En arqueología, al final siempre llegamos al principio, al momento en que empezó todo. Por eso quizá al observar la fosa común vacía en el cementerio de Castuera, uno siente una sensación extraña de horror y de tristeza.
Desde aquí, ahora, contemplamos el instante anterior a que esta zanja se convierta en sepultura para once asesinados.
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