martes, 19 de julio de 2011

Volvemos a las trincheras

Durante el próximo mes de septiembre volveremos a excavar campos de batalla. Una vez más buscaremos historias olvidadas entre la basura de las trincheras. Las fechas previstas para la campaña son del 3 de septiembre al 2 de octubre. Hasta el día 21 trabajaremos en Abánades (Guadalajara), donde sondearemos al menos un par de sitios nuevos que tienen una pinta excelente -e intrigante. Os daremos más detalles cuando entremos en faena.

El día 21 pondremos rumbo a La Fatarella, en Tarragona, donde en colaboración con los compañeros de Didpatri (Universidad de Barcelona) y Lo Riu estudiaremos restos de la Batalla del Ebro. La asociación Lo Riu ha llevado a cabo en los últimos años una gran labor de estudio, recuperación y divulgación del patrimonio arqueológico de la Guerra Civil en la zona.

Nuestros planes no acaban aquí. Parte del equipo trabajará simultáneamente en fortificaciones republicanas de Puebla de Lillo, en las montañas de León, un frente alejado de los grandes escenarios bélicos que han llegado a los libros de historia y, quizá por eso, particularmente interesante.

Como siempre, las excavaciones estarán abiertas al público en horario laboral. Además organizaremos jornadas de puertas abiertas en determinados fines de semana con diversas actividades. De todo ello os mantendremos puntualmente informados a través de este blog.

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Fotografía: soldados republicanos en una trinchera de Boadilla del Monte, Madrid. Autores: Hermanos Mayo.

lunes, 18 de julio de 2011

¿Una guerra inevitable?


Disturbios en Newark (EE UU), 1967.

Hoy se cumplen 75 años del levantamiento militar que dio lugar a la Guerra Civil Española. Empezó un día antes en Marruecos y el día 18 de julio se extendió a la Península. Está bastante generalizada la idea en la sociedad española de que el conflicto armado se había vuelto inevitable. Las entrevistas aparecidas estos días en los medios a personas que vivieron aquel período parecen corroborar la impresión.

Es esta idea, defendida en origen por el bando franquista, la que hace que la Guerra Civil Española se presente, todavía hoy, no como el primer episodio de la dictadura, sino como el último capítulo de una República en crisis perpetua, donde la violencia estaba al orden del día y el acuerdo entre las distintas partes se había vuelto inconcebible: asesinatos, golpes fallidos, conatos revolucionarios...

Indudablemente el período republicano fue conflictivo. Pero muchas otras épocas de la historia lo han sido y en otros países se han dado escenarios semejantes. Y no por ello estallaron siempre guerra civiles ni se implantaron dictaduras.

Entre la proclamación de la Segunda República y el estallido de la Guerra Civil pasaron cinco años. En un margen de tiempo similar, entre 1963 y 1968, en Estados Unidos fue asesinado uno de los presidentes del gobierno más populares de la historia de América (John F. Kennedy, 1963), un candidato presidencial con todas las papeletas para ser elegido el próximo mandatario del país (Robert Kennedy 1968) y uno de los más importantes líderes civiles del siglo XX (Martin Luther King, 1968); el país se vio inmerso en una guerra exterior indeseada por la mayor parte de la población, que se perdió y acabó costando 58.000 vidas estadounidenses; durante esos años se celebraron manifestaciones con cientos de miles de participantes, algunas de las cuales acabaron de forma violenta; hubo disturbios raciales anualmente, que arrasaron grandes ciudades, como Nueva York y Newark, y se saldaron con docenas de muertos; la población blanca abandonó los centros urbanos; el Ku Klux Klan se reactivó y asesinó a varios activistas negros; en el sur, la sociedad se dividió por la cuestión de los derechos civiles, ya que muchos blancos se resistían al desmantelamiento del régimen de segregación.

Toda analogía tiene problemas, pero la comparación fundamentada es una forma básica de analizar los fenómenos históricos. Una de las diferencias más importantes, quizá la más importante, entre los Estados Unidos de los años 60 y la España de los 30 es que en el primer caso no hubo ningún grupo de militares salvapatrias que decidiera tomar el poder por las armas y solucionar el caos a sangre y fuego.

En la Guerra Civil Española las dos partes implicadas cometieron atrocidades y crímenes de lesa humanidad. Deberíamos llorar por igual por los asesinados de Málaga y por los de Paracuellos -que merecen, por cierto, una memoria democrática y no una apología fascista. Pero sólo una de las partes empezó una guerra que no tendría por qué haber ocurrido: el bando franquista. Y sólo los vencedores impusieron una dictadura implacable durante cuarenta años.

La guerra no fue inevitable.