En lo que llevamos de intervención hemos descubierto dos tinteros completos y partes de al menos otros dos. Una de las actividades que permitía a los presos mantener algo de su humanidad era escribir a sus familiares. Afortunadamente se han conservado varias cartas de reclusos de Castuera. Aunque censuradas, suministran información muy interesante sobre la vida en el campo.
La plumilla, el papel y el tintero, objetos que resultan banales en otro contexto, representan en el campo de concentración un puente entre el universo represivo y el mundo exterior.
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