lunes, 11 de julio de 2016

Mete-me "miedo", este silêncio

Álvaro Cunhal detenido poco después de su regreso a Portugal.

Julio de 1936. En Madrid el aire se corta a cuchillo.
En la novela A Casa de Eulália, António es un mecánico que se va a dormir la víspera del asalto al Cuartel de la Montaña; comparte lecho con su compañero Manuel, en una casa habitada por comunistas madrileños. Aquella noche, a Antonio le llamó mucho la atención el extraño silencio imperante. António y Manuel reproducen algunos algunos de los tipos de portugueses que vivían inmigrados o exiliados en Madrid por aquel entonces. Por la mañana en la que el pueblo de la ciudad decidió asaltar el cuartel en donde los golpistas se habían sublevado, Manuel y António se despertaron con el ruido de las primeras bombas. A partir de esas horas, la capital española se convirtió en un campo de batalla y ellos, en combatientes.

Noviembre de 1936, Alfredo Contreiras a toda velocidad. Esperaba filmar la caída de la ciudad, pero sus intenciones se frustraron. Su documental ha sido remontado más de una vez, y tuvo varios títulos. Aquí se puede encontrar una versión corta del mismo.

Había portugueses engrosando las filas de ambos bandos, en el cerco de Madrid. Gente como António y Manuel habían estado en las calles, entre los asaltantes a Carabanchel y los que habían excavado las primeras trincheras de Somosierra, al norte de la ciudad. Eran casi todos comunistas o viejos republicanos que habían sido forzados a huir de una de las más duras fases de la represión en Portugal. Muchos de ellos estaban envueltos en la coordinación de un frente de resistencia que reuniese varios sectores de la oposición a Salazar. El golpe de Julio de 1936 les destrozó los planes.
Álvaro Cunhal, antiguo secretario-general del Partido Comunista, publicó A Casa de Eulália con pseudónimo en los anos 90. Para el historiador José Pacheco Pereira, su libro es un relato ficcional de su experiencia madrileña durante la Guerra Civil, donde vivió conflictos entre gente unida por su lucha contra el fascismo, si bien apostando por medios diferentes para alcanzar tal objetivo. aunque de maneras diferentes. La novela muestra un paisaje sonoro marcado por un dinámico portuñol, toda una metáfora de la rapidez de asimilación de los exiliados en las milicias y el ejército republicano. Los Gonçalves se convertían en González, los Domingos pasaron a Domínguez y los Gomes a Gómez. Pero eso el portuñol era también el espejo de las ambigüedades personales y de la multiplicidad de motivaciones que llevaron a esos portugueses a Madrid.

Legionario vestido con un jersey donde se lee “Portugal”. 
No consta que hubiese partido de fútbol ese día.

La casa de Eulália, en donde estaban los compañeros António y Manuel, estaba muy cerca del Cuartel de la Montaña, y ahí acudieron los personajes en la mañana del asalto. Ahí supieron de los primeros combates en Casa de Campo, al otro lado del río Manzanares, a donde llegó otro tipo de portugueses en ese mismo verano de 1936.
Leopoldo Nunes, periodista de O Século, acompañó a las columnas franquistas que subían desde el sur a la par de la frontera portuguesa. En las calles de Toledo recién-conquistado, los soldados gritaban “Madrid! Madrid!”; como si las artimañas bíblicas surtiesen efecto en una guerra moderna y, de repente, los gritos pudiesen hacer añicos las murallas. Nunes nos cuenta que regresó a Lisboa con el “Madrid! Madrid!” en la cabeza. Seguramente lo hicieron famoso los militares portugueses que seguían en las filas de Franco. Esos hombres, apodados “Viriatos”, fueron técnicamente voluntarios integrados en el ejército franquista. Eran individuos muy motivados ideológicamente y firmes promotores del apoyo militar y económico de Salazar a Franco. El rastro que dejaron aparece en el documental A Caminho de Madrid, de Alfredo Contreiras. En Noviembre de 1936, Contreiras partió a toda velocidad hacía Madrid en un Renault con el objetivo de registrar la caída de la capital, que se pensaba inminente. Durante su viaje filmó al Cerro de los Ángeles, donde pendía una bandera de los voluntarios portugueses, los enfrentamientos en la Casa de Campo y el bombardeo del edificio Telefónica por parte de la artillería del capitán Botelho Moniz.

Bombardeo de Madrid.

Los portugueses continuaron en España los combates que se vivieron en la primera fase de la dictadura, ahora materializados en uno de los más brutales conflictos internacionales del siglo. La Ciudad Universitaria y la Casa de Campo, en donde excavamos este mes, han sido dos de los primeros escenarios de esa guerra civil portuguesa.
Así como a António en A Casa de Eulália, el silencio que sigue pesando sobre ese conflicto en la memoria colectiva portuguesa, también me mete miedo.

Bombardeo de Madrid.


Referencias:

Nunes, Leopoldo 1937
Madrid Trágica. Dos Primeiros Tiros à Derrocada Final. Lisboa.

Pena Rodríguez, Alberto 1997
Las Imágenes Olvidadas de la Guerra de España. El Cine Portugués y la Propaganda Franquista (1936-1939). Historia y Comunicación Social 2: 51-77.

Pereira, José Pacheco 1999
Álvaro Cunhal: Uma Biografia Política. Lisboa, Temas & Debates.

Tiago, Miguel 1997

A Casa de Eulália. Lisboa, Avante!.


Post by Rui Gomes

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