Plano topográfico de la trinchera UNED 1
Eduardo Martín Agúndez y Víctor del Arco Sanz nos han proporcionado ya los planos topográficos de las trincheras que les habíamos pedido. Se trata del plano de la trinchera de la Facultad de Geografía e Historia (Trinchera GHIS 1) y de la trinchera en la que estamos excavando en la actualidad (UNED 1). Una base cartográfica detallada es fundamental para llevar a cabo con éxito el trabajo de campo arqueológico y Víctor y Eduardo han realizado para nosotros una magnífica planimetría. Sobre ella levantamos nuestros propios planos, referenciamos nuestros hallazgos y la utilizamos como guía en la excavación. Un buen plano topográfico, además, permite observar mejor las características del terreno en que se está interveniendo y clarificar detalles que a simple vista no están claros o resultan engañosos.
Sabemos que realizar un levantamiento topográfico requiere tiempo, tanto en campo como en gabinete. Por ello, por su dedicación profesional y desinteresada, les estamos muy agradecidos a Víctor y Eduardo.
Esquema de la trinchera realizado a partir del plano de Eduardo y Víctor, con indicación de sectores de excavación: A1: Abrigo 1; T1A, tramo de trinchera 1A; PT1: puesto de tirador 1; R: ramal de acceso a la trinchera, etc.
domingo, 30 de noviembre de 2008
sábado, 29 de noviembre de 2008
Comprender un campo de batalla
"Work in progress": distribución de restos bélicos entorno a la trinchera que estamos excavando. Se han situado los puntos tomados con GPS y algunos triangulados (al este de Abrigo 1). Agradecemos a Jacinto Arévalo la identificación del nido de ametralladora
Esta mañana convocamos a medio Colectivo Guadarrama en el yacimiento. Objetivo: continuar la prospección sistemática con detector de metales. Ricardo Castellano, Pablo Schnell y familia, Rubén de la Mata, Javier Torquemada, Jesús Vázquez, Manuel Villar y Ernesto Viñas acudieron a la cita, la mayor parte de ellos pertrechados de detector de metales. Cubrimos las zonas entorno al Abrigo 4 y al sur del Abrigo 1 a media resolución y el este del abrigo 2 y 3 a alta resolución. Localizamos numerosas balas, algunos casquillos, fragmentos de metralla y un par de elementos interesantes porque no han aparecido hasta ahora: un trozo de granada de mano, posiblemente rusa, y un fragmento de banda de forzamiento de un proyectil de artillería.
¿Qué quiere decir esto de alta y media resolución? Sencillamente, que nos hemos dividido el terreno en varios sectores que se pueden agrupar en dos tipos: en el entorno inmediato y mejor preservado (un área de unos 1.000 metros cuadrados) todos los materiales que aparecen en la prospección los registramos mediante cuadrangulación o triangulación con referencia a nuestro sistema de coordenadas. Esto otorga un elevado grado de precisión, que permite realizar mapas a escala 1/50 o 1/20. En las zonas más alteradas y alejadas de la trinchera, todos los materiales que aparecen los documentamos mediante un GPS. El grado de precisión es menor, pero todavía resulta útil e informativo para realizar planimetrías a mayor escala (1/300 0 1/500).
Todos los datos de prospección geomagnética (es decir, con detector de metales), los procesamos posteriormente, combinando las localizaciones con las fichas de registro de material, donde aparece la descripción de los hallazgos. Esto nos permite saber exactamente donde ha aparecido un determinado tipo de casquillo o de bala o un fragmento de metralla.
Se trata de un proceso lento pero necesario, si lo que queremos es llegar a comprender lo que sucedió en este campo de batalla. De hecho, comienzan a adivinarse ya ciertos patrones: el entorno del Abrigo 1, por ejemplo, es el que recibió más impactos con diferencia durante la guerra. En los alrededores del Abrigo 4 debió de caer un proyectil de artillería, porque la densidad de fragmentos de metralla es superior al del resto de la línea fortificada. Los casquillos aparecen en su totalidad dentro o delante de la trinchera, mientras que las balas tienden a aparecer en la parte posterior. El plano de la parte superior está en proceso de realización: quedan por introducir docenas de puntos (la mayor parte de los obtenidos a alta resolución), pero permite hacerse una idea de nuestro método de trabajo.
Esta mañana convocamos a medio Colectivo Guadarrama en el yacimiento. Objetivo: continuar la prospección sistemática con detector de metales. Ricardo Castellano, Pablo Schnell y familia, Rubén de la Mata, Javier Torquemada, Jesús Vázquez, Manuel Villar y Ernesto Viñas acudieron a la cita, la mayor parte de ellos pertrechados de detector de metales. Cubrimos las zonas entorno al Abrigo 4 y al sur del Abrigo 1 a media resolución y el este del abrigo 2 y 3 a alta resolución. Localizamos numerosas balas, algunos casquillos, fragmentos de metralla y un par de elementos interesantes porque no han aparecido hasta ahora: un trozo de granada de mano, posiblemente rusa, y un fragmento de banda de forzamiento de un proyectil de artillería.
¿Qué quiere decir esto de alta y media resolución? Sencillamente, que nos hemos dividido el terreno en varios sectores que se pueden agrupar en dos tipos: en el entorno inmediato y mejor preservado (un área de unos 1.000 metros cuadrados) todos los materiales que aparecen en la prospección los registramos mediante cuadrangulación o triangulación con referencia a nuestro sistema de coordenadas. Esto otorga un elevado grado de precisión, que permite realizar mapas a escala 1/50 o 1/20. En las zonas más alteradas y alejadas de la trinchera, todos los materiales que aparecen los documentamos mediante un GPS. El grado de precisión es menor, pero todavía resulta útil e informativo para realizar planimetrías a mayor escala (1/300 0 1/500).
Todos los datos de prospección geomagnética (es decir, con detector de metales), los procesamos posteriormente, combinando las localizaciones con las fichas de registro de material, donde aparece la descripción de los hallazgos. Esto nos permite saber exactamente donde ha aparecido un determinado tipo de casquillo o de bala o un fragmento de metralla.
Se trata de un proceso lento pero necesario, si lo que queremos es llegar a comprender lo que sucedió en este campo de batalla. De hecho, comienzan a adivinarse ya ciertos patrones: el entorno del Abrigo 1, por ejemplo, es el que recibió más impactos con diferencia durante la guerra. En los alrededores del Abrigo 4 debió de caer un proyectil de artillería, porque la densidad de fragmentos de metralla es superior al del resto de la línea fortificada. Los casquillos aparecen en su totalidad dentro o delante de la trinchera, mientras que las balas tienden a aparecer en la parte posterior. El plano de la parte superior está en proceso de realización: quedan por introducir docenas de puntos (la mayor parte de los obtenidos a alta resolución), pero permite hacerse una idea de nuestro método de trabajo.
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viernes, 28 de noviembre de 2008
Arqueología de la represión y la dictadura
El Prof. López Mazz durante su conferencia en la Universidad Complutense
Durante las últimas dos décadas ha ido consolidándose en América Latina un campo de estudio arqueológico que tiene como objeto el análisis de las dictaduras que asolaron el continente durante los años 70 y 80 del pasado siglo. Aunque lo que más ha trascendido de estos trabajos ha sido su vertiente forense (las exhumaciones de los cuerpos de desaparecidos), en realidad se trata de un campo más amplio que aborda todo tipo de manifestaciones represivas (centros de detención clandestinos, cárceles, tecnologías de tortura) y la resistencia a esas manifestaciones (túneles de fuga, objetos realizados por los presos).
Túnel de fuga de una prisión uruguaya de la dictadura militar (según López Mazz 2006).
Hoy hemos tenido la suerte de contar con José María López Mazz, Profesor de Antropología de la Universidad de Montevideo (Uruguay), para que nos hablara sobre esta arqueología que tantas conexiones tiene con el tipo de investigación que estamos desarrollando en la Ciudad Universitaria.
López Mazz está a cargo desde 2005 de un equipo que investiga restos de personas desaparecidas durante la dictadura que sufrió su país, entre 1973 y 1985. No deja de llamar la atención que en países como Argentina o Uruguay los especialistas se hayan podido embarcar en proyectos arqueológicos de esta índole, cuando la experiencia dictatorial es tan reciente, y que en España excavar restos de la Guerra Civil de hace 70 años todavía cause escándalo en determinados ámbitos.
Esto no quiere decir que la arqueología de la represión no encuentre problemas en Latinoamérica. Los tiene. El Profesor López Mazz nos ha contado los muchos obstáculos a los que se enfrentan con su trabajo. Algunos de ellos nos resultan familiares: por ejemplo, la reticencia de los testigos a suministrar información por miedo a represalias. En España se trata sobre todo de un miedo heredado por años de dictadura. Otros problemas son propios de Uruguay: los militares suministran información falsa al gobierno, que a su vez la traslada a los arqueólogos, para evitar que se descubran trazas de la represión. Sin embargo, la arqueología no sólo es capaz de desvelar prácticas represivas del pasado, sino también engaños actuales, como ha demostrado elocuentemente nuestro conferenciante.
Las coincidencias en nuestros planteamientos son numerosas: en ambos casos ponemos gran énfasis en el proceso técnico de recuperación de los restos del pasado. Somos, ante todo, científicos que realizan su trabajo de acuerdo con los más altos estándares profesionales. Nos interesa recuperar todos los datos con la mayor objetividad posible. Nada se queda sin documentar.
En segundo lugar, nos interesa la verdad, es decir, saber lo que pasó. Y que la verdad sea pública, que la gente conoza lo que fue la Guerra Civil y la posguerra a partir de los restos materiales.
También compartimos la idea de que la arqueología puede recuperar la historia de las gentes sin historia. En nuestro caso, los soldados de a pie que pasaron días y días en las trincheras y cuyo recuerdo ha sido (casi) borrado de la historia. Entendemos que las trincheras son, en cierta manera, la contraimagen del Arco de la Victoria que preside la entrada a la Ciudad Universitaria. Constituyen el testimonio de los vencidos.
Por último, creemos firmemente en que antes de pasar página hay que leerla, como dice López Mazz. Y eso hacemos en las trincheras: leer una página de la historia para poder superarla.
Durante las últimas dos décadas ha ido consolidándose en América Latina un campo de estudio arqueológico que tiene como objeto el análisis de las dictaduras que asolaron el continente durante los años 70 y 80 del pasado siglo. Aunque lo que más ha trascendido de estos trabajos ha sido su vertiente forense (las exhumaciones de los cuerpos de desaparecidos), en realidad se trata de un campo más amplio que aborda todo tipo de manifestaciones represivas (centros de detención clandestinos, cárceles, tecnologías de tortura) y la resistencia a esas manifestaciones (túneles de fuga, objetos realizados por los presos).
Túnel de fuga de una prisión uruguaya de la dictadura militar (según López Mazz 2006).
Hoy hemos tenido la suerte de contar con José María López Mazz, Profesor de Antropología de la Universidad de Montevideo (Uruguay), para que nos hablara sobre esta arqueología que tantas conexiones tiene con el tipo de investigación que estamos desarrollando en la Ciudad Universitaria.
López Mazz está a cargo desde 2005 de un equipo que investiga restos de personas desaparecidas durante la dictadura que sufrió su país, entre 1973 y 1985. No deja de llamar la atención que en países como Argentina o Uruguay los especialistas se hayan podido embarcar en proyectos arqueológicos de esta índole, cuando la experiencia dictatorial es tan reciente, y que en España excavar restos de la Guerra Civil de hace 70 años todavía cause escándalo en determinados ámbitos.
Esto no quiere decir que la arqueología de la represión no encuentre problemas en Latinoamérica. Los tiene. El Profesor López Mazz nos ha contado los muchos obstáculos a los que se enfrentan con su trabajo. Algunos de ellos nos resultan familiares: por ejemplo, la reticencia de los testigos a suministrar información por miedo a represalias. En España se trata sobre todo de un miedo heredado por años de dictadura. Otros problemas son propios de Uruguay: los militares suministran información falsa al gobierno, que a su vez la traslada a los arqueólogos, para evitar que se descubran trazas de la represión. Sin embargo, la arqueología no sólo es capaz de desvelar prácticas represivas del pasado, sino también engaños actuales, como ha demostrado elocuentemente nuestro conferenciante.
Las coincidencias en nuestros planteamientos son numerosas: en ambos casos ponemos gran énfasis en el proceso técnico de recuperación de los restos del pasado. Somos, ante todo, científicos que realizan su trabajo de acuerdo con los más altos estándares profesionales. Nos interesa recuperar todos los datos con la mayor objetividad posible. Nada se queda sin documentar.
En segundo lugar, nos interesa la verdad, es decir, saber lo que pasó. Y que la verdad sea pública, que la gente conoza lo que fue la Guerra Civil y la posguerra a partir de los restos materiales.
También compartimos la idea de que la arqueología puede recuperar la historia de las gentes sin historia. En nuestro caso, los soldados de a pie que pasaron días y días en las trincheras y cuyo recuerdo ha sido (casi) borrado de la historia. Entendemos que las trincheras son, en cierta manera, la contraimagen del Arco de la Victoria que preside la entrada a la Ciudad Universitaria. Constituyen el testimonio de los vencidos.
Por último, creemos firmemente en que antes de pasar página hay que leerla, como dice López Mazz. Y eso hacemos en las trincheras: leer una página de la historia para poder superarla.
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jueves, 27 de noviembre de 2008
Estratos
Estratigrafía del sondeo en el Abrigo 2
La estratigrafía nos permite leer la historia en la tierra. En el Abrigo 2 podemos entender cómo se construyó y abandonó la estructura mediante el corte estratigráfico que hemos practicado. Primero se realizó un abrigo de planta rectangular y paredes rectas que cortan varios estratos geológicos de aluvión (arcillosos y arenosos). Las tierras que se extrajeron durante la excavación se utilizaron para construir un parapeto en torno a la estructura y seguramente para rellenar sacos terreros. Al acabar la guerra, se desmontó parte del parapeto y las tierras se emplearon esta vez para colmatar parcialmente el abrigo, para lo cual se utilizó seguramente también el contenido de los sacos terreros.
Nivel de ocupación de la Guerra Civil en el Abrigo 3
En el Abrigo 3 la estratigrafía nos demuestra que tras la Guerra Civil se colmató la estructura con tierra, como en el resto de la trinchera, pero después sobre ese depósito se fueron depositando finas capas de aluvión de un torrente que bajaba por la ladera del cerro en que se encuentra excavado el abrigo. Entre capa y capa de arenas arrastradas por el torrente encontramos estratos orgánicos correspondientes a basuras arrojadas en el hoyo. La posición estratigráfica nos permite datar los materiales de la UE 31 (unidad estratigráfica) en la Guerra Civil. Entre esos materiales encontramos una hoguera con sus cenizas y una lata, un zapato y una guía de cargador. Naturalmente, la asociación de la guía de cargador al resto de los materiales también permite confiar en que el estrato está correctamente datado en la guerra, pero si no controláramos la estratigrafía, podríamos pensar que se ha desplazado de su sitio. Por eso es importante realizar las excavaciones cuidadosamente: para poder recuperar contextos completos y asociaciones de artefactos y estructuras que, bien datados, nos permitan reconstruir actividades del pasado.
De izquierda a derecha: dos casquillos rusos de Mosin Nagant de 7.62 mm y un casquillo alemán de 7.92 mm
En las excavaciones de hoy hemos encontrado dos casquillos de Mosin Nagant y uno de Máuser alemán. Que aparezcan balas alemanas en las trincheras republicanas no es raro, porque al fin y al cabo es lo que les estaban disparando desde las líneas enemigas. Que aparezcan casquillos de la Alemania Nazi disparados por los republicanos llama un poco más la atención, pero no es inexplicable. Los soldados de uno y otro bando capturaban fusiles al enemigo y los vendedores de armas trataban de vender sus mercancías al mejor postor. El gobierno de Adolf Hitler, de hecho, llegó a vender material de guerra a los republicanos, al mismo tiempo que apoyaba a Franco. La bala en cuestión, encontrada por Rodrigo Gómez delante del Abrigo 1 con el detector, tiene las marcas P 131 36 S 51. Según municion.org se trata de un proyectil fabricado por Deutsche Waffen und Munitionsfabriken A.G (Berlín-Borsigwalde). Por lo que respecta a los casquillos rusos, uno lo localizamos en el puesto de tirador frente al Abrigo 2 y otro dentro del propio Abrigo 2.
Por la mañana nos ha acompañado en la excavación Pablo Schnell, del Colectivo Guadarrama. Hemos intercambiado impresiones que siempre son útiles para entender el yacimiento y su contexto. Por la tarde nos han visitado Jacinto Arévalo Molina, Julián González Fraile y Óscar Navajas Corral. Los dos primeros pertenecen a GEFREMA y Julián y Óscar acaban de fundar una asociación dedicada al estudio de los restos bélicos en el municipio de Rivas: Espacios de Memoria. Durante los últimos tres años han estado poniendo en valor los vestigios materiales de la Batalla del Jarama. Esperamos devolver pronto la visita y conocer sus trincheras. Las nuestras quedan a su disposición.
A Rodrigo Gómez no lo contamos como visita porque ya es casi parte del equipo técnico. Hoy nos ha proporcionado valiosos datos sobre la unidad que combatió en esta zona a finales de 1936 e inicios de 1937: la 6º Brigada Mixta.
La estratigrafía nos permite leer la historia en la tierra. En el Abrigo 2 podemos entender cómo se construyó y abandonó la estructura mediante el corte estratigráfico que hemos practicado. Primero se realizó un abrigo de planta rectangular y paredes rectas que cortan varios estratos geológicos de aluvión (arcillosos y arenosos). Las tierras que se extrajeron durante la excavación se utilizaron para construir un parapeto en torno a la estructura y seguramente para rellenar sacos terreros. Al acabar la guerra, se desmontó parte del parapeto y las tierras se emplearon esta vez para colmatar parcialmente el abrigo, para lo cual se utilizó seguramente también el contenido de los sacos terreros.
Nivel de ocupación de la Guerra Civil en el Abrigo 3
En el Abrigo 3 la estratigrafía nos demuestra que tras la Guerra Civil se colmató la estructura con tierra, como en el resto de la trinchera, pero después sobre ese depósito se fueron depositando finas capas de aluvión de un torrente que bajaba por la ladera del cerro en que se encuentra excavado el abrigo. Entre capa y capa de arenas arrastradas por el torrente encontramos estratos orgánicos correspondientes a basuras arrojadas en el hoyo. La posición estratigráfica nos permite datar los materiales de la UE 31 (unidad estratigráfica) en la Guerra Civil. Entre esos materiales encontramos una hoguera con sus cenizas y una lata, un zapato y una guía de cargador. Naturalmente, la asociación de la guía de cargador al resto de los materiales también permite confiar en que el estrato está correctamente datado en la guerra, pero si no controláramos la estratigrafía, podríamos pensar que se ha desplazado de su sitio. Por eso es importante realizar las excavaciones cuidadosamente: para poder recuperar contextos completos y asociaciones de artefactos y estructuras que, bien datados, nos permitan reconstruir actividades del pasado.
De izquierda a derecha: dos casquillos rusos de Mosin Nagant de 7.62 mm y un casquillo alemán de 7.92 mm
En las excavaciones de hoy hemos encontrado dos casquillos de Mosin Nagant y uno de Máuser alemán. Que aparezcan balas alemanas en las trincheras republicanas no es raro, porque al fin y al cabo es lo que les estaban disparando desde las líneas enemigas. Que aparezcan casquillos de la Alemania Nazi disparados por los republicanos llama un poco más la atención, pero no es inexplicable. Los soldados de uno y otro bando capturaban fusiles al enemigo y los vendedores de armas trataban de vender sus mercancías al mejor postor. El gobierno de Adolf Hitler, de hecho, llegó a vender material de guerra a los republicanos, al mismo tiempo que apoyaba a Franco. La bala en cuestión, encontrada por Rodrigo Gómez delante del Abrigo 1 con el detector, tiene las marcas P 131 36 S 51. Según municion.org se trata de un proyectil fabricado por Deutsche Waffen und Munitionsfabriken A.G (Berlín-Borsigwalde). Por lo que respecta a los casquillos rusos, uno lo localizamos en el puesto de tirador frente al Abrigo 2 y otro dentro del propio Abrigo 2.
Por la mañana nos ha acompañado en la excavación Pablo Schnell, del Colectivo Guadarrama. Hemos intercambiado impresiones que siempre son útiles para entender el yacimiento y su contexto. Por la tarde nos han visitado Jacinto Arévalo Molina, Julián González Fraile y Óscar Navajas Corral. Los dos primeros pertenecen a GEFREMA y Julián y Óscar acaban de fundar una asociación dedicada al estudio de los restos bélicos en el municipio de Rivas: Espacios de Memoria. Durante los últimos tres años han estado poniendo en valor los vestigios materiales de la Batalla del Jarama. Esperamos devolver pronto la visita y conocer sus trincheras. Las nuestras quedan a su disposición.
A Rodrigo Gómez no lo contamos como visita porque ya es casi parte del equipo técnico. Hoy nos ha proporcionado valiosos datos sobre la unidad que combatió en esta zona a finales de 1936 e inicios de 1937: la 6º Brigada Mixta.
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miércoles, 26 de noviembre de 2008
No todo es encontrar balas
En arqueología es bien sabido que por cada hora que uno pasa en el campo es necesario dedicar otras seis procesando los datos recogidos. En el caso de la prospección que llevamos a cabo durante siete días, nos espera al menos un mes de descargar datos de GPS, analizar y fotografiar materiales, diseñar bases de datos, cotejar los hallazgos y su localización espacial y dibujar planos. Por ahora, para hacernos una idea de lo que tenemos entre manos vamos sobreponiendo los puntos y tracks de GPS a las fotografías de gran resolución de Google Earth. En la imagen superior se pueden ver todos los puntos de hallazgos que tomamos frente a la Facultad de informática (banderas) y las trincheras que documentamos (líneas azules).
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Más visitas y más zapatos
José del Río nos enseña las armas con que se mataban en la guerra y Carlos Marín se queda perplejo
Hoy hemos tenido varias visitas: Ángel Sáenz de la asociación Frente de Madrid y Adolfo Ferrero de Amigos de la Dehesa de la Villa nos acompañaron a primera hora de la mañana. Posteriormente recibimos nuestra primera visita escolar: un grupo de alumnos de primero y segundo de bachillerato del IES Alpedrete que siguieron con atención las explicaciones de un servidor durante casi una hora. Agradezco desde aquí su paciencia e interés. A mediodía vino a visitarnos de nuevo José del Río esta vez pertrechado de fusiles, pistolas, granadas, proyectiles de artillería y todo tipo de objetos de la Guerra Civil. Hemos podido así conocer en detalle y tocar con nuestras manos la cultura material del conflicto. Toda una clase teórico-práctica en el incomparable marco de las trincheras.
José vino acompañado de su detector y continuamos prospectando la parte delantera de la trinchera, donde siguen apareciendo balas y fragmentos de proyectiles de artillería. Como siempre, registramos y cartografiamos cuidadosamente todos los hallazgos. No han faltado tampoco Pedro y Adrián de Toma 7, que continúan con la labor de documentar en vídeo nuestro proceso investigador.
Por la tarde recibimos nueva visita: Andrés Pérez regresó con su detector y descubrió más balas, una hebilla de la correa de un Máuser y otro zapato republicano. Teniendo en cuenta que esta mañana nos apareció otro zapato en buen estado en el Abrigo 3, el número total de elementos de calzado sube ya a cinco.
La excavación prosigue. Los sondeos van aclarando las cosas o liándolas más, según se mire. En el Abrigo 1 hemos descubierto un tramo importante de la pared original y en el tramo de trinchera 1B ha aparecido nuestra primera bala de Mosin Nagant de 7.62 mm. Está sin disparar, lo que indica que algún soldado se dedicó a desenroscarla de su casquillo para utilizar la pólvora para encender fuego o por pasar el rato.
La pared del Abrigo 1 después de eliminar los estratos que la colmataban. Se aprecia una zona de quemado en la parte inferior de la pared.
Mañana colgaremos fotos de nuestros hallazgos y de la clase práctica de José del Río.
Hoy hemos tenido varias visitas: Ángel Sáenz de la asociación Frente de Madrid y Adolfo Ferrero de Amigos de la Dehesa de la Villa nos acompañaron a primera hora de la mañana. Posteriormente recibimos nuestra primera visita escolar: un grupo de alumnos de primero y segundo de bachillerato del IES Alpedrete que siguieron con atención las explicaciones de un servidor durante casi una hora. Agradezco desde aquí su paciencia e interés. A mediodía vino a visitarnos de nuevo José del Río esta vez pertrechado de fusiles, pistolas, granadas, proyectiles de artillería y todo tipo de objetos de la Guerra Civil. Hemos podido así conocer en detalle y tocar con nuestras manos la cultura material del conflicto. Toda una clase teórico-práctica en el incomparable marco de las trincheras.
José vino acompañado de su detector y continuamos prospectando la parte delantera de la trinchera, donde siguen apareciendo balas y fragmentos de proyectiles de artillería. Como siempre, registramos y cartografiamos cuidadosamente todos los hallazgos. No han faltado tampoco Pedro y Adrián de Toma 7, que continúan con la labor de documentar en vídeo nuestro proceso investigador.
Por la tarde recibimos nueva visita: Andrés Pérez regresó con su detector y descubrió más balas, una hebilla de la correa de un Máuser y otro zapato republicano. Teniendo en cuenta que esta mañana nos apareció otro zapato en buen estado en el Abrigo 3, el número total de elementos de calzado sube ya a cinco.
La excavación prosigue. Los sondeos van aclarando las cosas o liándolas más, según se mire. En el Abrigo 1 hemos descubierto un tramo importante de la pared original y en el tramo de trinchera 1B ha aparecido nuestra primera bala de Mosin Nagant de 7.62 mm. Está sin disparar, lo que indica que algún soldado se dedicó a desenroscarla de su casquillo para utilizar la pólvora para encender fuego o por pasar el rato.
La pared del Abrigo 1 después de eliminar los estratos que la colmataban. Se aprecia una zona de quemado en la parte inferior de la pared.
Mañana colgaremos fotos de nuestros hallazgos y de la clase práctica de José del Río.
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martes, 25 de noviembre de 2008
Zapato republicano
Eso parece que es lo que hemos recuperado hoy en el sondeo de la trinchera 1A, junto al Abrigo 1. Aparece en un estrato arcilloso muy decantado y sellado por depósitos de aluvión formados tras la colmatación de la trinchera inmediatamente después de la guerra.
El zapato en su contexto
Además hoy hemos localizado otra bala en el interior del Abrigo 1 (en mal estado de conservación); una bala de 7 mm y otra de 7.92 en la trinchera 1B, y nuestra primera guía de cargador, que encontramos en el Abrigo 3, junto a fragmentos de metralla y un extraño objeto circular metálico no identificado. La guía de cargador está muy corroída, pero esperamos que una limpieza nos permita identificar el arma a que pertenece.
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lunes, 24 de noviembre de 2008
Sondeos en las trincheras
El viernes por la tarde quedó definitivamente limpio de capa vegetal el tramo de trincheras en el que estamos trabajando. Comenzamos entonces a practicar varios sondeos para comprender la estratigrafía y los perfiles de trinchera y abrigos. En algunos sitios nos hemos llevado sorpresas: la estratigrafía del Abrigo 1, por ejemplo, es bastante más complicada de lo que habíamos pensado en un primer momento.
Sabela, Estela, Flor y Sandra dibujan una hoguera en el suelo del Abrigo 1, de la Guerra Civil, antes de continuar el sondeo. Sobre la hoguera aparecieron varias latas aplastadas y un fragmento de botella de vino
En otras zonas, todavía no tenemos clara cual es la estratigrafía. Por ejemplo, en la entrada al Abrigo 1. El sondeo que hemos abierto nos ayudará a comprender la estructura de acceso.
María López trata de desentrañar la estratigrafía del acceso al Abrigo 1
En la trinchera en sí la situación es algo más sencilla, aunque nos ha sorprendido la gran colmatación y las numerosas unidades estratigráficas que encontramos. La verdad es que he excavado yacimientos prehistóricos con estratigrafías bastante más simples.
Carmen y Mariano excavan en un puesto de tirador después de haber encontrado la pared original de la trinchera en el lado opuesto del sondeo. Se advierte bien la considerable colmatación de la zanja para el poco tiempo transcurrido desde su abandono
Los hallazgos dentro de la trinchera y los abrigos no son muy abundantes, seguramente por la recogida de chatarra que tuvo lugar al acabar la guerra, con especial intensidad en el entorno de poblaciones importantes. Los campos de batalla se convirtieron en un medio de vida para muchos españoles durante años. Hemos encontrado cosas curiosas, sin embargo. No todas pertenecen a la Guerra Civil: en un puesto de tirador apareció un tesorillo de monedas de la Transición (1975-1979). Más interesante, por lo que a este proyecto se refiere, es un casquillo de Remington mod. 1871, que localizmos en el Abrigo 2. Los casquillos son escasos y pertenecen en su mayoría a Mosin Nagant (7.62 mm), un fusil ruso ampliamente utilizado durante el conflicto. Dos se han documentado en el exterior de la trinchera, sobre el parapeto, durante la prospección con detector llevada a cabo por Rodrigo Gómez esta mañana. Un tercero ha aparecido bastante cerca de los anteriores pero en el interior de la trinchera. La escasez de casquillos - frente a la abundancia de balas - se puede explicar también por la recogida de chatarra. Igualmente con ayuda del detector hemos encontrado en el parapeto que protege la trinchera hacia el oeste una peseta de la República datada en 1937 y en perfecto estado de conservación.
Hoy hemos recibido la visita de José del Río, del Colectivo Guadarrama. Nos ha ayudado a reconocer materiales. A él, precisamente, le debemos la identificación del casquillo de Remington, que no es nada habitual. José nos ha traído, además, un manual militar enormemente útil. Se trata del que publicó el Servicio de Recuperación de Material de Guerra para la Región Centro en 1942. En él aparece toda la tipología de cartuchos, proyectiles de artillería y granadas de mortero que se emplearon durante la guerra. Aprovechamos esta entrada para darle las gracias por la valiosa referencia.
Tipología de cartuchos de 11 mm del último tercio del siglo XIX publicada por el Servicio de Recuperación de Material de Guerra, 1942. En nuestras excavaciones han aparecido un casquillo del primer tipo (Remington) y dos balas del quinto tipo (Vetterli)
Sabela, Estela, Flor y Sandra dibujan una hoguera en el suelo del Abrigo 1, de la Guerra Civil, antes de continuar el sondeo. Sobre la hoguera aparecieron varias latas aplastadas y un fragmento de botella de vino
En otras zonas, todavía no tenemos clara cual es la estratigrafía. Por ejemplo, en la entrada al Abrigo 1. El sondeo que hemos abierto nos ayudará a comprender la estructura de acceso.
María López trata de desentrañar la estratigrafía del acceso al Abrigo 1
En la trinchera en sí la situación es algo más sencilla, aunque nos ha sorprendido la gran colmatación y las numerosas unidades estratigráficas que encontramos. La verdad es que he excavado yacimientos prehistóricos con estratigrafías bastante más simples.
Carmen y Mariano excavan en un puesto de tirador después de haber encontrado la pared original de la trinchera en el lado opuesto del sondeo. Se advierte bien la considerable colmatación de la zanja para el poco tiempo transcurrido desde su abandono
Los hallazgos dentro de la trinchera y los abrigos no son muy abundantes, seguramente por la recogida de chatarra que tuvo lugar al acabar la guerra, con especial intensidad en el entorno de poblaciones importantes. Los campos de batalla se convirtieron en un medio de vida para muchos españoles durante años. Hemos encontrado cosas curiosas, sin embargo. No todas pertenecen a la Guerra Civil: en un puesto de tirador apareció un tesorillo de monedas de la Transición (1975-1979). Más interesante, por lo que a este proyecto se refiere, es un casquillo de Remington mod. 1871, que localizmos en el Abrigo 2. Los casquillos son escasos y pertenecen en su mayoría a Mosin Nagant (7.62 mm), un fusil ruso ampliamente utilizado durante el conflicto. Dos se han documentado en el exterior de la trinchera, sobre el parapeto, durante la prospección con detector llevada a cabo por Rodrigo Gómez esta mañana. Un tercero ha aparecido bastante cerca de los anteriores pero en el interior de la trinchera. La escasez de casquillos - frente a la abundancia de balas - se puede explicar también por la recogida de chatarra. Igualmente con ayuda del detector hemos encontrado en el parapeto que protege la trinchera hacia el oeste una peseta de la República datada en 1937 y en perfecto estado de conservación.
Hoy hemos recibido la visita de José del Río, del Colectivo Guadarrama. Nos ha ayudado a reconocer materiales. A él, precisamente, le debemos la identificación del casquillo de Remington, que no es nada habitual. José nos ha traído, además, un manual militar enormemente útil. Se trata del que publicó el Servicio de Recuperación de Material de Guerra para la Región Centro en 1942. En él aparece toda la tipología de cartuchos, proyectiles de artillería y granadas de mortero que se emplearon durante la guerra. Aprovechamos esta entrada para darle las gracias por la valiosa referencia.
Tipología de cartuchos de 11 mm del último tercio del siglo XIX publicada por el Servicio de Recuperación de Material de Guerra, 1942. En nuestras excavaciones han aparecido un casquillo del primer tipo (Remington) y dos balas del quinto tipo (Vetterli)
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sábado, 22 de noviembre de 2008
Se admiten visitas
Visitantes extranjeros en las trincheras republicanas de Madrid
Es más, os animamos a que vengáis a visitarnos mientras excavamos las trincheras del Frente de Madrid. Tendréis ocasión de aprender sobre el proceso de investigación arqueológica y sobre la historia reciente de España. Si queréis venir en grupo, os agradeceríamos que nos enviarais un email a bustarproject@gmail.com. Las visitas se pueden realizar en horario de excavación, de 9:30 a 14:00 y de 15:00 a 18:00 horas, de lunes a viernes hasta el 5 de diciembre ¡Colegios e institutos son bienvenidos!
Para llegar podéis utilizar este mapa, gentileza de Google:
El acceso más sencillo es por la UNED, adonde llega la línea U de autobuses.
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El acceso más sencillo es por la UNED, adonde llega la línea U de autobuses.
viernes, 21 de noviembre de 2008
Espectro de sacos terreros
Prácticamente todo deja su huella arqueólogica, por leve que sea. El Abrigo 2, que estamos excavando en estos momentos, estaba rodeado en la parte de su perímetro expuesta al enemigo por un parapeto de sacos terreros. Según vamos raspando la tierra con los paletines va saliendo a la luz el espectro de esa hilera de sacos: una mancha de tierra más clara.
En la parte superior de las paredes del abrigo han aparecido un casquillo y dos balas, cuya orientación indica que se dispararon desde el entorno del Cerro del Águila.
En la parte superior de las paredes del abrigo han aparecido un casquillo y dos balas, cuya orientación indica que se dispararon desde el entorno del Cerro del Águila.
jueves, 20 de noviembre de 2008
Como un paleosuelo auriñaciense
Así tratamos el suelo de nuestro Abrigo 1. Juanje y Dani excavan a través de la compleja microestratigrafía del fondo de la estructura: una capa de anticonceptivos, una capa de plástico, una capa de anticonceptivos, otra capa de plástico... Pero al final va apareciendo el suelo original y aplastado contra éste algunas latas de conservas de la Guerra Civil.
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Muchas trincheras
El sitio que estamos excavando no es más que un pequeño eslabón en el complejo sistema de trincheras que cubrió todo el sector comprendido entre el Clínico y El Pardo durante la Guerra Civil. Buena parte del denso entramado original se conserva todavía en esta zona de la Ciudad Universitaria. Este es el plano de los vestigios que se observan en torno a nuestra excavación y que hemos hecho hoy con ayuda de un GPS.
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miércoles, 19 de noviembre de 2008
Pioneros
¿Quién inventó la arqueología del siglo XX? Documentos inéditos revelan que fue un Comandante General de Ingenieros del ejército franquista. Esta carta le dirigió al Generalísimo el 3 de abril de 1939:
"La gloriosa Cruzada, llevada a feliz término por nuestro invencible ejército bajo el mando y dirección de V.E. señalará en la historia de nuestra amada Patria una época que por su importancia y trascendencia solamente podrá ser parangonada con la unión de toda España hecha por los Reyes Católicos.
De los grandes hechos históricos acontencidos en nuestra Nación apenas quedan vestigios: de la heroica ciudad de Numancia no quedan más que algunas piedras de sus calzadas; poco más queda de la ciudad de Sagunto. Por falta de huellas materiales, los historiadores extranjeros reducen a simples leyendas nuestras más grandes epopeyas, poniendo en tela de juicio la heroicidad de nuestra raza.
Para que tal cosa no ocurra en lo sucesivo, tengo el honor de proponer a V.E. que se declare monumento nacional la Ciudad Universitaria, tal y como se encuentra en la actualidad, y para que se conserve indefinidamente se empiecen con toda actividad los trabajos necesarios de consolidación de edificios y trincheras, haciendo los revestimientos necesarios y concediendo al Ejército el honor de su conservación y el de su custodia al glorioso Cuerpo de Mutilados de Guerra.
Dios guarde a V.E. muchos años .-
Logroño 3 de Abril de 1939
"AÑO DE LA VICTORIA"
Excmº Sr. El Comandante General de Ingenieros"
Desgraciadamente, el Invicto Caudillo no estuvo a la altura de las circunstancias y respondió que "no cree deben conservarse vestigios de esta guerra una vez hecha la depuración debida"
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Arqueólogos somos todos
Hebilla de un cinturón de miliciano aparecida durante las prospecciones detrás de la UNED
Hay veces que aquellos que se encuentran fuera de una disciplina científica son capaces de entender y expresar mejor el potencial y el sentido de esa disciplina que muchos de los que la practican. Eso sucede, por ejemplo, con el artista Francesc Torres y la arqueología:
"Alguien en el ámbito político no acaba de darse cuenta de algo fundamental: cuando se investiga la historia para evitar que se pierda o te la roben, o para que la puedas recuperar si te la han robado, todo es importante. Si no entiendes eso es que no entiendes nada o, peor aún, es que no tienes imaginación. Las trincheras del Ebro, aún hoy, en Pàndols y Cavalls, están llenas de latas de conserva abiertas con la llave alojada en el centro de la espiral de su cubierta retorcida. A veces aparecen cucharas y tenedores corrientes con el mango curvado hacia atrás para poderlos colgar del cinto, cantimploras, suelas de alpargata, botas de cuero. Están ahí a merced del tiempo y del capricho de algún curioso. Nadie parece asociar la lata de sardinas noruega, de aluminio limpio, con el soldado desconocido que se alimentó de ella mientras defendía, en desventaja, un ideal político decente frente al fascismo más reaccionario y brutal; ni la cantimplora con la sed atroz que sació en la garganta de un brigadista internacional norteamericano, o húngaro, o checo que quizá murió en el frente o quizá esté muriendo ahora en un asilo de ancianos; ni los pies hinchados de un chaval aterrorizado antes de entrar en combate con esas botas llenas ahora de musgo y hormigas. Si nuestra clase política fuera capaz de leer la historia en una hebilla de cinturón, no quedaría una sola fosa común, civil o militar, por destapar". El País, 2004.
Leer la historia en una hebilla de cinturón: eso es la arqueología.
Hay veces que aquellos que se encuentran fuera de una disciplina científica son capaces de entender y expresar mejor el potencial y el sentido de esa disciplina que muchos de los que la practican. Eso sucede, por ejemplo, con el artista Francesc Torres y la arqueología:
"Alguien en el ámbito político no acaba de darse cuenta de algo fundamental: cuando se investiga la historia para evitar que se pierda o te la roben, o para que la puedas recuperar si te la han robado, todo es importante. Si no entiendes eso es que no entiendes nada o, peor aún, es que no tienes imaginación. Las trincheras del Ebro, aún hoy, en Pàndols y Cavalls, están llenas de latas de conserva abiertas con la llave alojada en el centro de la espiral de su cubierta retorcida. A veces aparecen cucharas y tenedores corrientes con el mango curvado hacia atrás para poderlos colgar del cinto, cantimploras, suelas de alpargata, botas de cuero. Están ahí a merced del tiempo y del capricho de algún curioso. Nadie parece asociar la lata de sardinas noruega, de aluminio limpio, con el soldado desconocido que se alimentó de ella mientras defendía, en desventaja, un ideal político decente frente al fascismo más reaccionario y brutal; ni la cantimplora con la sed atroz que sació en la garganta de un brigadista internacional norteamericano, o húngaro, o checo que quizá murió en el frente o quizá esté muriendo ahora en un asilo de ancianos; ni los pies hinchados de un chaval aterrorizado antes de entrar en combate con esas botas llenas ahora de musgo y hormigas. Si nuestra clase política fuera capaz de leer la historia en una hebilla de cinturón, no quedaría una sola fosa común, civil o militar, por destapar". El País, 2004.
Leer la historia en una hebilla de cinturón: eso es la arqueología.
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martes, 18 de noviembre de 2008
Abrigo 1, día 2
Un fragmento de granada, una bala de 7 mm y un casquillo de 0.303
Continuamos excavando el Abrigo 1 de la Trinchera UNED 1 y continúan apareciendo objetos interesantes (¡incluso sin detector de metales!). Hoy hemos localizado un nuevo fragmento de metralla, un trozo de granada (que debió de ser disparada con un lanzagranadas), una bala de 7 mm justo al lado de donde apareció otra ayer (es decir, en la parte de atrás del abrigo, cerca del actual camino) y un casquillo de 0.303 (nuestro primer casquillo). Este último lo localizó Carmen en la entrada al abrigo, en unas zanjas situadas a ambos lados del acceso y que pudieron haber contenido sacos terreros. El casquillo conserva bien visibles las marcas: US. 16 VII. Gracias a municion.org podemos saber que se trata de un proyectil fabricado en Lowell (Massachussets, Estados Unidos), en 1916, por contrato del ejército inglés. Se trata en concreto del modelo Mark VII, "con el pistón sujeto con tres granetazos pequeños y lacado". Mucho armamento empleado en la Guerra Civil procedía de los excedentes de la Primera Guerra Mundial.
Manuel y Santi coordenan y toman cotas de algunos artefactos antes de introducirlos en sus respectivas bolsas
Nuestro trabajo se desarrolla lentamente. No puede ser de otro modo si queremos llevar una metodología cuidadosa. De hecho, no es muy diferente lo que hacemos de lo que se puede ver en cualquier excavación de un yacimiento paleolítico: coordenamos cada objeto que aparece, señalamos en una ficha de registro su orientación, intensidad del buzamiento, orientación del buzamiento y profundidad exacta, a lo que añadimos la descripción del artefacto, la unidad estratigráfica y la unidad de registro en que apareció.
Raspamos con paletín las paredes del abrigo hasta encontrar la superficie original. De izquierda a derecha: Carlos Marín, Mayca y María (excavando), Paula, Sabela y Santi (registrando objetos) y Pedro (excavando).
Continuamos excavando el Abrigo 1 de la Trinchera UNED 1 y continúan apareciendo objetos interesantes (¡incluso sin detector de metales!). Hoy hemos localizado un nuevo fragmento de metralla, un trozo de granada (que debió de ser disparada con un lanzagranadas), una bala de 7 mm justo al lado de donde apareció otra ayer (es decir, en la parte de atrás del abrigo, cerca del actual camino) y un casquillo de 0.303 (nuestro primer casquillo). Este último lo localizó Carmen en la entrada al abrigo, en unas zanjas situadas a ambos lados del acceso y que pudieron haber contenido sacos terreros. El casquillo conserva bien visibles las marcas: US. 16 VII. Gracias a municion.org podemos saber que se trata de un proyectil fabricado en Lowell (Massachussets, Estados Unidos), en 1916, por contrato del ejército inglés. Se trata en concreto del modelo Mark VII, "con el pistón sujeto con tres granetazos pequeños y lacado". Mucho armamento empleado en la Guerra Civil procedía de los excedentes de la Primera Guerra Mundial.
Manuel y Santi coordenan y toman cotas de algunos artefactos antes de introducirlos en sus respectivas bolsas
Nuestro trabajo se desarrolla lentamente. No puede ser de otro modo si queremos llevar una metodología cuidadosa. De hecho, no es muy diferente lo que hacemos de lo que se puede ver en cualquier excavación de un yacimiento paleolítico: coordenamos cada objeto que aparece, señalamos en una ficha de registro su orientación, intensidad del buzamiento, orientación del buzamiento y profundidad exacta, a lo que añadimos la descripción del artefacto, la unidad estratigráfica y la unidad de registro en que apareció.
Raspamos con paletín las paredes del abrigo hasta encontrar la superficie original. De izquierda a derecha: Carlos Marín, Mayca y María (excavando), Paula, Sabela y Santi (registrando objetos) y Pedro (excavando).
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lunes, 17 de noviembre de 2008
Fuego de ametralladora sobre las trincheras republicanas
Hoy hemos planteado la cuadrícula de nuestra primera excavación y hemos comenzado a limpiar el abrigo más grande de la línea de trincheras paralela a la carretera de A Coruña, que documentamos durante la fase de prospección y que denominamos con el evocador nombre de Abrigo 1. En el abrigo en sí no ha aparecido por ahora nada de relieve. Justo en el borde superior, en cambio, localizamos un fragmento de metralla y una bala de 7 mm, cuyo buzamiento y orientación indican claramente que procedía de las líneas enemigas. Para complementar el trabajo de excavación decidimos llevar a cabo una prospección intensiva con detector de metales en la parte posterior de la trinchera, que pudo realizarse gracias a la amabilidad de Rodrigo Gómez de la asociación Frente de Madrid. A él le debemos la identificación de las balas también.
Hasta 34 proyectiles recuperamos en un cuadrado de 11 x 8 metros localizado justo detrás del Abrigo 1. La tipología ha resultado variada:
- 29 de 7 mm nacionales
- 2 de Lebel 8x57 mm
- 1 British 0.303
- 1 Vetterli 11 mm
- 1 Cartucho de escopeta (antiguo)
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domingo, 16 de noviembre de 2008
Dehesa de la Villa y Clínico
Posiciones republicanas vistas desde el Clínico
El viernes por la tarde acabamos la primera fase de este proyecto: la prospección intensiva. Durante el jueves y el viernes estuvimos prospectando en la Dehesa de la Villa y los alrededores del Clínico, escenarios bélicos que presentan en la actualidad un aspecto bastante diferente.
La Dehesa de la Villa formaba parte de la segunda línea republicana. Desde alguno de sus puntos más conspicuos, como el Cerro de los Locos, se podía observar bien el frente de noviembre y diciembre del 36, desde el Clínico hasta la Cuesta de las Perdices. La zona conserva todavía numerosos restos de la guerra, varios de los cuales nos han sido mostrados amablemente por Adolfo Ferrero, de la Asociación de Amigos de la Dehesa de la Villa. En el entorno del Cerro de los Locos, en terrenos de la Universidad, se pueden observar diversas líneas de trinchera, abrigos y una fortificación semienterrada. Se advierten además entradas a un refugio subterráneo en la ladera de la colina, que aún no hemos explorado (al contrario que algunos miembros del GEFREMA). En varios puntos sobreviven pilotes de hormigón en los que se enganchaba el alambre de espino que rodeaba las posiciones republicanas en este sector.
Trinchera en la ladera del Cerro de los Locos
Trinchera que rodea la cumbre del Cerro de los Locos. Cerca de ella apareció la bala de 7.92 mm
Entrada a un refugio subterráneo en la ladera del Cerro de los Locos
Entrada a la fortificación que se conserva en terrenos de la Universidad. Agradecemos a su actual inquilino que nos permitiera amablemente tomar fotografías. Se advierte el gran grosor de los muros del refugio
Los hallazgos no han sido muchos, pero sí representativos: un trozo de proyectil de artillería, bien reconocible; algún fragmento de metralla; una bola de plomo de un proyectil metrallero; una bala de 7.92 mm y lo que podría ser un fragmento de granada de mortero. Como señala Píter en una entrada previa, los aficionados han barrido ha conciencia esta zona.
En la Dehesa hay otros testimonios de la Guerra Civil: dos ex-combatientes nonagenarios que acuden al parque a tomar el fresco y charlar con los vecinos. Uno de ellos luchó con el bando republicano, el otro con el nacional. José, el veterano del ejército sublevado, hizo la guerra en Madrid y vio alguno de los frentes más duros: desde el Alto del León hasta el Clínico. La bala de 7.92 mm que recuperamos en el Cerro de los Locos la podría haber disparado él mismo.
La zona del Clínico presenta un aspecto bastante diferente. Al contrario que la Dehesa, el Clínico, que se encuentra a 1,5 km del Cerro de los Locos, fue primera línea de frente durante toda la guerra. Aquí se libraron algunos de los combates más cruentos de la Batalla de Madrid. Hacia el final de la guerra, el terreno que va desde el hospital hasta el Puente de los Franceses había quedado convertido en un paisaje lunar. Durante la reconstrucción de Madrid, escombros de las instalaciones hospitalarias y del vecino barrio de Argüelles fueron a parar a las horadadas laderas del Clínico y son claramente reconocibles en la actualidad (tejas, ladrillos macizos, loza). No pudieron taparlo todo, sin embargo. La batalla en esta zona fue, entre otras cosas, una guerra de minas y contraminas que hacían saltar por los aires a pelotones enteros: uno de los enormes cráteres que dejó una mina republicana es perfectamente visible en la actualidad (véase la entrada anterior). En general, la superficie del parque que rodea al hospital es irregular, debido tanto al intenso bombardeo que sufrió durante la guerra como al posterior relleno irregular de escombros.
Plano de las minas republicanas (rojo) y nacionales (azul) en la zona del Clínico. A partir de La Guerra de Minas en España (1943), modificado
Pese a las alteraciones de posguerra, pudimos localizar algún elemento del conflicto: fragmentos de granada, un trozo de metralla y una línea de trinchera colmatada que va paralela, aproximadamente, a la Facultad de Odontología.
El viernes por la tarde acabamos la primera fase de este proyecto: la prospección intensiva. Durante el jueves y el viernes estuvimos prospectando en la Dehesa de la Villa y los alrededores del Clínico, escenarios bélicos que presentan en la actualidad un aspecto bastante diferente.
La Dehesa de la Villa formaba parte de la segunda línea republicana. Desde alguno de sus puntos más conspicuos, como el Cerro de los Locos, se podía observar bien el frente de noviembre y diciembre del 36, desde el Clínico hasta la Cuesta de las Perdices. La zona conserva todavía numerosos restos de la guerra, varios de los cuales nos han sido mostrados amablemente por Adolfo Ferrero, de la Asociación de Amigos de la Dehesa de la Villa. En el entorno del Cerro de los Locos, en terrenos de la Universidad, se pueden observar diversas líneas de trinchera, abrigos y una fortificación semienterrada. Se advierten además entradas a un refugio subterráneo en la ladera de la colina, que aún no hemos explorado (al contrario que algunos miembros del GEFREMA). En varios puntos sobreviven pilotes de hormigón en los que se enganchaba el alambre de espino que rodeaba las posiciones republicanas en este sector.
Trinchera en la ladera del Cerro de los Locos
Trinchera que rodea la cumbre del Cerro de los Locos. Cerca de ella apareció la bala de 7.92 mm
Entrada a un refugio subterráneo en la ladera del Cerro de los Locos
Entrada a la fortificación que se conserva en terrenos de la Universidad. Agradecemos a su actual inquilino que nos permitiera amablemente tomar fotografías. Se advierte el gran grosor de los muros del refugio
Los hallazgos no han sido muchos, pero sí representativos: un trozo de proyectil de artillería, bien reconocible; algún fragmento de metralla; una bola de plomo de un proyectil metrallero; una bala de 7.92 mm y lo que podría ser un fragmento de granada de mortero. Como señala Píter en una entrada previa, los aficionados han barrido ha conciencia esta zona.
En la Dehesa hay otros testimonios de la Guerra Civil: dos ex-combatientes nonagenarios que acuden al parque a tomar el fresco y charlar con los vecinos. Uno de ellos luchó con el bando republicano, el otro con el nacional. José, el veterano del ejército sublevado, hizo la guerra en Madrid y vio alguno de los frentes más duros: desde el Alto del León hasta el Clínico. La bala de 7.92 mm que recuperamos en el Cerro de los Locos la podría haber disparado él mismo.
La zona del Clínico presenta un aspecto bastante diferente. Al contrario que la Dehesa, el Clínico, que se encuentra a 1,5 km del Cerro de los Locos, fue primera línea de frente durante toda la guerra. Aquí se libraron algunos de los combates más cruentos de la Batalla de Madrid. Hacia el final de la guerra, el terreno que va desde el hospital hasta el Puente de los Franceses había quedado convertido en un paisaje lunar. Durante la reconstrucción de Madrid, escombros de las instalaciones hospitalarias y del vecino barrio de Argüelles fueron a parar a las horadadas laderas del Clínico y son claramente reconocibles en la actualidad (tejas, ladrillos macizos, loza). No pudieron taparlo todo, sin embargo. La batalla en esta zona fue, entre otras cosas, una guerra de minas y contraminas que hacían saltar por los aires a pelotones enteros: uno de los enormes cráteres que dejó una mina republicana es perfectamente visible en la actualidad (véase la entrada anterior). En general, la superficie del parque que rodea al hospital es irregular, debido tanto al intenso bombardeo que sufrió durante la guerra como al posterior relleno irregular de escombros.
Plano de las minas republicanas (rojo) y nacionales (azul) en la zona del Clínico. A partir de La Guerra de Minas en España (1943), modificado
Pese a las alteraciones de posguerra, pudimos localizar algún elemento del conflicto: fragmentos de granada, un trozo de metralla y una línea de trinchera colmatada que va paralela, aproximadamente, a la Facultad de Odontología.
sábado, 15 de noviembre de 2008
MUCHO OJO
Este cráter lunar, colmatado e intensamente botelloneado no está en el planeta Marte, sino en el Campus de la Ciudad Universitaria. Salta a la vista, como saltaría por los aires cualquiera que hubiera estado encima cuando explotó. No así otros vestigios más difíciles de reconocer: balas diminutas que no hay que confundir con un trozo de piña de los pinos replantados, fragmentos de metralla...De pronto un fragmento de granada. Como nos explican con naturalidad nuestros compañeros y maestros de la asociación Frente de Madrid "una vez que se te hace el ojo, salta a la vista." Los que aún estamos desarrollando ese ojo no podemos menos que quitarnos el sombrero.
Poligoner@s
Según el sociólogo Pierre Bourdieu una de las bases no declaradas de la investigación científica es hacer de la necesidad virtud. No ya necesarios sino imprescindibles se nos han hecho esta semana los virtuosos que aquí veis. Ella es Mayca del equipo de Arqueología del Conflicto de DIDPATRI, Cataluña y él es Santi, pionero de la arqueología medieval en Galicia y a quien hemos "tomado prestado" de la arqueología profesional de Madrid y Castilla. Ayer coordinaron y co-dirigieron al equipo de prospección en una auténtica jornada contrarreloj.
A la espera de los resultados de la encuesta para establecer si lo que hacemos es o no "ciencia", declaramos ya nuestro agradecimiento.
Gracias por vuestra paciencia, profesionalidad y por hacer de tan intensa jornada al pie del Hospital Clínico una emocionante experiencia de trabajo en equipo.
¡Los polígonos CL-31 a CL-42 son vuestros!
viernes, 14 de noviembre de 2008
TEDAX
Dos granadas de mortero en buenas manos
Esta mañana Carlos Marín y quien esto escribe hemos visitado a los TEDAX (Técnicos Especialistas en Desactivación de Explosivos) para aprender algunas cosas sobre los peligros que acechan bajo la tierra de las trincheras. Antonio y Javier, miembros de esta unidad y grandes aficionados a la historia militar, nos guiaron amablemente por el complejo mundo de las granadas de mano, granadas de mortero, proyectiles de artillería y bombas de aviación que regaron los campos de España durante la Guerra Civil. El conocimiento que reúnen ambos sobre la materia es prodigioso. Y no reúnen sólo conocimiento, sino también una extraordinaria colección de artefactos que han ido recogiendo (y desactivando) durante sus intervenciones por todo Madrid. Es extraño pensar que la ciudad en la que uno vive está repleta de bombas sin explotar de hace más de 70 años.
Algunas granadas utilizadas en la Guerra Civil y una bomba de aviación alemana (abajo) en la colección del TEDAX. La que está rodeada por una banda de tela es una granada anarquista de la FAI fabricada en Barcelona
Granadas de mano "Ferrobellum" con el palo reconstruido
Nuestro interés en estos materiales es doble: por un lado nos interesa reconocer sus distintas partes (a veces de aspecto muy vulgar) por si aparecen en nuestras prospecciones y excavaciones: no queremos descartar materiales arqueológicos interesantes. Por otro lado, nos preocupa el grado de peligrosidad que ofrecen estos elementos. Naturalmente, si aparece un proyectil de artillería entero lo reconocemos y salimos corriendo, pero hay muchas partes de proyectiles y granadas que son peligrosas y que no son tan fáciles de identificar. Además, algunos artefactos explosivos, incluso cuando están enteros, no dan mucho miedo:
Granadas italianas Breda. Parece una colección de tupperware pero son muy peligrosas
Naturalmente, Marín y yo no nos hemos quedado con más del 5% de la información que nos han proporcionado. Con lo que sí nos hemos quedado es con los contactos de Antonio y Javier. Y con la seguridad de que si aparece algo que explote vendrán a salvarnos, así que aprovechamos esta entrada del blog para agradecer sus lecciones y su colaboración.
Esta mañana Carlos Marín y quien esto escribe hemos visitado a los TEDAX (Técnicos Especialistas en Desactivación de Explosivos) para aprender algunas cosas sobre los peligros que acechan bajo la tierra de las trincheras. Antonio y Javier, miembros de esta unidad y grandes aficionados a la historia militar, nos guiaron amablemente por el complejo mundo de las granadas de mano, granadas de mortero, proyectiles de artillería y bombas de aviación que regaron los campos de España durante la Guerra Civil. El conocimiento que reúnen ambos sobre la materia es prodigioso. Y no reúnen sólo conocimiento, sino también una extraordinaria colección de artefactos que han ido recogiendo (y desactivando) durante sus intervenciones por todo Madrid. Es extraño pensar que la ciudad en la que uno vive está repleta de bombas sin explotar de hace más de 70 años.
Algunas granadas utilizadas en la Guerra Civil y una bomba de aviación alemana (abajo) en la colección del TEDAX. La que está rodeada por una banda de tela es una granada anarquista de la FAI fabricada en Barcelona
Granadas de mano "Ferrobellum" con el palo reconstruido
Nuestro interés en estos materiales es doble: por un lado nos interesa reconocer sus distintas partes (a veces de aspecto muy vulgar) por si aparecen en nuestras prospecciones y excavaciones: no queremos descartar materiales arqueológicos interesantes. Por otro lado, nos preocupa el grado de peligrosidad que ofrecen estos elementos. Naturalmente, si aparece un proyectil de artillería entero lo reconocemos y salimos corriendo, pero hay muchas partes de proyectiles y granadas que son peligrosas y que no son tan fáciles de identificar. Además, algunos artefactos explosivos, incluso cuando están enteros, no dan mucho miedo:
Granadas italianas Breda. Parece una colección de tupperware pero son muy peligrosas
Naturalmente, Marín y yo no nos hemos quedado con más del 5% de la información que nos han proporcionado. Con lo que sí nos hemos quedado es con los contactos de Antonio y Javier. Y con la seguridad de que si aparece algo que explote vendrán a salvarnos, así que aprovechamos esta entrada del blog para agradecer sus lecciones y su colaboración.
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jueves, 13 de noviembre de 2008
Topeando por las trincheras
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Desde el viernes pasado un equipo de topógrafos nos colamos en el proyecto para cartografiar dos de las trincheras de las que se tiene intención de excavar. Con muchas ganas, material de topografía casero y una estación total prestada por unos buenos amigos nos dispusimos a echar una mano en el apasionante mundo de conocer el pasado.
Durante los dos primeros días trabajamos en la más cercana de la facultad de Geografía e Historia, donde el terreno no mostraba gran dificultad; una suave colina donde Alfredo y Carlos nos contaron que aquello era una trinchera. Mi idea de trinchera se desvaneció completamente, para alguien foráneo en estos asuntos siempre se imagina cosas más espectaculares. Al comenzar con el trabajo nos invitaron a dar una improvisada charla a los alumnos de 4º sobre lo que hace un topógrafo, el uso de la estación total, etc. Pese a no tener nada preparado, la cosa no fue mal del todo y la gente se mostró bastante interesada en el tema; hay que practicar más la oratoria. Para el lunes el levantamiento de esta trinchera estaba terminado, comimos a la hora en que los topógrafos comen, que viene siendo sobre las 5 de la tarde y fuimos a explorar la siguiente trinchera acompañados de Falqui, aquí la cosa cambiaba.
Esto sí que era lo que me imaginaba; grandes montículos de tierra, pasillos por donde sólo se asoma la cabeza, refugios cavados sobre la colina, la trinchera se adivinaba de forma más rápida que la anterior. Pese a ser de apariencia más difícil para cartografiar, el trabajo fue bastante más rápido, y en algo menos de un día el trabajo estaba terminado, eso sí, la hora de comida de los topógrafos es sagrada. La única dificultad que se notó fue el penoso estado de basura en la que se encontraba y alguna que otra rata gigante salió a nuestro encuentro. Nada que no hayáis visto antes prospectando por la Ciudad Universitaria.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Dehesa de la Villa, mediodía
Nuestros protagonistas prefirieron permanecer en el anonimato, haciéndonos saber también lo mucho que generalmente cobran por exclusiva. No les valió como credencial que anduviéramos investigando cosas de la Guerra. Al "mentar a la bicha" hubo caras de sorpresa y miradas de medio lado. Después un chascarrillo, una comparación burlona con Garzón y un "anda por qué no les enseñas la cueva de la galga." J.M. que también prefiere "no figurar" nos lleva a un hueco practicado en la colina, muy colmatado y situado junto a un sistema de trincheras en zig-zag que ha sido la guarida de una camada de galgos. Nos explica que, durante la guerra, desde ahí los "unos" podían disparar contra los "otros" que estaban-traza con el dedo una visual perfecta- "ahí mismo en el San Carlos, que antes era el Clínico."
También nos hace saber que, como buenos arqueólogos, llegamos tarde al lugar de los hechos. Según cuentan el chatarreo de subsistencia y los expoliadores han valido al cerro contiguo el nombre de "Cerro de las Balas" sin que quedaran muchas para recoger hoy por la mañana.
Sin más esperamos que la publicación de esta foto no le cueste una reprimenda doméstica a ninguno de nuestros anónimos informantes que, por supuesto, a esta hora estaban haciendo la compra y de ninguna manera jugando la partida.
Triangulando
Plano de una trinchera de comunicación con abrigo de reservas
Además de prospectar en busca de restos en superficie, una parte importante de nuestro trabajo consiste en documentar las estructuras que van a apareciendo. Ayer y hoy hemos estado levantando planimetrías a escala 1/100 de las trincheras mediante triangulación y la verdad es que se está dando francamente bien. Gracias al buen hacer de Maica, Sandra, Pablo, Carlos, Virginia, Carmen y David hemos cubierto ya tres tramos de dos líneas de trinchera.
Además de prospectar en busca de restos en superficie, una parte importante de nuestro trabajo consiste en documentar las estructuras que van a apareciendo. Ayer y hoy hemos estado levantando planimetrías a escala 1/100 de las trincheras mediante triangulación y la verdad es que se está dando francamente bien. Gracias al buen hacer de Maica, Sandra, Pablo, Carlos, Virginia, Carmen y David hemos cubierto ya tres tramos de dos líneas de trinchera.
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Locos por la guerra
Ricardo Castellano (Colectivo Guadarrama) y Rodrigo Gómez (Frente de Madrid) junto a uno de los refugios que excavaremos la semana próxima
No es que hayan perdido el juicio por las secuelas que les ha dejado el conflicto. Es que están locos por la historia de la Guerra Civil. De su locura y de los vastos conocimientos que genera nos aprovechamos los demás. Cualquier duda sobre hechos bélicos, armas, pertrechos o fortificaciones nos las resuelven rápidamente los miembros de los diversos colectivos que se dedican a estudiar la guerra y sus vestigios: GEFREMA, Colectivo Guadarrama, Frente de Madrid, Tajar. Varios han pasado ya por nuestras prospecciones y nos han ofrecido interesantes consejos: Javier Rodríguez, Ricardo Castellano, Rodrigo Gómez, Jose Ignacio Fernández y Antonio Quintana.
La pasión por la historia de la Guerra Civil les ha llevado a algunos a escribir libros donde dan a conocer sus investigaciones. He aquí tres obras publicadas por nuestros visitantes:
No es que hayan perdido el juicio por las secuelas que les ha dejado el conflicto. Es que están locos por la historia de la Guerra Civil. De su locura y de los vastos conocimientos que genera nos aprovechamos los demás. Cualquier duda sobre hechos bélicos, armas, pertrechos o fortificaciones nos las resuelven rápidamente los miembros de los diversos colectivos que se dedican a estudiar la guerra y sus vestigios: GEFREMA, Colectivo Guadarrama, Frente de Madrid, Tajar. Varios han pasado ya por nuestras prospecciones y nos han ofrecido interesantes consejos: Javier Rodríguez, Ricardo Castellano, Rodrigo Gómez, Jose Ignacio Fernández y Antonio Quintana.
La pasión por la historia de la Guerra Civil les ha llevado a algunos a escribir libros donde dan a conocer sus investigaciones. He aquí tres obras publicadas por nuestros visitantes:
Castellano Ruiz de la Torre, R. 2004. Los restos del asedio. Fortificaciones de la Guerra Civil en el Frente de Madrid. Ejército Nacional. Madrid: Almena.Nuestra intención es colaborar con estos colectivos desde las instituciones de investigación para que todos salgamos ganando del intercambio y difusión de conocimientos.
Castellano Ruiz de la Torre, R. 2007. Los restos de la defensa. Fortificaciones de la Guerra Civil en el Frente de Madrid. Ejército Republicano. Madrid: Almena.
Rodríguez Fernández, J. 2008. Fortines. Centinelas de hormigón en el Frente de Madrid. Madrid: La Librería.
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martes, 11 de noviembre de 2008
Historiadoras
A lo largo de este mes, y en estrecha colaboración con la investigación arqueológica, un grupo de jóvenes historiadoras hemos iniciado también una modesta investigación histórica acerca de la Guerra Civil en la Universitaria. El paisaje historiográfico también está repleto de objetos que hay que ir descubriendo: desde artículos recientes como el de Marta Torres, Libros que salvan vidas, Libros que son salvados: la Biblioteca Universitaria en la Batalla de Madrid (Catálogo de Biblioteca en Guerra, BNE, 2005) hasta las múltiples memorias de aquellos que, en un bando o en otro, vivieron estos acontecimientos: Henry Buckley, Juan Urra, Dan Kurzman, Vicente Rojo,… La bibliografía se torna infinita y un libro nos va llevando a otro, pero poco a poco los textos nos van permitiendo hacernos nuevas preguntas: ¿Quiénes eran los hombres que habitaron las trincheras y los edificios universitarios? ¿Qué hacían las mujeres durante el asedio? ¿Cómo se vivió el largo combate abierto en la Ciudad Universitaria?
Paralelamente, buscamos en las fuentes primarias: el Archivo General Militar de Ávila nos descubre documentación vinculada a los hechos militares, con pasajes que nos demuestran la dureza de los combates meses después del comienzo de la batalla:
(AGMAV A. 10 / L. 450 / C. 13 / R. 55 / CJ. 2668)
Paralelamente, buscamos en las fuentes primarias: el Archivo General Militar de Ávila nos descubre documentación vinculada a los hechos militares, con pasajes que nos demuestran la dureza de los combates meses después del comienzo de la batalla:
11-2-1937, Diario de operaciones de la División Reforzada de Madrid, Bando nacional: En la Ciudad Universitaria nuestro enemigo atacó por la mañana las trincheras del Parque del Oeste, con decidida intención de ocuparlas. Este ataque fue llevado a cabo después de intensa preparación artillera, fuego de tanques, morteros y lanzaminas, siendo rechazado eficazmente por nuestras fuerzas causándole numerosas bajas. Comenzó a las 6h 30m y terminando a las 11h. Parte de la fuerza atacante era mandada por oficiales de Guardias de Asalto, dos de los cuales quedaron muertos delante de nuestras trincheras.
(AGMAV A. 10 / L. 450 / C. 13 / R. 55 / CJ. 2668)
lunes, 10 de noviembre de 2008
Trincheras y balas
Una trinchera de circulación convertida en arroyo. Está detrás de la Facultad de Psicología de la UNED
Hoy ha sido un día fecundo en hallazgos. Hemos localizado un número importante de trincheras bien conservadas orientadas hacia la Carretera de A Coruña y Sinesio Delgado. Desde las primeras se observa bien toda la zona ocupada por las tropas sublevadas, especialmente las posiciones de Casa de Vacas y Cerro del Águila. También se encuentran estas trincheras en una situación estratégica respecto a la Cuesta de las Perdices, que tuvo un papel protagonista en la Batalla de la Carretera de La Coruña, del 14 al 23 de diciembre de 1936.
En las trincheras documentadas o cerca de ellas han aparecido, entre otras cosas, dos balas de 7 mm, una bala Vetterli de 10.4 mm )las tres disparadas) y una moneda de 10 céntimos de Alfonso XII, datada en 1878. La bala Vetterli es de fines del siglo XIX, pero fue utilizada durante la Guerra Civil. Las monedas de Alfonso XII todavía estaban en circulación durante la Guerra Civil, así que es probable que la perdiera algún soldado republicano.
Una bala Vetterli de 10.4 mm disparada
El tramo de trinchera mejor conservado presenta un típico trazado zigzagueante, tres abrigos para reservas excavados en el terreno y un ramal o zanja de circulación. Aquí realizaremos uno de los sondeos previstos.
Además, Pedro Cabello del Moral y Adrián Muela, de Toma 7 Producciones han vuelto a acompañarnos al campo para realizar un documental sobre nuestro trabajo. De este modo, al mismo tiempo que documentamos, estamos siendo documentados.
Adrián y Pedro graban a Carlos Marín mientras éste se inventa alguna película sobre la trinchera que tiene a sus espaldas. Al fondo, el Cerro del Águila, posición franquista.
Hoy ha sido un día fecundo en hallazgos. Hemos localizado un número importante de trincheras bien conservadas orientadas hacia la Carretera de A Coruña y Sinesio Delgado. Desde las primeras se observa bien toda la zona ocupada por las tropas sublevadas, especialmente las posiciones de Casa de Vacas y Cerro del Águila. También se encuentran estas trincheras en una situación estratégica respecto a la Cuesta de las Perdices, que tuvo un papel protagonista en la Batalla de la Carretera de La Coruña, del 14 al 23 de diciembre de 1936.
En las trincheras documentadas o cerca de ellas han aparecido, entre otras cosas, dos balas de 7 mm, una bala Vetterli de 10.4 mm )las tres disparadas) y una moneda de 10 céntimos de Alfonso XII, datada en 1878. La bala Vetterli es de fines del siglo XIX, pero fue utilizada durante la Guerra Civil. Las monedas de Alfonso XII todavía estaban en circulación durante la Guerra Civil, así que es probable que la perdiera algún soldado republicano.
Una bala Vetterli de 10.4 mm disparada
El tramo de trinchera mejor conservado presenta un típico trazado zigzagueante, tres abrigos para reservas excavados en el terreno y un ramal o zanja de circulación. Aquí realizaremos uno de los sondeos previstos.
Además, Pedro Cabello del Moral y Adrián Muela, de Toma 7 Producciones han vuelto a acompañarnos al campo para realizar un documental sobre nuestro trabajo. De este modo, al mismo tiempo que documentamos, estamos siendo documentados.
Adrián y Pedro graban a Carlos Marín mientras éste se inventa alguna película sobre la trinchera que tiene a sus espaldas. Al fondo, el Cerro del Águila, posición franquista.
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sábado, 8 de noviembre de 2008
Pasito a pasito...
Ayer viernes el tiempo nos respetó. Sólo llovió una media hora, que coincidió con la explicación que nos dieron los topógrafos, Eduardo y Víctor, sobre cómo utilizar una estación total para realizar un levantamiento topográfico, en concreto el de una de las trincheras que seguramente vamos a excavar. Desde aquí les agradezco su desinteresada colaboración y que accedieran a dar esta improvisada clase en el campo.
Ya hemos rematado seis polígonos de prospección y hemos localizado un buen número de trincheras, trincheras de comunicación y puestos de vigilancia, de ametralladoras... La visibilidad en general es muy mala, por las agujas de los pinos y porque la hierba está alta. Pero la reciente repoblación de encinas y pinos en todos los polígonos que hemos prospectado nos permite ver algo, gracias a la tierra que se ha sacado con cada alcorque. Precisamente en uno de estos alcorques, por debajo de una de las trincheras localizadas, es donde Lucía Villaescusa, una de nuestras prospectoras, que ha demostrado tener muy buen ojo para discriminar qué materiales pueden ser de los años treinta, localizó ayer una bala. Se trata de un proyectil de 7 mm, de fabricación nacional, idéntico al que apareció durante la fase previa a la prospección en la trinchera cercana a la biblioteca de Geografía e Historia. Como en aquel caso, nunca fue disparado, pues no muestra señales de estar percutido ni estrías.
Otra de las cosas que hemos podido comprobar es que esta zona de Madrid, después de la guerra, debió de ser unos de los principales lugares para arrojar "cultura material subactual", es decir, escombros de obra y basura procedentes de edificios destruidos durante el conflicto. Estas escombreras se encuentran hoy cubiertas por la vegetación. Eso hace que sea muy difícil saber si una lata, botella de cristal o ladrillo macizo es de época de la Guerra Civil, anterior o posterior. Por lo tanto, lo bueno de esta prospección, es que se trata de un proceso de aprendizaje colectivo, en donde contamos con la desinteresada colaboración de multitud de aficionados al tema de la Guerra Civil, que nos indican cuáles eran las conservas que se consumieron en el frente, cómo las abrían, qué proyectiles son los más habituales o qué tipos de ladrillos y hormigón son los que aparecen en búnkeres y construcciones asociadas a trincheras ¿Para cuándo alguien se va animar a hacer una tesina con una buena tipología de cultura material contemporánea? Paradójicamente es más sencillo saber si una cerámica es del Bronce Medio o Final, que si una baldosa o botella de cerveza es de los años treinta o de los cincuenta. Ahí lo dejo por si alguien quiere recoger el testigo.
Aunque no lo parezca el equipo de prospección está pasando por un par de líneas paralelas de trinchera, completamente arrasadas. Aquí cerca apareció la bala.
Esta es la segunda bala de 7 mm que nos aparece. En los dos casos sobre trincheras o muy cerca de ellas.
En la parte inferior de la fotografía una trinchera republicana arrasada (se nota el color diferencial de la hierba). Entre los pinos aparece la esquina de la biblioteca de Geografía e Historia. Al fondo el Cerro Garabitas de la Casa de Campo, desde donde disparaba la artillería de los sublevados.
Ya hemos rematado seis polígonos de prospección y hemos localizado un buen número de trincheras, trincheras de comunicación y puestos de vigilancia, de ametralladoras... La visibilidad en general es muy mala, por las agujas de los pinos y porque la hierba está alta. Pero la reciente repoblación de encinas y pinos en todos los polígonos que hemos prospectado nos permite ver algo, gracias a la tierra que se ha sacado con cada alcorque. Precisamente en uno de estos alcorques, por debajo de una de las trincheras localizadas, es donde Lucía Villaescusa, una de nuestras prospectoras, que ha demostrado tener muy buen ojo para discriminar qué materiales pueden ser de los años treinta, localizó ayer una bala. Se trata de un proyectil de 7 mm, de fabricación nacional, idéntico al que apareció durante la fase previa a la prospección en la trinchera cercana a la biblioteca de Geografía e Historia. Como en aquel caso, nunca fue disparado, pues no muestra señales de estar percutido ni estrías.
Otra de las cosas que hemos podido comprobar es que esta zona de Madrid, después de la guerra, debió de ser unos de los principales lugares para arrojar "cultura material subactual", es decir, escombros de obra y basura procedentes de edificios destruidos durante el conflicto. Estas escombreras se encuentran hoy cubiertas por la vegetación. Eso hace que sea muy difícil saber si una lata, botella de cristal o ladrillo macizo es de época de la Guerra Civil, anterior o posterior. Por lo tanto, lo bueno de esta prospección, es que se trata de un proceso de aprendizaje colectivo, en donde contamos con la desinteresada colaboración de multitud de aficionados al tema de la Guerra Civil, que nos indican cuáles eran las conservas que se consumieron en el frente, cómo las abrían, qué proyectiles son los más habituales o qué tipos de ladrillos y hormigón son los que aparecen en búnkeres y construcciones asociadas a trincheras ¿Para cuándo alguien se va animar a hacer una tesina con una buena tipología de cultura material contemporánea? Paradójicamente es más sencillo saber si una cerámica es del Bronce Medio o Final, que si una baldosa o botella de cerveza es de los años treinta o de los cincuenta. Ahí lo dejo por si alguien quiere recoger el testigo.
Aunque no lo parezca el equipo de prospección está pasando por un par de líneas paralelas de trinchera, completamente arrasadas. Aquí cerca apareció la bala.
Esta es la segunda bala de 7 mm que nos aparece. En los dos casos sobre trincheras o muy cerca de ellas.
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