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sábado, 1 de mayo de 2021

La estructura nº 1

Fotointerpretación del poblado central (según Luis A. Ruiz).

Mediante la utilización de las herramientas propias de la teledetección, la arqueología está descubriendo poblados y recintos monumentales bajo el manto impenetrable de las frondosas selvas de Centroamérica. Lo mismo ocurre con el Valle de los Caídos. A través de la investigación archivística y de la fotointerpretación, nuestro compañero Luis Antonio ha ido identificando las diferentes estructuras que conforman la primera zona de trabajo de nuestro proyecto: el campamento de la empresa Román, en donde hoy en día se dispone el poblado de los trabajadores de Patrimonio Nacional. Con esta información previa llegamos al Valle. El primer día llevamos a cabo una prospección extensiva de toda la zona para identificar en campo chabolas, basureros y áreas de actividad. Esta inspección visual nos permitió seleccionar una serie de estructuras de carácter habitacional, presumiblemente ocupadas en su día por los obreros y presos y sus familiares. Al mismo tiempo, peinamos con el detector de metales todo el entorno. Comenzaba nuestro viaje en el tiempo, una exploración que nos metía de lleno en la década de 1940.

La estructura 1 antes de su excavación. Vista hacia el N.

Parte del equipo arqueológico llegamos directamente de Galicia, en donde estuvimos excavando una casa campesina ocupada por la guerrilla antifranquista entre 1947 y 1949. Nuestra compañera Cristina está estudiando esta arquitectura doméstica rural y los cambios que conllevó la llegada de la Modernidad. Lo que nos muestra la arqueología es que este proceso no es lineal, sino que presenta rupturas y continuidades. En 1939 España había retrocedido décadas, si tenemos en cuenta los indicadores de desarrollo económico. En la inmediata posguerra, la construcción del Valle o de los primeros embalses se hicieron con técnicas premodernas, ante la escasez de materia prima, de bienes de equipo, de gasolina y de suministros. Pero se hicieron -con un gran coste humano. 

Proceso de excavación de la estructura 1. (Foto de Álvaro Minguito).

Por eso nos impresionan las estructuras rupestres del Valle, como la estructura nº 1 que hemos excavado esta semana. Es una construcción rectangular asentada directamente en el sustrato granítico y que aprovecha el roquedo como pared natural para protegerse del viento gélido del norte. Desde un punto de vista formal nos recuerda a una cabaña de la Edad del Hierro o a un eremitorio altomedieval. Pero no, estamos hablando de los años 40. En realidad, es muy parecida a otras construcciones que hemos exhumado en otros contextos similares, como en el destacamento penal de Bustarviejo en la sierra norte de Madrid. Allí también los familiares construyeron chabolas para estar cerca de sus seres queridos.

Dispersión de materiales en la cota superior del depósito.

De la estructura 1 se conserva apenas una hilada del paramento, levantado con grandes bloques de granito local. El interior estaba cubierto de maleza y de raíces secas. Una vez retirada la capa vegetal documentamos un gran depósito de tierra negra, de naturaleza muy orgánica y con evidentes restos de combustión. Esta gran mancha ocupa la mitad meridional de la estancia y continúa siguiendo la línea de la pendiente.

Depósito UE1001 definido en planta. Vista hacia el S.

Se dispone en algunas zonas directamente sobre la roca y en otras sobre un pavimento de saprolita, es decir, granito meteorizado empleado para elaborar un pavimento. Este tipo de suelos tienen una larga tradición. Los encontramos en yacimientos prehistóricos pero también en contextos rurales de la primera mitad del siglo XX.

Selección de materiales del depósito UE1001.

Este depósito (UE1001) contenía cientos de objetos de la inmediata posguerra. Creemos que esta estructura fue reutilizada como basurero por la familia que habitaba una cabaña ubicada al lado. Este totum revolutum nos recuerda a aquellos sobres-sorpresa que comprábamos de niños a comienzos de los años 80. A pesar de la variedad de objetos y fragmentos, podemos rastrear la presencia de un hombre adulto, que podría ser vigilante del campo: recogimos un cristal de gafas de sol, hebillas de uniforme, un botón con el águila franquista, una funda de puñal, una bala de Mauser y un casquillo no percutido con la pólvora dentro. Esta munición se corresponde con los fusiles rusos Mosin-Nagant capturados al Ejército Popular y que fueron transferidos a la Guardia Civil en la posguerra. La disciplina militar conllevaba prácticas de higiene y de cuidado de la indumentaria, como demuestra la aparición de un frasco de Búfalo empleado para dar lustre a las botas. Asimismo, las labores burocráticas propias del personal del campo se reflejan en la documentación de lápices, portaminas y tinteros.

Botón de uniforme militar y casquillo de Mosin Nagant. (Foto de Álvaro Minguito).

Este señor era el padre de, al menos, una niña. Hemos recuperado una suela de zapato, elaborada en un taller riojano, de la marca Zarina. Desde luego, esta familia compartía la dureza de las condiciones de vida en el Valle, pero tenía acceso a buenos suministros. Nos aparecen restos de medicamentos y evidencias de prácticas de consumo en donde no faltan las gaseosas, las bebidas alcohólicas y las paellas, de las que quedaron cientos de chirlas esparcidas por el depósito. Entre los materiales metálicos cabe destacar la presencia de clavos, vientos y objetos vinculados con la actividad del hogar, todos ellos realizados por procedimientos de herrería tradicional, posiblemente en una forja que existía en el Valle.

Suela de zapato infantil.

Los arqueólogos y las arqueólogas soñamos con la basura, somos así. Un vertedero es un contexto fantástico para nuestra investigación. Muros georreferencia con la estación total la ubicación de cada objeto para elaborar planos de dispersión. Candela, ya en laboratorio, sistematiza y cataloga cada uno de los restos. Cada cosa tiene una historia detrás. La tierra también: por eso recogimos muestras de carbón para llevar a cabo estudios antracológicos, así como muestras edafológicas para análisis geoquímicos.

Georreferenciación de piezas. (Foto de Álvaro Minguito).

La arqueología de campo es un proceso de construcción del conocimiento en el que cada día nos obliga a plantear nuevas hipótesis, a desechar unas y plantear otras. Creíamos estar delante de una chabola y nos encontramos finalmente ante un basurero vinculado al día a día de un vigilante del campo y de su familia. De ahí la importancia de una documentación rigurosa, completa y objetiva. Nuestro trabajo consiste en documentar estos vestigios materiales tal y como los encontramos, para recuperar la huella de todos y todas los que vivieron en el Valle de los Caídos, una huella que en muchos casos no se conserva ni en la memoria oral ni en la documentación existente.

Manilla para dar cuerda a un reloj. Seguimos viajando en el tiempo (Foto de Álvaro Minguito).






 




domingo, 29 de marzo de 2020

La guerra de las aguas ganadas


El Camino de Invierno es una ruta jacobea, con reconocimiento oficial desde 2016, que parte de Ponferrada y, a través del valle del Sil, se adentra en la Galicia interior para llegar hasta Compostela. En el mes de diciembre pasado el que suscribe hizo a pie este recorrido, en plena ciclogénesis explosiva. Bautizar con nombres franceses (Fabien) a huracanes no amedrenta a nadie. Al fin y al cabo era un ensayo de Arqueología experimental para comprobar cómo en muchos de los tramos de la traza era y es imposible circular en invierno. Eso fue lo que me ocurrió a la salida de Rodeiro, en la terra de Deza. El río Arnego era un mar inmenso. Este pormenor me obligó a dar un rodeo notable y perderme un tramo del Camino de Invierno, curiosamente aquel en el que el peregrino puede disfrutar de la escenografía más extraordinaria del trazado: el Mausoleo de las Aguas Ganadas, en la aldea de A Penela (parroquia de Pedroso, ayuntamiento de Lalín, provincia de Pontevedra). Dos meses después, vecinos y vecinas de A Pobra do Brollón hicieron ese tramo del camino. El técnico del Concello, Xosé Gago, me dio a conocer esta obra maestra, que orgullosamente compartimos hoy con vosotros.


La gente de fuera piensa que Galicia es un vergel porque no para de llover y disponemos de agua a discreción. Lo que parece una ventaja, es un problema. Fondos de valle anegados, terrenos sedimentarios encharcados... exigen la ejecución certera de toda una vasta red de irrigación y el desarrollo de tecnologías hidráulicas. Antes de la llegada del electrofascismo en los años 40 y las Confederaciones Hidrográficas, las parroquias gallegas, auténticos regímenes hidráulicos, gestionaban el mantenimiento de todo este entramado de presas, represas y canales. Un derecho consuetudinario no exento de conflictos, como es evidente en una sociedad atlántica minifundista como la nuestra. En nuestro mundo rural tradicional el agua se llevaba, no se traía. La traída es un concepto y una realidad de la Modernidad. As levadas se inspiran en aquellos canales, siempre a cota, que los romanos excavaron para la explotación del oro en el noroeste ibérico. La Ilustración fue la inspiradora en la segunda mitad del siglo XVIII de los primeros grandes proyectos modernos para llevar el agua a las ciudades gallegas. En el rural, hubo que esperar siglo y medio para que los indianos (emigrantes ricos retornados de América) financiasen las nuevas levadas del primer tercio del siglo XX. El tardofranquismo, con planes de colonización incluidos (el Canal del Valle de Lemos, por ejemplo), con la ayuda de las obras sociales de las Cajas de Ahorros, generaron el contexto adecuado para convertir la traída en una nueva panacea del desarrollo del campo.


Una vez sintetizado el contexto, os presentamos el Mausoleo de las Aguas Ganadas, una escenografía que nos remite, ya no al tan manido franquismo sociológico, sino a la memoria franquista modelada por personajes del rural como el ínclito alcalde de Beade o este vecino de A Penela llamado Ismael Calvo. Este evergeta dezano se asemeja a un Dios-Rey sumerio, demiurgo y hacedor, que lleva el agua a su estanque tras litigar con sus vecinos, una gran aficción de los pagani del rural gallego, eso de pleitear por un metro cuadrado, por el paso a una finca o por mis cojones. Ismael, nombre bíblico de por sí, aplica la máxima paisana del ante papeles callan barbas. El documento, en sociedades orales domesticadas por el Estado liberal, se vincula al Poder. Por eso los campesinos gallegos aprovecharon la llegada de los franceses para quemar los archivos de monasterios y encomiendas y echarle la culpa a los impíos galos revolucionarios. Por eso se dejaron la piel para conseguir la redención de los foros en 1926.


La sentencia que supuestamente le  dio la razón sustenta toda este monumento, que podemos calificar de delirante. Pero, oye, también delirante es el Parque do Pasatempo de Betanzos, mandado construir por los hermanos García Naveira a su vuelta de la Argentina. Si Allí hay esculturas de buzos y exploradores aquí tenemos una estatua hecha a rebarbadora a tamaño real del propio Ismael, cual guerrero galaico, quien construyó a finales de los 80 este mausoleo (sic) para preservar su propia memoria y para que todo cristiano pueda admirar el monumento. Una inscripción reza:

Homenaje en vida [que se da a sí mismo] a D. Ismael Calvo Gutiérrez por este monumento de las aguas ganadas por contrato y sentencias por tal motivo se nombra caudillo, segundo de España, franco en la Guerra e Ismael en la guerra de estas aguas.

Y ahí tenemos al Caudillo y al Rey emérito compartiendo espacio con Isma, cual tríada capitolina, en el mausoleo de las aguas ganadas. Como señala el artifex, llevo a Franco en el corazón. El complejo se ubica al pie del Camino de Invierno. ¿Lo catalogará la Xunta de Galicia como patrimonio vinculado a esta ruta jacobea? ¿Catalogarán al menos el cruceiro, las cruces y el pináculo, tan típicos de los hórreos BIC? ¿Hará lo mismo con el Santuario Nacional de Fátima en Chantada, obra del cura Eyré? ¿Vendrán Ortega Smith y Abascal, cual jinetes del Apocalipsis a sacarse una foto en tan patriótico mausoleo? Todo un reto para el nacionalcatolicismo del Partido Popular de Galicia.

Fotografías de Xosé Gago.

jueves, 26 de marzo de 2020

Franco, Caudillo y Pastor


El denominado arte popular ha sido objeto de estudio en España por parte de una Etnografía formalista, tipologizante y poco preocupada por el trasfondo social y/o político de la cultura material. Durante décadas, muchos eruditos locales preferían perfumarse con los frascos de las esencias y se empeñaban en señalar el origen castreño de los motivos tallados en yugos y cabeceros de las camas campesinas, por poner un ejemplo. Los paisanos vistos como fósiles vivos, entes folklorizados, como muy bien ha analizado Sergio del Molino en su archifamosa La España Vacía. Un país que nunca fue. Por el contrario, todos los antropólogos que han prestado atención al campesinado como colectivo humano, desde Chayanov hasta Wolf, señalan su celo de independencia y su oposición a las formaciones estatales. Es éste un tema, las relaciones con el Poder, que abre un nuevo campo en los estudios etnográficos. El arte popular refleja esta dialéctica de, a veces obediencia, y otras, de resistencia. Las escenas eróticas que los canteros tallaban en los canecillos románicos son la reversión total del orden social, un Carnaval o una fiesta de los locos esculpida en piedra.


Mi abuelo, O'Corenta, como buen  campesino polifacético dentro de una economía de subsistencia, también era carpintero. En la iglesia parroquial de Cereixa todavía se conserva el reclinatorio que le hizo a una vecina, Carmen Ayán, esposa de su compadre O'Turín. Mi abuelo se inspiró en los retablos del siglo XVIII y XIX que decoran las paredes del templo e incorporó motivos decorativos del arte de la Alta Cultura. En esos mismos años de la inmediata postguerra, otros carpinteros como él hicieron otros reclinatorios, otra sillas, pero con el símbolo de la FE y de las JONS, como así también hicieron canteros populares en un sinfín de lavaderos y fuentes del interior de Galicia. En muchos casos, el yugo y las flechas poco o nada se parecían a los símbolos aquellos de los Reyes Católicos. Como me confesó un cantero de Cuntis un día: "Cuando un escultor intenta hacer un león, le sale un león; cuando lo intenta un cantero, le sale un perro".


Hay un sitio en España en donde podemos admirar esta relación entre poder y arte popular, y no es otro que el Museo Etnográfico de Castilla y León, en Zamora, una de las joyas visitables de la ciudad. Allí se expone una selección de la inmensa colección de arte pastoril donada por el etnógrafo local Luis Cortés Vázquez (1924-1990). Insigne romanista, catedrático de francés en la Universidad de Salamanca (tradujo y editó La Chanson de Roland), era un enamorado del mundo rural. Estudió el idioma gallego hablado en las portelas entre Zamora y Galicia, recopiló cuentos populares salmantinos y romances zamoranos y se convirtió en el mayor experto en cerámica popular del antiguo Reino de León. Este intelectual, una mezcla entre Félix Rodríguez de la Fuente (era ornitólogo también), Delibes y Labordeta, conocía cada rincón de ese viejo país y se fue haciendo con una colección de arte popular, en aquellos años en que las cerámicas de Sargadelos del XIX se cambiaban por lotes de Arcopal.


En la colección destaca una silla decimonónica en la que el artista de turno talló un preso por un lado y un Guardia Civil por el otro, anverso y reverso de la implantación del Estado liberal en el pagus ibérico. Sin embargo, las piezas más singulares son aquéllas realizadas por pastores, muchos de ellos trashumantes, que reproducen retratos del Caudillo, loas a Franco y Primo de Rivera o incluso escenas militares. Tenemos que tener en cuenta que muchos campesinos de Galicia, León y Castilla únicamente salieron de sus aldeas al ser movilizados por los sublevados en la guerra civil. Al acabar el conflicto volvieron a sus pueblos, y esa fue su experiencia de vida fuera de allí. El discurso de la Victoria y la propaganda caló hondo en muchos de ellos. Hay ejemplos soberbios por todo el país, como aquel lavadero gallego en el que el cantero emocionado escribió: Se hizo reinando Franco. En otros casos, quizás cabe hablar más de pura supervivencia. Estos pastores se movían por el territorio en unos años en los que te podías llevar sustos tanto de la guerrilla como de la Benemérita. Estos objetos podían servir de auténtico salvoconducto para certificar la afección al Movimiento.


Como en el caso de mi abuelo, la escenificación del nuevo poder, en este caso nacionalcatólico, en villas y ciudades era replicado por estos hombres del campo en su vida cotidiana. Incluso la propaganda tuvo su impacto real. En 1944 se inició en Barcelona la construcción del templo del Buen Pastor, destinado a cristianizar de nuevo un espacio anarquista por excelencia. El ínclito Pal i Deniel, ideólogo de la Cruzada, regaló la escultura del Buen Pastor, a quien se equiparaba con el Caudillo. Esta imagen de Franco, Caudillo y Pastor, fue proyectada socialmente hasta la saciedad durante el Congreso Eucarístico de Barcelona, en 1952.
Queda por hacer toda una Etnoarqueología de este arte pastoril.



domingo, 15 de marzo de 2020

La (que pudo ser) tumba de Franco (y IV)


Fotografía de Pedro Rodríguez Simón (junio de 2017).

El padre Eyré hizo los mismo que los indianos de principios del siglo XX. Muchos de ellos financiaron reformas e iglesias de nueva creación en lo alto de castros, como así ocurrió en Santa Trega (A Guarda) o en Troña (Ponteareas). De hecho, la apertura de carreteras conllevó el descubrimiento de los primeros restos de arquitectura doméstica de la Edad del Hierro en Galicia. En el interior de esta iglesia de Centulle aún se pueden ver molinos barquiformes tirados por el suelo. El cura destruyó un castro pero, según parece, recogía esos restos materiales del pasado, como buen aficcionado a la Arqueología. Personaje carismático que conocía bien como funcionaba la cultura popular, fue el promotor de un proceso de cristianización de un castro en pleno nacionalcatolicismo. Durante décadas se celebró una romería popular el 13 de mayo, el día de la Virgen de Fátima. Como un santón o un eremita, él creó el lugar, y ahí está enterrado, dentro de su proyecto faraónico inconcluso y fracasado.

Al fondo, ruinas del Centro Nacional de Inválidos Civiles, de los años 70.

Pero el padre Eyré no se conformó con levantar el Santuario Nacional de Fátima sobre el antiguo castro de Centulle. Su proyecto contemplaba la construcción de una gran escuela de formación profesional para inválidos civiles. A través de sus contactos con el ejército y el Palacio del Pardo, consiguió el apoyo del régimen franquista, como se aprecia en los textos epigráficos del interior del templo. Incluso el ministro de Educación Ruiz Jiménez (después convertido en opositor) visitó el lugar y dio el visto bueno a la iniciativa del cura chantadino, ya en los años 50. El Centro Nacional de Inválidos Civiles, promovido por la Asociación Nacional de Inválidos, costó unos cien millones de pesetas de los años 70. Equipado para albergar a cuatrocientos internos, la llegada de la democracia impidió su normal desarrollo. En la transición se intentó llevar allí el asilo de Chantada, pero la idea no cuajó. Finalmente, el padre Eyré cedió el recinto a finales de los 80 a la Ciudad de los Muchachos, proyecto dirigido por otro cura, el padre Silva, en este caso, rojo. En 1957 este sacerdote creó un centro de acogida en las afueras de Ourense, en Benposta, por el que llegaron a pasar 50.000 niños huérfanos procedentes de todo el mundo. Para ello se inspiró en el proyecto Boys Town dirigido por el padre Edward Flanagan en Nebraska y que sale en la película Forja de hombres (1938). El circo de la Ciudad de los Muchachos fue la seña de identidad de este proyecto revolucionario, asambleario, que llegó a contar con televisión propia. Por ahí pasaron unos cuantos ecuatoguineanos huyendo de la vesania de Macías, entre ellos Hermes, el que sería guitarrista de Los Suaves. El cura murió en 2011, tras ser amenazado de excomunión por el Vaticano, envuelto en juicios y pleitos por su legado.

Fuente: La Vanguardia.

Hoy en día las ruinas del complejo de Centulle se asemejan más a un posible escenario de peli de serie B tipo Los chicos del maíz. Una pintada en un lateral indica que el colectivo Olimpo realiza entrenos de Airsoft.
En julio de 2018, una organización ultraderechista conocida como Colectivo España Unida, proponía en su Boletín Informativo Nacional, el traslado de los restos de Franco a este Santuario Nacional de Fátima, levantar una cruz de hormigón de 150 m y establecer allí un Centro de Interpretación al (sic) Generalísimo. En gran medida, ya es un gran centro de interpretación del franquismo. Y es más. Debería formar parte de las rutas del Románico de la Ribeira Sacra y entrar por derecho propio en la declaración nacionalcatólica de la Ribeira Sacra como Patrimonio de la Humanidad, promovida por la Xunta de Galicia.

lunes, 9 de marzo de 2020

La (que pudo ser) tumba de Franco (III)


Desde luego, el Padre Eyré pudo haber sido un personaje valleinclanesco, o uno de esos paisanos que circulan por la Xente de aquí e acolá de Cunqueiro o por la Terra Brava de Fole. Si la vanidad es pecaminosa, esta falta no iba con nuestro cura, orgulloso de su devenir, siempre sintiéndose protagonista de la Historia con mayúsculas. Solo así se explica el texto autobiográfico que cubría la lápida funeraria hace un par de años y que ya no está. Todo parece indicar que el texto fue ideado por el párroco bastantes años antes de su fallecimiento en 2002. De hecho, es curioso que solo recoja una parte de su longeva existencia, aquélla más vinculada a su apoyo a la Cruzada:

SEPULTURA RESERVADA PARA LOS RESTOS MORTALES DEL ILUSTRISIMO SEÑOR. DON FRANCISCO EYRE LAMAS PARROCO FUNDADOR DEL SANTUARIO NACIONAL DE N. S. DE FATIMA IGUALMENTE PARROCO FUNDADOR DE LA PARROQUIA DE S. JOSE DE VILLADOMINGO EN BUENOS AIRES. FUNDADOR DE ACCION GALLEGA DE CRUZADOS DE SANTIAGO EN LA MISMA CAPITAL. COFUNDADOR DE LA AGRUPACION MONARQUICA ESPAÑOLA TAMBIEN EN BUENOS AIRES DELEGADO DE AUXILIO SOCIAL DE ESPAÑA. PROFESOR DEL INSTITUTO ESPAÑOL DE LISBOA DURANTE 3 AÑOS DE DONDE VINO PARA FUNDAR ESTE PRIMER SANTUARIO ESPAÑOL DEL INSTITUTO DE FATIMA AÑO DE 1944 MIEMBRO DE LA ASOCIACION HIDALGOS DE FUEGO DE ESPAÑA. TRABAJO PARA EL CONGRESO EUCARISTICO DE BUENOS ARES ESCRIBIENDO TRES LIBROS DE HISTORIA DE LA IGLESIA ARGENTINA Y DEL TRABAJO EN LA EPOCA COLONIAL. LOS PADRES JESUITAS DE LA IGLESIA DE MONSERAT SUS AMIGOS PARA REGRESAR A ESPAÑA EN PLENA GUERRA COMO EL QUERIA LE NOMBRARON PRESIDENTE DE LA PEREGRINACION AL PILAR DE ZARAGOZA CON VIAJE PAGADO Y ALGO MAS ESTA CONDECORADO CON LA CRUZ DE ISABEL LA CATÓLICA. EN BURGOS TANTO EL CAUDILLO COMO SU ESPOSA Y LOS MINISTROS DEL GOBIERNO. LE RECIBIERON OFICIALMENTE MUY AGRADECIDOS. QUERIAN QUE REGRESARA A AMERICA PERO NO QUISO POR LA MUCHA EDAD DE SU PADRE ENFERMO.
MURIO EN SU CASA DE ABRAL-CHANTADA-EL DIA DEL AÑO
DESPUES DE RECIBIR LOS SANTOS SACRAMENTOS D.E.P.


El historiador Luis Velasco Martínez ha estudiado detalladamente la labor llevada a cabo por individuos como éste para reclutar combatientes profranquistas entre la colectividad gallega de Buenos Aires. El órgano de los cruzados de Santiago, llamado Fé Gallega, se encontraba en la vanguardia propagandística de los sublevados en Sudamérica. A menudo empleaban el idioma gallego en poemas y elegías a Franco y a los marisquiños, los soldados gallegos que integraban el ejército sublevado. El Padre Eyré participó de todo el entramado religioso y civil establecido en Buenos Aires para apoyar la sublevación. El arzobispado y la Comisión de Damas de Buenos Aires organizaron en 1937 una colecta de objetos religiosos para enviar a Salamanca, ante la destrucción propiciada por los rojos. Sin embargo, jugó un papel más importante en este sentido, la red de entidades civiles por las que también pululaba nuestro cura: Centro Acción Española, Agrupación Monárquica Española (presidida por la princesa María Pía de Borbón de Padilla), Legionarios Civiles de Franco (dirigida por Soledad Alonso de Drysdale, viuda de un latifundista inglés ganadero) o el Socorro Blanco Argentino para la Reconstrucción de España.


Desde luego, el párroco de Centulle se murió con la satisfacción del trabajo bien hecho y hacía gala de sus servicios prestados en el largo epitafio de su tumba. Pero la historia de Eyré todavía presenta más líneas de fuga. Su proyecto estrella no solo se centraba en la construcción del santuario de Fátima, sino que quiso acompañarlo de unas escuelas, una especie de colegio de formación profesional para Inválidos Civiles. El antiguo castro, coronado por el santuario de Fátima, volvió a sufrir las ansias de este evergeta desaforado, ahora en los años 60. Para ello contó, de nuevo, con el apoyo de Carmen Polo y del Ministerio de Trabajo. Las instalaciones tenían talleres de recuperación, aulas de mantenimiento y maquinaria de última generación. Sin embargo, el proyecto se truncó con la llegada de la democracia. De esto hablaremos más adelante. Ahora toca revisar los nuevos servicios prestados por Eyré en el tardofranquismo. Nuestro cura consiguió fichar por el Ministerio de Asuntos Exteriores como asesor de Relaciones Culturales. Y entre 1959 y 1969, con la aquiesciencia de Fraga, fue el capellán de los trabajadores de la emisora  Radio Liberty, en Pals (Girona), radio anticomunista gestionada por la CIA. El cese de Fraga como ministro de Información y Turismo coincidió con el cese de este capellán. Su contacto estrecho con las altas esferas del régimen, su ideología monárquica y su trato personal con los Borbones exiliados en Estoril eran variables muy tenidas en cuenta por la CIA de cara al futuro de España.




  


martes, 3 de marzo de 2020

La (que pudo ser) tumba de Franco (I)

Fotograma de El Final del Camino, en el interior del templo (TVE).

Hace un par de años, nuestra compañera Sonia García Rodríguez trabajó como asesora histórica para la serie de televisión El final del camino, ambientada en la Compostela del siglo XII. Sonia localizó un edificio espectacular en el corazón de Galicia, una iglesia abandonada que sirvió de ambientación perfecta para grabar algunas escenas de la citada serie, con el monarca sentado en su trono. Este templo espectacular se encuentra cerca de la aldea de Centulle, en San Xurxo de Asma (ayuntamiento de Chantada, Lugo). En el verano de 2017 miembros de nuestro equipo hicimos una visita al sitio. Allí coincidimos con una gente que, según todos los indicios, acababa de grabar un vídeo porno en el interior de las instalaciones. La puerta estaba abierta. Ayer volvimos, y ante el expolio sistemático al que ha sido sometida la iglesia, ésta ha sido cerrada a cal y canto con alarma incluida.


El templo-fortaleza fue erigido en el siglo XX, en cantería de granito, y obedece a un estilo historicista kitsch, en el que se entremezclan reminiscencias templarias, cruces gaélicas y formas típicas mozárabes, prerrománicas asturianas, góticas e incluso neoclásicas. Este Frankenstein es el Santuario Nacional de Fátima, el único reconocido así oficialmente por la Iglesia en territorio español. La historia de esta iglesia es un perfecto reflejo del nacionalcatolicismo y de cómo funcionaban los mecanismos del poder durante el régimen franquista.


Emilio Eyré Lamas (1910-2002) fue un cura chantadino. Como muchos jóvenes de esta comarca gallega emigró por aquel entonces a la Argentina, en donde ejerció su labor sacerdotal. Con cierta querencia por la arqueología, llegó a publicar en los años 30 trabajos como La Eucaristía en la Arquitectura colonial y una Guía Histórico-Arqueológica de Buenos Aires. En la línea del conservadurismo nacionalista español también dedicó su tiempo a reflexionar, cual Ramiro de Maeztu, sobre El alma de la raza. Durante su estancia americana mostró un entusiasmo desatado por la aparición de la Virgen en Fátima hasta el punto de querer construir una iglesia en su honor en el Río de la Plata. Según parece, la iniciativa no tuvo mucho su éxito, pero ahí quedó como un proyecto pendiente en la cabeza de Emilio. Durante la guerra civil española apoyó con denuedo la causa franquista, recolectó fondos y entabló un contacto estrecho con Carmen Polo, señora de Franco. A su vuelta en 1942 fue enviado a Lisboa, en donde ejerció como profesor en el Instituto Español. Tenía entonces 32 años. Sus visitas a Fátima (en donde empezaron las obras del templo en 1928 y no se finalizarían hasta treinta años después) no hicieron más que reforzar su iniciativa de construir una iglesia de Fátima en la Nueva España.






jueves, 23 de enero de 2020

Se abrirán las grandes alamedas

Paseo Central de la Alameda compostelana. El edifico blanco del fondo fue cuartel de Falange tras el golpe. Centro de tortura, hoy en día es una guardería.

En marzo de 2013, en el marco del festival Atlántica, diseñamos una visita guiada por la ciudad de Santiago de Compostela bajo el título Santiago y la Última Cruzada. En una tarde con nieve, algo inusual en la capital gallega, rescatamos del olvido lugares emblemáticos del golpe de Estado y episodios traumáticos de la violencia desatada por la represión franquista. En aquel entonces gobernaba la ciudad esa derecha recalcitrante que nada quería saber sobre la llamada memoria histórica. Con todo, la actividad fue un éxito de público.


Siete años después, el ascenso del fascismo en el Reino de España muestra ben a las claras la necesidad ineludible de luchar por la memoria en el espacio público de las ciudades. Por eso aplaudimos el proyecto expositivo desarrollado desde la Universidad de Santiago de Compostela por el equipo del catedrático de Historia Contemporánea Lourenzo Fernández Prieto. En los últimos años, este grupo de investigación ha centrado su interés en el estudio de las actitudes sociales en los espacios de reclusión, ejecución y enterramiento durante el golpe, la guerra civil y el franquismo en perspectiva comparada.

Todos los partidos políticos con representación en el Concello apoyaron la exposición, algo excepcional en otras latitudes, en donde prima el negacionismo neofascista.

En este contexto se debe enmarcar la exposición itinerante inaugurada hoy, bajo el título Deconstruír o franquismo, en el Paseo Central de la Alameda. La muestra se presenta en cinco etapas, desde la persistencia del franquismo a las ausencias de la memoria. El trayecto nos descubre la política conmemorativa de la dictadura, las amnesias que dibujan una auténtica cartografía del terror y las expropiaciones de significado de lugares y símbolos. La exposición también incluye reproducciones fotográficas de espacios y simbología franquista que perduran o que fueron olvidados por la ciudadanía de Santiago de Compostela y una cartografía interactiva que trae al espacio público los lugares de muerte y enterramiento en Galicia durante la guerra civil.

Una sociedad plural: la Compostela de la IIª República.



La Nueva España en Compostela. 

La exposición está abierta al público del 23 de enero al 6 de febrero de 2020. El 1 de febrero, a las 11 de la mañana, tendrá lugar una Ruta de interpretación del Franquismo en Santiago.
Más info en europeanmemories.net


lunes, 11 de febrero de 2019

El Campo de Concentración de Nanclares de la Oca: Presos

Campo de Concentración de Nanclares y su entorno (1956-7).


“Disciplina nuestro orgullo es
el trabajo nuestro afán
siempre anhelando firmes,
la hermosa libertad.”

(Himno de los presos de Nanclares, en Monago 1998: 56).


Seguimos tirando del hilo de la historia del Campo de Concentración de Nanclares de la Oca, en Araba/Álava. Después de hablar de las “piedras”, nos toca centrarnos ahora en la otra materia prima producto de explotación en este complejo represivo: los presos. 

En el artículo anterior se mencionaba que fue en el invierno de 1940 cuando varios cientos de prisioneros procedentes del saturado Campo de Concentración de Miranda de Ebro fueron trasladados a la aldea de Garabo con un objetivo muy claro: construir su propia cárcel. Garabo se sitúa junto a un meandro del río Zadorra. Al otro lado del río, a día de hoy se observa bien el pueblo de Víllodas que domina la Llanada Alavesa sobre una loma que asciende a la Sierra de Badaya. La única vía de conexión entre Garabo y Víllodas es un paso hecho de piedras y cemento en el mismo lecho del río. En invierno no se puede transitar por él, pero parece que antaño había alguna barca con soga que cumplía esta función de enlace. En esa otra orilla de enfrente, los presos debían acudir forzosamente a misa y dónde mejor que en la ermita de San Pelayo. Un pequeño templo, muy importante en la economía moral de la zona como punto de encuentro popular, pero aún más vital dentro de la gran obra de “Reconquista” nacionalcatólica. Pelayo blandía su espada contra los infieles, no en la Asturias del siglo VIII, sino en la Álava de 1940.

Ermita de San Pelayo, en Víllodas y en la orilla opuesta a Garabo. 

Muchos de los prisioneros de Nanclares eran brigadistas internacionales. Una parte importante de las decenas de miles de voluntarios que acudieron en defensa de la República. En el campo de Miranda la realidad ya era tremendamente internacional, con aproximadamente una veintena de nacionalidades distintas (Fernández López 2003). En Nanclares el panorama sería posteriormente similar. Como muestra de ello, la prensa local vitoriana en 2013 se hacía eco de la extraordinaria y silente vida de un ex-presidiario que parece sacada de la película Alguien voló sobre el nido del cuco (Miloš Forman, 1975).
El caso es que en 2013 falleció Nicola Jolic alias “El Croata”. Este hombre había sido uno de aquellos brigadistas internacionales. Después del clásico periplo represivo del “turismo penitenciario” en la España de Franco por diversos campos de concentración, estuvo preso en Nanclares y parece que entonces ya se hallaba inmerso en un silencio total. Una mudez absoluta. 
A finales de los años 50, un fraile yugoslavo afincado en Madrid se interesó por su estado, pero no hubo respuesta. Tres años después, la Cruz Roja fue la encargada de intentar poner en contacto a Jolic con su familia, con una hermana suya que vivía en Canadá. A pesar de todo, no dijo nada. En 1971, el arzobispo de la localidad bosnia Banja Luka volvía a intentar un nuevo contacto con el brigadista mudo, pero siguió sin obtener respuesta alguna. Cuatro años después, fue una sobrina la que se puso en contacto con Nicola Jolic a través de una asistenta social.
Diez años más tarde, otro sobrino, residente en Alemania, intentó entablar comunicación con él y hasta la embajada yugoslava mostró interés en su repatriación. El proceso parecía que podía ser exitoso, pero fue entonces cuando la guerra azotó la vida de aquel país y hasta significó su fin como estado federal unificado. Fin del contacto. Mientras tanto, Nicola Jolic seguía mudo, internado desde hacía tiempo en el psiquiátrico de Las Nieves, el actual Aulario del Campus Universitario de Vitoria-Gasteiz. 

Las Nieves, antiguo Hospital Psiquiátrico y actualmente Aulario del Campus de Araba/Álava.

Este mutismo y esta incapacidad para llevar una vida autónoma se relacionaron directamente con una excesiva “institucionalización” de Nicola Jolic. Como en la famosa película Cadena perpetua (Frank Darabont, 1994), este anciano, mudo y prácticamente carente de emocionalidad se había convertido en algo inerte. Casi como si fuese un sillar de piedra más en el muro de la institución. 
Como relata el artículo del periodista local Francisco Góngora, Nicola Jolic murió en 2013 y muy pocas personas acudieron a su funeral. De hecho, mucha gente, habitual de la misa en esa parroquia, no había oído hablar nunca de él. Nadie sabía que se trataba de alguien que había permanecido encerrado en el edificio de Las Nieves de Vitoria-Gasteiz durante décadas o que proviniese del cautiverio en Nanclares y menos aún que se tratase de un exbrigadista croata que había luchado, había perdido y que por ello hasta había abandonado la capacidad del habla. Un silencio de por vida como sello lacrado para una vida probablemente de puro horror en el régimen disciplinario de Franco. Al contrario de lo que decía el himno oficial del Campo de Concentración, “El Croata” nunca pudo recobrar la “anhelada libertad”. 
Pero, sin duda, la Nicola Jolic es una más de las muchas historias de aquellos cautivos del franquismo en Nanclares. Su extraño origen y su mutismo son precisamente los factores que han permitido que su historia haya transcendido (un poco) en prensa. Las condiciones de vida generales del resto de prisioneros siguen siendo poco conocidas. Por suerte, contamos con el libro El Campo de Concentración de Nanclares de la Oca (1940-1947), de Juanjo Monago y publicado en 1998. Esta obra tiene como una de sus privilegiadas fuentes de información el diario del médico encargado del Campo de Concentración. 

Torre de vigilancia central del Campo de Nanclares. 

En el diario del médico no sólo se recoge la multitud de patologías que sufrían los prisioneros que, recordémoslo, sufrían una tasa de mortalidad importante (1-2 muertos al mes), sino que también se mencionan algunos apartados que nos hablan de otros aspectos interesantes del sistema represivo franquista. Para empezar, en él se recogen algunas referencias a las prácticas psiquiátricas de Antonio Vallejo Nájera. Este hombre, el abuelo de Nicolás Vallejo Nájera, más conocido como “Colate” y aún más conocido como el “ex de Paulina Rubio” –las genealogías del “mundo rosa” español pueden ser escalofriantes–, era Catedrático de Psiquiatría y uno de los hombres que más lejos llevó la idea de persecución del “gen rojo”. Es relativamente célebre su estudio sobre varias presas republicanas con el que buscaba establecer relaciones entre falta de higiene moral y racial y el “contagio” del marxismo a través de la vía materna. Además, gracias a la gran diversidad de orígenes que ofrecía la población presidiaria de las Brigadas Internacionales, amplió sus muestreos con combatientes de distintos países y distintas razas. En cuanto a su rastro dejado en Nanclares, el médico del Campo escribió lo siguiente sobre un preso recién ingresado en la Enfermería:

“Eduardo Araynes, de 25 años, ingresado ayer dice que padece del corazón desde la terminación de la guerra civil, que siente palpitaciones sobre todo cuando toma seis tazas de café y que así llega a perder el conocimiento pero que le ponían aceite alcanforado y quedaba bien. Que el año 1940 y 1941 estuvo en Ciempozuelos [Madrid], clínica militar, siendo tratado de esquizofrenia por el doctor Vallejo Nájera.” (La cursiva es mía).

En apuntes como éste y en muchos otros se entiende que el médico de Nanclares no tomaba muy en serio algunos de los problemas de los presos. Son muy comunes las fórmulas “dice que”, “cuenta que”, “viene contando que” y otras que se suman con narraciones casi absurdas como la que hemos visto de “siente palpitaciones sobre todo cuando toma seis tazas de café”. Además, a menudo tiende a tener un tono paternalista con los presos, a los que ve como víctimas de sus propios desmanes, personas equivocadas que no se cuidan lo suficiente. 
En cualquier caso, los apuntes del médico nos cuentan también cómo entre 1944 y 1945 llegó un nuevo tipo de población al Campo con motivaciones y orígenes muy diferentes a los de los presos que se hacinaban allí desde el 40.

“Filo Walter, de 44 años. Es oficial del ejército alemán, dice tener problemas de sordera desde la caída de un obús ruso en el frente este en el 29 de julio de 1943”.

Dos cuadros que presidían las oficinas de la Cárcel de Nanclares al menos hasta 1998 –lo desconozco en la actualidad–, mostraban una firma que inequívocamente nos remite a la existencia de nazis fugados de Europa y acogidos en el centro. Los combatientes alemanes que huían de la derrota del nazismo a manos de los Aliados, eran encerrados en Nanclares el tiempo que durase su tramitación de salida hacia Sudamérica. Así es como resulta interesante imaginar a brigadistas internacionales, combatientes por la República y en muchos casos combativos comunistas de toda Europa, teniendo que compartir presidio con unos “retenidos especiales” como aquellos nazis que buscaban eludir la derrota. 

Cuadro del exterior del Campo de Concentración de Nanclares de la Oca pintado por el alemán Anso Weiss. 

En mayo de 1945, en los convulsos días en los que se ponía punto y final a la Segunda Guerra Mundial, un grupo de periodistas de la agencia internacional Associated Press consiguió visitar el interior del Campo de Concentración. Pudieron conocer una parte del complejo penitenciario y sin duda debieron quedarse impresionados con lo que vieron allí. No sabemos si llegaron a conocer a alguno de aquellos mismos nazis a los que se daba caza en Europa pero que en la España de Franco gozaban de una vía de escapatoria. En cualquier caso, cuando la prensa internacional se hizo eco de las terribles condiciones de Nanclares, la prensa local vitoriana, concretamente el diario (de contradictorio nombre) El Pensamiento Alavés, respondió lo siguiente:

“Otra información difamatoria contra España. (…) El afán vejatorio ha sido el móvil de la información dada por la Agencia Associated Press, y lo que dice de alimentación deficiente y precaria, puede comprobarse lo contrario con las estadísticas de aumento de peso de la gran mayoría de los internados y su estado sanitario y de salud” (El Pensamiento Alavés, 15 de mayo de 1945).

En estos días en los que se ha estado hablando de mesas, relatores y mediaciones internacionales, la fórmula de la reacción sigue siendo la misma que en aquella España aislada y paranoica de 1945. Lo de fuera, sobre todo si se hace desde la posición del trabajo por los Derechos Humanos, no es más que “otra información difamatoria contra España”.

Continuará…




Referencias bibliográficas

-FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. A. (2003): Historia del campo de concentración de Miranda de Ebro (1937-1947), J. A. Fernández, Miranda de Ebro.

-GÓNGORA, F. (2013): “La terrible historia del brigadista Nicola Jolic, ‘El croata’”, El Correo (Edición Álava). Disponible en: https://www.elcorreo.com/alava/20131209/local/terrible-historia-brigadista-nicola-201312090824.html.

-MONAGO, J. J. (1998): El Campo de Concentración de Nanclares de la Oca (1940-1947), Departamento de Justicia del Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz.
Post by Josu Santamarina Otaola (GPAC, UPV/EHU).

miércoles, 1 de agosto de 2018

Esta sí es la tumba del fascismo


Fotografía aérea del iglesario de Saa. Todavía estaba en pie la casa rectoral, y ya se ven nichos construidos en el atrio.

El otro día, durante la comida pantagruélica en una casa de Castroncelos, con motivo de la celebración de la fiesta parroquial, mantuvimos un debate interesante con un escritor y ex político gallego. Este hombre nos decía que los científicos no tenemos en cuenta la tradición oral, lo cual es un error porque de los desaparecidos en las cunetas no existe ningún tipo de documentación. Obviamente le dimos parte de razón por la primera cuestión, mientras que por la segunda le tuvimos que explicar que sí existen papeles en muchos casos, gracias a la justicia al revés practicada por los sublevados. El caso de O'Inverno es paradigmático en este sentido.
Gracias a Alejandro, excelente historiador, contamos con páginas y páginas que relatan pormenorizadamente lo que pasó en Saa aquel 6 de agosto de 1936, día caluroso, en el que las familias campesinas apuraban los trabajos de siega y maja de cereal. El juez instructor Mariano P.. Hickmann, capitán de Caballería en la plaza de Lugo, fue el encargado de hacer un seguimiento oficial del asesinato de Jesús Casas. Para ello solicitó el testimonio de dos vecinos, Eugenio Parada y Celestino Dacal, las dos personas que descubrieron el cadáver de O'Inverno en el camino de Pousa al alto de Santa Lucía.
Cuñado de O Inverno, también asesinado por los falangistas.
O'Inverno estaba tirado de bruces en el camino, con la cabeza ladeada hacia el oeste. Vestía un pantalón de lanilla gris, camisa oscura y zapatos de color, y una chaqueta vieja de pana tirada al lado. Eugenio Parada testificó que a las cuatro, seis individuos con distintivo de Falange Española y que decían venir de Sarria, le solicitaron les enseñase el camino a la aldea de Covadelas. Con él y con Secundino Dacal llegaron a la entrada de este lugar, en donde encontraron al difunto, que iba con un carro de centeno con el vecino de la misma, llamado José de Maceda. Ahí comenzó el via crucis de O'Inverno, tal como relata la tradición oral. Tras la autopsia el cuerpo quedó depositado en el cementerio de Saa. Al día siguiente llegó la viuda con dos hijas pequeñas. El cuñado compró una caja de madera para el entierro de O'Inverno. Al poco los falangistas lo sacaron de su casa y también lo pasearon. Evidentemente la investigación oficial no llegó a ningún sitio. Los requerimientos hechos a la Falange de Sarria cayeron en saco roto. En los partes diarios no había mención alguna a esa operación, si bien estaban autorizados por la comandancia de la Guardia Civil para detener a ese marxista extremista y violento  tan pronto se presentase ocasión. El 15 de enero de 1937 se decretaba el sobreseimiento provisional de la causa.


O'Inverno estaba afiliado a la CNT. Volvió de Cuba con ideas progresistas y estaba especialmente dotado para la oratoria. Con la victoria del Frente Popular destacó por los mítines que daba por tierras de O Incio y por oponerse a la privatización del monte comunal de su parroquia. Según la justicia fascista por el terror obligaba a la mayoría de los vecinos de la parroquia a compartir sus ideas destructoras. Este enfrentamiento con el status quo le pasó factura. Los asesinos de la Escuadra Negra de Eirexalba formada por convecinos, le tenían unas ganas tremendas. La tortura y el maltrato, certificados por el médico que hizo la autopsia, así dan fe de ello. En la parroquia de Saa también hubo falangistas que salieron de la nada ese verano de 1936. Todavía se recuerda a las mujeres de una familia, con camisa azul y pistola al cinto. Finalmente, O'Inverno fue enterrado en el atrio de la iglesia parroquial de Saa. La tercera localización que nos quedaba. A seis metros del muro oeste y pegado al muro sur, por el interior. El problema es que se han construido nichos en ese mismo punto, nichos que han destruido los restos ubicados en el subsuelo. En otros sitios ha permanecido el recuerdo de las víctimas, y la tradición prohibía enterrar o reformar esos espacios. En este caso no fue así. Hasta el punto que O 'Inverno descansa (o descansaba) debajo del nicho de familias que contaron con falangistas en su seno. Y aquí se cierra el círculo dramático de un hombre que murió por sus ideas. A día de hoy, su nieta, recibe amenazas en Eirexalba por querer saber qué fue de su abuelo. Suponemos que cierta gente tendrá males de conciencia. Nosotros no buscamos a los asesinos, sino a sus víctimas. Entre otras cosas porque los historiadores conocemos los nombres y apellidos de los perpetradores, uno por uno. Porque los falangistas de Sarria y Eirexalba eran tan animales que hasta el propio régimen tuvo que tomar cartas en el asunto.



domingo, 22 de julio de 2018

Via Crucis

Escuadra Negra de Eirexalba (en Ermida 2017: 66).
El terror fascista dejó una huella indeleble en la memoria de la parroquia de Saa. Como en toda investigación sobre la represión, aquí libramos una lucha entre la tradición oral y los documentos disponibles. Tras reunirnos con los vecinos en el local social, tras recoger varios testimonios, tras realizar entrevistas, podemos trasladaros aquí el relato trasmitido de generación en generación sobre la muerte de O'Inverno.

Espacio en donde la tradición oral sitúa la fosa de O'Inverno.
"Vinieron unos hombres deconocidos, decían que de la parte de Sarria, falangistas. Llegaron a Covadelas y el Inverno estaba desayunando con los dueños de la casa: ¡Vámonos, que éste ya ha comido y bebido bastante! Y lo llevaron a Saa, moliéndolo a palos por el camino. Uno decía mira qué patas más gordas tiene este conejo, y le arreaban con los mosquetones en las canillas. Llevaba unos pantalones cortos, hacía mucho calor. Iba todo ensangrentado, cayéndose a cada paso, con las manos atadas. Los falangistas no lo llevaron por la carretera sino que torcieron por el pueblo (Pousa) a la vista de todos. En aquella piedra una vecina les pidió que no le pegasen, que le quería dar un vaso de agua: No señora, este ya bebió bastante ya beberá allí arriba. Cogieron el camino al alto de Santa Lucía, y al llegar a O Poste, a la altura del pinar de O'Xexo le dieron a elegir cómo morir, si de culo o de frente, y él eligió de culo, mirando hacia el norte, hacia donde estaba su aldea de Eirexalba. Lo aperrillaron allí mismo. El cadáver quedó de bruces sobre el camino. Se avisó al pedáneo y dos hombres fueron a la iglesia a coger las andas de la Virgen, y así lo trajeron. Al día siguiente llegó su viuda con dos niñas pequeñas, dos de las hijas de O'Inverno".
A la izquierda, Carlos, Drácula, cantero de A Estación. A la derecha, Carlos, minero de Toreno, voluntario de la ARMH. Ambos son nietos de represaliados.
El relato del martirio de este hombre se fue modelando en el imaginario colectivo tomando como referencia el suplicio de Cristo. En esta zona contamos con otros ejemplos, como el médico rural Manuel Díaz, O'Pequeniño d'O Incio, que fue atado de manos a la cola de una caballo blanco y arrastrado durante kilómetros hasta su asesinato a manos de los mismos pistoleros que actuaron en Saa, es decir, la Escuadra Negra de Eirexalba. Desde la francesada y las carlistadas no se había conocido una ruptura tal del orden moral entre el campesinado. El terror implantado por los falangistas utilizó como herramienta básica la visibilización de la represión: exposición de cadáveres en las cunetas y los atrios de los cementerios, maltrato de las víctimas a la vista de los vecinos, etc... Todavía en 1944, en un periódico local de Sarria, ante la implantación de la guerrilla antifranquista, se recordaba a la población civil: ¡Aviso a navegantes. Cuidado con la Escuadra Negra!
Foto de final del sondeo arqueológico.
El relato popular, tan descriptivo a la hora de abordar el suplicio de nuestro hombre, no llega a concretar su lugar de enterramiento. La tradición sitúa la fosa de O'Inverno justo a la entrada del atrio, a la izquierda de la escalinata, en un recoveco cuadrangular pegado al muro. Durante décadas se utilizó este espacio para lanzar los cohetes el día de la fiesta, precisamente en el mes de agosto. Incluso algunos entrevistados nos cuentan que aparecían ramos de flores en ese preciso lugar.
El sondeo practicado aquí dio resultados negativos. La iglesia y el atrio se ubican en un pequeño espolón rocoso, por lo que el muro se encuentra en la ruptura de pendiente. Al poco de excavar ya aparece la roca madre, a pena morta.
Nos quedaban otras dos posibles localizaciones.
Drácula restituyendo el enlosado, tras acabar los trabajos arqueológicos.

Referencias:
Ermida Meilán, X. R. (2017). "Para nós o matar é una honra. As Escuadras Negras de Falanxe". En X. R. Ermida Meilán, E. Fernández Fernández, X. C. Garrido Couceiro e D. Pereira González (coords.): Os nomes do terror. Galiza 1936: os verdugos que nunca existiron: 63-80. Santiago: Sermos Galiza.