domingo, 29 de marzo de 2020

La guerra de las aguas ganadas


El Camino de Invierno es una ruta jacobea, con reconocimiento oficial desde 2016, que parte de Ponferrada y, a través del valle del Sil, se adentra en la Galicia interior para llegar hasta Compostela. En el mes de diciembre pasado el que suscribe hizo a pie este recorrido, en plena ciclogénesis explosiva. Bautizar con nombres franceses (Fabien) a huracanes no amedrenta a nadie. Al fin y al cabo era un ensayo de Arqueología experimental para comprobar cómo en muchos de los tramos de la traza era y es imposible circular en invierno. Eso fue lo que me ocurrió a la salida de Rodeiro, en la terra de Deza. El río Arnego era un mar inmenso. Este pormenor me obligó a dar un rodeo notable y perderme un tramo del Camino de Invierno, curiosamente aquel en el que el peregrino puede disfrutar de la escenografía más extraordinaria del trazado: el Mausoleo de las Aguas Ganadas, en la aldea de A Penela (parroquia de Pedroso, ayuntamiento de Lalín, provincia de Pontevedra). Dos meses después, vecinos y vecinas de A Pobra do Brollón hicieron ese tramo del camino. El técnico del Concello, Xosé Gago, me dio a conocer esta obra maestra, que orgullosamente compartimos hoy con vosotros.


La gente de fuera piensa que Galicia es un vergel porque no para de llover y disponemos de agua a discreción. Lo que parece una ventaja, es un problema. Fondos de valle anegados, terrenos sedimentarios encharcados... exigen la ejecución certera de toda una vasta red de irrigación y el desarrollo de tecnologías hidráulicas. Antes de la llegada del electrofascismo en los años 40 y las Confederaciones Hidrográficas, las parroquias gallegas, auténticos regímenes hidráulicos, gestionaban el mantenimiento de todo este entramado de presas, represas y canales. Un derecho consuetudinario no exento de conflictos, como es evidente en una sociedad atlántica minifundista como la nuestra. En nuestro mundo rural tradicional el agua se llevaba, no se traía. La traída es un concepto y una realidad de la Modernidad. As levadas se inspiran en aquellos canales, siempre a cota, que los romanos excavaron para la explotación del oro en el noroeste ibérico. La Ilustración fue la inspiradora en la segunda mitad del siglo XVIII de los primeros grandes proyectos modernos para llevar el agua a las ciudades gallegas. En el rural, hubo que esperar siglo y medio para que los indianos (emigrantes ricos retornados de América) financiasen las nuevas levadas del primer tercio del siglo XX. El tardofranquismo, con planes de colonización incluidos (el Canal del Valle de Lemos, por ejemplo), con la ayuda de las obras sociales de las Cajas de Ahorros, generaron el contexto adecuado para convertir la traída en una nueva panacea del desarrollo del campo.


Una vez sintetizado el contexto, os presentamos el Mausoleo de las Aguas Ganadas, una escenografía que nos remite, ya no al tan manido franquismo sociológico, sino a la memoria franquista modelada por personajes del rural como el ínclito alcalde de Beade o este vecino de A Penela llamado Ismael Calvo. Este evergeta dezano se asemeja a un Dios-Rey sumerio, demiurgo y hacedor, que lleva el agua a su estanque tras litigar con sus vecinos, una gran aficción de los pagani del rural gallego, eso de pleitear por un metro cuadrado, por el paso a una finca o por mis cojones. Ismael, nombre bíblico de por sí, aplica la máxima paisana del ante papeles callan barbas. El documento, en sociedades orales domesticadas por el Estado liberal, se vincula al Poder. Por eso los campesinos gallegos aprovecharon la llegada de los franceses para quemar los archivos de monasterios y encomiendas y echarle la culpa a los impíos galos revolucionarios. Por eso se dejaron la piel para conseguir la redención de los foros en 1926.


La sentencia que supuestamente le  dio la razón sustenta toda este monumento, que podemos calificar de delirante. Pero, oye, también delirante es el Parque do Pasatempo de Betanzos, mandado construir por los hermanos García Naveira a su vuelta de la Argentina. Si Allí hay esculturas de buzos y exploradores aquí tenemos una estatua hecha a rebarbadora a tamaño real del propio Ismael, cual guerrero galaico, quien construyó a finales de los 80 este mausoleo (sic) para preservar su propia memoria y para que todo cristiano pueda admirar el monumento. Una inscripción reza:

Homenaje en vida [que se da a sí mismo] a D. Ismael Calvo Gutiérrez por este monumento de las aguas ganadas por contrato y sentencias por tal motivo se nombra caudillo, segundo de España, franco en la Guerra e Ismael en la guerra de estas aguas.

Y ahí tenemos al Caudillo y al Rey emérito compartiendo espacio con Isma, cual tríada capitolina, en el mausoleo de las aguas ganadas. Como señala el artifex, llevo a Franco en el corazón. El complejo se ubica al pie del Camino de Invierno. ¿Lo catalogará la Xunta de Galicia como patrimonio vinculado a esta ruta jacobea? ¿Catalogarán al menos el cruceiro, las cruces y el pináculo, tan típicos de los hórreos BIC? ¿Hará lo mismo con el Santuario Nacional de Fátima en Chantada, obra del cura Eyré? ¿Vendrán Ortega Smith y Abascal, cual jinetes del Apocalipsis a sacarse una foto en tan patriótico mausoleo? Todo un reto para el nacionalcatolicismo del Partido Popular de Galicia.

Fotografías de Xosé Gago.

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