miércoles, 26 de septiembre de 2012

Recuperando vidas


Estos días excavamos en Abánades los restos de otro soldado. Lo enterraron sus compañeros en una paridera, apresuradamente, muy cerca de donde cayó. Lo mató una bala de 7 mm que le penetró el pecho, hacia el 1 de abril de 1938. Estaba casado y ya no era muy joven, aunque sí -mucho- para morir. Su atuendo no era militar: se sujetaba los pantalones con un cinturón con cierre de latón decorado con esmaltes. En el bolsillo derecho llevaba nueve pesetas y pico, republicanas. La alianza de oro, que ceñía un dedo pequeño y delgado,  tiene una letra inscrita: "R".

Los arqueólogos no recuperamos muertos. Recuperamos vidas.


martes, 25 de septiembre de 2012

De los objetos y la muerte



Los objetos son en sí mismos fuentes imperecederas de información y conocimiento, que junto a los contextos donde se encuentran nos aportan una visión empírica del pasado basada en éstos…. que no son más que sus restos materiales.
La materialidad del pasado es nuestra base de investigación y conocimiento y nos aproxima de la manera más tangible a saber algo más del proceso al que pertenecieron y la cultura en la que se desarrollaron.
Desde el estudio del mundo funerario con sus múltiples variedades, siempre hemos considerado como un extraordinario registro objeto de estudio, los ajuares como descriptores de la persona (ser) a la que pertenecieron y la cultura (materia) en la que vivieron.
Esos objetos, que acompañan a los muertos en su trance e unión con la tierra, contienen en sí mismos el lado más humano y material de sus propietarios y el más sobrenatural de su dogma. Y es que es, a lo largo de la Historia, una parte esencial de la idiosincrasia de todas las culturas la tradición y el culto a los muertos.
Este ritual exclusivamente humano se niega y aleja cuando el propio estado de muerte es fruto de un acto represivo. Cuando los muertos no son “muertos” sino la materialidad más evidente de un proceso y régimen represivo donde las personas pasan del estado de vivos a desaparecidos y olvidados, sin llegar a ser siquiera propietarios de su propia muerte.

En las fosas comunes que excavamos, los objetos que hallamos acompañando a los cadáveres no son fruto de esa ritualidad, robada, pero aún así nos hablan sutilmente de cómo, cuándo y a quien pertenecieron. Estos objetos son también contenedores de parte de la identidad de sus propietarios y registro las circunstancias que les hicieron llegar a ese fin.

En la mayoría de las ocasiones desconocemos sus identidades y seguramente nunca lleguemos a descifrarla. Es más que probable que sus familiares nunca sepan que los encontramos, ya que la crueldad de la dictadura franquista eliminó su historia y los rastros de su peregrinaje y paradero como presos republicanos. Ellos como tantos miles, nunca llegarán a ver confluir su cuerpo con su identidad.
Tal vez nosotros como investigadores del pasado podamos aproximarnos a conocer algunos pequeños detalles de su vida y personalidad hasta que tal vez un día podamos devolverles su nombre.

Costurero asociado a una mujer represaliada enterrada en la Fosa 2 del Arroyo Romanzal, Llerena (Badajoz).

lunes, 24 de septiembre de 2012

Atleti



Alberto, el palista, conoce la tierra, los cambios de textura, de compactación, de textura… Observa el trabajo  arqueológico con respeto y se lamenta del mal estado de conservación de los restos. Por esta razón no es muy optimista en cuanto a la identificación de los restos. Sin embargo, el levantamiento del individuo nº 21 en la fosa 7.1 del cementerio de Castuera, la última tarde de la exhumación, supone una enorme sorpresa. Unas gafas de vidrio tintado aparecen dentro de una especie de unas finas piezas rectangulares como las que se han utilizado en las últimas décadas para plastificar documentos. Dentro de una de ellas todavía se conserva la impronta de un texto escrito quizás n a un ticket o un carnet de socio de una entidad deportiva: el Club Metropolitano de Madrid. Alberto no da crédito. Nosotros tampoco.


En este estadio jugaba antes de la guerra, entre otros equipos, el Atlético de Madrid. En el documento se conserva un sello oficial que pone: Liga Española de… La Liga Española de Fútbol se suspendió durante los tres años de la guerra, por lo que este hombre portaba esa documentación de preguerra antes de morir. Unas monedas republicanas de 1937 nos marcan un límite cronológico para la fosa.
Esa misma noche, el Atlético de Madrid gana la Supercopa de Europa al Chelsea de Londres y Castuera (con una gran cantidad de aficcionados colchoneros, como en toda esta zona de Extremadura) engalana sus estatuas con la bandera del Atleti.
 

Bones


Un mes en un cementerio como el de Castuera es tiempo suficiente para calibrar las diferentes percepciones que la gente tiene sobre  una exhumación. En este sentido, la edad es un factor importante. La gente mayor lo identifica de lleno con la brutalidad de la guerra; han sido pocas las personas mayores que se han acercado a las fosas; la mayor parte miraba de reojo mientras se acercaba a los nichos de sus familiares. Las personas de mediana edad manifestaban un claro escepticismo que veían corroborado, aparentemente, por el mal estado de conservación de los restos. Sin embargo, los adolescentes y los niños veían los huesos con una increíble familiaridad y los integraban dentro de un imaginario cientificista marcado por las series CSI (que no CSIC) y Bones.


La fase final de la exhumación coincidió con las últimas novedades del caso Bretón, con ese error garrafal de peritaje que movilizó a los máximos especialistas (Carracedo, Etxeberría…) en antropología forense de España. La presencia continua de este tema en los medios de comunicación tuvo una incidencia notable en el cambio de perspectiva de gran parte de los visitantes a las exhumaciones. Las explicaciones de nuestras arqueólogas-antropólogas Candela y Andrea sobre fracturas peri mortem, sobre el mínimo detalle documentado en los esqueletos, no caían en saco roto sino que cobraban nuevo sentido para mucha gente que alcanzaba a ver la identificación de esos cadáveres como el objetivo final de una investigación científica, aséptica y sin ningún tipo de carga ideológica ni política. Esta imagen tópica de la ciencia es compartida por gran parte de la sociedad que cree en la objetividad, mientras otras personas ven en la ciencia una herramienta más para la dignificación y la justicia. La Arqueología en este país se mueve entre estos dos polos.




sábado, 22 de septiembre de 2012

De fortín en fortín

 Materiales encontrados en un fortín del Cerro.

La arqueología es una ciencia de probabilidades, como la meteorología. Unas veces se acierta y otras se falla. En los últimos días hemos excavado varias estructuras con desigual fortuna. En general no ha habido hallazgos espectaculares, aunque en última instancia cada casquillo ayuda a reconstruir la historia de la Batalla Olvidada.

En el Cerro excavamos un fortín que presuntamente había sido destruido por la artillería republicana durante la ofensiva de abril de 1938, sellando a los defensores en su interior. Los datos arqueológicos no confirmaron esta truculenta historia: aparecieron, eso sí, una variedad de casquillos. Los que recuperamos in situ en el suelo de la estructura pertenecen a Máuser alemán y Máuser español. Los primeros aparecieron juntos al lado de una guía de peine. Todo indica que nos hallamos ante trazas de la defensa del Cerro por los franquistas. En el relleno que colmataba el búnker, y por lo tanto en posición secundaria, localizamos un casquillo italiano de Mannlicher-Carcanno y un par de Lebel.

Materiales encontrados en el relleno del Fortín nº2 de la Nava 4, dispuestos sobre una de sus aspilleras.

Ante el escaso éxito de la intervención decidimos atacar en otro frente, concretamente la zona conocida durante la guerra como La Nava 4. Se trata de una posición franquista en la que se observan dos nidos de ametralladora en perfecto estado de conservación y con graffiti, conectados por trincheras. La excavación fue más dura de lo que parecía por la potente colmatación de tierra y piedras (cerca de un metro y medio). En el relleno descubrimos muchos materiales bélicos: cartuchos, casquillos percutidos de Mannlicher-Carcanno, Lebel y sobre todo de Máuser alemán y español, y fragmentos de granadas. Lo más llamativo es esto último: el elevado número de partes de Laffite, lo que indica enfrentamientos a corta distancia. En este caso, aunque pensábamos que la zona no había sido prácticamente testigo de combates, el registro arqueológico  demostró lo contrario. 

 Excavación de un gran abrigo en la zona de Las Fraguas, al sur de la paridera de la Enebrá.

Dado que los resultados tampoco fueron muy llamativos, volvimos a la zona de la Enebrá para trabajar en una zona de abrigos y trincheras franquistas: las primeras que se encontraron los republicanos en la ofensiva del 1 de abril. Por ahora nos estamos centrando en un monumental refugio con gruesos muros de mampostería y varias habitaciones.Más allá de la arquitectura, los resultados son parcos (siendo generosos): una liendrera, casquillos y cartuchos de Mosin, que hacen pensar en una ocupación republicana, piquetas de alambrada y poco más.

Así que así seguimos: de fortín en fortín y tiro por que me toca (nunca mejor dicho).

viernes, 21 de septiembre de 2012

La estrella y la cruz

En el registro arqueológico se acaban reuniendo los objetos más dispares. Así sucede en la entrada a la paridera de la Enebrá Socarrá, donde se libraron intensos combates el 1 de abril de 1938. Ahí hemos encontrado (entre casquillos, cartuchos y hebillas) una insignia militar y una medalla. La primera es una estrella roja del Ejército Popular de la República, como la que descubrimos hace cuatro años en las trincheras de la Ciudad Universitaria de Madrid. La otra, una medalla con la efigie del Papa Pío XI en el anverso y una representación de Jesucristo en la cruz en el reverso. Pio XI apoyó a los sublevados contra la República. Sin embargo, también es el papa de la encíclica Mit Brennender Sorge ("Con ardiente preocupación"), que le valió la enemistad de Hitler.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Morir de mala muerte


La exhumación en la Enebrá continúa ofreciendo detalles sobre la muerte de los soldados. Decíamos en la anterior entrada que uno de los individuos tenía un gran fragmento de metralla clavado en la zona del cuello. En realidad su cuerpo está acribillado de fragmentos de metal. Lo más terrible es que parece que las heridas no le produjeron inmediatamente la muerte: en el pecho y cerca de un hombro encontramos dos balas impactadas de pistola de 9 mm. Todo parece indicar que alguien remató a esta persona ¿Sus propios compañeros o los republicanos que tomaron la posición?

Es difícil conjugar las imágenes heroicas de la guerra con las pruebas tangibles del sufrimiento extremo.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Cayeron jóvenes y con todo el equipo

Los muertos de la Enebrá siguen hablando su lenguaje silencioso: el de los huesos y los objetos. Sabemos de estos soldados de Franco que eran muy jóvenes, quizá veinte años o menos. Iban bien pertrechados, con el equipo Mills de origen británico que se generalizó en la Legión a partir de los años 20. Uno de los cadáveres tiene las cartucheras repletas de munición: seis peines a la derecha, uno a la izquierda. Eso quiere decir que disparó cinco cargadores sobre el enemigo. En un bolsillo llevaba algunos céntimos. Entre el cráneo y el tórax sobresale un fragmento de metralla de veinte centímetros.

Trabajamos con cuidado para registrar cada hueso, cada botón, cada cartucho. Para saber cómo murieron. Pero también como vivieron. Especialmente esos últimos momentos, en el caos de la batalla de la Enebrá.

También podemos ver que quien enterró los cadáveres no los desvalijó. Es difícil saber si por principio moral o por repugnancia física: los restos llevaban un año a la intemperie, pero todavía quedaba algo más que huesos bajo los uniformes.

martes, 18 de septiembre de 2012

III Jornadas de Puertas Abiertas - Abánades 2012




Os presentamos el cartel de las III Jornadas de Puertas Abiertas a las Excavaciones Arqueológicas de 2012 en Abánades. El fin de semana del 6-7 de octubre os esperamos para enseñaros los impresionantes hallazgos de esta campaña.

Programa

Sábado 6 de octubre de 2012

- 11:00 horas. Museo Histórico Municipal.
Exposición de los hallazgos mas interesantes de la campaña.

- 12:00 horas. Museo Histórico Municipal.
Conferencia sobre dichos hallazgos y las excavaciones llevadas a cabo.
Dr. Don Alfredo González Ruibal – Laboratorio de Patrimonio CSIC.

- 13:00 horas. Museo Histórico Municipal.
Visita guiada al Espacio Histórico de “El Castillo”.

- 18:30 horas. Museo Histórico Municipal.
Proyección de los cortometrajes premiados en la II Muestra de Abánades:
“Gotas de agua” - Primer Premio
“Lluvia de plomo” - Segundo Premio
“La guerra de minas” y “Refugio 115” - Tercer Premio “ex aequo”

- 19:30 horas. Museo Histórico Municipal.
I Concurso de Fotografía “La Batalla Olvidada”:
- Proyección de un audiovisual con las obras de todos los participantes.
- Entrega del Primer Premio.

- 22:00 horas. Museo Histórico Municipal.
Proyección del documental “La Batalla Olvidada de Abánades”
Dirigido por Oscar Galansky y producido por Tropa Guripa.

Domingo 7 de octubre de 2012

- 12:00 horas. Museo Histórico Municipal.
- Concentración y salida del convoy.
- Visita guiada de las excavaciones.
- Taller Infantil de Arqueología, con regalos y diplomas para todos los niños y niñas participantes.
- Recreación Histórica a cargo de la Asociación Madrileña “Frente de Madrid”.

- 14:00 horas. Plaza del Juego de Pelota.
Gran traca monumental.

Notas:

Se organizará un convoy compuesto de varios vehículos para que las personas mayores puedan
acceder a las excavaciones. No es necesario que los vehículos sean de tracción a las cuatro ruedas.
El Museo permanecerá abierto en su horario habitual.

... 76 años después de la ocupación de Fregenal de la Sierra


A las 5 de la madrugada del 18 de septiembre de 1936 entraron en Fregenal de la Sierra (Badajoz) las tropas golpistas en dos columnas formadas por un total de tres mil hombres bajo el mando y la furia del conocido capitán Navarrete y el comandante Álvarez Rodríguez.
De manera inmediata se realizaron las primeras detenciones guiadas por un gran grupo de falangistas que protagonizaron las primeras ejecuciones.
Fregenal había sido durante la República un importante foco de ideas políticas y sede de los mayores sindicatos del momento, donde se aglutinaban y organizaban multitud de gremios de toda la comarca.
Además, tras el Golpe de Estado y debido al propio avance de la columna de la muerte,  se convirtió en lugar de concentración de un gran número de población de huidos y refugiados (entre cinco y seis mil personas) atrapados sin saber que hacer ante el curso de los acontecimientos, entre las zonas ya ocupadas de Andalucía occidental, el avance de la columna y la frontera portuguesa.



Fosa 1 del cementerio de Fregenal de la Sierra, detalle del calzado de uno de los individuos localizados hasta el momento.

La represión ejercida sobre la población Frexnense fue inmediata y contundente dilatándose en el tiempo durante todo el Franquismo. Algunas personas consiguieron huir mientras que sus familiares permanecieron en el pueblo. Sobre aquellos que se quedaron o no consiguieron huir la represión fue aún más dura, si cabe, y comprobaron en muy poco tiempo la implacable ira ejercida por la represión golpista.
Junto a todas las personas significadas de la localidad perecieron también, en multitud de ocasiones, sus hermanos, padres, cuñados, mujeres e hijos, en ocasiones aún no natos. Esta crueldad ejercida en Fregenal de la Sierra responde como en muchas otras localidades extremeñas a la aplicación de la política del terror promulgada por Queipo de Llanos.
Hoy 76 años después excavamos las fosas comunes de los represaliados de Fregenal de la Sierra, nueve fosas que corresponden a diferentes momentos represivos aún sin determinar.


Excavación de la Fosa 1 del cementerio  de Fregenal de la Sierra de 16 m de longitud.

Nos cuentan en el pueblo que cuando sacaban a las personas para ejecutarlas decía la gente eufemísticamente que “había ido a por romero”. Curiosamente el romero ha sido históricamente símbolo de la buena fe y la franqueza así como un importante ingrediente del bálsamo de Fierabrás, que al menos en esta ocasión no ha conseguido curar las dolencias ni las heridas de la represión Franquista.

Homenaje a los represaliados de Fregenal de la Sierra realizado en octubre de 2011.
Laura Muñoz Encinar

lunes, 17 de septiembre de 2012

El año del mortero

Parece que cada año nos especializamos en un producto distinto. El año pasado fueron granadas de mano. Este, granadas de mortero de 50 mm. Hoy hemos encontrado parte de otro proyectil de este tipo a medio explotar en el interior de una paridera tomada al asalto por los republicanos. Fue el día 4 de abril de 1938, durante el ataque a La Nava, que dejó más de doscientos muertos en el bando franquista en apenas dos días.

En el interior de la paridera que excavamos aparecen un par de casquillos de pistola disparados, muchas latas de sardinas y una de leche condensada "Nuria". En el corralón (la entrada a la paridera), localizamos varias guías de peine de Máuser y un solo casquillo de 7,92 mm: los vecinos de Abánades recogieron sistemáticamente los casquillos y cartuchos que encontraban en los años 40 para venderlos como chatarra.

El proyectil de mortero, semienterrado en el cráter que causó su explosión, pasó desapercibido. 

Área de acumulación


Durante décadas apenas conocíamos nada de los asentamientos de las comunidades de la Edad del Bronce en el NW de la Península Ibérica. Estos campesinos primitivos tenían un régimen de vida nómada/seminómada que les hacía reocupar periódicamente determinadas zonas como espacio habitacional. El arqueólogo Fidel Méndez acuñó a mediados de la década de 1990 el concepto de área de acumulación para definir la huella arqueológica de los poblados de estas gentes: solares en los que se sobreimponían fosas, agujeros de poste y otras estruturas en negativo, relictos de ocupaciones periódicas y recurrentes sobre los mismos espacios.
Pasando de la Prehistoria Reciente a la guerra civil, pero sin abandonar la Arqueología, podemos aplicar este concepto de área de acumulación a la parte trasera del cementerio viejo de Castuera. Durante meses y/o años este espacio acogió la fase final de numerosos episodios de terror. Noche tras noche, el pico y la pala rompían la tierra para acoger los cuerpos de las víctimas. Fosas, fosas y más fosas, con la misma orientación en planta, empezaron a  cubrir todo ese espacio. Cada uno de estos cortes en el sustrato rocoso condensa historias de vida sacudidas por la muerte. Cada una de estas fosas acumula tragedias sin nombre. Observando la distribución de los once esqueletos en la fosa 6.1 nos damos cuenta rápidamente de la efectividad y la brutalidad de una represión llevada a cabo casi a escala industrial. En la memoria colectiva quedó grabada a fuego la imagen del volquete, de esas camionetas que basculaban los cuerpos a las fosas como ganado en el matadero.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Soldados de Salamina


En la parte más antigua del cementerio de Castuera se conservan nichos en los que reposan los restos de combatientes del bando nacional, de aquellos que como Salvio Ravassa murieron por Dios y por España, aunque en este caso debía de ser italiano. Las viudas de los muertos en combate recibirían el apoyo económico y simbólico del Estado Nuevo, del mismo modo que los caballeros mutilados contarían durante décadas con privilegios, pensiones, trabajos y útiles contactos. Nada de eso existió durante cuarenta años para los leales combatientes republicanos y sus familias.
 

Ya os hemos hablado en anteriores posts del individuo 9 de la fosa 6.1 del cementerio de Castuera. Todo apunta a que nos encontramos ante los restos de un soldado. La hebilla de cinturón que asomaba días atrás nos ha desvelado el secreto. En el anverso luce el emblema de Infantería del Ejército español, que sería utilizado por igual por ambos bandos durante el conflicto. A la altura de la rodilla de la pierna derecha de este esqueleto aparece una bala de Mauser. ¿Sería este hombre un militar republicano apresado tras la caída de la Bolsa de la Serena? ¿sería fusilado al término de la guerra? ¿sus compañeros de destino en la fosa eran civiles o militares? ¿serían trasladados del campo de concentración de Castuera en una saca nocturna? Por el momento no lo sabemos. A pesar de ello, como ya nos ocurrió el año pasado en La Fatarella, nuestro proyecto permite superar la injusticia y recuperar dignamente los restos de un soldado olvidado por todos.
 

sábado, 15 de septiembre de 2012

Like a rolling stone

En las dos fosas comunes que hemos excavado en el cementerio de Castuera los huesos humanos forman parte de la propia tierra, como raíces fosilizadas que se anclan en el sustrato geológico. El esquisto pizarroso, las dinámicas postdeposicionales y un nivel aluvial de cantos rodados de cuarcita han presionado y compactado de tal modo los esqueletos que la exhumación se convierte en una tarea ardua y difícil. Para los perpetradores de esta animalada tampoco debió de ser tarea fácil abrir la tierra. La dureza del sustrato quizás explique la extrema estrechez de las dos fosas. 

Mientras en la fosa 7.1 los individuos fueron enterrados por parejas, en la fosa 6.1 la amalgama de cuerpos con posturas imposibles dibuja un cuadro truculento. Poco a poco, a lo largo de días de minucioso trabajo, hemos ido retirando los esqueletos. La impronta de los huesos depositados en la base compartía espacio con el negativo de las raíces y los cantos rodados. La huella de la memoria y el olvido. La insoportable levedad del ser. Nuestros abuelos a punto de convertirse en figuras petrificadas, en estatuas de sal.

Por eso nos impresionó tanto que en el acto de homenaje a estos represaliados, el pasado sábado, en el cementerio de Castuera, algunos de los participantes recogiesen de las fosas ejemplares de los cantos rodados que sellaban los restos, como un recurso nemotécnico, como una prueba de la fortaleza de la memoria, como un ejemplo de combate y superación de la longa noite de pedra.



Socorro Rojo


La propaganda fascista asentó el tópico de las hordas marxistas obsesionadas con la persecución religiosa, con aniquilar el reino de Dios en la tierra. Todos los republicanos eran unos rojos empeñados en que España dejase de ser cristiana. Dentro de este contexto, los desmanes revolucionarios al inicio del conflicto fueron maximizados por el bando nacional consiguiendo el apoyo tácito de amplios sectores de la población británica, francesa y estadounidense. La quema de iglesias, los asesinatos de curas y la profanación de cadáveres fueron pruebas esgrimidas por el nuevo Régimen para condenar el terror rojo en la Causa General al final del conflicto. Lógicamente esta visión ocultaba una realidad como un templo: entre las víctimas republicanas de la represión franquista se encontraban miles y miles de católicos, practicantes o no.
Las familias católicas sancionan la identidad religiosa de los nuevos miembros de la familia con los rituales del paso del Bautismo y la Primera Comunión. En esos actos se regalaban al protagonista colgantes con la cruz cristiana o medallas de determinadas advocaciones religiosas con una clara intención apotropaica. Durante la guerra civil el tradicionalismo católico sacó partido a esta costumbre, relatando el rebote milagroso de las balas en las medallas religiosas, o el heroísmo de los sacerdotes fusilados esgrimiendo cruces, rosarios y medallas. Incluso soldados italianos relatan en sus memorias el fanatismo de los requetés que avanzaban a pecho descubierto con el crucifijo en una mano y el Mauser en la otra.
En la fosa 6.1 del cementerio de Castuera uno de los once individuos allí enterrados portaba una medalla de la Virgen del Perpetuo Socorro. En ella se congela la eternidad de un instante, único, definitivo para un hombre sin nombre. 
Nadie acudió en su auxilio.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Sorpresa en el refugio republicano

 El suelo de un abrigo republicano tras la excavación: 1. caja de munición; 2. escudilla; 3. proyectil de artillería de 75 mm; 4. monedas republicanas; 5. casquillos de Mosin; 6. suela de bota; 7. jarrita de hojalata. 8. Hogar.

Durante los últimos dos días hemos estado excavando un refugio republicano situado detrás de una trinchera de primera línea. La trinchera se construyó tras la estabilización del frente que siguió a la ofensiva republicana del Alto Tajuña, en abril de 1938. En la documentación aparece como "Posición nº 64". Estaba defendida por los catalanes de la 138 Brigada Mixta.

Empezamos el trabajo con ganas, pensando que no habría mucha piedra que remover, pero cuando vimos que después de más de un metro de derrumbe todavía no se veía el final, cundió el desánimo. Sin embargo, decidimos perseverar y terminar la excavación.

¡Mereció la pena! En el nivel de ocupación del abrigo recogimos abundante material republicano: una caja de munición soviética de 7,62 mm, reutilizada como contenedor de transporte; un mazo de cantero para romper las piedras que se emplearon en la construcción del abrigo y la trinchera; una lata reaprovechada como recipiente para llevar agua; una jarrita fabricada con otra lata; tres monedas de la República (de 1 peseta y 50 cm); varios cartuchos de Mosin Nagant; un peine de Máuser de 7 mm; una escudilla de rancho completa... El gran número de objetos reaprovechados es un indicador de la penuria que predominaba en las trincheras republicanas hacia el final de la guerra.

La sorpresa llegó en forma de explosivo: un proyectil de artillería de 75 mm y uno de mortero de 50 mm. El de mortero apareció justo debajo de la escudilla. Esto es lo que se llama un plato fuerte.

Espoletas, cartuchos, casquillos


En la Enebrá Socarrá documentamos más restos del ataque republicano y de la defensa franquista. Hemos localizado una nueva espoleta de 45 mm del tanque soviético T-26. También numerosos cartuchos de 7,92 mm que los nacionales no llegaron a disparar. Casquillos de pistola, que nos hablan de combates a corta distancia, tapones de transporte de mortero, balas de 7 mm y de Mosin Nagant impactadas, metralla de granadas de fragmentación, detonadores de Lafitte...

jueves, 13 de septiembre de 2012

Un cuerpo destruido

En la Enebrá Socarrá continuamos la exhumación de los restos humanos que descubrimos en la campaña de 2011. Entonces aparecieron varios huesos junto a fragmentos de equipo, munición y latas en lo que parecía un hoyo. Estos días hemos podido confirmar los huesos se encuentran en el interior de un cráter producido por un impacto de artillería. Aparecen varios fragmentos de metralla, algunos de hasta 20 cm de largo. Quizá de un cañón de 75 mm. Siguen apareciendo huesos. Entre ellos, una tibia, un peroné y restos de un pie embutidos todavía en su bota. Al lado un húmero. Algo más allá restos de la caja torácica, vértebras, un fémur.

Todavía no sabemos si esta persona murió destrozada por un impacto de artillería. Es posible que cayera en la paridera y después de la guerra enterraran sus restos en el cráter. En todo caso, este es el efecto de la guerra moderna en un cuerpo humano. Un cuerpo destruido y olvidado en tierra de nadie.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Hitler el hijo de puta


 

Eso opinaba el soldado republicano que dejó un elaborado graffiti en la Casa de la Sierra, un puesto de mando republicano al sur de Don Benito (Badajoz). 

El graffiti, dibujado y escrito a lápiz, ocupa casi el ancho completo de una pared de unos tres metros de lado. En él se puede ver a un torero con banderillas toreando a un Hitler cornudo. Entre ambos se extiende el mapa de España, a modo de capote, con las capitales republicanas marcadas: Madrid y Valencia. Junto al torero se lee "Juan Español", junto al dictador nazi "Hitler el hijo de Puta". Bajo el mapa de España: "Entra en Madrid si tienes cojones Hitler". Sobre el mapa: "España Libre".

Las paredes del edificio están cubiertas de pintadas y grabados. La mayor parte tienen nombres de personas, algún indicativo de batallón, dibujos simples. Muchas se han perdido, según se ha ido desmoronando el yeso que cubría los muros de adobe. Algunos de los graffiti que se pueden leer dicen:

-Proibido la entrada
-Pedro es un canalla, lo dice un buen amigo
-El que proboque palabras de desmoralización será considerado como fazioso



La Casa de la Sierra tuvo visitantes famosos, como Miguel Hernández, que pronunció discursos a las tropas desde un púlpito de cemento que todavía hoy se conserva. 


 Desgraciadamente, la casa se derrumba poco a poco y con ella una parte importante de la memoria material de la Guerra Civil Española.


martes, 11 de septiembre de 2012

“Chico, te lo explico con el pico…” (*)



El pasado sábado 9 de septiembre terminaron nuestros trabajos arqueológicos en el campo de concentración y en las fosas comunes del cementerio de la localidad de Castuera (Badajoz) con un homenaje a las víctimas de la represión franquista. Las fosas comunes vacías, los sondeos tapados, y un equipo de investigación arqueológica cuyos miembros ya han vuelto a sus casas o están enfrascados en nuevas aventuras. Durante un mes hemos estado unidos, hemos sabido reír y llorar juntos, y aguantar estoicamente el duro trabajo. Este equipo “multidisciplinar” que hablaba en gallego, castellano (con diferentes acentos: murciano, madrileño, canario y argentino), catalán, inglés, portugués y ahmara, ha sabido realizar un trabajo “científico” y “objetivo”, que es lo que se le pedía. Gracias a todos y todas.
Pero ello no impide que nos hayamos involucrado e identificado con aquellas personas cuya memoria, lucha política y represión estamos rescatando gracias a la Arqueología. 

  Sondeos en la zanja perimetral este del recinto principal del campo de concentración.

Hace un par de semanas abrimos un sondeo en la zanja perimetral del campo de concentración a la altura de las cocinas (ZPCO 02) para saber si había basura específica de estas estructuras y también para entender cómo era el cierre en este sector. Sobre el suelo de la zanja apareció un pico, que seguramente fue sepultado con el colapso del parapeto oriental muy poco tiempo después de haberse abierto aquella. Este pico simboliza perfectamente la represión sufrida por aquellos batallones de trabajadores que construyeron el campo y presos que lo habitaron, ya que sabemos por testimonios de supervivientes que con el pico no sólo se abrían las zanjas en el esquisto que forma el sustrato rocoso, sino que también era utilizado como herramienta de tortura, golpeando con ellos la espalda de los “trabajadores” que desfallecían. 

 Sondeo ZPCO 02 con uralitas procedentes de la techumbre de la cocina y un pico en el suelo de la zanja.

Pero este pico simboliza también una ruptura, la que permite mutar la relación, como diría nuestro compañero argentino Gonzalo Compañy, “sujeto investigador-objeto de la problemática” en “sujeto investigador-sujeto de la problemática”, en tanto el otro es concebido como un sujeto del saber desde cuya particularidad se habilitan y construyen saberes colectivos, sociales, políticos e históricos de los cuales todos los miembros del equipo de investigación -y la sociedad en general- bebemos.

 Detalle del pico en el suelo de ZPCO 02.

No deja de ser paradójico que, 73 años después, estuviéramos abriendo la misma zanja con las mismas herramientas que nuestros abuelos, bajo el mismo impasible sol de la Serena.   

(*) Tomado de la canción “Palea jacta est” del grupo Potasio Argón.