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Con la construcción del destacamento, el espacio de la dehesa quedó dividido en dos: una mitad ocupada por las estructuras represivas (barracones, garitas, casas de los guardias) y otra por las viviendas de las mujeres e hijos de los prisioneros. Pero ¿podemos estar seguros de que las casas de los familiares no formaron parte de la tecnología de control del régimen franquista? ¿quién huiría de una prisión dejando a su familia detrás? Quizá las chabolas fueron, al final, más efectivas que el alambre de espino.
2 comentarios:
Pues es cierto que hay que mirar el paisaje de modo crítico y entenderlo. Este plano es mucho más real que los primeros que hicimos, en donde nos centrábamos sólo en el destacamento y estructuras represivas. Este nuevo plano, con el "pueblo al margen del pueblo" que supusieron las casas de las mujeres e hijos de los presos, nos sitúa ante una realidad social mucho más compleja y ante nuevos retos interpretativos.
Pocas veces una representación cartográfica moderna refleja tan bien toda una cartografía simbólica.
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