En la parte más antigua del
cementerio de Castuera se conservan nichos en los que reposan los restos de
combatientes del bando nacional, de aquellos que como Salvio Ravassa murieron
por Dios y por España, aunque en este caso debía de ser italiano. Las viudas de
los muertos en combate recibirían el apoyo económico y simbólico del Estado
Nuevo, del mismo modo que los caballeros mutilados contarían durante décadas con
privilegios, pensiones, trabajos y útiles contactos. Nada de eso existió
durante cuarenta años para los leales combatientes republicanos y sus familias.
Ya os hemos hablado en anteriores
posts del individuo 9 de la fosa 6.1 del cementerio de Castuera. Todo apunta a
que nos encontramos ante los restos de un soldado. La hebilla de cinturón que
asomaba días atrás nos ha desvelado el secreto. En el anverso luce el emblema
de Infantería del Ejército español, que sería utilizado por igual por ambos
bandos durante el conflicto. A la altura de la rodilla de la pierna derecha de este
esqueleto aparece una bala de Mauser. ¿Sería este hombre un militar republicano
apresado tras la caída de la Bolsa de la Serena? ¿sería fusilado al término de
la guerra? ¿sus compañeros de destino en la fosa eran civiles o militares?
¿serían trasladados del campo de concentración de Castuera en una saca
nocturna? Por el momento no lo sabemos. A pesar de ello, como ya nos ocurrió el
año pasado en La Fatarella, nuestro proyecto permite superar la injusticia y
recuperar dignamente los restos de un soldado olvidado por todos.
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