Fotografía de Pedro Rodríguez Simón (junio de 2017).
El padre Eyré hizo los mismo que los indianos de principios del siglo XX. Muchos de ellos financiaron reformas e iglesias de nueva creación en lo alto de castros, como así ocurrió en Santa Trega (A Guarda) o en Troña (Ponteareas). De hecho, la apertura de carreteras conllevó el descubrimiento de los primeros restos de arquitectura doméstica de la Edad del Hierro en Galicia. En el interior de esta iglesia de Centulle aún se pueden ver molinos barquiformes tirados por el suelo. El cura destruyó un castro pero, según parece, recogía esos restos materiales del pasado, como buen aficcionado a la Arqueología. Personaje carismático que conocía bien como funcionaba la cultura popular, fue el promotor de un proceso de cristianización de un castro en pleno nacionalcatolicismo. Durante décadas se celebró una romería popular el 13 de mayo, el día de la Virgen de Fátima. Como un santón o un eremita, él creó el lugar, y ahí está enterrado, dentro de su proyecto faraónico inconcluso y fracasado.
Pero el padre Eyré no se conformó con levantar el Santuario Nacional de Fátima sobre el antiguo castro de Centulle. Su proyecto contemplaba la construcción de una gran escuela de formación profesional para inválidos civiles. A través de sus contactos con el ejército y el Palacio del Pardo, consiguió el apoyo del régimen franquista, como se aprecia en los textos epigráficos del interior del templo. Incluso el ministro de Educación Ruiz Jiménez (después convertido en opositor) visitó el lugar y dio el visto bueno a la iniciativa del cura chantadino, ya en los años 50. El Centro Nacional de Inválidos Civiles, promovido por la Asociación Nacional de Inválidos, costó unos cien millones de pesetas de los años 70. Equipado para albergar a cuatrocientos internos, la llegada de la democracia impidió su normal desarrollo. En la transición se intentó llevar allí el asilo de Chantada, pero la idea no cuajó. Finalmente, el padre Eyré cedió el recinto a finales de los 80 a la Ciudad de los Muchachos, proyecto dirigido por otro cura, el padre Silva, en este caso, rojo. En 1957 este sacerdote creó un centro de acogida en las afueras de Ourense, en Benposta, por el que llegaron a pasar 50.000 niños huérfanos procedentes de todo el mundo. Para ello se inspiró en el proyecto Boys Town dirigido por el padre Edward Flanagan en Nebraska y que sale en la película Forja de hombres (1938). El circo de la Ciudad de los Muchachos fue la seña de identidad de este proyecto revolucionario, asambleario, que llegó a contar con televisión propia. Por ahí pasaron unos cuantos ecuatoguineanos huyendo de la vesania de Macías, entre ellos Hermes, el que sería guitarrista de Los Suaves. El cura murió en 2011, tras ser amenazado de excomunión por el Vaticano, envuelto en juicios y pleitos por su legado.
Hoy en día las ruinas del complejo de Centulle se asemejan más a un posible escenario de peli de serie B tipo Los chicos del maíz. Una pintada en un lateral indica que el colectivo Olimpo realiza entrenos de Airsoft.
En julio de 2018, una organización ultraderechista conocida como Colectivo España Unida, proponía en su Boletín Informativo Nacional, el traslado de los restos de Franco a este Santuario Nacional de Fátima, levantar una cruz de hormigón de 150 m y establecer allí un Centro de Interpretación al (sic) Generalísimo. En gran medida, ya es un gran centro de interpretación del franquismo. Y es más. Debería formar parte de las rutas del Románico de la Ribeira Sacra y entrar por derecho propio en la declaración nacionalcatólica de la Ribeira Sacra como Patrimonio de la Humanidad, promovida por la Xunta de Galicia.
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