Álvaro Cunhal detenido poco después de su regreso a Portugal.
Julio
de 1936. En Madrid el aire se corta a cuchillo.
En la
novela A Casa de Eulália, António es
un mecánico que se va a dormir la víspera del asalto al Cuartel de la
Montaña; comparte lecho con su compañero Manuel, en una casa habitada por comunistas
madrileños. Aquella noche, a Antonio le llamó mucho la atención el extraño silencio
imperante. António y Manuel reproducen algunos algunos de los tipos de
portugueses que vivían inmigrados o exiliados en Madrid por aquel entonces. Por
la mañana en la que el pueblo de la ciudad decidió asaltar el cuartel en donde
los golpistas se habían sublevado, Manuel y António se despertaron con el ruido de
las primeras bombas. A partir de esas horas, la capital española se convirtió
en un campo de batalla y ellos, en combatientes.
Noviembre
de 1936, Alfredo Contreiras a toda velocidad. Esperaba filmar la caída de la
ciudad, pero sus intenciones se frustraron. Su documental ha sido remontado más de una vez, y tuvo varios títulos. Aquí se puede encontrar una versión corta del mismo.
Había
portugueses engrosando las filas de ambos bandos, en el cerco de Madrid.
Gente como António y Manuel habían estado en las calles, entre los asaltantes a
Carabanchel y los que habían excavado las primeras trincheras de Somosierra, al
norte de la ciudad. Eran casi todos comunistas o viejos republicanos que habían
sido forzados a huir de una de las más duras fases de la represión en Portugal.
Muchos de ellos estaban envueltos en la coordinación de un frente de
resistencia que reuniese varios sectores de la oposición a Salazar. El golpe de
Julio de 1936 les destrozó los planes.
Álvaro
Cunhal, antiguo secretario-general del Partido Comunista, publicó A Casa de Eulália con pseudónimo en los
anos 90. Para el historiador José Pacheco Pereira, su libro es un relato
ficcional de su experiencia madrileña durante la Guerra Civil, donde vivió
conflictos entre gente unida por su lucha contra el fascismo, si bien apostando
por medios diferentes para alcanzar tal objetivo. aunque de maneras diferentes.
La novela muestra un paisaje sonoro marcado por un dinámico portuñol, toda una metáfora de la rapidez
de asimilación de los exiliados en las milicias y el ejército republicano. Los
Gonçalves se convertían en González, los Domingos pasaron a Domínguez y los
Gomes a Gómez. Pero eso el portuñol
era también el espejo de las ambigüedades personales y de la multiplicidad de
motivaciones que llevaron a esos portugueses a Madrid.
Legionario
vestido con un jersey donde se lee “Portugal”.
No consta que hubiese partido de
fútbol ese día.
La casa
de Eulália, en donde estaban los compañeros António y Manuel, estaba muy cerca
del Cuartel de la Montaña, y ahí acudieron los personajes en la mañana del
asalto. Ahí supieron de los primeros combates en Casa de Campo, al otro lado
del río Manzanares, a donde llegó otro tipo de portugueses en ese mismo verano
de 1936.
Leopoldo
Nunes, periodista de O Século,
acompañó a las columnas franquistas que subían desde el sur a la par de la frontera
portuguesa. En las calles de Toledo recién-conquistado, los soldados gritaban
“Madrid! Madrid!”; como si las artimañas bíblicas surtiesen efecto en una
guerra moderna y, de repente, los gritos pudiesen hacer añicos las murallas.
Nunes nos cuenta que regresó a Lisboa con el “Madrid! Madrid!” en la cabeza.
Seguramente lo hicieron famoso los militares portugueses que seguían en las
filas de Franco. Esos hombres, apodados “Viriatos”, fueron técnicamente
voluntarios integrados en el ejército franquista. Eran individuos muy motivados
ideológicamente y firmes promotores del apoyo militar y económico de Salazar a
Franco. El rastro que dejaron aparece en el documental A Caminho de Madrid, de Alfredo Contreiras. En Noviembre de 1936,
Contreiras partió a toda velocidad hacía Madrid en un Renault con el objetivo
de registrar la caída de la capital, que se pensaba inminente. Durante su viaje
filmó al Cerro de los Ángeles, donde pendía una bandera de los voluntarios
portugueses, los enfrentamientos en la Casa de Campo y el bombardeo del
edificio Telefónica por parte de la artillería del capitán Botelho Moniz.
Bombardeo de Madrid.
Los
portugueses continuaron en España los combates que se vivieron en la primera
fase de la dictadura, ahora materializados en uno de los más brutales
conflictos internacionales del siglo. La Ciudad Universitaria y la Casa de
Campo, en donde excavamos este mes, han sido dos de los primeros escenarios de
esa guerra civil portuguesa.
Así
como a António en A Casa de Eulália,
el silencio que sigue pesando sobre ese conflicto en la memoria colectiva
portuguesa, también me mete miedo.
Bombardeo de Madrid.
Referencias:
Nunes,
Leopoldo 1937
Madrid Trágica. Dos Primeiros Tiros à
Derrocada Final.
Lisboa.
Pena
Rodríguez, Alberto 1997
Las
Imágenes Olvidadas de la Guerra de España. El Cine Portugués y la Propaganda
Franquista (1936-1939). Historia y
Comunicación Social 2: 51-77.
Pereira,
José Pacheco 1999
Álvaro Cunhal: Uma Biografia Política. Lisboa, Temas & Debates.
Tiago,
Miguel 1997
A Casa de Eulália. Lisboa, Avante!.
Post by Rui Gomes
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