jueves, 2 de septiembre de 2010

¡Excavar trincheras es difícil!

¿Por dónde rayos va esta trinchera?

Creo que eso es lo que pensamos todos los que hoy estuvimos excavando en el Castillo de Abánades. Puede parecer que (re)excavar trincheras de la Guerra Civil es fácil. Al fin y al cabo, son de antes de ayer, como quien dice. Sólo hay que sacarles el relleno y listo. Lo verdaderamente difícil es la excavación de un yacimiento paleolítico o neolítico. Sin querer quitarle méritos a nuestros colegas prehistoriadores, la verdad es que trabajar en sitios de la Guerra Civil puede llegar a ser tremendamente complicado.

No es necesario que las trincheras corten niveles antiguos, como sucede aquí en Abánades. La propia historia de las fortificaciones del 36 es en sí misma suficientemente enrevesada como para dar quebraderos de cabeza a cualquier arqueólogo. El problema es que las trincheras se excavaron, usaron, alteraron y abandonaron en un período muy breve de tiempo. Además, se colmataron con la misma tierra que se sacó de las zanjas. Todo eso hace que con frecuencia resulte difícil distinguir el relleno de la trinchera de la tierra natural que se excavó en la Guerra Civil. Es necesario ir con cuidado y pénsarselo muy bien antes de meter el pico.

Hoy hemos estado al borde la crisis. Pero al final, a última hora de la tarde, apareció la pared de la zanja y las cosas comenzaron a clarificarse. Con la trinchera salieron a la luz también latas, balas, una cuchara, pasadores de trinchas y algunas otras cosas. Todavía tenemos bastante que bajar. Con un poco de suerte, encontraremos materiales in situ. Por ahora todos los objetos están en posición secundaria, es decir, llegaron a su posición actual después de que el lugar se abandonara.

1. La trinchera. 2. Posible refugio. 3. Estructura ¿protohistórica? excavada en la roca.

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