cual la nación imaginaria de Iberia es invadida por la República Agresora (RA); el Gobierno de Iberia pidió apoyo militar de Iberia occidental, en caso de ataque. Iberia occidental acordó disponer de una limitada fuerza militar para la defensa de Iberia en caso de agresión; a pesar de estas consideraciones la República Agresora invadió Iberia el 31 de marzo de 1967. Como se puede ver fácilmente todo el supuesto táctico estaba montado sobre la base de una invasión exterior y no de una insurrección interna. El Gobierno y el pueblo de España no consentirían nunca la utilización de una fuerza foránea en un asunto interno de nuestro país.



Lo de República agresora se queda pequeño si atendemos al supuesto táctico del ejercicio combinado El Sarrio (realizado con posterioridad a Pathfinder Express I y II), en el que se hablaba de rojos y azules, y a diferencia de la canción de Torrebruno, no todos podían ser los campeones: tras una prolongada situación de tensión entre los países azul y rojo, este último había lanzado un ataque por sorpresa, como consecuencia del cual ha conseguido avanzar hasta el sistema central de la Península, donde ha sido momentáneamente detenido. Las medidas represivas impuestas por el país rojo sobre el territorio ocupado y la hostilidad de los habitantes hacia las fuerzas, rojas han dado lugar a movimientos de resistencia dispersos y no combinados, efectuando acciones de sabotaje, dificultados por la falta de equipo y la ausencia de coordinación.
Al margen de estas polémicas, los USA querían por aquel entonces que España fuese aceptada en la OTAN, ya que consideraban a Franco un fiel aliado. En este proceso, la operación Pathfinder fue un hito en las relaciones hispano-estadounidenses. Un puente aéreo ente Alemania y España permitió traer a la base de Morón de la Frontera las fuerzas aerotransportadas dirigidas por Cassidy. Dos campamentos se establecieron en la base. En el campamento español entrenaban los paracas de la I Bandera Roger de Flor. Algo debían de tener los almogávares para que el Ejército franquista los tuviese tan en cuenta. Treinta años antes el Tercio de Almogávares era exterminado en Belchite, en donde combatió la Brigada Licoln. Ahora, en 1967, paracas españoles serían lanzados al cielo de Zaragoza, honrando al líder almogáver Roger de Flor. 
Continuará...

martes, 24 de noviembre de 2015

Colonias para hombres: la película


Gracias a los servicios multimedia de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, siempre tan profesionales, ya podés visionar los vídeos de las conferencias y debates que tuvieron lugar en el marco del Seminario Colonias para hombres: Arqueología de la colonización agraria e industrial el franquismo (Vitoria-Gasteiz, 21-28 de octubre de 2016). Un buen elenco de ponencias que nos ofrece una visión panorámica del tema con estudios de caso de Euskadi, el Bierzo, Galicia, Extremadura, Aragón y Catalunya. 
El seminario contó con un ayuda de la Facultad de Letras y otra subvención del Vicerrectorado del Campus de Araba.

http://ehutb.ehu.eus/es/serial/2070.html



Comité organizador: Sonia García, José Mª. Señorán, Xurxo Ayán, Sergio Escribano y Josu Santamarina.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Arqueología del Carlismo


El Carlismo como fenómeno histórico cuenta ya con unas cuantas monografías enciclopédicas e incluso con un museo específico en la antigua capital legitimista de Lizarra-Estella (Navarra). Sin embargo, este interés apenas se ha visto reflejado en el ámbito de la Arqueología. Fortificaciones y restos materiales de las guerras carlistas del siglo XIX desaparecen sin remisión ante la ausencia de protección legal y el desinterés de la Administración y de la Academia. Como ha ocurrido con la guerra civil española, en sitios como Euskadi se abordaban restos del conflicto de rebote, al ir a excavar castros de la Edad del Hierro, por ejemplo.


Este panorama ha comenzado a cambiar y las guerras carlistas también han llegado a la Arqueología universitaria. Sergio Escribano e Ivan Roldan reivindican toda una Arqueología del carlismo en un trabajo de investigación que verá la luz en breve en el monográfico sobre Arqueología del Conflicto editado por la revista Arkeogazte de la Facultad de Letras de Vitoria-Gasteiz. En su estudio analizan cinco fortificaciones carlistas relacionadas con el cinturón defensivo de Lizarra-Estella levantado entre 1875 y 1876.
Nuestro equipo de trabajo participa de esta Arqueología del Carlismo al abordar arqueológicamente los escenarios en los que combatieron Tercios como el de los Almogávares aragoneses en Belchite. Sin duda, ésta fue la cuarta guerra carlista, la única en la que los legitimistas se encontraron entre los vencedores, aunque fue una victoria pírrica: el carlismo fue canibalizado por el franquismo desde el mismo momento en que el Caudillo firmó el Decreto de Unificación de 1937.


En la Semana de la Ciencia en el BIBAT elegimos por distintos motivos el fortín de la Dehesa de la Villa como estudio de caso y decidimos que Josu y Dani se caracterizasen de requetés. En Vitoria-Gasteiz el carlismo era la ideología predominante en 1936 y cientos de gasteiztarras engrosaron las filas de Tercios como el de la Virgen Blanca y otras unidades militares, muchas de ellas distinguidas en la denominada como campaña de Vizcaya. Los visitantes de más edad, vecinos de la capital alavesa, nos aportaron un sinfín de historias de padres y abuelos requetés que habían combatido en el ejército sublevado. Entre las historias, yo me quedo con la del farmacéutico, hoy nonagenario, que participó de joven en la conquista franquista de Belchite en marzo de 1938. En el avance, el tipo se cayó en un pozo negro... y no se quitó el olor en todo lo que quedaba de guerra. Como decían sus compañeros: Llegamos al Mediterráneo y avanzamos en la batalla del Ebro porque mandábamos a éste por delante y los rojos huían por el hedor que desprendía.  La guerra de Gila.


En el BIBAT hemos tenido la inmensa suerte de compartir sala de máquinas con los compañeros y compañeras de la Escuela de Ingeniería, vecinos del campus de Vitoria-Gasteiz, y que han diseñado una impresora 3D con multitud de aplicaciones. La espontánea colaboración entre los dos equipos ha servido para mostrar a la gente las prácticas comunes que compartimos a pesar de venir de ámbitos científicos y técnicos aparentemente muy alejados. Las planimetrías y reconstrucciones 3D que nosotros realizamos como arqueólogos sirvieron de base para que los ingenieros nos imprimiesen en 3D el fortín de la Dehesa dela Villa. Estoy seguro que los Barbis, los ingenieros militares franquistas que lo construyeron estarían flipando con las nuevas tecnologías al verse reflejados en una plantalla de plasma.




lunes, 9 de noviembre de 2015

Con novedad en el frente


Hace años la dueña (que no madam) de la cafetería de un centro de interpretación arqueológico de Galicia me reveló el secreto para que funcione bien un bar: se trata de poner un buen par de tetas detrás de la barra. Esta fórmula tan efectiva como real nos muestra fehacientemente el tipo de sociedad en la que vivimos, pero también nos habla del marketing chabacano, tanto a la hora de ligar como de vender un producto. La compañera Cristina Mato nos recordaba una frase magistral que escuchó en un episodio de Los Simpson: Todo científico que se precie debe tener alma de feriante. Y efectivamente, allí estuvimos tres días 14 grupos de investigación encerrados en el Museo BIBAT de Vitoria-Gasteiz, echando mano de mil argucias para atraer el público a nuestros stands. Unos iban ataviados de bata blanca, icono del científico de verdad; otros se jugaron la carta tecnológica y se trajeron el artefacto más molón del mercado (un scáner 3D o un holograma que te cagas, por ejemplo); los de más allá apostaban sobre seguro planteando actividades para niños (arqueocampo)...


Nosotros no íbamos a ser menos, y nos plantamos en el BIBAT con la recreación de un puesto de la guerra civil (cortesía de la Asociación Lubakikoak) y un stand vigilado por requetés. Esta combinación de balas, armas, ciencia y niños-adolescentes no deja ser polémica, lo sabemos. El impacto visual de la escenografía ciega a muchos de los visitantes. Papás y mamás hacen posar a sus hijos con cascos y fusiles Mauser; tras la foto ni se molestan en acercarse al stand. Adolescentes con cara de psicópata se limitan a hacer como que disparan a sus compañeros. Evidentemente nuestra misión aquí no es convertir esto en un alegato militarista sino todo lo contrario. A través de la cultura material exhumada en nuestras excavaciones arqueológicas en el frente de Belchite intentamos hacer entender  a la gente cuatro ideas básicas:


1. La ciencia no la hace una persona sola. El trabajo en equipo es fundamental. Un fortín de la guerra civil no lo excava un fulano enajenado a su bola. En esta línea mostramos el enfoque interdisciplinar que permite generar conocimiento. Para identificar víctimas de la guerra contamos con la preciosa ayuda de nuestras compañeras del laboratorio de Genética y que regentan otro stand cercano. Para reconstruir la dieta de los soldados empleamos las mismas herramientas metodológicas que muestran nuestros compañeros de Prehistoria en otro puesto feriante. Los vecinos de al lado hacen impresiones 3D con las planimetrías y reconstrucciones virtuales que nosotros también llevamos a cabo a partir de la documentación arqueológica. Cuando los visitantes vienen de escuchar hablar a nuestros compañeros arqueólogos del Carbono-14 y las cronologías relativas, nosotros les enseñamos cómo trabaja la Arqueología del Pasado Contemporáneo, en donde podemos alcanzar dataciones absolutas.


2. La guerra no es bonita. La crueldad de un conflicto armado se ceba en las personas y genera un trauma que persiste durante generaciones. Como si de un capítulo de CSI se tratase podemos reconstruir la masacre que tuvo lugar el 24 de agosto de 1937 en el fortín de la Dehesa de la Villa de Belchite. Los Guardias de Asalto procedentes de Barcelona aniquilaron toda resistencia requeté en esta posición. A partir de nuestra excavación podemos analizar las armas empleadas, podemos demostrar la existencia de combates cuerpo a cuerpo, podemos reconstruir la vida cotidiana en las trincheras...


3. A través de las balas, los proyectiles de artillería y de las armas intentamos hacer ver a la gente cómo la tecnología se emplea para hacer el mal. Muchas innovaciones se aplican primero al ámbito militar y después a la vida civil. El cable telefónico y la luz eléctrica de que disponía el fortín de la Dehesa de la Villa en 1937 no volvería a Belchite hasta dos décadas más tarde. Asímismo, todos los avances tecnológicos acaban siendo objetos arqueológicos, como se puede apreciar en esta sala del BIBAT en donde convive la última generación de impresoras 3D con las máquinas Minerva de fines del siglo XIX, toda una virguería en su momento.


4. En la guerra civil española se enfrentaron diferentes ideologías que defendían modelos antagónicos de sociedad. Tuvo causas políticas y hubo vencedores y vencidos, por eso sigue pesando en el presente. Antológica fue la reacción de algunas profesoras de colegios religiosos al escucharnos hablar del fanatismo de los tradicionalistas carlistas con su Detente Bala. Su cara lo decía todo: ya están estos rojos mezclando la ciencia con las témporas. Lo que no comprende alguna gente es que ésta es una actividad de educación para la paz, un ejercicio para generar espíritu crítico en la ciudadanía. Nuestro recorrido acababa contando el papel jugado por la empresa Fournier en la guerra al servicio del Ejército franquista. En la guerra, los soldaditos en el frente son carne de cañón al servicio de intereses económicos. En los conflictos siempre hay gente que se forra, y eso se puede colegir perfectamente de los objetos que extraemos, desde una mísera lata de conserva.


Los padres de los niños y niñas que se acercaban al stand aplicaban a sus vástagos el modelo museístico al uso: NO TOCAR. Tampoco entendían muy bien qué hacían estos objetos contemporáneos en un museo. A lo largo de estos tres días hemos cumplido nuestro objetivo inicial: contar historias sobre nuestros abuelos y bisabuelos a través de la pasta de dientes documentada en un refugio republicano en Mediana o de un par de casquillos de pistola en un fortín requeté.

Con novedad en el frente: guerra civil y cultura científica, stand de la Semana de la Ciencia de la UPV/EHU regentado por Sonia García (GPAC), Pedro Rodríguez (IBAP), Xabier Herrero (Lubakioak), Josu Santamarina (UPV/EHU), Xurxo Ayán (GPAC), Dani García (Lubakioak) y Nahia Khiari (UPV/EHU).



sábado, 24 de octubre de 2015

Interpretando letrinas

Ortoimagen de las letrinas durante la excavación.

Emulando un post previo, esta entrada podría llamarse "¿Quiénes c...aron en el seminario menor de Belchite?" De la misma manera que hemos podido arrojar luz recientemente sobre los combatientes de Mediana gracias a nuevos documentos de archivo, un documento audiovisual nos permite ahora elucubrar sobre las letrinas que excavamos en el seminario -y sus usuarios. 

Durante la excavación de las letrinas, que se encontraban arrasadas por completo, identificamos dos impactos de proyectiles en la acera exterior. Parecían corresponderse con granadas de espiga. Estas fueron utilizadas con profusión en el asalto a Belchite, como sabemos por los restos que hemos encontrado en la campaña de 2014 en el Saso y en la de 2015 en las fortificaciones cercanas al cementerio. Colegimos de los dos impactos que el edificio de las letrinas: a) era anterior a la guerra (la otra posibilidad que manejábamos es que hubiera sido construido en 1939-40, cuando el sitio se convirtió en campo de concentración); b) que quedaron seriamente dañadas por los explosivos y quizá no volvieron a ser utilizadas. La ausencia de materiales claramente atribuibles al campo de concentración parecía reforzar la teoría del abandono tras el asalto republicano. 

Sin embargo, en un documental republicano sobre la batalla de Belchite (Tres Fechas Gloriosas, Félix Marquet, 1938), se puede apreciar claramente el edificio de las letrinas, aparentemente en perfecto estado, después de que los guardias de asalto tomaran el seminario. Los guardias posan sonrientes levantando el puño con los retretes al fondo: 

¿Quién quiere ir al baño?

Esto aclara algunas cosas y complica otras ¿Qué es lo que complica? La forma en que se llevó a cabo el ataque en este sector. En un principio creímos que el mortero que batió la zona se habría emplazado en la meseta que domina el seminario. Desde esta posición privilegiada, pensábamos, habría podido hostigar a los defensores a placer. Sin embargo, esta hipótesis ahora no parece muy verosímil: la trayectoria del proyectil solo sería posible sí las letrinas no tuvieran tejado (porque hubiera sido destruido previamente). De tenerlo, el proyectil que dejó su huella en la parte septentrional habría impactado casi seguro contra la techumbre. Esto significa que los disparos del mortero de espiga debían proceder más bien de la zona este, por donde discurre la carretera -y donde posan los guardias de asalto. 

Lo que aclara el fotograma es quiénes c...aron en las letrinas. Primero, los soldados sublevados que ocupaban esta posición. Esto ya lo sabíamos. Después, los republicanos una vez que se hicieron con el lugar. Y no de forma eventual (para aliviar la tensión del ataque), sino habitual. Esto significa que algunas tropas del Ejército Popular estuvieron acantonadas en la posición durante un cierto período de tiempo.

¿Cómo deducimos esto? En la excavación encontramos una serie de objetos que ahora podemos interpretar mejor. Se trata de varios elementos relacionados con la higiene personal: restos de dos tubos de pasta de dientes, un peine, un cepillo de dientes y una bacía u orinal. Excepto el orinal, que apareció donde tenía que aparecer (en los retretes), los útiles de aseo los encontramos en una zona que con toda seguridad contenía lavabos.

El ubicuo kit de higinene de la Guerra Civil: tubos de pasta de dientes, cepillo y peine aparecidos en las letrinas del Seminario Menor.

Excavación de la zona de los lavabos.

El cepillo de dientes es de la marca Foramen, de Barcelona. Esto nos llamó la atención en su momento, porque apuntaba hacia los republicanos. De hecho, encontramos este cepillo asociado a un soldado republicano caído en la batalla del Ebro. Cabía, sin embargo, la posibilidad de que fuera un cepillo de antes de la guerra y por lo tanto propiedad de cualquier ciudadano o que un guardia lo hubiera perdido durante el ataque. Ahora sabemos que su dueño era a todas luces un republicano acuartelado aquí. El seminario debió utilizarse durante toda la batalla como una base de segunda línea.

La arqueología del pasado contemporáneo es compleja. En períodos muy breves de tiempo han podido pasar muchas cosas: las huellas efímeras de los eventos se mezclan unas con otras irremediablemente. Y desenredar la madeja de la historia lleva su tiempo. Las letrinas que excavamos son un espacio vulgar -tal vez el más vulgar de los espacios. Sin embargo, este espacio vulgar participó de hechos históricos de primer orden. En un plazo de dos años, las usaron los requetés, las bombardearon guardias de asalto, las reutilizaron soldados republicanos y finalmente, quizá, brigadistas internacionales prisioneros. 

Hay palacios, la verdad, que han visto menos historia. 

viernes, 16 de octubre de 2015

¿Quiénes lucharon en Mediana?


Estepas de Mediana, testimonio de brutales combates en septiembre de 1937.

Saber quién luchó en un determinado campo de batalla no es tan fácil como a primera vista podría parecer. No lo es porque con mucha frecuencia en un mismo espacio combatieron unidades distintas en distintos momentos. Los campos de batalla son yacimientos estratificados con el inconveniente de que todos los estratos están en el mismo nivel. Separar los estratos, sin embargo, a veces es posible. Para ello tenemos que recurrir tanto a las pruebas arqueológicas como a los documentos. 

Las trincheras de Mediana son un buen ejemplo de esta situación. Las trincheras de la zona fueron ocupadas entre finales de agosto de 1937 y marzo de 1938. Diversas unidades pasaron por aquí, tanto españolas como internacionales. No es fácil datar las fortificaciones ni identificar a sus habitantes, aunque hemos realizado algunos progresos llamativos.

Durante la última campaña en Mediana realizamos una prospección intensiva de las trincheras situadas al oeste de la carretera que une esta localidad con Belchite y que fueron escenario de feroces combates durante septiembre de 1937. Aquí estuvieron destacadas diversas unidades, tanto en ese momento como en fechas posteriores. Dejaron tras de sí un rastro material compuesto por fragmentos de granada, morteros, botellas, tinteros y cajas de munición al que ya nos hemos referido.



Chapa de una caja de munición soviética en los parapetos republicanos de Mediana.

¿Quiénes dejaron ese rastro? Ahora quizá estemos más cerca de saberlo. 

Entre los soldados que combatieron en Mediana se encuentran los miembros de la XV Brigada Internacional. Previamente a la ofensiva de Zaragoza, la brigada 
ontaba con 208 soldados británicos, 405 estadounidenses y 309 españoles, cada nacionalidad encuadrada en su propio batallón. Además, en esos momentos aún se contaban entre sus filas nada menos que 563 eslavos del batallón Dimitrov. La XV fue encargada de tomar Quinto al comienzo de los combates de la ofensiva de Zaragoza (23-24 de agosto). A los ingleses les correspondió hacerse con la colina de Purburell el 25 de agosto, un ataque en el que sufrieron bajas muy elevadas, entre ellos Peter Daly, el comandante de la unidad. 



Los republicanos entran en Quinto de Ebro.

El día 30 de agosto la XV Brigada fue desplazada a una altura a 1,7 km al norte de Codo. Desde allí se envió al batallón inglés en dirección a Mediana para evitar que los franquistas rompieran el frente y acudieran a socorrer a sus camaradas cercados en Belchite.

Sobre el encuentro entre británicos y sublevados en Mediana contamos con un interesante documento de archivo denominado "La XV Brigada en la Ofensiva de Aragón" (que una vez más debemos a Julián Dueñas). Según este documento:

"los dos grupos [británicos y franquistas] hicieron contacto a las 3 horas; los fascistas, sorprendidos, corrieron por atrás. Los ingleses enseguida tomaron posesión de las colinas que los fascistas habían conquistado de la 11 Brigada [que había ocupado estas posiciones los días anteriores]. Estas cotas dominaban el pueblo de Mediana que componía la "tierra de nadie"... Para tres días y noches los fascistas repitieron esfuerzos con intentos de romper la línea republicana en este sector empleando gran cantidad de artillería y aviones... El cuarto día los ataques fascistas disminuyeron en intensidad. El batallón fortificó bien las posiciones y por eso no hubo muchas bajas.... El batallón quedó en estas posiciones hasta después de la conquista de Belchite". 



Despliegue de la XI Brigada el 3 de septiembre. En rojo, la zona prospectada por nosotros. Plano de época gentileza de Julián Dueñas.

Es decir, las trincheras, o al menos una buena parte de ellas, que localizamos en Mediana fueron excavadas por los ingleses, que mantuvieron la posición entre el 4 y el 7 de septiembre al menos de 1937 (el día 3 los mapas todavía sitúan en esta posición a la XI Brigada). Ahora bien, una cosa son las estructuras y otro los restos que encontramos en superficie y a los que ya me he referido (munición, vidrio, granadas). Podrían pertenecer a momentos distintos, dado que el frente, como he señalado, quedó consolidado en esta zona tras la batalla. 



Batería de refugios excavados en primera línea por los británicos. Las posiciones franquistas se encuentran en el extremo superior derecho de la foto.

Podría ser, pero existe un argumento arqueológico que nos lleva a pensar que lo que documentamos son los combates de la primera semana de septiembre de 1937 y por lo tanto la presencia de soldados británicos: los numerosísimos restos de combate a corta distancia (granadas) indican una lucha de gran intensidad y de un número considerable de tropas por tomar o defender las posiciones. Esta lucha de gran intensidad en el momento que mejor encaja es en esa primera semana que describe el documento mencionado. Posteriormente podemos pensar en golpes de mano, disparos de mortero y fuego de hostigamiento en general, pero no en ataques masivos como el que documentamos arqueológicamente. 


Munición documentada en una de las posiciones avanzadas republicanas: dos casquillos de Mosin de 7,62 mm, un cartucho de 7,62 soviético para ametralladora, dos balas de 7 mm, una de Lebel, y otra quizá de Mosin (abajo). Las balas de 7 mm y la de Lebel fueron disparadas por los sublevados contra los republicanos.

En algunos sitios, además, las trincheras estaban a escasos metros unas de otras, hasta el punto que los soldados se lanzaban granadas de una posición a otra (encontramos los restos en superficie). Este es un panorama coherente con un escenario de combate continuo, pero no con un frente estabilizado. 


Restos de granadas localizadas entre las dos líneas.

El documento corrobora la interpretación arqueológica: 

"Había cotas pequeñas entre las posiciones Republicanas y las fascistas. El batallón ingles y los fascistas tenian avanzadas en estas colinas. En un sitio habia una pequeña separación de unos 40 metros - frecuentemente se tiraban granadas de mano de un grupo a otro". 

Esto coincide perfectamente con la zona en la que concentramos nuestra prospección. Es la única zona del sector donde tenemos trincheras a la distancia señalada en el texto - y además regada de fragmentos de granada. La línea roja en el mapa son exactamente 41 metros.



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Agradezco a Julián Dueñas los documentos en que se ha basado esta entrada.