Durante la defensa del Frente de los Puertos, la República reorganizó sus efectivos en incontables ocasiones, renombrando y desplazando Batallones y comandantes, hasta que queda reorganizado definitivamente bajo la conocida "Agrupación de los Puertos", subdividida en varios sectores. Entre estos sectores, destacamos dos por su importancia en nuestra investigación: el sector de Tarna, comandado por Sánchez Noriega "Coritu" y el de San Isidro, comandado por Silvino Morán. A éste último le correspondía la defensa del Puerto de San Isidro y parte del Puerto de Señales, configurando todo un sistema defensivo que nuestra intervención va sacando a la luz.
A juzgar por las historias de quienes le conocieron, Silvino Morán parecía ser un buen hombre, inteligente y con cierto liderazgo. Minero y sindicalista, había participado activamente en la Revolución de 1934, tras la cual se exilia en Francia para evitar la represión. Regresa con la Amnistía de 1936, perteneciendo al Comité de Guerra de Aller, antes de fundar su propio Batallón. Sin embargo, no tuvo demasiada suerte en su cometido. En Mayo de 1937, inician un ataque sobre Lillo que les permite ocupar varias posiciones, que deberán abandonar por falta de munición ante el encarecido ataque franquista con tropas moras. Una patrulla de vanguardia es enviada con el segundo al mando de Silvino Morán encabezando la acción, pero serán descubiertos. Nos cuentan que el segundo de Morán, malherido, es localizado por dos falangistas que lo matan y le rompen las piernas con una pala para que entrase en la fosa, después de robarle las botas.
Tras éste suceso, un soldado republicano de apellido Fanjul, padre de uno de nuestros informantes, es ascendido a segundo del Batallón.
En Septiembre de 1937, ante la perspectiva de pasar un nuevo invierno en la zona, aguantando la nieve y el frio en las trincheras, sin apenas comida ni abrigo, la avanzada del sector de Lillo decide replegarse una línea, que era la más expuesta. Sin embargo, antes de poder completar la maniobra, las tropas franquistas inician un ataque masivo al Frente. El Batallón 241 Silvino Morán trata de resistir, pero es copado y finalmente cede San Isidro entre el 2 y el 4 de Octubre de 1937.
Tras la caida definitiva del norte, Silvino Morán, acompañado de Ángel de Misiegos, Dionisio Fernández, Asunción (su esposa) y la hermana de ésta, Elvira, emprenden una huida por los montes astur-leoneses, hasta que son traicionados por algún pastor de la zona. La noche del 25 al 26 de Noviembre de 1937, mientras duermen en el paraje de El Rasón, el encargado de hacer guardia les abandona. Poco tiempo después, falangistas y militares inician un ataque a la cabaña donde dormían con fusiles y granadas. Sorprendidos, tratan de organizar una resistencia como pueden: Elvira arroja las granadas que no explotan hacia afuera, pero tras horas de desesperada resistencia, Angel y Dionisio caen acribillados mientras Silvino Morán recibe un disparo en la cabeza que termina con su vida. Las mujeres, malheridas, fueron hospitalizadas y sometidas a un Consejo de Guerra que las condena a la prisión de Saturrarán. Ángel y Dionisio son enterrados en un pedregal próximo a la finca, donde permanecen. Pero a Silvino Morán le esperaba un trágico destino, como precursor del conocido Che Guevara...
Su cadáver es trasladado en una carreta hasta Moreda de Aller, donde es expuesto al público para recibir vejaciones y mutilaciones durante todo el trayecto, quedando durante varios dias en el escaparate del Casino del pueblo, como imagen de escarmiento y fin de un mito. Tenía 30 años.
http://historiadelconcejodealler.blogspot.com
A juzgar por las historias de quienes le conocieron, Silvino Morán parecía ser un buen hombre, inteligente y con cierto liderazgo. Minero y sindicalista, había participado activamente en la Revolución de 1934, tras la cual se exilia en Francia para evitar la represión. Regresa con la Amnistía de 1936, perteneciendo al Comité de Guerra de Aller, antes de fundar su propio Batallón. Sin embargo, no tuvo demasiada suerte en su cometido. En Mayo de 1937, inician un ataque sobre Lillo que les permite ocupar varias posiciones, que deberán abandonar por falta de munición ante el encarecido ataque franquista con tropas moras. Una patrulla de vanguardia es enviada con el segundo al mando de Silvino Morán encabezando la acción, pero serán descubiertos. Nos cuentan que el segundo de Morán, malherido, es localizado por dos falangistas que lo matan y le rompen las piernas con una pala para que entrase en la fosa, después de robarle las botas.
Tras éste suceso, un soldado republicano de apellido Fanjul, padre de uno de nuestros informantes, es ascendido a segundo del Batallón.
En Septiembre de 1937, ante la perspectiva de pasar un nuevo invierno en la zona, aguantando la nieve y el frio en las trincheras, sin apenas comida ni abrigo, la avanzada del sector de Lillo decide replegarse una línea, que era la más expuesta. Sin embargo, antes de poder completar la maniobra, las tropas franquistas inician un ataque masivo al Frente. El Batallón 241 Silvino Morán trata de resistir, pero es copado y finalmente cede San Isidro entre el 2 y el 4 de Octubre de 1937.
Tras la caida definitiva del norte, Silvino Morán, acompañado de Ángel de Misiegos, Dionisio Fernández, Asunción (su esposa) y la hermana de ésta, Elvira, emprenden una huida por los montes astur-leoneses, hasta que son traicionados por algún pastor de la zona. La noche del 25 al 26 de Noviembre de 1937, mientras duermen en el paraje de El Rasón, el encargado de hacer guardia les abandona. Poco tiempo después, falangistas y militares inician un ataque a la cabaña donde dormían con fusiles y granadas. Sorprendidos, tratan de organizar una resistencia como pueden: Elvira arroja las granadas que no explotan hacia afuera, pero tras horas de desesperada resistencia, Angel y Dionisio caen acribillados mientras Silvino Morán recibe un disparo en la cabeza que termina con su vida. Las mujeres, malheridas, fueron hospitalizadas y sometidas a un Consejo de Guerra que las condena a la prisión de Saturrarán. Ángel y Dionisio son enterrados en un pedregal próximo a la finca, donde permanecen. Pero a Silvino Morán le esperaba un trágico destino, como precursor del conocido Che Guevara...
Su cadáver es trasladado en una carreta hasta Moreda de Aller, donde es expuesto al público para recibir vejaciones y mutilaciones durante todo el trayecto, quedando durante varios dias en el escaparate del Casino del pueblo, como imagen de escarmiento y fin de un mito. Tenía 30 años.
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