Los reporteros de guerra saben
que cuando el enemigo te ofrece tabaco algo siniestro va a ocurrir. Como en ese
episodio cierto de Hermanos de sangre
en el que un soldado estadounidense, tras el desembarco de Normandía ofrece
pitillos a soldados alemanes hechos prisioneros. Tras las caladas de rigor, los
acribilla sin piedad.
En la fosa 6.1 aparecen varios
mecheros, una boquilla y un zipo en perfecto estado de conservación. Tenemos
que imaginar el humo de los últimos (sí, los últimos) pitillos como paso previo
al fuego, la pólvora y el humo de la muerte. Varias balas de
arma corta de nueve milímetros aparecen dentro de los cráneos de los
ejecutados.
El tiro de gracia.
El fuego inolvidable.
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