miércoles, 5 de noviembre de 2008

Heridas que no cicatrizan



Durante los combates de Ciudad Universitaria los sacos terreros se llenaron con los libros sustraídos precipitadamente de las bibliotecas: símbolo aberrante de la cultura usada a modo de parapeto frente a la violencia. Aún hoy se conservan en las bibliotecas de la Universidad Complutense ejemplares de libros atravesados por balazos, más o menos identificados por el personal laboral. El tomo que se muestra en la foto fue reconocido por Paula, becaria de la biblioteca de Medicina, que al principio pensó que el agujero en el viejo lomo del Journal of General Physiology lo había hecho un gusano. Al abrir el libro, el impacto de bala parece dibujar, en efecto, una mariposa.

1 comentario:

Pulala dijo...

Mucha fuerza, compañerxs. Parece que el blog se llena de tiritas y yodo para que, al menos, se desinfecten las heridas.
He hablado con Miguel, el compañero de la facultad que me comentó algo sobre una clase con "vestigios" de la Guerra. Simplemente es un lugar donde, al parecer, sentaba cátedra Negrín. Ahora se utiliza de almacén.
Por cierto, también me dijo que los planos de las facultades estaban en el Archivo Histórico de Alcalá de Henares.
Salud!