sábado, 28 de julio de 2018

Marketing de combate

Propaganda de González-Byass. Museo de la Batalla del Jarama.
 
Las empresas capitalistas se ajustan a la realidad política del momento. Si hay monarquía, monarquía, si cae el rey, pues república, y si no, dictadura. Buen ejemplo del marketing orientado al momento político es la publicidad de la inmediata posguerra. 

De repente, todas las empresas se pusieron a saludar al Caudillo y a dar gritos de ¡Arriba España! No es que no fueran honestos, ojo. Muchos empresarios simpatizaban, como es natural, con el nuevo régimen. Pero independientemente de ello, es probable que también vieran el potencial económico de congraciarse con la dictadura, porque pronto iba a empezar el reparto de prebendas. 

El periodista Pedro Montoliú nos habla de este frenesí de marketing franquista que se vivió en abril de 1939:

Calzados La Imperial saludaba a sus clientes de toda España con los gritos de rigor "Franco, Franco, Franco ¡Arriba España!" y también el Vino Quinado, la compañía general de seguros Hispania o las cervecerías Alaska y Alemana gritaban "¡Arriba España!" y "la casa Lhardy que el Año de la Victoria celebra su primer centenario saluda a su distinguida clientela al iniciar sus operaciones después de la Gran Victoria".

La exaltación fue de tal envergadura que el 8 de julio el jefe del Movimiento en Madrid tiene que afirmar que "no es elegante utilizar como reclamo mercantil las figuras gloriosas del Movimiento Nacional". 

En realidad, los lemas políticos en los productos ya abundaban durante la contienda. Aparecieron entonces el coñac Requeté y el oloroso Falange Española.  E incluso antes de la guerra: los vaivenes políticos en la región de Jerez se dejaron sentir desde la proclamación de la República, cuando algunos bodegueros cambiaron la bandera de la etiqueta y eliminaron coronas reales y menciones al monarca.

No todo era fervor ideológico: la adhesión reportaba grandes beneficios económicos, como se puede observar a pie de trinchera. Las fortificaciones de los sublevados están tapizadas de trozos de vidrio de botellas de vino, jerez y brandy. En las que hemos estudiado, la gran mayoría se la reparten dos compañías: Pedro Domecq y González-Byass. 

 Restos de botellas de Pedro Domecq y González Byass en el Clínico.

Imagínemonos el negocio que supone suministrar hectólitros de alcohol a un ejército de cientos de miles de soldados. No es que los bodegueros fueran precisamente pobres antes de empezar el conflicto, pero este les supuso unos réditos económicos superlativos. Garantizados, además, por la supresión de los derechos laborales de los trabajadores. 


De hecho, ambos empresarios se pusieron inmediatamente al servicio de una sublevación que solo podía reportarles beneficios. A la famosa botella de Tío Pepe (de González Byass), cuyo diseño es de 1935, la reclutaron en el Ejército Nacional. En la imagen superior se la puede ver avanzando por un campo de escombros para llegar hasta Azaña. "El Tío Pepe es el vino / de los soldados de España", se lee en el cartel. Y nuestras excavaciones en el Clínico le dan la razón. Otra versión del cartel afirma que Tío Pepe es "lo único que no han podido destruir los rojos". González Byass incluso sacó series conmemorativas de la defensa del Alcázar:



"Imperial Toledo. Vino de Héroes".

En la Suscripción Nacional realizada en junio de 1938 para apoyar a la causa franquista, los González Byass destacaron por su generosidad. Lo sabemos porque se publicaban las contribuciones más importantes, con el fin de animar a otros posibles donantes. La familia cedió una copa repujada en oro de 10 kilos. Una nadería comparada con los beneficios que le tuvo que reportar el avituallamiento del ejército sublevado.


La primera víctima de la guerra es la verdad, dice la famosa frase. La segunda, aparentemente, el marketing.

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Montoliú, P. (2005). Madrid en la posguerra 1939-1946: los años de la represión. Ediciones Sílex.

Prado Herrera, M. L. de (2012). La contribución popular a la financiación de la Guerra Civil: Salamanca, 1936-1939. Ediciones Universidad de Salamanca.
 

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