viernes, 12 de septiembre de 2014

¿Cómo nos repartimos el Botín?

Limpieza de la basílica bizantina de San Juan por
las tropas de ocupación griegas (Éfeso,1922).
 
Excavamos trincheras, entre otras cosas, para desvelar la relación entre Aqueología, conflicto y política. Nuestros compañeros, que a estas horas desvelan las historias enterradas en Belchite, no están solos. En Europa colegas de profesión se enfrentan a este patrimonio traumático, como hemos podido comprobar en la sesión Dire Straits en el congreso de la EAA en Istambul, esta misma mañana. Stelios Lekakis nos mostró la labor realizada por el Servicio Arqueológico Griego de Asia Menor durante los años de la ocupación de la zona de Esmirna a comienzos de los años 20. Prisioneros de guerra y arqueólogos y militares helenos se dedicaron a excavar y limpiar yacimientos greco-latinos y bizantinos. Incluso una mezquita en uso fue convertida en Museo. El patrimonio autóctono forma parte siempre del botín de los vencedores.
Stelios reivindica la Arqueología como una herramienta para examinar la construcción de la identidad en su historicidad, como un medio para alcanzar la resolución de un conflicto todavía no resuelto.
En la misma línea, Nota Pantzou analizó los procesos de gestión del patrimonio que se dieron en Grecia con la ocupación italiana, la invasión nazi y la guerra civil. Casi nada. Imágenes impactantes. Pasquines editados por el Ejército alemán para la protección de las ruinas. Arqueólogos partisanos antifascistas que acaban en campos de concentración.  Mármoles del Partenón utilizados por los británicos en sus posiciones en la Acrópolis en la lucha anticomunista...
Del otro lado del Bósforo nos llega un proyecto que podría hermanarse perfectamente con lo que hacemos desde aquí en Abánades (Guadalajara). Can Aksoy y Ziyacan Bayar reconstruyen la batalla de Aslihanlar y se empeñan en demostrar que la verdadera interdisciplinariedad es posible. Por la maravillosa página web se entrecruzan antropología, etnografía, historia y, por supuesto, arqueología. Un trabajo ambicioso que cuenta con las comunidades locales e invita a todos a compartir la memoria. Todo un modelo a seguir.
Uno de los jardines en que se metió Sadam Hussein.
 
Otro polaco, Grzegorz Ziarszys, nos introduce en los jardines de Babilonia, en el proceso de construcción de un espacio simbólico por la dictadura militar de Sadam Hussein. Este proyecto conllevó la apertura de canales artificiales y la erección de tres túmulos gigantes, sobre uno de los cuales se construyó un fastuoso palacio presidencial. Al lado, por supuesto, las ruinas originales del palacio de Nabucodonosor II.
Sin salir de Oriente Próximo, pero desde la Universidad de Newcastle, P. Stone nos recordó en una polémica ponencia, que la coalición de aliados que invadió Irak en la última guerra no disponía de asesores en Patrimonio: en los mapas y planes de ataque no se marcaba un solo bien cultural. Tanto revuelo con la película de Georges Clooney y va y resulta que ahora los estadounidenses no tienen Monument's Men. Para evitar cosas así, en el futuro, la OTAN decidió en diciembre de 2012 montar unos cursillos de formación titulados: Cultural Property Protection in the Operations Planning Process. Efectos alucinógenos del Crack de los Caballeros. Pero ¿a quién le importa salvar Babilonia cuando cada día mueren cientos de personas en todo Oriente Próximo?
A día de hoy también excavamos trincheras para generar recursos turísticos al servicio del desarrollo sostenible de áreas rurales y periurbanas. Este turismo de guerra también tiene su parte oscura. Los colegas M. Kamber y T. Karafotias analizan al detalle la conversión de Sarajevo en un parque temático de la guerra de 1992-1995. El Túnel de la Esperanza recicibió 33.000 visitantes en el primer semestre del año 2013.  Los beneficios anuales de 250.000 euros dejan poco margen para articular discursos críticos sobre un modelo de gestión que no cuenta con la gente y que a veces se olvida de las 11.541 víctimas mortales del sitio de Sarajevo.
Intervencion artística en impactos de bala y artillería en las aceras de Sarajevo.
 
Marek E. Jasinsky nos recuerda que en la Europa del Este la IIª Guerra Mundial no acabó en 1945 y que la Guerra Fría, por el contrario, allí estuvo bastante calentita. Gracias a él pudimos conocer de primera mano los proyectos de exhumación que se están llevando a cabo ahora de víctimas de la represión estalinista en sitios como el cementerio militar Powazki en Varsovia. La diferencia con España no deja de ser impactante. En Polonia, el presidente de la República envia una carta a los responsables de los proyectos para felicitarles por el trabajo y garantizar el apoyo moral y económico del Gobierno polaco en los próximos años. Marek guarda para el final la última bala: el Banco Santander va a financiar un proyecto europeo de exhumación de víctimas de los regímenes totalitarios. Todo un botín de guerra.
Carta y visita oficial del presidente de Polonia a las exhumaciones.
 
Jasinsky explica por qué son necesarios proyectos así.
 

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