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sábado, 1 de mayo de 2021

La estructura nº 1

Fotointerpretación del poblado central (según Luis A. Ruiz).

Mediante la utilización de las herramientas propias de la teledetección, la arqueología está descubriendo poblados y recintos monumentales bajo el manto impenetrable de las frondosas selvas de Centroamérica. Lo mismo ocurre con el Valle de los Caídos. A través de la investigación archivística y de la fotointerpretación, nuestro compañero Luis Antonio ha ido identificando las diferentes estructuras que conforman la primera zona de trabajo de nuestro proyecto: el campamento de la empresa Román, en donde hoy en día se dispone el poblado de los trabajadores de Patrimonio Nacional. Con esta información previa llegamos al Valle. El primer día llevamos a cabo una prospección extensiva de toda la zona para identificar en campo chabolas, basureros y áreas de actividad. Esta inspección visual nos permitió seleccionar una serie de estructuras de carácter habitacional, presumiblemente ocupadas en su día por los obreros y presos y sus familiares. Al mismo tiempo, peinamos con el detector de metales todo el entorno. Comenzaba nuestro viaje en el tiempo, una exploración que nos metía de lleno en la década de 1940.

La estructura 1 antes de su excavación. Vista hacia el N.

Parte del equipo arqueológico llegamos directamente de Galicia, en donde estuvimos excavando una casa campesina ocupada por la guerrilla antifranquista entre 1947 y 1949. Nuestra compañera Cristina está estudiando esta arquitectura doméstica rural y los cambios que conllevó la llegada de la Modernidad. Lo que nos muestra la arqueología es que este proceso no es lineal, sino que presenta rupturas y continuidades. En 1939 España había retrocedido décadas, si tenemos en cuenta los indicadores de desarrollo económico. En la inmediata posguerra, la construcción del Valle o de los primeros embalses se hicieron con técnicas premodernas, ante la escasez de materia prima, de bienes de equipo, de gasolina y de suministros. Pero se hicieron -con un gran coste humano. 

Proceso de excavación de la estructura 1. (Foto de Álvaro Minguito).

Por eso nos impresionan las estructuras rupestres del Valle, como la estructura nº 1 que hemos excavado esta semana. Es una construcción rectangular asentada directamente en el sustrato granítico y que aprovecha el roquedo como pared natural para protegerse del viento gélido del norte. Desde un punto de vista formal nos recuerda a una cabaña de la Edad del Hierro o a un eremitorio altomedieval. Pero no, estamos hablando de los años 40. En realidad, es muy parecida a otras construcciones que hemos exhumado en otros contextos similares, como en el destacamento penal de Bustarviejo en la sierra norte de Madrid. Allí también los familiares construyeron chabolas para estar cerca de sus seres queridos.

Dispersión de materiales en la cota superior del depósito.

De la estructura 1 se conserva apenas una hilada del paramento, levantado con grandes bloques de granito local. El interior estaba cubierto de maleza y de raíces secas. Una vez retirada la capa vegetal documentamos un gran depósito de tierra negra, de naturaleza muy orgánica y con evidentes restos de combustión. Esta gran mancha ocupa la mitad meridional de la estancia y continúa siguiendo la línea de la pendiente.

Depósito UE1001 definido en planta. Vista hacia el S.

Se dispone en algunas zonas directamente sobre la roca y en otras sobre un pavimento de saprolita, es decir, granito meteorizado empleado para elaborar un pavimento. Este tipo de suelos tienen una larga tradición. Los encontramos en yacimientos prehistóricos pero también en contextos rurales de la primera mitad del siglo XX.

Selección de materiales del depósito UE1001.

Este depósito (UE1001) contenía cientos de objetos de la inmediata posguerra. Creemos que esta estructura fue reutilizada como basurero por la familia que habitaba una cabaña ubicada al lado. Este totum revolutum nos recuerda a aquellos sobres-sorpresa que comprábamos de niños a comienzos de los años 80. A pesar de la variedad de objetos y fragmentos, podemos rastrear la presencia de un hombre adulto, que podría ser vigilante del campo: recogimos un cristal de gafas de sol, hebillas de uniforme, un botón con el águila franquista, una funda de puñal, una bala de Mauser y un casquillo no percutido con la pólvora dentro. Esta munición se corresponde con los fusiles rusos Mosin-Nagant capturados al Ejército Popular y que fueron transferidos a la Guardia Civil en la posguerra. La disciplina militar conllevaba prácticas de higiene y de cuidado de la indumentaria, como demuestra la aparición de un frasco de Búfalo empleado para dar lustre a las botas. Asimismo, las labores burocráticas propias del personal del campo se reflejan en la documentación de lápices, portaminas y tinteros.

Botón de uniforme militar y casquillo de Mosin Nagant. (Foto de Álvaro Minguito).

Este señor era el padre de, al menos, una niña. Hemos recuperado una suela de zapato, elaborada en un taller riojano, de la marca Zarina. Desde luego, esta familia compartía la dureza de las condiciones de vida en el Valle, pero tenía acceso a buenos suministros. Nos aparecen restos de medicamentos y evidencias de prácticas de consumo en donde no faltan las gaseosas, las bebidas alcohólicas y las paellas, de las que quedaron cientos de chirlas esparcidas por el depósito. Entre los materiales metálicos cabe destacar la presencia de clavos, vientos y objetos vinculados con la actividad del hogar, todos ellos realizados por procedimientos de herrería tradicional, posiblemente en una forja que existía en el Valle.

Suela de zapato infantil.

Los arqueólogos y las arqueólogas soñamos con la basura, somos así. Un vertedero es un contexto fantástico para nuestra investigación. Muros georreferencia con la estación total la ubicación de cada objeto para elaborar planos de dispersión. Candela, ya en laboratorio, sistematiza y cataloga cada uno de los restos. Cada cosa tiene una historia detrás. La tierra también: por eso recogimos muestras de carbón para llevar a cabo estudios antracológicos, así como muestras edafológicas para análisis geoquímicos.

Georreferenciación de piezas. (Foto de Álvaro Minguito).

La arqueología de campo es un proceso de construcción del conocimiento en el que cada día nos obliga a plantear nuevas hipótesis, a desechar unas y plantear otras. Creíamos estar delante de una chabola y nos encontramos finalmente ante un basurero vinculado al día a día de un vigilante del campo y de su familia. De ahí la importancia de una documentación rigurosa, completa y objetiva. Nuestro trabajo consiste en documentar estos vestigios materiales tal y como los encontramos, para recuperar la huella de todos y todas los que vivieron en el Valle de los Caídos, una huella que en muchos casos no se conserva ni en la memoria oral ni en la documentación existente.

Manilla para dar cuerda a un reloj. Seguimos viajando en el tiempo (Foto de Álvaro Minguito).






 




lunes, 9 de marzo de 2020

La (que pudo ser) tumba de Franco (III)


Desde luego, el Padre Eyré pudo haber sido un personaje valleinclanesco, o uno de esos paisanos que circulan por la Xente de aquí e acolá de Cunqueiro o por la Terra Brava de Fole. Si la vanidad es pecaminosa, esta falta no iba con nuestro cura, orgulloso de su devenir, siempre sintiéndose protagonista de la Historia con mayúsculas. Solo así se explica el texto autobiográfico que cubría la lápida funeraria hace un par de años y que ya no está. Todo parece indicar que el texto fue ideado por el párroco bastantes años antes de su fallecimiento en 2002. De hecho, es curioso que solo recoja una parte de su longeva existencia, aquélla más vinculada a su apoyo a la Cruzada:

SEPULTURA RESERVADA PARA LOS RESTOS MORTALES DEL ILUSTRISIMO SEÑOR. DON FRANCISCO EYRE LAMAS PARROCO FUNDADOR DEL SANTUARIO NACIONAL DE N. S. DE FATIMA IGUALMENTE PARROCO FUNDADOR DE LA PARROQUIA DE S. JOSE DE VILLADOMINGO EN BUENOS AIRES. FUNDADOR DE ACCION GALLEGA DE CRUZADOS DE SANTIAGO EN LA MISMA CAPITAL. COFUNDADOR DE LA AGRUPACION MONARQUICA ESPAÑOLA TAMBIEN EN BUENOS AIRES DELEGADO DE AUXILIO SOCIAL DE ESPAÑA. PROFESOR DEL INSTITUTO ESPAÑOL DE LISBOA DURANTE 3 AÑOS DE DONDE VINO PARA FUNDAR ESTE PRIMER SANTUARIO ESPAÑOL DEL INSTITUTO DE FATIMA AÑO DE 1944 MIEMBRO DE LA ASOCIACION HIDALGOS DE FUEGO DE ESPAÑA. TRABAJO PARA EL CONGRESO EUCARISTICO DE BUENOS ARES ESCRIBIENDO TRES LIBROS DE HISTORIA DE LA IGLESIA ARGENTINA Y DEL TRABAJO EN LA EPOCA COLONIAL. LOS PADRES JESUITAS DE LA IGLESIA DE MONSERAT SUS AMIGOS PARA REGRESAR A ESPAÑA EN PLENA GUERRA COMO EL QUERIA LE NOMBRARON PRESIDENTE DE LA PEREGRINACION AL PILAR DE ZARAGOZA CON VIAJE PAGADO Y ALGO MAS ESTA CONDECORADO CON LA CRUZ DE ISABEL LA CATÓLICA. EN BURGOS TANTO EL CAUDILLO COMO SU ESPOSA Y LOS MINISTROS DEL GOBIERNO. LE RECIBIERON OFICIALMENTE MUY AGRADECIDOS. QUERIAN QUE REGRESARA A AMERICA PERO NO QUISO POR LA MUCHA EDAD DE SU PADRE ENFERMO.
MURIO EN SU CASA DE ABRAL-CHANTADA-EL DIA DEL AÑO
DESPUES DE RECIBIR LOS SANTOS SACRAMENTOS D.E.P.


El historiador Luis Velasco Martínez ha estudiado detalladamente la labor llevada a cabo por individuos como éste para reclutar combatientes profranquistas entre la colectividad gallega de Buenos Aires. El órgano de los cruzados de Santiago, llamado Fé Gallega, se encontraba en la vanguardia propagandística de los sublevados en Sudamérica. A menudo empleaban el idioma gallego en poemas y elegías a Franco y a los marisquiños, los soldados gallegos que integraban el ejército sublevado. El Padre Eyré participó de todo el entramado religioso y civil establecido en Buenos Aires para apoyar la sublevación. El arzobispado y la Comisión de Damas de Buenos Aires organizaron en 1937 una colecta de objetos religiosos para enviar a Salamanca, ante la destrucción propiciada por los rojos. Sin embargo, jugó un papel más importante en este sentido, la red de entidades civiles por las que también pululaba nuestro cura: Centro Acción Española, Agrupación Monárquica Española (presidida por la princesa María Pía de Borbón de Padilla), Legionarios Civiles de Franco (dirigida por Soledad Alonso de Drysdale, viuda de un latifundista inglés ganadero) o el Socorro Blanco Argentino para la Reconstrucción de España.


Desde luego, el párroco de Centulle se murió con la satisfacción del trabajo bien hecho y hacía gala de sus servicios prestados en el largo epitafio de su tumba. Pero la historia de Eyré todavía presenta más líneas de fuga. Su proyecto estrella no solo se centraba en la construcción del santuario de Fátima, sino que quiso acompañarlo de unas escuelas, una especie de colegio de formación profesional para Inválidos Civiles. El antiguo castro, coronado por el santuario de Fátima, volvió a sufrir las ansias de este evergeta desaforado, ahora en los años 60. Para ello contó, de nuevo, con el apoyo de Carmen Polo y del Ministerio de Trabajo. Las instalaciones tenían talleres de recuperación, aulas de mantenimiento y maquinaria de última generación. Sin embargo, el proyecto se truncó con la llegada de la democracia. De esto hablaremos más adelante. Ahora toca revisar los nuevos servicios prestados por Eyré en el tardofranquismo. Nuestro cura consiguió fichar por el Ministerio de Asuntos Exteriores como asesor de Relaciones Culturales. Y entre 1959 y 1969, con la aquiesciencia de Fraga, fue el capellán de los trabajadores de la emisora  Radio Liberty, en Pals (Girona), radio anticomunista gestionada por la CIA. El cese de Fraga como ministro de Información y Turismo coincidió con el cese de este capellán. Su contacto estrecho con las altas esferas del régimen, su ideología monárquica y su trato personal con los Borbones exiliados en Estoril eran variables muy tenidas en cuenta por la CIA de cara al futuro de España.




  


domingo, 8 de marzo de 2020

La (que pudo ser) tumba de Franco (II)

Interior del santuario, junio de 2017. (Fot. de Pedro Rodríguez).

Chantada, década de 1940. La salvaje represión desatada por los golpistas acabó con el movimiento asociativo agrario, con las nuevas ideas progresistas traídas de América, con las tentativas laicizantes en el mundo rural. Con todo, la resistencia continuó. La guerrilla antifranquista campaba a sus anchas esos años, con la figura señera de O'Piloto, el último maquis abatido en España, en estas tierras, en 1965. En unos años de hambre y falta total de bienes de equipo, el régimen se lanzó a la construcción de puentes y embalses, empleando mano de obra esclava, esto es, prisioneros de guerra, los derrotados republicanos. Este es el panorama de la inmediata postguerra, la España de la Victoria, en la que juegan sus bazas el falangismo y la Iglesia, en una lucha denodada por controlar los resortes del Poder. En 1942 reaparece el padre Eyré en su tierra natal y encuentra el campo abonado del nacionalcatolicismo para llevar a cabo su sueño. Este cura, de alcurnia hidalga, tiene una perfecta agenda de contactos. Es amigo de don Juan de Borbón y la familia real, a quien visita en Estoril durante su estancia portuguesa. Su familiar Maruja Eyré es la secretaria personal de Pilar Primo de Rivera. Él mismo mantiene contacto estrecho con Carmen Polo y el Palacio del Pardo.

Tumba del padre Eyré dentro del santuario (junio de 2017). (Fot. de Pedro Rodríguez).

Para construir su templo, elige el recinto superior del castro de Centulle, propiedad de su familia. Con el solar a disposición del proyecto, busca consejo en un arquitecto que había sido ayudante de Antonio Palacios y que acabará vinculado al Valle de los Caídos: Pedro Muguruza. Mientras la II Guerra Mundial se dirime en los campos de batalla, en el corazón de Galicia este cura iluminado consigue el apoyo de Franco y en tiempo récord, en dos años, construye el santuario nacional de Fátima, inaugurado el 13 de mayo de 1945, cinco días después de la capitulación de Alemania. Al acto de inauguración acude el infante Luis Alfonso de Baviera y Borbón, sobrino de Alfonso XIII, militar del ejército sublevado que poco antes había combatido en la División Azul.

Tumba del padre Eyré, con cirios encendidos, en junio de 2017. (Fot. de Pedro Rodríguez).

Nombrado Rector del Santuario Nacional de Fátima, durante los años 50 recorre España a la búsqueda de fondos y donativos, para convertir su iglesia en centro de peregrinación. Incluso llega a sondear a la única pastorcilla de Fátima superviviente, sor Lucía, para que se traslade a vivir a Centulle, cual anacoreta del siglo XX. Sor Lucía ya conocía Galicia, en donde residió 21 años, entre Tui, Santiago, Rianxo y en Pontevedra. Su casa en el casco viejo de Pontevedra es el conocido como Santuario de las Apariciones. Como dignos herederos del padre Eyré, cura monárquico, los concejales del Partido Popular de Galicia en el ayuntamiento pontevedrés quieren fomentar el turismo religioso y relanzar este centro de peregrinación, en donde la vidente sor Lucía volvió a ver a la Virgen en 1925 y 1926 (sic).

La tumba del padre Eyré en la actualidad. La lápida ha desaparecido.

El nacionalcatolicismo continuó sin problemas en Galicia tras la transición democrática. Del franquismo al fraguismo, el nacionalcatolicismo apaño nuevos atrezzos, el regionalismo, los xacobeos y un Santiago Apóstol patrón más de Galicia (nai e señora) que de España. Una de las placas conmemorativas instaladas dentro del santuario nacional no deja dudas al respecto: por aquí pasaron personajes ilustres, como el Ministro de Educación Nacional Joaquín Ruiz Jiménez, en representación del Jefe del Estado (años 1950) y el presidente de la Xunta de Galicia Manuel Fraga Iribarne con sus conselleiros (sic).

Placa en recuerdo a los visitantes insignes, entre ellos Fraga y sus conselleiros (Fot. de Pedro Rodríguez).



miércoles, 3 de octubre de 2018

800 balas

Casquillos del campo de tiro de El Campillo (Fot. de J. Marquerie).
 
Montañas de basura. Agujeros de kilómetros cuadrados para la extracción de áridos. Un campo de tiro. En El Campillo lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer. El estruendo cadencioso procedente de la fábrica anexa, con cierto aire sonoro a La Guerra de los Mundos, da paso a fiestas de cumpleaños infantiles en el pinar. Los niños, carne de piñata, aparecen de vez en cuando con una bala en las manos, con un casquillo de Cetme. Para los padres, que no han hecho la mili, todo el monte es orégano. Al menos en las trincheras los infantes están controlados. Este paraje se integra en un parque natural en el que hay una laguna artificial, una megafinca privada, una vía de ferrocarril y una fábrica enorme de piezas metálicas. Podríamos definir El Campillo echando mano de conceptos como el de no-lugar, pero quizás la clave esté en su naturaleza brutalista. Brutal fue la batalla del Jarama y todo lo que vino después.
 
 
Este paisaje brutalista es codiciado desde hace tiempo como decorado para películas, spots publicitarios, series de televisión e influencers varios. Ahí tenemos a David Bisbal y el vídeoclip de su tema Duele demasiado (el título no se refiere a su propia música).  Estos parajes quedan estupendos para recrear el paisaje bélico de Siria, por ejemplo, o para un sketch de José Mota para Nochevieja. La crueldad no tiene límites. Muy manido también es usar la vía del ferrocarril para ambientar situaciones de zozobra. Durante nuestra excavación, un amplio equipo de televisión estuvo dos días allí grabando el intento de suicidio de un protagonista de la serie Cuéntame. Los cantiles, los cortados del macizo del Piul llaman también a jóvenes emprendedores. Como las chicas de una tienda de zapatos de moda, que pasaron una tarde tirando fotografías con una modelo para el book del negocio. En la última visita guiada ya, directamente, nuestras excavaciones se convirtieron en platós de grabación.
 
 
Este proceso de apropiación audiovisual de El Campillo es un paso más en la despolitización y deshistorización del paisaje bélico de la batalla del Jarama. Como diría Pierre Bourdieu, prevalece hoy en día la amnesia de la génesis. Por eso tiene valor el proyecto patrocinado por el ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid, aunque sea solo para volver a historiar este espacio y recuperar su sentido de lugar. En todo caso, también nos parece interesante rastrear arqueológicamente este proceso de conversión de El Campillo en un recurso icónico para la ficción. Y aquí es donde necesitamos de vuestra ayuda. En la prospección hemos encontrado material de fogueo empleado en producciones cinematográficas. Según nos cuentan desde el ayuntamiento, se grabaron algunos cortos hace décadas, pero nadie acierta a localizar el título de las obras ni la fecha de grabación.
 
 
Tal como están las cosas en nuestro país, es más factible que aquí triunfe un centro de interpretación del spaguetti western, antes que un aula didáctica sobre la batalla del Jarama, con su espacio musealizado y todo. El Campillo podría ser, o ya lo es, el Texas Hollywood de 800 balas, la película (año 2002)  de Álex de la Iglesia ambientada en los shows para turistas en los poblados del Oeste de Tabernas, Almería. Algo parecido ocurre con otros escenarios de la guerra civil española, como el Belchite Viejo, en donde se han grabado desde pelis porno a anuncios de videojuegos de guerra, de la mano de Arnold Schwarzenegger.
 
 

viernes, 21 de septiembre de 2018

Súbeme la radio, el parte es mi canción

Antenas de RNE en Arganda del Rey

Las marquesinas de las calles de Madrid están repletas de carteles promocionales de una serie de éxito: Las chicas del cable. Uno de los responsables de arte de la serie, Miguel, es un asiduo al ciclo de conferencias y de visitas guiadas que hacemos en Rivas-Vaciamadrid. Incluso ha participado de voluntario en las excavaciones. Según nos comenta, le hace tremenda ilusión conocer de primera mano el pasado fosilizado en el lugar en el que vive. Esta producción televisiva nos cuenta los avatares de un grupo de mujeres que llegan a la capital en los años 20 para trabajar en el incipiente sector de las comunicaciones, en la única compañía telefónica del país. Los nuevos medios de comunicación emergen como una herramienta más para el desarrollo y modernización de la España que salía de la Restauración. La radio, en concreto, se convierte en un medio de difusión codiciado por los políticos que gobiernan el país.  Unión Radio y su revista Ondas, monopolizaban la radiodifusión en aquella época.


Enseguida los sublevados echaron mano de la radio no solo como medio propagandístico, sino como una herramienta más para imponer a la población el nuevo status quo. Las alocuciones de Queipo de Llano desde Radio Sevilla, incitando a la violación de mujeres republicanas, son algunas de las páginas más negras de la historia reciente de nuestro país. Es curioso cómo este tipo de personajes sanguinarios se vinculan a los primeros momentos de formación de lo que será Radio Nacional de España. Así pues, Millán-Astray fue el primer responsable de esta entidad, que empezó a emitir desde el Palacio de Anaya de Salamanca el 10 de enero de 1937. De allí pasó a Burgos, en donde intelectuales fascistas formaban una suerte de think tank para poner a andar el Nuevo Estado, vinculados a la Oficina de Prensa y Propaganda. Uno de ellos era un paisano mío de la terra de Lemos, el falangista Luis Moure Mariño, en cuyas memorias podemos encontrar abundante información sobre esos comienzos bélicos de RNE. Las primeras emisiones fueron posibles  gracias a un aparato Telefunken, donado por la Alemania nazi. Aún hoy en día mucha gente llama el parte al telediario o a las noticias horarias de la radio. El parte (concepto militar, claro) se iniciaba a toque de cornetín y más adelante con la Generala, adaptación de una llamada  militar a reunión del siglo XV. Esta querencia por las marchas militares explica que cuando se da un golpe de estado reaccionario, desde el Ejército, siempre se interrumpen las emisiones para dar paso a música marcial. Todo un anticipo de lo que viene.


Desde lo alto del macizo del Piul tenemos una soberbia panorámica de la zona de Arganda del Rey. Entre la llanada destacan, como cipreses metálicos, las antenas de lo que fue, durante décadas, el centro emisor de Radio Nacional de España, la zona cero de la radiodifusión en el franquismo y gran parte de la democracia. En la recta de la carretera de Chinchón, en la cuneta, se pueden ver sillas, supuestamente sin dueño, y al lado, depósitos de basura, con bebidas, condones, pañuelos y demás cultura material, restos de un área de actividad reciente vinculada a la prostitución. A ambos lados de la carretera, cercadas y con vigilancia 24 horas, se encuentran los edificios abandonados de RNE. Los primeros se construyeron en 1944 y el último (edificio principal y almacén de materiales) en 1954. El estilo arquitectónico se inscribe claramente en el monumentalismo fascista, aquel que seguía la consigna de Franco:

Es necesario que las piedras que se levanten tengan la grandeza de los monumentos antiguos, que desafíen al tiempo y al olvido, y que constituyan lugar de meditación y de reposo en que las generaciones futuras rindan tributo de admiración a los que les legaron una España mejor.

Franco supervisa el proyecto del Valle de los Caídos.

Sobreimponer esta arquitectura sobre el paisaje de la batalla del Jarama fue un medio más para sancionar la Victoria y condenar al olvido a los vencidos. El autor de estos edificios para la onda corta fue Diego Méndez (1906-1987), arquitecto de la Casa Civil de Franco y Consejero de Arquitectura de Patrimonio Nacional. Él fue quien modeló el paisaje del nacionalcatolicismo, metiéndole mano al palacio del Pardo, los palacios reales de Aranjuez, Riofrío, La Zarzuela, los Alcázares de Sevilla... Pero sin duda, pasó a la historia por haber proyectado el Valle de los Caídos.
En una entrevista a ABC el 21de julio de 1957 hablaba de la pesadilla que supuso para él diseñar una cruz de hormigón y cemento de más de 200.000 mil toneladas, con 150 metros de altura desde la base y 46 metros de longitud en sus brazos:

Un día, de modo inesperado, mientras aguardaba que mis cinco chiquillos se vistieran para ir a misa, absorto, casi iluminado, casi instrumento pasivo, el lápiz en la mano con el que hacía arabescos en un papel, sin darme cuenta dibujé exactamente la Cruz tal y como está ahora en su material clavada en la elevación poderosa.

Méndez reconoció que había ochenta condenados (sic) entre los 2.000  operarios del valle de los Caídos, que han jugado, día a día, con la muerte...  Y triunfado de ella.
Sin palabras.

Fotografía de Javier Marquerie.


Referencia hemerográfica
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Israel Viana. 2013. La "pesadilla" de construir la cruz del valle de los Caídos, ABC, 23-9-2013.

martes, 11 de septiembre de 2018

La casa de Benjamín



Nos dicen a los arqueólogos contemporáneos con mucha frecuencia que abrimos heridas, que rompemos España, que removemos los traumas del pasado... Da igual lo que excavemos y al bando al que pertenezcan los restos. Parece que excavar la historia reciente no es bueno. Es algo peligroso. 

Ojalá quienes opinan eso vinieran al campo a vernos a excavar. Para que vieran con qué mimo, con qué cuidado y con qué pasión recuperamos los fragmentos del pasado (de todos los pasados) y los sacamos de nuevo a la luz. No para enfrentar a nadie, sino para recordar. Recordar, claro, a veces es incómodo, pero así es la Historia. La Historia es lo que duele, que decía Fredric Jameson.

Hoy nos visitó en la excavación de la Casa de la Peña Blanca Benjamín Pampliega. Benjamín fue de los últimos vecinos en habitar Vaciamadrid, o más bien sus ruinas. Cuando el Servicio Nacional de Regiones Devastadas inauguró el actual Rivas Vaciamadrid, su familia se mudó a una de las casas nuevas. Benjamín y los suyos habían vivido entre los edificios arruinados por la guerra desde el año 1944. Su infancia la pasó jugando entre los bosques y las huertas del Soto de las Juntas. Y encontraba monedas de cobre en los campos arados -como las que ahora recogemos nosotros en nuestras prospecciones.

La de Benjamín era una familia extensa: la formaban sus padres, su abuela, ocho hermanos y dos primos, hijos de una tía que había quedado viuda. Trece personas bajo el mismo techo. Un techo que tuvieron que construir ellos mismos cuando llegaron a Vaciamadrid. El pueblo había quedado arrasado por los combates y pocos edificios se mantenían más o menos en pie. El que mejor se conservaba era el antiguo ayuntamiento, con gruesos muros y dos plantas, pero sin tejado tras los bombardeos.

Oír a Benjamín es como leer a Delibes. Habla un castellano maravilloso, con palabras que muchos ya no conocen. "Encendíamos los fogones con tarugos de taray que recogíamos en el soto", me dice. 

En la carcasa del ayuntamiento vivían sin luz, ni calefacción ni agua corriente. No en la Prehistoria, sino hace sesenta años. Pero su testimonio podría ilustrar la excavación de los restos medievales que también encontramos en la Peña Blanca. Benjamín trabajó en los campos de labor de la zona, como tantos vecinos de Vaciamadrid - el campo de Madrid desde época musulmana, la huerta de la ciudad. No hay asomo de amargura por esa niñez y esa juventud duras, por esa vida entre los escombros. 

Le pregunto si le parece bien que excavemos la casa de su infancia y me dice que le encanta. Y oír eso es mejor que encontrar un tesoro.

Después de la conversación me acerco al sondeo que practicamos en el ayuntamiento. Él recordaba que en la pared de la fachada había una cenefa muy bonita de baldosas. Al llegar al solar me fijo en el suelo y ahí esta, entre las tejas rotas, el mortero y los ladrillos: un azulejo decorado con una greca. La casa de Benjamín.

domingo, 9 de septiembre de 2018

La caza

Stand improvisado con los materiales arqueológicos de El Campillo. Visita guiada de ayer.

La pareja de jóvenes guardias civiles, tras una breve inspección visual de las trincheras de El Campillo, se acerca a nosotros y nos solicita el permiso oficial de la intervención. Al dárselo, el cabo exclama, un tanto contrariado: ¡ay va, cuatro páginas! Parece que se acumula el trabajo. Serán cosas del síndrome postvacacional. Llevamos cinco días imaginándonos la vida cotidiana de los soldados que aquí estuvieron en la guerra civil, hemos recogido munición diversa, pero estos dos agentes de la Benemérita son los primeros hombres de carne y hueso que vemos armados por estos parajes. Evidentemente no han sido los únicos en las últimas décadas. La visita guiada de ayer fue una buena ocasión también para poner orden en el registro arqueológico documentado. En esta actividad de socialización enseñamos, pero también aprendemos, claro. Entre los asistentes, un amante de la caza nos señala un detalle interesante. Entre la munición moderna que adscribimos al campo de tiro, este hombre nos indica que los casquillos finos de mediano tamaño son, sin duda, una evidencia material de la actividad de cazadores furtivos. A ellos se unen los restos de cartuchos para escopeta de postas de la casa ORBEA. Fauna humana y salvaje hay bastante por aquí. A cada poco, en la excavación, vemos correr a conejos azorados por la presencia de topos humanos, esto es, arqueólogos.
 
Cartel promocional de La caza (1966).
 
La caza es una película estrenada en 1966 y que logró el Oso de Plata en el Festival de Berlín ese mismo año. Dirigida por Carlos Saura y producida por Elías Querejeta, fue grabada en parajes parecidos a estos de Rivas, solo que ubicados en Seseña y Aranjuez. El film recrea una jornada de caza en la que participan tres amigos, ex combatientes de la guerra civil que lucharon juntos en ese mismo espacio treinta años antes. Es curioso cómo gran parte de los escenarios de batallas emblemáticas como Brunete o Jarama se encuentran todavía hoy en propiedades de latifundistas que prohiben el acceso a las parcelas, muchas de ellas convertidas en cotos de caza. Los protagonistas de la peli se entregan a la caza de los conejos. Jaulas y madrigueras son un símbolo de la asfixia de la postguerra. El mundo subterráneo de las trincheras se asemeja a las madrigueras. Los arqueólogos también tenemos las nuestras.
 
Nuestra compañera Carlota excava una madriguera arqueológica (horno con chimenea excavado en la roca).
 
Algunos lances son una crítica despiadada al silencio decretado por la dictadura en torno a los vencidos en la guerra. En una escena, uno de los amigos desvela un secreto a otro. Lo introduce en una pequeña gruta (como las que podemos ver hoy en día en estos cantiles del Campillo) y le enseña el cadáver insepulto de un soldado de la guerra civil. ¿Por qué no lo entierras como Dios manda? clama el colega. Cincuenta años después el gobierno de este país sigue pasando de los despojos humanos en trincheras y cunetas. Entre los viejos olivos del valle del Jarama descansan en fosas anónimas los brigadistas internacionales que aquí cayeron.
 
Fotograma de La Caza: esqueleto de soldado de la guerra civil en una gruta.
 
La jornada de caza acaba de manera dramática. Los tres amigos se acaban matando a tiros. Uno de ellos ya lo había vaticinado en un diálogo estremecedor al comienzo de la película: La mejor caza es la caza del hombre.
Lo que parecía un refugio en la posición republicana del Campillo se está descubriendo como algo más monumental. Nos encontramos ante un auténtico nido de ametralladora. En el hormigón de la plataforma elevada se conservan las improntas para calzar las ruedas de, probablemente, una Maxim.
 
Los podomorfos de ametralladora, en el momento de su descubrimiento.
 
Los dos agujeros recuerdan sobremanera a un tipo de grabados rupestres prehistóricos, denominados podomorfos, porque tienen forma de pie humano. En Galicia, investigaciones recientes datan estos motivos en la Edad del Hierro y los vinculan a rituales célticos de soberanía por parte de las élites locales. Estos podomorfos suelen grabarse en hitos rocosos del paisaje, con una amplia visibilidad sobre el entorno. Si obviamos el pinar y la fábrica actuales, en 1937 el servidor de ametralladora republicano tenía una espléndida vista de gran parte del escenario de la batalla: el valle del Jarama se encontraba a sus pies. Aquellos reyezuelos célticos, como los jefes tribales africanos o los reyes taumaturgos medievales (tan bien estudiados por Marc Bloch en Francia) eran quienes de garantizar la supervivencia de la comunidad, la fertilidad de los campos y la riqueza de sus reinos, a través de su presencia, de sus sentidos. En gran medida, el que maneja una ametralladora en un conflicto contemporáneo, desde una posición privilegiada como esta, actúa de manera parecida. Es dueño del destino de esos hombres, que como conejos, avanzan en campo abierto, a menudo entre fuego cruzado. En su mano está la vida y la muerte. No suele haber piedad con estos hombres-máquina cuando son apresados. Responsables de auténticas carnicerías, son ejecutados en el acto.
 
Proceso de excavación: la plataforma elevada definida en planta. Todavía queda 1 m hasta el suelo.
 
Contamos con abundante documentación referida a soldados de los dos ejércitos que se pasan al otro lado en el sector vinculado al espolón de Vaciamadrid y en Coberteras. Las declaraciones tomadas a estos tránsfugas son muy interesantes para conocer (con las debidas cautelas) la realidad que se vivía en las trincheras. Traemos aquí el caso de un joven de Portugalete (Bizkaia), de 19 años de edad, llamado Santiago Revuelta. Cenetista, se alista en la 9ª Bandera del Tercio para intentar librarse de la represión. El 8 de marzo de 1938, a las 21:30 se pasa a las filas republicanas. El agente de Información que lo entrevista recoge las vicisitudes de su huida, en el apartado FORMA DE LA EVASIÓN:

Poniéndose de acuerdo con otro compañero para pasarse a nuestras filas fueron descubiertos, siendo muerto uno de ellos y subiendo el alférez a la chabola donde se encontraba el declarante. Fue sacado en camisa, diciéndole que fuese a hablar con su compañero que estaba atado en la alambrada, siendo agredido con tres bombas "Laffite" y ráfagas de ametralladora, consiguiendo a pesar de estar herido llegar a nuestras líneas, encontrándose hospitalizado.

Detrás de los casquillos, los restos de granadas de mano o de mortero, se encuentra siempre la caza del hombre. Y esto no se cuenta en paneles a pie de fortín, centros de interpretación, maquetas ni unidades didácticas. Se prefiere el eufemismo de guerra entre hermanos. Hermanos que mataban a otros como conejos.
 
Fotograma de La caza.

Fuente documental: Archivo General Militar de Ávila. II Cuerpo Ejército. 18.ª División. Estado Mayor. Legajo 1086. Carpeta 3.


martes, 17 de julio de 2018

La trinchera de la derrota

Momento en que el coronel Prada resigna el mando entre las ruinas del Asilo de Santa Cristina. 28 de marzo de 1939.

La buscábamos desde el año pasado y por fin la encontramos. La trinchera que fue testigo del final de la contienda en Madrid, tras dos años y medio de combates, privaciones y muerte. Es la última trinchera de la Guerra Civil Española. La trinchera de la derrota para unos, de la victoria para otros. Nos preguntan con frecuencia qué buscamos en esa trinchera y la respuesta es que no buscamos nada. Simplemente queremos encontrarla, sacarla a la luz. Convertirla en memoria tangible, aunque solo sea durante el tiempo que dura nuestra excavación. Palpar el drama que condensa esa zanja: la antesala de una posguerra implacable pero que todavía, en el momento fosilizado en esa trinchera, todavía no ha tenido lugar. Es saber lo que sucede después lo que le da todo el sentido.  

 A la izquierda, escombro que rellena la trinchera. A la derecha, ruinas del lavadero del asilo.

El final de la guerra en la capital se escenificó a pocos metros de esta zanja, frente al pabellón del Asilo de Santa Cristina que estamos estudiando por segundo año consecutivo. Aquí el coronel Prada cedió el mando al coronel Losas y posteriormente se dirigió hacia el ramal de comunicación que conectaba el sector del Clínico con la retaguardia franquista. Por esta zanja que ahora excavamos pasaron los últimos actores del conflicto.


Los oficiales se retiran por la trinchera de comunicación entre las ruinas del Asilo de Santa Cristina.



La historiografía conservadora ha puesto enfasis en la confraternización entre los soldados de uno y otro bando que habría tenido lugar tras la rendición: "una 'reconciliación espontánea está viniendo, como casi todo lo bueno en este bendito país, desde abajo...", escribe Fernando Calvo (1). Si esta ocurrió, duró realmente poco. Porque tras la guerra vino una paz salvaje. Fue la hora de la venganza. Detenciones masivas, torturas, juicios sumarísimos, ejecuciones, ajustes de cuentas. Pocos soldados de la República se ahoraron el paso por un campo de concentración. 

Muchos de los mandos del Ejército Popular que no huyeron al exilio fueron condenados a muerte. Buena parte de ellos las verían conmutadas por penas de cárcel, pero su vida quedaría dañada para siempre. Ese el caso del coronel Prada, que vivió nueve meses con una condena a muerte en firme y pasó 17 años en las prisiones franquistas. Incluso oficiales como el coronel Matallana, que colaboraron activamente con los sublevados para lograr la rendición, sufrirían represalias y humillaciones y pasarían el final de sus días en la miseria.  Otros militares que desempañaron un papel clave en la Batalla de Madrid, como Antonio Escobar y José María Enciso, no fueron tan afortunados y se los fusiló sin contemplaciones. 

La última trinchera de la Guerra Civil no marca el inicio de la paz, sino el de la venganza.

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(1) Fernando Calvo González-Regueral, 2012. La Guerra Civil en la Ciudad Universitaria. Madrid: La Librería.

miércoles, 4 de julio de 2018

CSI Repil (VIII): La huida


 
 
Archivo municipal de Galdakao (Archivo de la Diputación Foral de Bizkaia).
Durante las labores de vaciado documental que estamos haciendo en el marco del proyecto dirigido por nuestro compañero Xabier Herrero, sobre los refugios antiaéreos del Gran Bilbao, nos encontramos con un interesante documento de 1939 referido a la corporación municipal franquista de Galdakao. Ante la solicitud cursada por el alcalde a las autoridades militares, para que los concejales fuesen armados con pistola, la empresa Unceta y compañía, rauda y veloz, envió al ayuntamiento publicidad sobre su producto estrella: la pistola ASTRA con sus variantes (pistola carabina y demás). Estas pistolas del 9 largo (de esta marca y otras) son una suerte de fósil director arqueológico tanto de la guerrilla antifranquista como de la Guardia Civil encargada de acabar con ella. En la publicidad del modelo 400, cal. 9 mm largo, todavía se hacía referencia a su uso reglamentario por el ejército, carabineros y escolta presidencial, cuando ya Franco había acabado con los carabineros y con la República.


 
Los guerrilleros del noroeste ibérico, a la altura de 1949, iban mal armados. Contaban con pistolas, mosquetones y naranjeros (subfusiles republicanos de la guerra  del calibre 9 mm largo) procedentes o bien de su etapa en el Ejército republicano del norte, o bien de requisas a somatenes y falangistas o bien de combates con la Guardia Civil. La Benemérita adoptó la pistola semiautomática Star Modelo 1922 calibre 9 mm largo (fabricada por la casa Bonifacio Echeverría) como arma reglamentaria del cuerpo en 1922. En 1943 las unidades que luchaban contra la guerrilla comenzaron a usar una variante con un dispositivo moderador de fuego en ráfaga (modelo AD). A su vez, los guardias empleaban como arma reglamentaria el mosquetón Máuser español, modelo 1916, del calibre 7 x 57 mm o el Máuser 98 Mod. Coruña 1943 en calibre 7,92 x 57 mm.

Casquillos y proyectil de pistola del 9 largo vinculados a la huida de Segura.
 
Conociendo este contexto armamentístico, si encontramos en campo, en un escenario de combate de los años 40, casquillos percutidos del 9 largo, lo más seguro es que seamos incapaces de dilucidar quién disparó, si guerrilleros o guardias civiles. En Repil hemos localizado vainas percutidas de ese calibre. Lo que podrían ser hallazgos aislados, comienzan a tener sentido si abordamos un estudio integral de la escena del crimen que combine fuentes orales, documentales y arqueológicas. Así pues, no solo podemos intentar reconstruir el asedio a la vivienda de los Amaro, sino también detectar indicios de la huida de un guerrillero que logró escapar, eso sí, herido: Fermín Lada Segura.

Fermín Lada Segura, fotografía de la derecha.
 
Ante el fuego enemigo que acabó con la vida de sus tres compañeros en la Porta da Horta, Fermín reculó, entró precipitadamente en la cocina y dedicó unas últimas palabras a la señora Teresa, instándola a que cuando entrasen los guardias ellas jurase y perjurase que los había acogido obligada. Acto seguido salió por la puerta principal disparando frenéticamente su naranjero y se dirigió hacia la casa vecina. Como ya comentamos con anterioridad, la Guardia Civil tenía establecidas dos líneas de defensa, una más atrasada en el muro de cierre de la casa da Adela y otra en un muro de separación de fincas entre ésta y la casa de los Amaro. Los sitiadores habían ocupado con morteros el pequeño otero en donde se ubican unas canteras, el punto más alto desde el que batir la casa de los guerrilleros. Fermín se encontró con una lluvia de balas procedente del punto exacto en donde encontramos, gracias al gradiómetro, una reseñable concentración de casquillos de pistola, (prácticamente calcinados por el último incendio de octubre de 2017.) Un guardia civil vació un cargador completo, al menos. Uno de estos disparos impactó en la mandíbula del guerrillero, hiriéndolo de gravedad. Cerca de este punto,  Fermín  decidió desviarse e intentar alcanzar el camino hacia Cereixa, en dirección Norte. Es allí precisamente en donde encontramos un proyectil entero de pistola y otro casquillo. Fermín corrió ensangrentado unos 3 km hasta llegar a Cereixa, en donde fue acogido en la casa rectoral por el cura párroco don Plácido.

Distribución de los materiales bélicos registrados.
 
Los marcajes que hemos podido identificar en los casquillos de pistola del 9 largo y en la guía de peine de Mauser no dejan lugar a dudas: coetáneos y coherentes con la cronología de los hechos, ya que fueron fabricados en la Pirotécnica de Sevilla en 1944 y 1948.

Marcaje de uno de los casquillos: Pirotécnica de Sevilla, año 1948.
 
A pesar de la repoblación forestal, de los incendios, de la erosión provocada por las lluvias torrenciales, de las obras en las cunetas de la carretera, de la apertura de pistas y de la reocupación de la casa en las décadas de 1940 y 1950 hemos podido acceder a la materialidad de los combates del 20 de abril de 1949. Este modesto y humilde ejemplo de Repil muestra la potencialidad de la arqueología del pasado contemporáneo como herramienta útil para ilustrar y comprender mejor episodios dramáticos de nuestra historia reciente.

Resultados del gradiómetro en la zona de huida de Segura. El círculo verde señala la zona de contaminación metálica, en la que se localizó el primero de los casquillos.


 

jueves, 28 de junio de 2018

CSI Repil (VII): El asedio

Áreas intervenidas y metodologías empleadas.
 
Al mediodía del 20 de abril de 1949 efectivos de la Guardia Civil procedentes de Ponferrada y de Monforte de Lemos, con más de una docena de oficiales acompañados del correspondiente número de subalternos, llegaron en jeeps y autobuses, rodearon las dos casas e incluso movilizaron morteros emplazados en vagones sobre la vía del tren. En la vecina casa de O Pericallo se encontraban Rocesvinto, su novia María Luisa Centeno y los dueños de la vivienda, dos hermanos, enlaces de la guerrilla (Ramón y María López Casanova), mientras que en la casa de Repil se hallaban reunidos Guillermo Morán, O Porreto, O Guardiña, Saúl Mayo y Segura.
 
Áreas intervenidas y metodologías empleadas, sobre el vuelo americano de 1956.
 
La estrategia de la Guardia Civil consistió en atacar primero la vivienda en que se hallaba Rocesvinto para obligar a los compañeros de la otra casa a acudir en su ayuda. Al iniciarse el tiroteo y la quema de la casa de O Pericallo (se emplearon morteros, gasolina y bombas de mano), los guerrilleros acogidos por la señora Teresa en Repil se encontraban en el salón comedor, la mejor estancia de la vivienda, con las paredes encaladas y dos ventanas que hacían de este espacio el más luminoso de la casa. Al escuchar el estruendo, uno de los maquis se asomó a la ventana que da al patio. En nuestras excavaciones hemos registrado fragmentos de cristal de este vano. La tradición oral preservada en la familia Amaro, así como testimonios de otros guerrilleros, señalan que los hombres de la II Agrupación salieron por la Porta da Horta con la intención de cruzar la carretera, parapetarse y atacar a los guardias por la retaguardia. Lo que desconocían era el alcance del asedio de la Guardia Civil, que había dispuesto tres líneas, la más retrasada con ametralladoras en el muro que delimita la era de la casa vecina da Adela, la intermedia  en el vallado que separa las propiedades de las dos viviendas y una avanzadilla en las inmediaciones de la zona en la que se ubica el actual pozo.
 
Líneas de ataque del asedio de la Guardia Civil.
 
1. Ventana del comedor. 2. Porta da Horta. 3.Puerta por donde huyó Segura. 4. Avanzadilla de la Guardia Civil.
 

Nuestra estrategia de trabajo combinó distintas metodologías. Procedimos a la excavación en área de la entrada a la Porta da Horta, a la prospección intensiva con detector de metales de toda la huerta y a la prospección con gradiómetro de una amplia zona entre casa, tomando como referencia el muro intermedio y un altozano desde el que se batía fácilmente la vivienda de los Amaro y que creíamos jugó un papel fundamental en el sitio y los combates. La combinación de las diferentes metodologías citadas nos ha permitido reconstruir lo que ocurrió el 20 de abril de 1949 así como contrastar la fiabilidad de las diferentes fuentes disponibles: la versión oficial de la Guardia Civil, la tradición oral y el propio testimonio de guerrilleros que no estuvieron en el lugar de los hechos.
 
Materiales bélicos documentados, georreferenciados sobre el vuelo americano.
 
Materiales bélicos documentados sobre fotografía aérea actual. El rastro de los casquillos se corresponde con el camino hacia Cereixa, ruta elegida por el herido Segura para escapar del asedio. 
 
Una avanzadilla de las fuerzas represoras consiguió acceder a los aledaños de la huerta de la casa de los Amaro. Aquí documentamos un casquillo de fusil Mauser, una guía de peine y un casquillo de una trazadora de fusil ametrallador. Estas son evidencias materiales de los disparos  efectuados desde aquí en dirección a la Porta da Horta. De acuerdo con la tradición oral, como dijimos, por aquí salieron los guerrilleros para intentar socorrer a su jefe, sitiado en la vecina casa de O Pericallo. En este punto (Porta da Horta) fueron abatidos tres de los guerrilleros (Morán, O Porreto y O Guardiña) que no tuvieron ninguna opción para defenderse. En esta zona recogimos, prácticamente juntos, dos casquillos de pistola del nueve largo, correspondientes al arma reglamentaria de la Guardia Civil. Creemos que se corresponden con el tiro de gracia, lo que evidenciaría una práctica común en la lucha contra la guerrilla dese la Ley de Bandidaje y Terrorismo de 1947: la aplicación de la Ley de Fugas, las ejecuciones extrajudiciales y el asesinato de heridos.
 
Materiales localizados en la zona desde la que la Guardia Civil disparó en dirección a la Porta da Horta.
 
Los dos casquillos de pistola del 9 largo documentados en el exterior mismo de la Porta da Horta.