martes, 29 de diciembre de 2015

Mantenimiento de trinchera


Así NO era la vida cotidiana en las trincheras de la Guerra Civil.

Las trincheras son para pegar tiros y defenderse. Sin embargo, esto no es lo que los soldados hacían la mayor parte del tiempo. En realidad, en lo que los combatientes de ambos bandos invertían más esfuerzos era en tareas de mantenimiento.

Este no es un asunto menor. Un grupo de arqueólogas feministas viene llamando la atención desde hace años sobre la importancia de las tareas de mantenimiento: desde limpiar una casa a cocinar. Estas actividades han sido muy descuidadas tradicionalmente por parte de los arqueólogos, que estaban más preocupados en asuntos como la organización social, la guerra o las costumbres funerarias que en aspectos cotidianos que parecen a primera vista irrelevantes. En realidad, como demuestran estas arqueólogas, no lo son en absoluto. Sin actividades de mantenimiento no hay posibilidad de reproducción social.

Las arqueólogas feministas han señalado que el desinterés por estas labores cotidianas se debe a que, al contrario que otras actividades de tipo político o religioso más llamativas, se encuentran en manos de las mujeres y de grupos subalternos (como los esclavos o siervos en sociedades estatales). El caso de los contextos que nosotros excavamos es bastante peculiar, porque tareas habitualmente femeninas como la limpieza o la cocina corrían generalmente a cargo de hombres -especialmente en primera línea del frente. 


Herramientas de la posición franquista de El Castillo (Abánades, Guadalajara): sierra improvisada, alicates, lezna y cincel.


Pese a ello, también han quedado olvidadas por la historiografía. El énfasis se ha puesto en aspectos políticos y económicos de la guerra, el desarrollo de grandes operaciones militares y en los episodios de combate. Pero sobre el tiempo que los soldados no estaban pegando tiros y los políticos discutiendo se ha escrito bastante menos. De hecho, esta es una de las razones de que estudiar arqueológicamente la Guerra Civil sea pertinente.


Mazo para construir trincheras. Posición franquista de El Castillo (Abánades, Guadalajara.

Porque lo que nosotros detectamos en el registro arqueológico es, en buena medida, tareas de mantenimiento: desde el campo de batalla a los cuerpos de los combatientes.
Restos de una pala utilizada para construir y arreglar las trincheras republicanas de la Ciudad Universitaria (Madrid).

Algunas de las tareas si han pasado a la mitología de la guerra por la peligrosidad que implicaban: es el caso de los tendidos de cable telefónico o de alambre de espino, que podían resultar letales. La mayor parte del tiempo, sin embargo, los soldados rehacían las trincheras de tierra que se derrumbaban, reconstruían los parapetos de piedra que destrozaban los morteros y limpiaban los refugios. Algunas de las tareas tenían un papel importante no solo para el mantenimiento físico del campo de batalla, sino también el mantenimiento psicológico de los soldados. Realizar trabajos manuales era una forma de soportar la terrible monotonía de las trincheras. 


Sierra encontrada en las trincheras republicanas de la Ciudad Universitaria.

Si bien el arte de trinchera español no alcanzó las cotas del de la Primera Guerra Mundial, tenemos algunos ejemplos muy llamativos, como por ejemplo estas piezas de ajedrez realizadas con cartuchos de 7,92 mm:


El virtuosismo artesano no se reducía a los objetos muebles. Las tareas de mantenimiento fueron mucho más allá de las meras necesidades funcionales en la construcción de fortines y otros elementos defensivos en los frentes más estáticos. Buena muestra de ello son las espectaculares defensas de Fresnedillas de la Oliva (Madrid), donde el mantenimiento se convirtió en un arte.


1 comentario:

El Chato de Ventas. dijo...

Buen apunte, y todo un posado. Feliz Salida de Año.