jueves, 16 de septiembre de 2010

Abánades: agradecimientos

Cerramos la excavación de Abánades y ponemos rumbo a un nuevo destino, pero antes queremos dejar constancia de nuestro agradecimiento a las muchas personas que lo han hecho posible:

A Jose María Gutiérrez, alcalde de Abánades, por su interés en conservar y dar a conocer los restos de la Guerra Civil en el término municipal, por su constante apoyo a nuestra intervención y por todas las facilidades prestadas.

A Ismael Gallego por su pasión por la arqueología de la Guerra Civil, por proporcionarnos la documentación de archivo relativa a Abánades durante la guerra, por llevarnos a ver trincheras, por los consejos e informaciones útiles y por su apoyo más allá de lo razonable a este proyecto.

A Jorge Fernández Bricio por sus magníficas fotografias.

A Teresa Sagardoy, por la ayuda administrativa, por echar una mano con la excavación y por difundir el proyecto.

A Domin, por sus increíbles pero ciertas historias de bombas, y a Mari ¡menuda tarta de despedida!

A Javier (Song Bar López) por su interés en nuestras investigaciones.

A los veteranos de la Guerra Civil, Enrique (91 años) y Buenaventura (93), por contarnos historias de la guerra. A Guillermo, Primitiva y Matías por las historias de la posguerra. A todos los vecinos de Abánades por las historias que nos han contado y por su hospitalidad (y los tomates).

A Roberto de Trujillo, por aguantar el ritmo de trabajo de unos arqueólogos estajanovistas.

A los miembros del Frente de Madrid que nos acompañaron el día de puertas abiertas.

A todos los que participaron en la jornada de puertas abiertas

A Rosita y Francisco del Hotel los Anádes por la deliciosa comida filipina (y la otra también).

A La Trucha Feliz, donde fuimos felices.

¡Volveremos!

2 comentarios:

javier dijo...

A vosotros... por vuestra amabilidad, trabajo y esfuezo.
Por darnos a conocer nuestra historia, y por querernos de la manera que lo habéis hecho, os tendremos presentes en nuestros corazones y día a día en el museo de Abánades, que Dios os bendiga.
Un abrazo.
Javier

Ismael dijo...

No tardéis mucho que la caldereta se enfría...