viernes, 10 de septiembre de 2010
Siembra de muerte, cosecha de huesos
Aunque parezca extraño, es fácil perder la perspectiva de lo qué es una guerra cuando se está excavando una trinchera: la concentración que implica el trabajo arqueológico, los problemas metodológicos y los retos interpretativos, el entusiasmo de los hallazgos...
El objetivo final de nuestras investigaciones es lograr que nos hagamos una idea más precisa de cómo se vive una guerra -pasando miedo en el frente o hambre en un campo de concentración.
Pero en la guerra también se muere. Y se muere en masa y de las formas más horribles. En la Guerra Civil Española cayeron bajo las bombas y las balas cerca de medio millón de personas. Los huesos de muchos todavía cubren los campos de España.
En Abánades la reja del tractor saca a la luz de vez en cuando los restos de soldados anónimos. Son personas que han sufrido una doble muerte: la física y la de la memoria ¿Qué historias hay, y que tragedias, detrás de los huesos recogidos entre los surcos del arado?
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1 comentario:
“Pero por el llano inhóspito no pasó la primavera. Solo es un desierto de piedra y terrones donde los cadáveres se pudren. Son muchísimos los cuerpos que yacen insepultos. La atmosfera es casi irrespirable, apesta. Enseguida descubren las tumbas. Las hay por doquier. Un cuadro
impresionante. Se ven sobresalir piernas y brazos, caderas, pechos, cráneos. Cuelgan de los huesos, pingajos negros de carne corrompida. Zumban
moscas verdes, brillantes, y zangolotean gordos gusanos amarillos en el caldo espeso de la materia en descomposición."
CUERPO A TIERRA
Ricardo Fernández de la Reguera
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