El pasado sábado 9 de
septiembre terminaron nuestros trabajos arqueológicos en el campo de
concentración y en las fosas comunes del cementerio de la localidad de Castuera
(Badajoz) con un homenaje a las víctimas de la represión franquista. Las fosas
comunes vacías, los sondeos tapados, y un equipo de investigación arqueológica cuyos
miembros ya han vuelto a sus casas o están enfrascados en nuevas aventuras.
Durante un mes hemos estado unidos, hemos sabido reír y llorar juntos, y
aguantar estoicamente el duro trabajo. Este equipo “multidisciplinar” que
hablaba en gallego, castellano (con diferentes acentos: murciano, madrileño,
canario y argentino), catalán, inglés, portugués y ahmara, ha sabido realizar
un trabajo “científico” y “objetivo”, que es lo que se le pedía. Gracias a
todos y todas.
Pero ello no impide
que nos hayamos involucrado e identificado con aquellas personas cuya memoria,
lucha política y represión estamos rescatando gracias a la Arqueología.
Sondeos en la zanja perimetral este del recinto principal del campo de concentración.
Hace un par de
semanas abrimos un sondeo en la zanja perimetral del campo de concentración a
la altura de las cocinas (ZPCO 02) para saber si había basura específica de
estas estructuras y también para entender cómo era el cierre en este sector.
Sobre el suelo de la zanja apareció un pico, que seguramente fue sepultado con
el colapso del parapeto oriental muy poco tiempo después de haberse abierto
aquella. Este pico simboliza perfectamente la represión sufrida por aquellos
batallones de trabajadores que construyeron el campo y presos que lo habitaron,
ya que sabemos por testimonios de supervivientes que con el pico no sólo se
abrían las zanjas en el esquisto que forma el sustrato rocoso, sino que también
era utilizado como herramienta de tortura, golpeando con ellos la espalda de
los “trabajadores” que desfallecían.
Sondeo ZPCO 02 con uralitas procedentes de la techumbre de la cocina y un pico en el suelo de la zanja.
Pero este pico
simboliza también una ruptura, la que permite mutar la relación, como diría
nuestro compañero argentino Gonzalo Compañy, “sujeto investigador-objeto de la
problemática” en “sujeto investigador-sujeto de la problemática”, en tanto el
otro es concebido como un sujeto del saber desde cuya particularidad se
habilitan y construyen saberes colectivos, sociales, políticos e históricos de
los cuales todos los miembros del equipo de investigación -y la sociedad en
general- bebemos.
Detalle del pico en el suelo de ZPCO 02.
No deja de ser
paradójico que, 73 años después, estuviéramos abriendo la misma zanja con las
mismas herramientas que nuestros abuelos, bajo el mismo impasible sol de la
Serena.
(*) Tomado de la canción “Palea jacta est” del grupo
Potasio Argón.
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