miércoles, 25 de julio de 2018

Retrofuturismo

 Excavando el refugio 3.

Os cuento rápidamente que un servidor tiene que irse a dormir. Hoy empezamos a excavar en el interior de la galería del refugio 3 y ¡sorpresa! (otra). Resulta que no es una bocamina como la del refugio 1, es decir, una simple abertura en el suelo que da acceso a un túnel vertical. Esta es bastante más grande, estaba originalmente forrada de madera y tiene escaleras de acceso. Hemos encontrado ya cuatro peldaños, algunos tallados en el sustrato geológico y otros realizados con ladrillos reaprovechados del asilo. Sobre los peldaños  quedó abandonado un cargador de Máuser español y dos casquillos unidos por la boca. 

Cargador de Máuser y casquillos unidos.

Estos últimos deben de ser obra de un soldado aburrídisimo, quizá el centinela que tenía que estar pendiente de sus camaradas zapadores mientras estos trabajaban en los túneles. En el relleno de la galería además ha aparecido una palanca de una granada polaca wz gr 31 y, paradójicamente, una moneda republicana. Una acuñación de 25 céntimos de 1934. 

  
Moneda republicana y palanca de granada polaca.


Kemer, uno de los mejores dibujantes de la Guerra Civil, nos dejó una serie de ilustraciones de la guerra de minas en la Ciudad Universitaria que no se pueden contemplar sin sentir escalofríos. Especialmente cuando uno está excavando los restos de lo que él dibujó hace 80 años. Son unas escenas entre arcaicas y futuristas que solo se pueden describir como steampunk. Retrofuturismo puro.


Es quizá esta lucha subterránea la que se antoja más surreal de todas las que se libraron en la Guerra Civil. Guerreros del subsuelo armados con máscaras antigás, pistolas semiautomáticas, granadas, dinamita, cuchillos, picos y lámparas de carburo combatían a un enemigo invisible en las entrañas de la tierra. Las legendarias ratas de túnel de Vietnam tuvieron su precedente en Madrid en 1936. Es bien sabido que muchos de los que que lucharon en los túneles del Vietcong acabaron con serios trastornos psicológicos. Lo que sucedió a quienes combatieron en las minas de la Universitaria, en cambio, tenemos que imaginárnoslo.

 

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