El excelente trabajo realizado
por el equipo de Laura Muñoz el año pasado en el cementerio de Castuera nos ha
guiado desde el inicio. Esta semana hemos abordado la continuación de una fosa
documentada en 2011, que prosigue bajo los nichos actuales. En ella algunos
cadáveres aparecían con las muñecas esposadas con cable. Estos días hemos
exhumado un tramo de casi tres metros de longitud, con seis individuos más.
Alberto, el palista, alcanza con el cazo de su pala el nivel de la fosa. Un
cable entrelazado nos muestra la evidencia del terror.
La arqueóloga-antropóloga Candela
Martínez organiza el trabajo en esta fosa. Poco a poco se van definiendo en planta los
esqueletos. Una gran cantidad de objetos aparecen tras el fino trabajo de
bisturí y palillo de los voluntarios de AMECADEC y de los arqueólogos. Entre
ellos, unas gafas, que aparecen al lado de un saquito de cuero con monedas. Los
numismas de Caronte.
Una socia de AMECADEC que perdió
a su abuelo como consecuencia de la vesania falangista agradece nuestro trabajo
y en una frase lapidaria resume su visión de la Arqueología: Es que vosotros sabéis leer la tierra,
sabéis ver la tierra. En esta misma fosa, el año pasado se documentó otro
par de lentes, concebidos para corregir la hipermetropía. La Arqueología (a
pesar de los miopes revisionistas que precisan una corrección de dioptrías)
nos permite ver de cerca lo peor de la naturaleza humana. Tan lejos, tan cerca.
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